Archive for the 'redd kross' Category

03
Abr
17

Canciones y años

Ah, el tempus fugit y todas esas mandangas que han inspirado al ser humano desde tiempos inmemoriales. El vértigo que provoca darte cuenta de que no eres el amo de tu vida. Es sólo eso. Esos versos de Gil de Biedma, tan repetidos, tanto que casi desdibujan su verdadero significado, quizás también porque expresan algo tan difícil de advertir e imposible de corregir: “que la vida iba en serio, uno lo empieza a comprender más tarde”. Cuando eres más joven, no te importa una mierda nada, la mayor parte del tiempo, y son los años quienes acaban dándole la vuelta a eso: es el tiempo a quien no le importas una mierda.

Los años son una impostura, un invento del papa Gregorio XIII, una cifra que nos ayuda a recordar, pues los recuerdos son lo que somos. Los recuerdos que yo tengo de mi romance con aquella joven Kate Moss, allá por 1999, son tan vagos  y borrosos que ya me entra la duda de si me lo habré inventado yo. ¿O sería 1989? Esas cuatro cifras fatales que quieren decir algo. Lo que sea. Algo querrán decir. Ni que sea para inspirar a peludos que se suben a un escenario.

1916

Para Lemmy, de Mötörhead, ese 1916 estaba marcado por la I Guerra Mundial, y como tal quiso plasmarlo en esa canción que a su vez daba título al disco con el que traspasaban la década de los noventa. Un tema distinto, fuera del estándar del trío, de velocidad y fiereza. Lemmy era un gran amante de la historia bélica. Yo nunca he sido un gran amante de Mötörhead, por más que ahora, y muerto el hombre, parece que salen fans de debajo de las piedras. Me temo que a Lemmy le ha pasado un poco (a menor escala, eso sí) lo que le ocurrió a Bob Marley, o a James Dean o al Che Guevara: se han convertido en un póster, en un estampado de camiseta o (horreur!) una frase de muro de Facebook.

1939

Algo parecido le pasó a Brian May, de Queen, cuando compuso el tema “’39” inscrito en el celebérrimo “A Night At The Opera”, también conocido como el-disco-de-boemianrapsodi. En este caso, May no es un experto en historia bélica, sino en astronomía y astrofísica. La historia relata un experimento en el que unos exploradores son enviados al espacio y a su retorno han pasado cien años, según la teoría de la dilatación del tiempo en la teoría de la relatividad de Einstein. Hubo quien quiso ver algún tipo de alegato belicista, sin embargo May siempre lo negó y su trayectoria científica da más peso a la primera versión. Al final, esa “’39” es una canción que cantó el propio Brian May y suena más cercana a los dos primeros discos de La Reina que al LP en el que se incluyó.

1969

Saltamos treinta años para meternos en terreno grasiento, sucio, que huele a alcohol y a violencia gratuita. ¡Son The Stooges, hombre! Todo en esta canción está bien colocado, todo tiene sentido en el marco en el que se circunscribe, comenzando con esa intro de guitarra que raspa como papel de lija, y con Iggy declarando, “all right”, antes de comenzar con un ritmo casi tribal y de acabar como acaba, a voces.  Fijémonos en la letra:

It’s another year for me and you
Another year with nothing to do
Last year I was twenty one I didn’t have a lot of fun
And now I’m gonna be twenty two I say oh my and a boo-hoo

Seguramente Gil de Biedma lo dijo de una manera más bonita, no obstante, en el fondo, acaba siendo lo mismo.

1970

Y el reverso aún más oscuro y más depravado nos lo proporcionaban los mismos The Stooges, un año más tarde, en el siguiente LP del grupo. Un Iggy Pop más chulesco todavía declarando “I feel alright”. Si alguien me preguntara cuál es la mejor canción de The Stooges, probablemente diría que esta “1970”. Y si alguien me preguntara acerca del mejor solo de saxo en el rock n’ roll, seguramente mencionaría el que cierra el minutaje del tema, sonando tan sucio y descarnado como la guitarra más distorsionada.

1976

Más que una canción, una declaración de intenciones, esta “1976” de Redd Kross. Una visión edulcorada de una década en la que los miembros del grupo vivieron su primeriza adolescencia y niñez. ¿Cómo sonaría una canción si yo escribiera un tema llamado “1993”? La pregunta es una estupidez, yo apenas soy capaz de tocar tres acordes seguidos en una guitarra sin meter la pata. Pero seguramente, a nivel espiritual, sería parecido, porque el tiempo constituye un prisma cabrón que deforma los recuerdos, en especial los de esa época de pre-adolescencia, y una vez más, Gil de Biedma, otro cabrón que tenía razón. Como nota curiosa, en dos ocasiones, antes del estribillo, canta alguien que suena igual a Paul Stanley de Kiss, y tratándose de una banda tan fanática de Kiss como los Redd Kross, pudiera ser. Pero no lo es, en aquellos tiempos Redd Kross eran muy minoritarios y no tendrían el dinero suficiente para que el tío Stanley moviera su culo. En realidad se trata de su guitarrista de entonces, quien, hay que decir,  lo clava.

1979

“1979” de Smashing Pumpkins, podría ser el reverso a la canción de los Redd Kross, pero con ese aura más intensito que gastaba Billy Corgan. Menos sutil y menos divertido que Jeff McDonald, de Redd Kross, compone sin embargo una buena canción, aunque no puedo dejar de preguntarme si el tema hubiera sido tan apreciado por los fans de la banda de no ser por ese videoclip que lo acompañaba.

1984

Aunque podría referirme a ese corte instrumental que abría el disco de Van Halen. Pero no, en esta ocasión me refiero a la canción de David Bowie de su disco “Diamond Dogs”. Una empanada inspirada por la clásica novela de George Orwell, quien quiso ver un futuro en ese año (Orwell, no Bowie) que tardaría unas décadas más en producirse. Aunque el disco lo grabó aún sin el guitarrista Carlos Alomar, aquél LP ya rezumaba lo que iba a ser la encarnación de Bowie para el siguiente lustro, el del enamorado de la música negra, y con Alomar de mano derecha (quien se incorporó para la gira de “Diamond Dogs”). ¿La canción? Un trepidante estallido de soul funk elegante.

1999

Y si hablamos de temas futuristas, puedo mencionar la que es mi canción favorita de Prince, “1999”. Del disco que la contenía, titulado también “1999” la gente suele recordad “Little Red Corvette”. No se me ocurre un mejor inicio para un álbum, no obstante, que esta “1999” -la canción-  que contenía un rollo proto-futurista con vistas a ese temible año 2000 que acechaba y que, ya ves, pasó, y ni un triste avión cayó del cielo en aquella nochevieja de 1999. Un timo, vaya.

10
Nov
13

Pixies En Madrid

Vengo de pasar un par de días en Madrid, con la excusa, que no es poco, de asistir al concierto de Pixies en la capital española. La ocasión era inmejorable. De hecho, Pixies eran, para mí, uno de esos grupos que había asumido que nunca iba a ver en directo. Y no sería por ocasiones. Obviamente, hablamos de giras de reunión, porque la formación original se rompió en 1992, cuando Frank Black (entonces Black Francis), simplemente, les envió un fax a sus compañeros indicándoles la circunstancia. Siempre me ha encantado esa historia, esa manera tan poco ortodoxa de acabar con la banda. Sencillamente, Frank Black ya no aguantaba a la bajista Kim Deal.

En 2004 volvieron, sorprendentemente, a la actividad. No se soportaban, en especial Frank Black, Kim Deal y Joey Santiago. Pero amigos, los Pixies daban pasta, lo cual no deja de ser un motivo tan lícito como cualquier otro para volver. Tocaron en el Primavera Sound de 2004, y me lo perdí. No recuerdo muy bien el motivo, sería una estupidez. No sería, sin embargo, la última gira de reunión de los duendecillos de Boston. Repetirían Primavera Sound en 2010 y… me los volví a perder. En esta ocasión, tenía justificante firmado por mi mamá… en ese año pasé una etapa complicada que me hizo perderme muchas cosas, y de la que no vale la pena hablar.

Y por fin, cuando había colocado a los Pixies en el casillero de los grupos que nunca iba a ver, me enteré de sus dos conciertos en Madrid. Y claro, no iba a dejarlos escapar en una tercera ocasión. Lamentablemente, Kim Deal había tenido suficiente, o no se había fundido la pasta, vaya usted a saber. Sea como fuere, la gorda bajista no se apuntaba a la fiesta, lo cual no dejaba de ser una lástima. Kim Shattuck, de The Muffs, cubre la plaza.

Tengo que decir, no obstante, que a pesar de la emoción que me causaba el poder presenciar un concierto de una banda que seguía desde hacía más de quince años, no me entusiasmó. ¿Qué falló? Para mi gusto, un aspecto principal: el repertorio. De acuerdo, esto de los repertorios es algo muy personal, muy diverso, y cada fan tendría uno diferente. Pero qué os puedo decir… ir a un concierto de Pixies y que no toquen “La La Love You”, “U-Mass”, “Here Comes Your Man”, “Digging For Fire”, “Caribou”, “Gigantic”, “Velouria”, “Cecilia Ann”, “Bone Machine”, “Gounge Away”, “Nimrod’s Song”, “Cactus”, “Havalina”, “I Bleed”, “Stormy Weather” o incluso “Manta Ray” … insisto, esto entra dentro del bonito mundo de los gustos personales, pero no me negaréis que de la quincena de temas que cito, al menos la mitad pertenecen a lo mejorcito que han grabado el cuarteto de Boston… pues no, ni rastro de esas canciones. He de reconocer que alguna de ellas sí que cayó en la noche anterior (tocaban dos noches seguidas en Madrid), lo cual ya es mala suerte.

Total, que a pesar de esa mística de tener a los Pixies frente a mí, y de algunos momentazos que tuvo el show (espectaculares David Lovering y Joey Santiago), me quedé un poco frío en varios momentos, y en general, el concierto me emocionó mucho menos de lo que quisiera. Me recordó a la noche en que vi a los Redd Kross, otros que andaba años detrás suyo y que había borrado de mi casillero de futuribles, para que, de repente, en 2007 decidieran, por fin, girar, y recalaron en Apolo, para dedicar más de la mitad del bolo a repescar temas de su discografía anterior a “Third Eye”, para mí, claramente inferior a lo que vendría después. Te quedas con cara de tonto. Y un poco, es lo que me volvió a pasar ayer. Por lo menos interpretaron mi Pixie-canción favorita: “Debaser”.

Canciones:

Pixies: “U-Mass”

Pixies: “La La Love You”

Pixies: “Gigantic”

14
Feb
13

discos que olvidé que tenía. Hoy: “Tomorrow The World”, The Shazam (2002)

Los fans somos gente con un punto de rareza. Nos agrada que aquello que nos gusta no sea compartido por mucha gente, tal vez para hacerlo algo más privado, más íntimo, más propio, quizás. A su vez, no podemos evitar proclamar a los cuatro vientos nuestras pasiones. Pensad en dos amigos que comparten esta enfermedad melómana. Pueden ponerse muy pesados con sus charlas musicales. Cuando este tipo de conversaciones se hacen con amigos o conocidos más cercanos, sí que hay pie a la discusión, al intercambio de pareceres y a la adoctrinación sobre ese-grupo-que-adoras-y-que-no-se-puede-perder. Los fans tenemos una faceta de predicadores en potencia inherente a nuestra condición. Eso tiene dos riesgos, uno, parecer un listillo y dos, entrar en una discusión que se puede agriar por mentar a ese guitarrista que para el otro es más sagrado que la madre. Por ello, y cuando hay poca confianza, es mejor tirar de gustos comunes conocidos o bien de aquellos que sabes que no te fallarán, como los Rolling Stones, que a todo rockero y persona de bien le gustan y son respetados, por lo menos en alguna de sus facetas.

De modo que no puedo dejar de hablar de un disco y de un grupo que no conozco a nadie más al que le guste, o casi, incluso, que los conozca: The Shazam.

Ésta es la portada que debéis buscar.

Ésta es la portada que debéis buscar.

The Shazam son una banda americana que practican un power-pop con ciertos dejes garageros, sí, pero power-pop de manual. Y en 2002 publicaron el que es uno de mis discos favoritos, “Tomorrow The World”. Los referentes son los clásicos en esta clase de grupos, que si Beatles, que si Cheap Trick, aunque también un poco de MC5. En realidad, no es que sean el paradigma de la originalidad, lo cual, por supuesto, no tiene la menor importancia. Porque amigos, “Tomorrow The World” tiene CANCIONES. De la docena de cortes del disco, al menos cinco son esa clase de temas que en un mundo más justo y con un poquito de mejor gusto deberían estar sonando en las radios y en los bares cada cuarto de hora. Por supuesto, este mundo no es así, y The Shazam no suenan en las radios.

No busquéis en Spotify... no está...

No busquéis en Spotify… no está…

Sin embargo, en ese 2002 yo sí los descubrí a través de la radio. Por entonces tenía un trabajo en el que debía hacer constantes viajes en coche, pegarme kilometradas de varios centenares, y por casualidad, cosas de las diferentes frecuencias de la FM en distintas áreas geográficas, di con un programa de radio del que no sabría citar ni nombre, ni emisora. Una lástima, porque era un buen programa. Entre varias novedades de corte más alternativo, sonó el single “Gettin’ Higher” y bueno, aquello me llegó hondo. Igual me pilló con la guardia baja. Igual era el momento y el lugar adecuado. Pero en cuanto llegué a Barcelona, busqué ese disco, y lo encontré, en Discos Revolver. Desde entonces, nadie más me supo decir gran cosa más acerca de ese disco que yo pinchaba una y otra vez, hasta que unos años después, vi que el gran Little Steven los había apadrinado para su programa Underground Garage. Me da la sensación de que sin su empuje, The Shazam difícilmente habría sobrevivido como banda, pero sin embargo, ahí están, y Little Steven los incluye en sus recopilatorios y en sus festivales. De lo cual me alegro, por supuesto.

Se ha olvidado el mundo de The Shazam?

Se ha olvidado el mundo de The Shazam?

No estoy muy seguro de si he encajado bien este texto en la sección, porque en realidad jamás he olvidado que tenía este disco, al contrario, lo suelo tener muy presente. Yo no he olvidado este disco, es el mundo quien parece haberse olvidado de él. No creo que sea muy fácil dar con este “Tomorrow The World”, pero si os gustan los Redd Kross o The Monarchs, no dejéis de comprar ese disco, si lo encontrárais por ahí. Cuando escuchéis maravillas de canciones como “Nine Times”, entonces entenderéis de qué os hablo.

PD: Si alguno de vosotros conocía este disco, por favor, que no se lo calle… así no me sentiré tan solo en esta batalla.

 

De lo poco que he encontrado en Youtube, un buen concierto de 2003…

Canciones:

The Shazam: “Nine Times”

The Shazam: “Gettin’ Higher”

The Shazam: “Not Lost Anymore”

04
Ene
12

Cronología musical

Así es como veían el año 1969 Iggy & The Stooges, para su debut homónimo, poquito en común con otros compañeros generacionales que lo pintaban todo de paz y amor. Lo suyo era más destrucción y mala leche. Lo de las drogas sí, lo tenían en común. Me encanta esa guitarra, tan básica y tan sucia, y esa manera de cantar de Iggy. Ok, no es poesía pura, pero escuchar a Mr. Ostenberg cantando eso de Last year I was 21 / I didn’t have a lot of fun / And now I’m gonna be 22 / I say oh my and a boo hoo dice mucho con muy poco.

Y un año siguiente, para su segundo disco, The Stooges grababan otro tema, en este caso, 1970, otro bombazo, donde cada vez que Iggy escupe “I feel allright” te llega el olor a alcohol, humo y sudor. De acuerdo, dicho así, suena desagradable, pero a veces, eso es el rock n’ roll. Ahora, mi parte favorita es el movimiento final, con ese saxo que suena más duro que cualquier guitarra amplificada al 11.
1976 sería descrito de un modo muy diferente por unos pipiolos Redd Kross, que metían este corte en su 4º disco, Third Eye (1990), trabajo a partir del cuál, para mi gusto, comienza lo realmente interesante de su discografía. Una rareza en esa época, demasiado alternativo para las radios, demasiado chicle para el rock alternativo, demasiado naïve, demasiado todo para el hard rock ochentero, demasiado… demasiado bueno, hostias! Por cierto, para la parte en la que cantan “This is the era, this is the time / You know you’ve got to boogie ‘cuz your platforms are fine” contaron con un imitador de Paul Stanley. En su siguiente disco, el imprescindible Phaseshifter (1993) incluyeron en el libreto una foto muy cachonda de los hermanos McDonald (almas de Redd Kross) junto con Gene Simmons (y Kim Gordon de Sonic Youth).
1984era el año apocalíptico en el que George Orwell situaba una sociedad paranoica y constantemente vigilada por un ente al que llamaban Gran Hermano… se equivocó por 20 años… en cualquiera de los casos, esa novela, que, dicho sea de paso, no me entusiasmó tanto como esperaba, inspiró el primer disco del Bowie post-Ziggy Stardust, un movimiento que hay que reconocerle a David Bowie como valiente: en lugar de seguir exprimiendo el personaje y el estilo que tanto éxito le había dado, hace un giro bastante radical hacia el soul, el funk y otras negritudes variadas. Y sale airoso, qué duda cabe: su “Diamond Dogs” (1974) es un disco que mantiene el alto nivel de sus predecesores e incluye esta visión Orwelliana del año en cuestión.
Sin embargo, no sería la única visión de 1984 que daría la música. Cuando Van Halen publicaron su sexto disco, estaban en lo más alto del hard rock y de su popularidad, prueba de ello es, entre otras muchas, lo que Marty McFly le hace escuchar a su padre en Regreso Al Futuro, por ejemplo. Ellos no sólo titularían una canción 1984, sino un disco entero, que abrían con una intro instrumental de título, también, 1984, mostrando la inusitada pasión que Eddie Van Halen mostraba, de repente, a los sintetizadores, para dar paso luego a la celebérrima Jump, luego Panama… un no parar.
Y cerramos con otro año, 1999, al que Prince dedicó un álbum doble, ni más ni menos, en 1982, os podéis imaginar, una empanada referente al cambio de siglo que en el año de Naranjito se veía cercano, pero todavía como algo más propio de la ciencia ficción, que pintaba ese siglo XXI como algo maravilloso donde la tecnología resolvía los problemas de la humanidad, y los que vivimos ese cambio de siglo, nos dimos cuenta de que en realidad, no había para tanto, y que el 1 de enero de 2000 eramos la misma raza de simios atontados. Sea como fuere, el disco lo abría el tema homónimo, 1999, y a la postre, mi canción favorita de Prince.

Y tengo que dejar esta particular cronología aquí, porque no se me ocurren más canciones tituladas como años, pero si conocéis algún tema con este tipo de títulos, no dejéis de decírmelo!
27
May
07

Wolfmother en directo

Que Wolfmother no son los salvadores del rock, en eso estamos de acuerdo. Que de repente se han topado con una popularidad que los convierte en el enésimo hype, probablemente también, con todo lo que ello conlleva. Y sin embargo, que me aspen si el concierto de anoche no se saldó con una gran actuación de rock n’ roll.
Pero vayamos por partes, y quiero comenzar con el amorfo espacio Movistar, lo siento, pero un recinto de conciertos en blancos y con propagandas de móviles a la entrada, es una cosa para la que todavía no estoy preparado. Pero lo peor fue el horroroso sonido, indecente en la primera parte del concierto aunque tuvo fases de cierta mejora hacia la recta final. Pero vamos, que en una banda que basa su sonido en gran medida en guitarra y teclado, no se distinga claramente las fases de teclado, tiene delito.

woman, noanino woman (foto de Lae)

En cuanto a la banda, veamos: Salieron con la energía e insolencia que se les puede requerir a un combo rockero, derrochando todos los clichés del mundo del rock que pudieron reunir, incluyendo molinillo a la Pete Townshed, saltos, poses, e incluso molinillo de micro emulando a Roger Daltrey. Tocaron todo su disco de cabo a rabo, incluyendo el tema que cuelan en la BSO de Spiderman III, colocando sus puntos álgidos en los momentos necesarios, para deleite del respetable, a saber, inicio con Dimension y Pyramid, White Unicorn, Woman y cerrando con un The Joker & The Thief que supo a gloria. En definitiva, mezclado churras con merinas, y por muy mal que me sepa, hicieron algo que un apático Jeff McDonald no hizo con Redd Kross hace unos meses en Barcelona.

Musicalmente competentes, mención especial se ha de hacer a esa bestia escénica que tienen por batería, capaz de cargar con todo el peso de la sección rítmica cuando el bajista/teclista se dejaba llevar por los desvaríos al teclado. Se las apañan muy bien con ese formato tan particular de trío como si de Blue Cheer o Grand Funk Railroad se tratara (salvando las enormes distancias, claro está). Eché de menos que, ya que sólo desgranaban un primer disco en su haber, tocaran al menos alguna versión. Una lástima.

Qué les deparará el futuro a los australianos, es una incógnita. Que muchas bandas he visto ya que destacaban con su debut y su gira de presentación, para acabar perdiéndose. Y me gustaría que aguantaran el empaque, que sacaran un gran disco de continuación, aunque el tiempo y la moda les coloque donde probablemente les corresponda más, y es a tocar en un recinto tal vez menor y vender menos, con menor influencia de la moda. Y sin embargo, me alegro de haber podido disfrutar del que por ahora, es «su momento».


Canciones:

Pearl Jam: «Faithfull»
Wolfmother: «Apple Tree»
The Sounds: «Much too long now»

20
Ene
07

Redd Kross no redondean

Cuando uno va a ver un partido de Michael Jordan, espera que Mike haga por lo menos un par de mates espectaculares. Y también espera un mínimo de 25 puntos, y que derroche cualidades de mando. Entonces va al United Center y resulta que los Bulls ganan sólo por 8 puntos y que Michael juega tan solo dos cuartos. Sí, claro, Chicago ha ganado. Pero no es lo que buscabas.Una sensación parecida tuve ayer tras el concierto de Redd Kross. Supongo que el mito ha pesado demasiado, y es que son 10 años esperando, y, sinceramente, nunca pensé que pudiera ver a los hermanos McDonald en un escenario. Y eso que la noche era propicia. Esperaba el concierto con muchas ganas, y la sala Apolo estaba sorprendentemente con un aforo adecuado, de modo que se podía estar en tercera fila sin ningún tipo de agobio.Y entonces salieron nuestros hombres, los dos hermanos McDonald junto con el guitarrista y el batería de su formación cuando grabaron «Neurotica». A destacar el guitarrista, una especie de engendro a medio camino entre el primo feo de Michael Stipe y La Máscara, un freak que tocaba la guitarra pegada al pecho, bailando y moviéndose de forma entre extraña y cómica y con una afonía que no le impedía hacer coros.
Michael Stipe + La Máscara = guitarra de Redd Kross
No, no voy a decir que musicalmente el concierto fuera malo. La banda era sólida, el guitarra-freaky era muy bueno, y tanto Steven como Jeff McDonald derrochaban carisma. ¿Qué falló entonces? Para mí, el repertorio estuvo muy mal escogido. Demasiadas revisiones a temas muy antiguos, cuando yo considero que los Redd Kross anteriores a «Third Eye» carecen de interés. Tocar tan solo dos temas del que sin duda es su mejor disco, «Show World» me parece un error. Claro que si el concierto hubiese durado 90 minutos o más, seguramente el repertorio podría estar más repartido. Pero es que tocaron una hora, y luego hicieron un triste bis de 15 minutos, para largarse de forma inesperada, dejando una sensación de frialdad que resulta ser lo último que uno espera al ver un concierto de Redd Kross.Eso por no mencionar el excesivo protagonismo que el guitarra calvo-freak tuvo. Durante un rato tuvo gracia y animó un poco el cotarro, pero al final, la verdad, me hartaba. Insisto en que no tengo ningún cariño especial hacia la banda que grabó un disco segundón como «Neurotica». Steven McDonald estuvo comunicativo y carismático, pero su hermano Jeff estuvo algo frío, tal vez porque parecía tener encima un resfriado potente, que le hacía buscar un kleenex tras cada canción. Tal vez simplemente estaba enfermo. Demasiados parones para cambiar guitarras o afinarlas, hicieron que el ritmo del show fuera intermitente.

It’s a crazy, crazy world we’re livin’ in. Apolo, BCN, 18/01/07

Y sobretodo, insisto, un repertorio mal planteado en el que no sonaron, por ejemplo, «Annie’s Gone», ni «Visionary», ni «Zira call out my name», ni «1976», ni «Vanity Mirror», etc… Cuando se vuelve a las tablas tras tantos años y sin un disco bajo el brazo, la obligación es dar al público lo que espera, una colección apabullante de clásicos. Y sí, tuvieron buenos momentos, como «Crazy World», «Follow the leader» o la emotiva «In my bed» de ese divertimento que contenía algunas gemas que fue «Ze Malibu Kids». Sin embargo, no supieron enlazarlos y aprovecharlos.

Tal vez la culpa fuera mía. Tal vez esperaba demasiado. Tal vez el mito Redd Kross que tenía en mi mente pudo con ellos. Tocar una hora y cuarto solamente me parece vergonzoso, se mire por donde se mire, excepto si se trata de un grupo novel, que no es el caso. Y me pregunto qué han hecho en estos largos 10 años, cuando lo dejaron tras grabar su mejor disco. ¿Si no me gustó el concierto? Pues claro que me gustó, son los putos Redd Kross, hombre.

PD: le he robado el título de la nota de hoy a Absence Of Faith , de Riff-Fanzine. Espero que no le importe…

Canciones:

Redd Kross: «Crazy World»
Redd Kross: «Annie’s Gone»
Redd Kross: «Vanity Mirror»




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