Archive for the 'tele' Category

27
Oct
13

El Peor Videoclip de la historia

Llevo unas semanas enganchado a las últimas temporadas de “Padre De Familia”, y lo puedo decir sin rubor, “Padre De Familia” me gusta más que cualquier otra serie de animación. Que nadie me entienda mal, adoro “Los Simpson”, es una serie que llevo viendo, casi ininterrumpidamente desde que tenía once años y se estrenó en horario nocturno en aquél programa de modernas de la dichosa movida en el que se incluía un episodio, en la 2 (por aquél entonces, TVE2). Menuda cara puso mi padre cuando le dije que quería ver una serie de dibujos a las once de la noche. ¿Alguien más en la sala que viera la serie por vez primera entonces? Sin embargo, la realidad es que han pasado 22 años y la sobreexposición ha sido brutal. Y sobretodo, no nos engañemos, las últimas temporadas de “Los Simpson” resultan tremendamente aburridas. Sigo siendo capaz de descojonarme de risa con el episodio de (por escoger uno al azar) Gabbo, pero veo uno de estos episodios que Antena 3 anuncia a bombo y platillo como nuevos, y me deja frío. De hecho, puede que sea una macabra casualidad, puede que no, pero desde que el actor que doblaba a Homer falleció, los episodios, en general, comenzaron a decaer. También puede ser que Carlos Ysbert tomara las riendas del malogrado Carlos Revilla (quien doblaba a Homer Simpson y a … KITT, el coche fantástico!!) en la temporada 12, y claro, una docena, son muchas temporadas.

El caso es que el otro día, viendo “Padre De Familia”, en una escena Peter está aleccionando a sus hijos Chris y Meg, y menciona lo que califica como “el peor videoclip de la historia”. Ahí saltaron las alertas. El documento que seguía a continuación era espeluznante. Peter Griffin estaba en lo cierto. Es el peor videoclip de la historia. Es el clip de “Dancing In The Street” de Mick Jagger y David Bowie.

Pero antes, pongamos unos antecedentes. Se trata de un dueto que Jagger y Bowie grabaron en 1985. Si repasamos las carreras de ambos en aquella época, podemos concluir que no estaban en su mejor momento artístico. Bowie tenía 38 años por entonces, y estaba en una de sus etapas más flojas, acababa de grabar “Tonight” (1984), que seguía la estela de la fama que le proyectó aquella decepcionante mutación que sufrió su personaje con “Let’s Dance” (1983), si bien conquistó un público y un mercado más masivo. Jagger tenía 42 años, y a los Stones en barbecho, en una de sus crisis de los 80s. De hecho, acababa de grabar su primer LP en solitario, “She’s The Boss” (1985), poniendo sus esperanzas en poder triunfar a lo grande sin necesidad de tener que aguantar a Keith Richards y a su pasado en los 60s y 70s. Algo que no ocurriría jamás.

Total, ambos eran unos cuarentones (Bowie, casi), reliquias de un sonido pretérito que la chavalería veía como algo alejado. Nada que no le pasara a la mayoría de los popes del rock de los 60s y 70s, que iban dejando de ser jovencitos, y perdiendo el respaldo mayoritario de la Juventud (dicho así, en mayúsculas), lo que los llevaba, a menudo, a realizar movimientos absurdos. Una crisis de los cuarenta en plena regla. Échenle la culpa a Pete Townshed y a sus versos lapidarios como “I hope I die before I get old”.

Como mínimo hay que valorar que se trataba de un proyecto de carácter benéfico, enmarcado en los fastos del celebérrimo “Live Aid” de Bob Geldof. La idea que tenían los dos prendas, Bowie y Jagger, era cantar en directo un dueto, estando Sir Mick en el JFK Stadium de Nueva York y Bowie en Wembley. Parece ser que al final lo vieron demasiado complicado, y decidieron tomar un atajo más sencillo. De modo que se lanzaron a la grabación de este clásico del soul, “Dancing In The Street”, que popularizaron Martha & The Vandellas en 1964, y que co-escribió nada más y nada menos que Marvin Gaye. Una gran canción, sin duda. ¿Por qué esa versión y no otra? Podría ser malvado y decir que Bowie estaba dispuesto a grabar cualquier cosa que conjugara el verbo “dance” en su título. Pero en realidad no tengo ni idea del por qué.

Lo que sí que está claro es que en 1985 la MTV era lo más de la modernidad, y la grabación de videoclips resultaba ser algo obligatorio para tener cierta presencia en el mundo de la música. Obviamente, Bowie y Jagger no se iban a conformar con la publicación de un EP de 7”, expresión, dicho sea de paso, que suena tan antigua como el pleistoceno superior.

Y allí es donde la cagan. Porque la verdad es que la versión del tema en cuestión no está nada mal, si bien no aporta gran cosa más que la producción ochentera. Pero bien, en general. No obstante, veamos el vídeo y luego continuamos:

Decorado de mierda, un muro ruinoso y un exterior en lo que parece una mezcla entre hangares y polígono industrial. De noche. Y unos aspectos que asustan. Jagger, no lo olvidemos, ya en la cuarentena, luciendo una de esas camisas de corte anchísimo que se gastaban en la época, pantalones de pinzas vaporosos y unas bambas blancas. Nunca ha sido el paradigma de la elegancia en escena, de acuerdo. ¿Y Bowie? Lo de David Bowie no tiene perdón de dios. Una suerte de mono de una pieza, o pantalón y camisa del mismo tejido, no acabo de apreciarlo, en unos tonos negros y estampado de camuflaje militar. Diríase que ha sido confeccionado a base de bolsas de basura. Y una gabardina digna del detective Colombo.

El clip al completo se compone de los dos divos, solos, bailando la cancioncilla. Bailando. Parémonos en este punto. ¿Vosotros recordáis cuando José Mota (lo siento, me hace gracia este tipo) se pone el disfraz de Blasa y se pone a bailar? Pues algo así. Como si la coca y el alcohol hubiera corrido a mansalva durante las seis horas previas a la grabación, y ambos estuvieran en pleno subidón eufórico. Como cuando te tajas tanto que te desinhibes y acabas en una discoteca a las cinco de la mañana bailando los hits ochenteros de revival como si te fuera la vida en ello, rodeado de tus amigotes que presentan un estado igual de lamentable que el tuyo y os tomáis el bailar “Take On Me” de A-Ha como un trabajo de equipo. Por favor, reconoced que vosotros también os habéis visto en esa tesitura.

Me avergüenza un poco el comentario, por tener un cierto tufillo homófobo, pero es de lo más gay que les he visto hacer a estos dos pollos, Bowie y Jagger. Quiero decir, parecen una imitación del mariquita bailongo hecha por Arévalo. Un chiste de sarasas en una discoteca. Y puedo reconocer que como amante de los hits más ochenteros, me gusta mucho esta “Dancing In The Street”, y que probablemente hacer el monguer de esa manera es la mejor manera de mover el buyate a su ritmo. Pero, y ya me perdonaréis mi mitomanía y mi seriedad, no me gusta ver a dos colosos como David Bowie y Mick Jagger dejando para la posteridad un documento gráfico más digno del de mis primos en la boda de nuestra prima segunda. Por favor, repasad momentazos como el minuto 2:35 , 2:05 o 1:55.

Y ya está. Y ese es el videoclip. Ni un cuerpo de baile. Ni un decorado de más. Todo grabado en una noche, como si fueran esos furtivos que no tienen permiso de rodaje. Hay que reconocerles, no obstante, su sentido del humor, o de la oportunidad, mírese como se quiera, para grabar un vídeo meneando sus culos juntos, haciéndose esas carantoñas, después de los ríos de tinta que corrieron en su época sobre una supuesta relación erótico-festiva entre ambos cantantes en los 70s. Verdad o mentira, la ladina Angie Bowie, ex-esposa de David, se encargó de propagar que los había pillado en la cama. Otros van más allá y hablan de una relación amorosa, no sólo sexual. Lo cual pudiera ser cierto, claro, y me parecería muy bien. Solo que no me lo acabo de creer.

Al final, la canción en cuestión resultó más exitosa que la propia carrera en solitario de Jagger. Y desde luego mejor que los discos de mediados de los 80s de Bowie. Pero para la posteridad nos legaron este terrorífico documento gráfico. El peor videoclip de la historia. Como les dice Peter Griffin, muy serio, a sus hijos Meg y Chris: “Y nosotros… lo permitimos…”.

 

Canciones:

Hanoi Rocks: «Tragedy»

Morcheeba: «The Sea»

Toot & The Maytals: «Never Grow Old»

13
Oct
13

hemeroteca: black eyed peas. Rockdelux, 1999

De entrada, dos conceptos que me resultan bastante ajenos. Por un lado, la revista Rockdelux, paradigma de publicación aburrida para modernos y snobs. Por otro lado, esos fabricantes de hits para las discotecas y las FMs de medio mundo. Así que vayamos con las consabidas acotaciones.

Rebuscando entre mis pilas de revistas, encontré unos cuántos números de la revista Rockdelux. El cómo acabaron en mis manos, resulta ser algo cuanto menos peculiar. Todo viene de mi época estudiantil, cuando pasaba bastante rato en la biblioteca municipal de mi barrio. En los descansos, o durante los períodos de distracción, me acercaba a la sección de prensa, a ojear diarios y revistas. Y la dichosa Rockdelux siempre estaba. Y sí, ojeaba la revista Rockdelux, tal vez en busca de algo… no sé, quizás me estaba perdiendo algún apunte de modernidad que podría cambiar mi visión de la música. Evidentemente nunca llegó, pero durante diez minutos, me hacía pasar el rato. Un buen día, una de las bibliotecarias me comentó que estaban haciendo limpieza, tirando revistas pasadas, y que como me había visto ojeándolas, me ofrecía si quería llevarme a casa algunas. Sinceramente, me supo mal decirle que no, y acabé con varios números de Rockdelux, de las que me quedé unas cuantas en las que habían una serie de reportajes resumiendo distintos aspectos de lo que había sido, musicalmente, esa década de los 90s.

850 pesetazas que costaba, no era moco de pavo...

850 pesetazas que costaba, no era moco de pavo…

En lo que a los Black Eyed Peas se refiere, no me avergüenza decir que algunos de sus hits tienen su gracia. Por lo menos para su contexto, el de una discoteca o una radio convencional. El clásico “I’ve Got A Feeling” me parece un hit muy bien hecho, de esos que uno ya no puede soportar escuchar ni una vez más, a causa de su sobreexposición. Y bueno, sus primeros éxitos me recuerdan a una época muy fiestera que pasé, en el que solía acabar en locales muy poco rockeros, y en donde siempre, tarde o temprano, el DJ acababa pinchando alguna de sus canciones.

Así, llegamos a la confluencia de ambos conceptos, Rockdelux y Black Eyed Peas. No hace mucho, ojeando una de las revistas que os mencionaba anteriormente, en concreto el número de RDL 163, de mayo de 1999, me topaba con una reseña de un disco de los Black Eyed Peas. Una curiosidad. Aquí la tenéis.

RDL peas1

la foto 3

Como se puede ver, es una reseña hecha por un Óscar Broc que por entonces no tenía esa fama mediática de apariciones radiofónicas y televisivas que tiene actualmente. Nada que objetar, de hecho, los hermanos Broc, como colaboradores en programas, me caen bien. En fin, como se puede leer, hay más de un elogio a su concepto de hip-hop. Está claro que era otra época, y los tiempos de pasar a ser un cuarteto, con maciza incluida (Fergie) todavía quedaban lejos. Por entonces eran un trío masculino rapero. Supongo que todo el mundo tiene derecho a querer ganarse las habichuelas, y si me puedo comprar un Jaguar, pues mejor que mejor, y parece que Will I. Am vio claro que los cuartos no estaba en el hip-hop sino en la música de baile.

... sin la maciza Fergie no es lo mismo...

… sin la maciza Fergie no es lo mismo…

Habrían varios inconvenientes: seguramente la revista Rockdelux nunca jamás les volvería a reseñar un disco, y también, seguramente, ya no recibirían los elogios de Óscar Broc. Sospecho que la pena por ello les durará a los Black Eyed Peas el tiempo que tardan en quemar un billete de cien dólares para encenderse un puro. Y en cuanto a la revista Rockdelux, pues hace años que no ojeo ningún ejemplar, y supongo que seguirán con su rollo snob y pretenciosamente aburrido de siempre. No os creáis, durante los 80s aparecían por sus páginas personajes como Loquillo  o Willie DeVille, que jamás esperaríamos encontrarnos en tal publicación. Pero eso os lo reservo para otra entrega de esta hemeroteca.

 

Canciones:

Santana: «Guajira»

The Flaming Sideburns: «Loose My Soul»

Hanoi Rocks: «Tragedy»

 

 

09
Sep
13

Honest Man

Esta es una pequeña historia para mostrar que a veces, lo que llega a los discos no es siempre lo mejor. Alguna vez lo he explicado, yo descubrí a los Rolling Stones a través del disco “Voodoo Lounge” (1994). De acuerdo, probablemente no es la forma más ortodoxa de comenzar a escuchar a esta banda. Pero diablos, “Voodoo Lounge” era un muy buen disco!

En esa época solía escuchar cada tarde de sábado el programa que Jordi Tardà tenia en Catalunya Ràdio. Tardà es un stoniano de los cansinos, pero el tío muestra pasión en lo que hace, y tenía contactos. Una tarde pinchó un par de canciones que habían estado en la lista de posibles para “Voodoo Lounge” pero que al final se quedaron atrás. Una de ellas era esta “Honest Man”, hoy en día, fácilmente localizable en Youtube:

Y bueno, no me diréis que no suena francamente bien. Es un rock stoniano clásico, con esas bases endurecidas y esa fantástica harmónica. ¿Por qué se quedó fuera? ¿Todas las canciones que se incluyeron en “Voodoo Lounge” son mejores que esta “Honest Man”? Definitivamente, no. Cosas de la banda, qué sé yo. Los Rolling Stones suelen preparar algo así como una treintena de canciones para cada disco, y de esa lista, van filtrando, puliendo y regrabando hasta quedarse con el conjunto de temas definitivo. Sin duda, podría haberse guardado, si no para “Voodoo Lounge”, para su continuación, “Bridges To Babylon” (1997), que supuso una decepción mayúscula.

Pero en fin, las cosas son como son, y esta canción permaneció, y permanecerá en el anonimato, como decía Carlos Carnicero en aquél mítico programa “Confesiones”. Tal vez cuando se publiquen los archivos de los Stones, se incluya. Tal vez no. Porque os hablaba al principio de esta entrada que Tardà pinchó, aquella tarde de 1994, dos canciones que iban a entrar pero al final se quedaron fuera del LP. La primera era el mencionado “Honest Man”. Y la segunda, era una balada, “Anyway You Look At It” que sorprendentemente incluyeron en aquél disco “Rarities 1971-2003” y que jamás ha tenido continuación.

Canciones:

The Beat: «I am your flag»

Phoenix: «Run, run, run»

Bunbury: «El viento a favor»

26
Ago
13

Barry Weiss

Nos las prometíamos muy felices con la TDT. ¡Multitud de canales! ¡Oferta variada! Al final, como suele pasar en esta vida, y más si se trata de televisión, la TDT ha resultado ser un bluff considerable, y a los canales convencionales se les ha sumado una retahíla de emisoras en donde lo que reina es la cutrez o la repetición constante de la programación de los canales de toda la vida.

De todos ellos tan sólo salvaría los dos canales de películas, La Sexta3 y Paramount Channel, con todos los peros que se les pueda poner, que son muchos, y finalmente, Energy, básicamente por la emisión de shows de la TV americana doblados, a medio camino entre los reality y la divulgación. Y de todos ellos, me quedo con “Storage Wars” o como lo traducen en español, “¿Quién Da Más?”… no preguntéis qué clase de bromista le endosó ese título.

En fin, no deja de ser una tontería como otra cualquiera, de las muchas chorradas que me entretienen. Pero de quién quería hablar… qué diablos, hablar: mostrar respeto y admiración, es de uno de los protagonistas, Barry Weiss.

Los guantes!!!

Los guantes!!!

Lo que me interesa de Weiss es el hecho de que se trata de un señor mayor, no he encontrado datos acerca de su edad, pero más de sesenta seguro que tiene. Pero pese a su edad, luce un aspecto molón, fuera de los cánones que se esperan de un tipo de su quinta. Camisas de bolos, zapatos rockabilly, chaquetas de cuero… por no hablar de sus característicos guantes de esqueleto. Un tío con estilo.

Será que uno ya nota que no es el insolente jovencito que escribía por aquí hace unos años, no puedo sino respetar a alguien que a pesar de la edad, no ha sido engullido por los tópicos (éticos y) estéticos socialmente impuestos. Por si fuera poco, es un coleccionista de vehículos, entre muchas otras antigüedades.

Por lo poco que he podido averiguar sobre Weiss en Internet, parece ser que hizo bastante dinero, como para retirarse y dedicarse a su hobby y su pasión, las antigüedades. Por supuesto que cuando uno está bien calzado, es más fácil saltarse ciertas imposiciones sociales. Aunque lo que me atrae de ese personaje es el aspecto, reflejo de su ánimo de pasarse convencionalismos por el forro, pero también la pasión que refleja, aunque le cueste gastarse dinero en objetos que muchos calificarían de estupideces, y ese individualismo, ese ponerse el mundo por montera e ir como quiere y hacer lo que quiere, sin atender a opiniones externas o incluso mofas.

Hay sólo dos tipos en este mundo capaces de lucir dignamente una camisa como esta: Barry Weiss y Charlie Harper.

Hay sólo dos tipos en este mundo capaces de lucir dignamente una camisa como esta: Barry Weiss y Charlie Harper.

Qué queréis que os diga, en un mundo tan gris como el que vivimos, especialmente cuando uno se mete de lleno en el aburrido universo adulto de obligaciones y presiones sociales, respeto especialmente a quien lleva la vida a su manera. Y qué duda cabe, a quien viste de un modo tan molón. A sus años.

Canciones:

The Beatles: «Getting Better»

S.C.O.T.S.: «Banana Pudding»

D-Generation: «Frankie»

08
May
13

El Mundial De Italia ’90

Cuando era un chavalín me interesaba mucho más jugar al fútbol que verlo por TV. Así, pues, no tengo grandes recuerdos del fútbol de los 80s. Sí me acuerdo que el equipo de mi padre era el FC Barcelona, y como es lógico, el mío también. Aquella época fue francamente complicada para todo culé, no se ganaba ni al parchís, y una victoria sobre el Real Madrid podía salvar una temporada, aunque hoy en día parezca imposible de creer. ¿Cómo acabé tragándome partidos del mundial de Italia de 1990? Pues no lo tengo muy claro, la verdad es que tengo recuerdos difusos. Tal vez fuera la influencia de “Campeones (Oliver y Benji)”.

Yendo yo a remolque lo que los demás me decían, amigos, familia, compañeros de clase, inevitablemente la cosa pasaba por seguir los partidos de la selección española. El combinado de aquél año estaba dirigido por Luis Suárez, quien lo fue todo en el fútbol español, estrella en uno de los Inter de Milán más gloriosos y el único jugador nacional que ha ganado un balón de oro. Su trayectoria en los banquillos, sin embargo, no fue gran cosa, y no pasó de los tres años al frente del equipo español. Esa selección estaba copada por jugadores de la Quinta Del Buitre, sin embargo, la presencia de tipos como Génar Andrinúa ya hacía presagiar que no nos encontrábamos ante un equipo de técnica depurada.

Bélgica, Corea del Norte y Uruguay eran los rivales en la primera fase. España debutaba frente a Uruguay, y recuerdo como si fuera hoy a un chaval uruguayo de mi barrio emocionado con ese choque, y destacándome las virtudes de Rubén Sosa y de Rubén Paz, dos nombres que me parecían de lo más jocoso, pero de los que nunca me atreví a reírme frente a ese muchacho, no era plan de herir susceptibilidades nacionales.

Rubén Sosa. El cromo...

Rubén Sosa. El cromo…

Lo divertido de los mundiales son los equipos que acceden inesperadamente. En esa ocasión, estaba la selección de Costa Rica, la de los Emiratos Árabes o la de Escocia. En este último caso, resultó ser todo un acontecimiento, perfecto para que miles de hooligans escoceses asolaran tierras italianas, aprovechando la excepcional participación de su selección, poniéndose hasta el ojete de alcoholes varios y tratando de liarla lo máximo posible mientras el equipo se hundía con una trayectoria mediocre que no pasó de los 3 partidos básicos. Irvine Welsh daba cuenta de ello en su novela “Cola”, que es de lo mejor que he leído del autor de la celebérrima “Trainspotting”.

Dos tipos que se acercaban a edades razonables como para el fútbol de primer nivel, tuvieron una participación notable, me refiero al clásico portero de Inglaterra, Peter Shilton, quien cumplidos los 40 defendía la meta inglesa, y de Roger Milla, que a sus 38 seguía capitaneando al Camerún que tenía a Tommy N’Kono como guardameta. De Milla puedo recordar su celebración de los goles bailando frente al banderín de córner, algo que hoy en día cualquier alevín hace en su partido interescolar, pero que en 1990 NADIE hacía en el regio y vetusto fútbol europeo. Roger Milla jugaría otro mundial más, en 1994, con 42 años. Poca broma.

Roger Milla, el bailongo...

Roger Milla, el bailongo…

Mi recuerdo más vívido lo tengo en la eliminación de la selección española, en octavos de final. Allí estaba yo, una calurosa tarde de verano, sólo frente al televisor, seguramente mi padre estaría trabajando. Se jugaba el cruce con Yugoslavia… sí, suena a la prehistoria… en fin, sea como fuere, marcó primero Yugoslavia, cuando el cero a cero amenazaba con llevar el partido a la prórroga. Y ahí comenzó un tramo emocionante, con Salinas empatando cinco minutos más tarde, pero con un triste gol yugoslavo en el minuto 91 que enviaba a los españoles para casa. Obviamente, todo ese coñazo de la roja y de los torneos ganados y el buen fútbol estaban a años luz. Lo de entonces era patadón y tentetieso, y orgullo torero, y gallardía española, y todas esas chorradas más propias del Siglo de Oro castellano, es decir, que se les va la fuerza por la boca y al final, armada invencible hundida.

Dos jugadores, finalmente, se quedaron grabados en mi memoria, de ese mundial: Totò Schillaci y Lothar Matthäus. De este último, qué decir. Uno de los grandes del fútbol, que lució junto a la última selección alemana campeona, llevándose el torneo en la final frente a Argentina. Fue la última participación como RFA, antes de la unificación. En cuanto a Schillaci, de nombre Salvatore, aunque se le conocía como Totò, como el jodido perro de Dorothy, la de El Mago De Oz, resultó ser de esos jugadores que brillan exageradamente en un mundial, para luego desinflarse. Sin embargo, Baggio, quien no figuró tanto en esa Italia que quedó en 3º lugar, acabó siendo mayor estrella.

Mascota fea, fea...

Mascota fea, fea…

¿Y Holanda? ¿Qué pasó con esa Holanda de los Van Basten, Gullit, Rijkaard, Koeman, Wouters, Blind o Wistchge (AKA richi wichi)? Pues que tuvieron la mala suerte de toparse con la RFA demasiado pronto. Cosas de los mundiales.

A partir de ahí me engancharía a ver fútbol, con la llegada de Cruyff al Barça, con las emisiones de Canal + y con el hacerme más mayor y pasar de jugar a fútbol en las calles a ver futbol en la tele. Del Mundial de Italia’90 guardo en el recuerdo esa extraña mascota, que intentaba destilar modernez y diseño transalpino, y, sobretodo, el videojuego Italia’90, que me proporcionó muchas horas de diversión en mi Master System II.

Horas y horas perdidas (invertidas?) en este videojuego...

Horas y horas perdidas (invertidas?) en este videojuego…

 

Canciones:

The Rolling Stones: «Dandelion»

Ocean Colour Scene: «Weekend»

The Strokes: «12:51»

 

 

20
Abr
13

ON THE ROAD AGAIN: SAN DIEGO (y 6)

Esta es otra historia de aeropuertos, aviones y horas que pasan a velocidad de tortuga. Una vez más, y para no perder la costumbre, os escribo desde un aeropuerto. En esta ocasión, desde el lounge de American Airways. Nada, muy flojito este lounge, nada que ver con el lujo y la comodidad de Londres, Frankfurt, Barcelona o, el top de los tops, Doha. Qué queréis que os diga, alguna ventaja debe tener el pegarme estos palizones de viajes, ¿no? Porque os lo digo aquí y ahora, el aeropuerto de San Diego es una basura. Parece ser que está en reforma, y que hay una futura re-apertura anunciada para algún momento del presente 2013. Pero de momento, un triste bar para poder cenar algo, y un Starbucks. El destino es Londres Heathrow, y luego, Barcelona. Pero mi vuelo tiene un retraso de al menos una hora, por lo que las carreras en Heathrow para coger mi conexión pueden ser de órdago…

Esta tarde está todo el mundo enganchado a la televisión, porque parece ser que se ha arrestado al segundo sospechoso, el que escapó vivo, de los atentados de Boston. De hecho, he estado impartiendo un curso, y tenía a uno de los asistentes que se pasaba TODOS los breaks y tiempos muertos viendo la tele a través de su iPhone. Supongo que si alego eso ante el juez, se lo tomará como atenuante y no me castigará severamente por haberle atravesado el occipital con su puto Smartphone. La verdad es que no he estado muy al tanto de los acontecimientos, y no podría decir mucho acerca de qué ha pasado. Llevo toda la semana desconectado de la actualidad, y oye, se vive muy bien.

Mi semana ha estado metida en Roma, no la ciudad, que también, sino la serie. No he oído muchos elogios hacia la misma, pero para mi gusto, está muy bien. Tiene el sabor de los péplums clásicos, pero con el nivel de morbo en forma de sexo y violencia explícita que lo aleja de ser un producto apolillado. No se centra, sin embargo, en el sexo y la violencia, no hablamos de Spartacus. La base histórica es bastante buena y se nota que hay cuartos ahí metidos. Nada de un croma y cuatro sábanas a modo de toga. Estoy disfrutando mucho de la primera temporada.

Y al final, me esperan 10’30h de vuelo hacia Londres, más algo más de 2 horas de Londres a Barcelona. De modo que lo mejor es ejercitar la paciencia y ponerse en modo zen. No vaya a ser que el juez ya no atienda a mis atenuantes. See you tomorrow.

Canciones:

Kiss: “Comin’ Home”

Mötley Crüe: “Home Sweet Home”

Carlos Gardel: “Volver”

25
Mar
13

lo mejor de la semana. semana 18 + El Neverending Tour se detiene en Praga

Esta noche he llegado a Praga, y cinco minutos en la cálleme han servido para darme cuenta de que la primavera en casa es un puro espejismo. Por aquí la temperatura nocturna es de -4ºC, queridos. Así que la cosa va en serio.

Aterrizaba tarde, y nada más salir del avión, he recordado que tenía que cambiar moneda, porque la República Checa es UE pero no está en el euro. Así que es Europa, pero menos. Lo cual, a estas alturas de la película, uno ya no sabe si es bueno o malo. O regular, como todo. Esta Europa que sirve como excusa para atornillar a sus gentes cuando las cosas van mal dadas, pero que también era como esa “tieta” a quien le pedías dinero para comprar un libro de la facultad y te lo acababas gastando en bebercio, que muchos ha habido lucrándose de los fondos europeos de un modo irregular, y ahora ya no me refiero sólo a políticos y banqueros, sino a personas que en realidad están mucho más cercanos de lo que nos queramos fijar. En definitiva, muy mal llevado, todo.

Y aquí estoy un domingo más, después de una semana muy mala en la que no he podido actualizar como toca, y me encuentro con la tesitura de presentar de nuevo un “Lo Mejor De La Semana” cuando la última entrada ya resumía lo mejor de la semana anterior. Pero hay que mirar hacia adelante, y pensar que esta semana (santa) que comenzamos en unos quince minutos, irá mejor. De modo que veamos lo mejor de la semana pasada:

3.- “No Saldré Vivo De Este Mundo”: el debut novelístico de Steve Earle, había leído muy buenas opiniones, y aunque no sea un gran fan de Earle, más por desconocimiento que por desafección, me parece un tipo interesante que todavía tengo en el debe, más allá de un par de escuchas de su disco “El Corazon”. Y de momento, no me decepciona. Ya hablaré del libro como es debido, cuando lo acabe, pero no me he podido aguantar.

2.- “Los Ojos De la Guerra”: anoche pillé, por casualidad, en la 2 de TVE, este documental sobre los reporteros de guerra. Y me quito el sombrero ante un documental bien hecho, ensalzando la figura, claro, una figura que no deja de tener ese componente romántico del aventurero, y sin embargo, sin caer en el elogio barato. De esas veces que enciendes la tele sin muchas pretensiones y, oh, sorpresa, vale la pena.

1.- Jamiroquai – High Times 1992-2006: Ok, no se trata de un personaje muy querido por la parroquia rockera, pero siempre me ha parecido una banda (o banda unipersonal, que acabó siendo) interesante… diablos, sabían hacer buenos singles! Para carreras como la de Jamiroquai es para lo que se inventaron los discos recopilatorios de grandes éxitos. No escucharía un LP de los británicos, y sin embargo, todos esos hit singles agrupados en este CD resultan una pequeña delicia, de una banda que fue, claramente, de más a menos. Sus inicios en esa clave acid jazz, funky suave, aires de Stevie Wonder y cierto deje a sonido Philadelphia son razones de suficiente peso. Con el tiempo se hicieron más aburridos y monótonos, y a pesar de facturar algún tema recomendable, especialmente esos que bebían del disco-funk, les perdí, inevitablemente, la pista. Ahora no sé si siguen en activo o si están en barbecho. Pero poco importa, dejadme pinchar “The Return Of The Space Cowboy” una vez más.

 

Canciones

Jamiroquai: “The Return Of The Space Cowboy”

The Hellacopters: “No Song Unheard”

Bo Didley: “Who Do You Love”

18
Mar
13

lo mejor de la semana. semana 17

Una semana en la que hemos retomado dos secciones fijas de este blog, El Libro Del Mes y los Jitazos Fugaces. Podría calificarse de falta de ideas. O cuanto menos de falta de improvisación. Y esto último lo reconoceré. Será verdad que en realidad los humanos somos simios que adoramos las costumbres, y las cosas que se repiten. Repitamos, pues, como decía Ronaldinho en ese anuncio de natillas que llevaba a la ruina futbolística a cuantos futbolistas lo protagonizaban, siendo emitir el spot y  presentar un bajón cualitativo de juego, todo uno. ¿Lo recordáis? Vayamos, en cualquier caso, a lo mejor de esta semana que ha concluido:

3.- Restaurante Somorrostro: Es por todos conocido que uno de los atentados gastronómicos más habituales resultan ser esas cenas de grupo, cumpleaños o celebraciones varias, en donde el restaurante de turno ofrece un variado de picoteo inicial, y cada comensal puede elegir entre (generalmente) dos ofertas distintas como segundo plato. Habitualmente, lo mejor que se puede hacer en esos casos es merendar fuerte antes de la cena en cuestión, o acabar la noche visitando el McAuto, tras las copas. Por ello, me sorprendió gratamente el Restaurante Somorrostro, en la Barceloneta, donde acudí el sábado para una cena con un grupo francamente grande, y donde el menú, tanto el fijo como los platos a escoger, estaban más que bien. Enhorabuena. Agradable sorpresa.

2.- Jitazos Fugaces: Volvieron, una vez más, a NDK, una sección muy celebrada en el pasado, aunque algo Guadiana. La maravillosa idiosincrasia del mundo de la música. Unos días estás arriba del todo y cuando menos te lo esperas, el batacazo puede ser de órdago. Y es que no es nada extraño el toparse con una banda o artista que de repente, parece surgir de la nada con una canción, unos pocos minutos en los que concentra su arte y resulta ser su cenit creativo. Los dioses son favorables, y resulta que esa canción acaba sonando en todas las radios y el pertinente videoclip aparece en la MTV y otros programas televisivos musicales. Sin embargo, la alegría es efímera, y tan rápido como ascendió, esta banda cae en el más cruel de los olvidos. Jitazos fugaces. El circo de la música. Pasen y vean.

1.- Visitas: Quisiera agradecer profundamente a todos los que leéis estas líneas. Que sí, que yo escribo para mí mismo… y por eso lo cuelgo en una página pública de Internet… y lo publicito en Twitter (@carloskarmolina) … juas… puedo ser vanidoso pero no hipócrita, queridos míos. En lo que va de mes estamos experimentando un incremento de visitas, lo que nos lleva de orgullo y satisfacción. Y aprovecho para pediros que comentéis, que eso lo hace todo más divertido. Prometo contestar a todos los comentarios. Contrarréplicas permitidas, claro que sí.

Canciones:

Foo Fighters: “One Of This Days”

Ocean Colour Scene: “Sail On My Boat”

Eli “Paperboy” Reed: “Come and Get It”

16
Mar
13

jitazos fugaces. hoy … the connells

Volvemos con uno de esos jitazos fugaces de los 90s, básicamente porque fue esa la época en la que estaba más atento a lo que programaban las radios, o esa clase de shows de televisión que son hoy en día una rareza, o un resto de la época paleolítica: los programas de videoclips. ¿Recordáis? Antes había bastantes, amén de las clásicas MTV y VH1, para consumo exclusivo de aquellos suertudos que tenían televisión por satélite. Los demás nos conformábamos con seguir “Los 40 en Canal +”, “Sputnik”, “Clip Clap Video” o aquel fugaz “MTV España” que emitió una temporada Antena 3. Había más, pero no recuerdo los nombres. Y a ellos le podíamos sumar los programas que emitían playbacks de bandas que pasaban por el país para hacer promoción (“Zona Franca”, “Música Sí”, …). Lamentables, pero amigos, era una época sin internet, por lo que se convertía en la única manera de ver imágenes de tus grupos favoritos, y de los que no lo eran, sin tener que pasar por caja y comprar los VHS que se vendían en aquello que conocimos como tiendas de discos.

No se trata de una nostalgia hacia esa época, en realidad, hoy en día podemos acceder a cualquier tipo de música de una manera francamente increíble. Y no, no hablo de las descargas ilegales. Yo mismo, antes de escribir este texto, he buscado y revisado el videoclip del jitazo fugaz al que nos referimos hoy. Sin tener que esperar a que sea la hora del programa de videoclips, sin tener que esperar que les dé por emitir la canción en cuestión. No es eso. Y sin embargo, lo positivo de esos maravillosos 90s es que el rock se puso de moda, con lo que bandas que hoy en día apenas saldrían del circuito de bares, podían contar con sus 15 minutos de fama, y nosotros, chavalería inocente y ávida de nuevas sensaciones, podíamos disfrutarlos. Sí, claro que hoy en día tenemos una oferta ingente, pero me da la sensación de que es un poco para iniciados. Yo puedo encontrar un concierto en vídeo de The Shazam, pero jamás se me habría ocurrido buscar ese grupo si hace unos años no hubiera dado, casi por casualidad, y a través de una tele generalista, con un videoclip de Weezer. Y así.

De modo que quién les iba a decir a nuestros protagonistas del día, The Connells, que tras 9 años y cinco discos a sus espaldas, iban a tener su momento de fama al otro lado del charco, en la vieja Europa, con el jitazo “’74-‘75”. Era el año 1993. Sí, The Connells eran un grupo que comenzó en los 80s, englobados en lo que se dio en llamar nuevo rock americano, que aupaban las radios universitarias y que tenían sus popes en R.E.M., Violent Femmes, Long Riders o Green On Red. Curiosamente no fue a través de una banda sonora para una película, o al ser elegida como sintonía de un spot publicitario, como había ocurrido en otras ocasiones, como llegaron a ese pequeño éxito. Simplemente, sucedió.

Les favoreció, eso sí, un reconocible videoclip que tiraba de la nostalgia del instituto, con fotos de esa época y de sus protagonistas, 20 años más tarde. En definitiva, una versión primigenia de lo que conllevaría la aparición de Facebook y esas reuniones de colegios, institutos o grupos de universidad, cuando todos estaban más calvos y todas estaban más gordas, y todos y todas trataban de certificar sí quien les hacía tilín en esa época todavía tendría un paseo.

Y debo decir que la canción está muy bien. Esa acústica casi céltica mantiene el tono nostálgico de la canción, y el estribillo, sencillísimo, se te queda pegado al cerebro irremediablemente. Como suele ocurrir en estos casos, el éxito, como vino, se fue, aunque para The Connells no supuso un gran trauma. Recogieron los bártulos, contaron sus billetes y se volvieron a ese circuito local del que jamás hubieran imaginado salir, ni que fuera de un modo fugaz. Lo intentaron, claro. Pero lo difícil, ya se sabe, no es llegar, sino mantenerse. La prueba más fehaciente del retorno a su lugar natural es que mientras su último disco data de 2001, su último videoclip data de 1996. Significativo.

11
Mar
13

lo mejor de la semana. semana 16

Back to the basis… esta sección, “Lo Mejor De La Semana”, resulta ser un clásico de NDK que había caído en el cruel olvido al que mi inconstancia y la falta de continuidad le habían condenado. Así, este repaso dominguero a lo más destacable de los últimos siete días se había quedado en barbecho, de un modo tal que la anterior entrega, la número 15, de este “Lo Mejor De La Semana” está fechada en 19 de marzo de 2012. Pero bueno, podemos decir que un año no es nada. Y si no, recordemos a Fray Luis De León.

Este poeta granadino ocupaba la cátedra de Sagradas Escrituras en la Universidad de Salamanca, y siempre, invariablemente, daba comienzo a sus clases con un pequeño resumen del día anterior, que iniciaba con la frase “Decíamos ayer…” . Fray Luis De León padeció una condena de cinco años de prisión, por haber osado a traducir a lengua vulgar (el castellano) un pasaje de La Biblia, concretamente el celebérrimo “Cantar de los Cantares”. Pagada su pena, volvió a ocupar su cátedra. Y el día que volvía, tras los mencionados cinco años de ausencia, comenzó también con el acostumbrado “Decíamos ayer…”

De modo que me voy a permitir parafrasear al gentilhombre castellano, para retomar esta sección que había dejado en barbecho, con un solemne: decíamos ayer…

Y sin más dilación, vamos a lo mejor de la semana:

3.- Line: Todo son rumores… que si se acaba whatsapp… que si lo van a hacer de pago… que si ya veréis… más o menos infundados, que no me creo la mitad, y si al final resultan verídicos, pues adiós whatsapp… al final, pues me he decidido a probar esta aplicación, que para el caso, viene a ser lo mismo, aunque con una ventaja y una desventaja. La ventaja, pues que además de poder ser utilizado desde el teléfono móvil, se puede usar desde el PC. La desventaja, que carece de la popularidad de whatsapp, por lo que un sistema de comunicación, si no tienes con quién comunicarte, chungo. De momento, a modo de prueba, y ya veremos, que con dos móviles diferentes, con dos whatsapps diferentes, y un BlackBerry Messenger, sólo me faltaba sumarle el dichoso Line… qué stress!

2.- Aquellos Maravillosos Años: ¿Recordáis esa serie? Ya sabéis, Kevin Arnold, Paul Pfeiffer y Winnie Cooper… no sé si es un arranque de nostalgia o de qué se trata el asunto, pero he comenzado a recuperarla, cosa difícil, porque no estaba editada en DVD. Sin embargo, cosas de internet, un grupo de freaks comenzó, con ayudas de internautas, recuperar los episodios, grabados de televisión, y se marcó la tarea de completarla y sincronizar audio con vídeo. El resultado, cualitativamente, no es una maravilla, pero… no nos iremos a quejar!! Llevo unos cuantos episodios y estoy disfrutándola mucho.

1.- Venezuela: No voy a hablar mucho más del asunto, que suficiente he machacado esta semana con mi accidentado viaje a la República Bolivariana. Ahora que todo ha acabado bien, y estoy sentado en mi habitación de mi casa, lo puedo contar de un modo divertido, como el que ha vivido una pequeña aventura. Reconoceré que no las tenía todas conmigo, el estado de calma tensa flotaba en el ambiente, y recordemos que el último golpe de estado en el país ocurrió en 2002, cuando se trataba de acabar con el régimen de Chávez. Ahora tengo una anécdota que contar cuando esté en el bar, con unas cervezas de más, y desde luego, ha sido una experiencia interesante.

Canciones:

Redd Kross: «Annie’s Gone»

My Morning Jacket: «Touch Me I’m Going To Scream pt.1»

Sinatra & Jobim: «Quiet Night Of Quiet Stars»

 




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