Archive for the 'relatos' Category

21
Oct
08

Concurso de microrrelatos – 2ª Temporada – Semana 2

Bueno, esta vez sigue la cosa adelante, y hay que reconocer que la frase de esta semana era mucho más fácil y daba más juego que la de la semana anterior. Envié dos relatos, no gané con ninguno. ¿Quién dijo la estupidez aquella de que lo importante es participar? Que le den al Barón de Coubertain, hombre.

Simplemente señalar que el relato ganador tiene un trasfondo parecido a uno de los que yo envié, vamos, que mi idea, que creía magistral y única, no era ni tan única, ni por lo visto, tan magistral. ¿Y qué nos queda entonces? Pues una frase de inicio para la siguiente edición de aquellas complicadillas. Ya veremos que sale.

Pero tranquilos, no os hago esperar más, y ahí va la ración de lamentables microrrelatos de la última edición:

La mujer que había dentro de mí. Gritaba. Se retorcía. Golpeaba. Pugnaba por salir al exterior, por más que yo hiciera lo posible por evitarlo. Desde fuera se me notaba. La piel suave y brillante, y esas formas casi grotescamente redondeadas que había adquirido, me delataban. Tenía a una mujer dentro. Desde que la descubrí, supe que nada podría impedir que formara parte de mí. Y aunque lo hice sigilosamente, ahora pago las consecuencias. Tragarse a un ser humano es complicado. Y si es una hembra, más. Qué duro es ser una boa en pleno proceso de digestión.

La mujer que había dentro de mí. Cuando ésta saliera, tal vez. Eso se atrevió a decirme el muy imbécil. Seguro que no había leído nada de Navokov. Ni él ni su mujercita. Bueno, ella no debía haber leído nada más allá del “Hola”. Pero claro, tenía esas tetas que el imbécil no paraba de mirar cuando hablaba con ella. Pues ya no podrá mirarlas jamás. Ni tocarlas. Ahora está desolado y confuso, mirando de soslayo el féretro. Y seguro que la echa de menos. Pero yo estaré ahí. Al fin y al cabo, quién sospecharía de una pobre niña.

Canciones:

Manic Street Preachers: «So why so sad?»
Mary «Queenie»Lions: «Fever»
The Wildhearts: «Rooting for the bad guy»

14
Oct
08

Concurso de microrrelatos – 2ª Temporada

De nuevo vuelve la SER a organizar su concurso semanal de microrrelatos. Y de nuevo resulto ser reincidente, y aquí estamos. La mecánica es sencilla, se han de enviar microrrelatos con 100 palabras máximo. Los relatos deben comenzar con la última frase del relato ganador de la semana anterior. Ahí está la gracia del asunto. Y es que algunos resultan ser muy complicados. Por ejemplo esta semana. Fíjaos que me estoy escudando, estoy utilizando una excusa frente a un par de intentonas, las de esta semana, algo lamentables. Pero así está la cosa. Lo de la inspiración y las musas está muy bien para las entrevistas. Lo que hay que hacer es escribir. Unos días saldrá mejor, y otros peor. Esto es como salir a ligar, las musas, como las chicas guapas, no vienen a ti. Has de ir tú mismo a buscarlas. Esta vez sigo el consejo que me dió, creo que Nuala, de publicar en el blog los relatos correspondientes a la semana anterior (el fallo se hace los martes, y no, no he resultado premiado), que mucho pirata hay suelto por el interné.

Hice dos microrrelatos. Uno de ellos me gustó más y lo envié. El otro no. ¿Adivináis cuál es cuál?

«Algún día se enterarían de quién era el que movía el espejito. Pero mientras tanto, eran felices. Me asomaba a la ventana, tomaba el reflejo del sol y lo proyectaba a los ojos de un afortunado. Aquél, se quedaba cegado por la luz que me encargaba de dirigirle. Y al no ver, se daba cuenta de que era mejor así. Y se sentía feliz, porque por unos momentos, sólo veía una intensa luz, pero y nada más. No podía ver cómo de triste era su vida. Y daba gracias a dios. Nunca reclamé el agradecimiento. No quería quitarle la ilusión.»

«Algún día se enterarían de quién era el que movía el espejito. Cada mañana salía temprano, me sentaba en el asiento de copiloto y ajustaba el retrovisor para poder mirar su escote en el reflejo. Mi tío, que conducía furgoneta, estaba acostumbrado a usar sólo el retrovisor exterior, y no se enteraba. Me pasaba todo el trayecto al cole mirando embelesado a mi prima. El día que mi tía cogió el coche y tuvo aquél accidente, aseguró que miró por el espejo pero no vio aquella moto. Debía ser fallo de fabricación, atacó al concesionario, porque ese retrovisor siempre se desajustaba.»

Canciones:

Beck: «Sexx Laws»
Korgis: «Everybody’s Gotta Learn Sometimes»
Bryan Adams: «Run to you»

28
Mar
08

¡Niño, tira pa’ Linares!

Qué jachondos son los de la SER… con frasecitas así no hay quien pueda hacer un microrrelato ni medio decente (o tal vez debería decir microdecente… juas juas). En fin, y por no perder la costumbre que adquirí seriamente la semana pasada, que no se diga, microrrelato al canto, enviadito y todo. Espero seriamente que el relato ganador de la semana que viene acabe con la frase «érase una vez…»

¡Niño, tira pa’ Linares!
El paciente suele repetir esa frase una y otra vez. En ocasiones de forma compulsiva y repetida. Es su única expresión oral inteligible. No es capaz de articular otras palabras y su comunicación con los facultativos y personal del centro es puramente comunicación no verbal. El paciente sufrió un grave accidente de tráfico. Conducía una furgoneta y todo parece indicar que tras un volantazo, se salió de la carretera. Tuvo el accidente en una bifurcación de la vía. Su padre, que iba en el asiento de copiloto, falleció en el acto.

Ale. Y sí, me quedo tan ancho.

Canciones:

Red Hot Chili Peppers: «My friends»
The Stone Roses: «She bangs the drums»
Pixies: «Wicked song»

21
Mar
08

Concurso de microrrelatos – reincidencia

Hacía ya mucho tiempo que no participaba en el concurso de microrrelatos de la SER, de hecho sólo llegué a a hacerlo una vez. Y quizás no fue tanto por falta de inspiración sino por el hecho de que el período de margen, de martes al mediodía hasta jueves, me resultaba complicado. Esos días son los que suelo tener más liados y no me pongo ante el teclado. Pero aprovechando el alargamiento del período, sospecho, ya que ayer fue fiesta en España y dudo que el programa en cuestión se llevara a cabo, he probado de nuevo. Reincidencia al poder.

La frase de esta vez puede dar pie a historias de animales rollo Disney. Por mi parte, no sé, no acabo de estar satisfecho, pero ahí lanzo el tema y tal vez cualquier día de estos, caiga en la multi-reincidencia y envíe otro. En fin, ahí va:

Abrumado por tanta responsabilidad, el animal había huido. Cuando ya estaban a punto de cogerle, vieron cómo se esfumó. Y todos andaban tras él. Las milicias, los cámaras, los redactores, los ayudantes del gabinete, los generales, el ministro designado. Todos ellos detrás de ese pobre venado, el más grande y bello ejemplar del paraje, que con ese acto rebelde había hundido un plan de rodaje casi militar. Debía ser la escena cúspide del documental, el dictador mostrando a su pueblo la pieza que con su destreza había logrado. Un animal estupendo digno del gran mandatario. Demasiado para un pobre venado.

Y después de leer lo que comenta Belén acerca del uso indebido de textos de su blog, me ha acojonado, de manera que he protegido esta entrada y relato, no sea que algún desaprensivo se acabe llevando el premio que, sin duda alguna, me pertenece. Más que nada por el tema del concurso, y tal. El resto, me da igual. Total, para lo que hay…

Canciones:

The Offspring: «All I want»
Pixies: «Debaser»
Queen: «’39»

25
Ene
08

Concurso de relatos

Aunque el tema de los Jitazos Fugaces ha dado que hablar, por esta noche quiero dejarlo aparcado. Y es que aunque siempre he tenido cierta habilidad como juntaletras, el tema de hacer un relato siempre me ha costado. Un relato, un cuento corto, una narración, llámese como se quiera, en definitiva, un artefacto compuesto de introducción, nudo y desenlace. Escribir artículos, reseñas, comentarios… eso sin problema. Pero la creación de historias, eso es lo que me cuesta. Demasiado visionado de tele ha atrofiado sin duda alguna mi cerebro.

Este verano, El Periódico de Catalunya puso en marcha un concurso de relatos cortos. Intenté mandar algo, siempre en vano. Ahora está siendo la SER la que promueve algo similar. Y seguramente es la manida fórmula del «culo veo, culo quiero» que me ha hecho decidirme, tras conocer la existencia de tal concurso a través del blog de Troutman (pueden verlo en la sección de enlaces bajo el explícito nombre de Borracho soy aún peor).

Me he dado cuenta de la dificultad del tema. No sólo había que mandar una historia, sino que también resulta que ésta no puede superar las 100 palabras. Ardua tarea para un tipo rollero como yo, con un sentido de la síntesis nulo, este es el relato más corto que he sido capaz de escribir. Ya sabéis, a mí me van más las epopeyas. En fin, que no se diga que no lo he intentado:

No funcionó. Supongo que pasa a veces, a pesar del cariño que se le pone. Después de darle mi juventud. Después de todo lo que habíamos luchado los dos por salvarlo. Ahora esas noches interminables se me antojan tiempo perdido. Y eso que yo estaba convencida, incluso jugaba a imaginarme cómo sería el gran día. Era lo que soñaba. Con lo ilusionada que estaba mi madre, tan castigada por su enfermedad. Cuando el doctor Chess me dijo que la síntesis de la vacuna había fallado, no me lo podía ni creer. El compuesto no había superado el proceso. Fue el peor golpe de toda mi carrera científica.

Canciones:

Manic Street Preachers: «Your love alone is not enaugh»
Sly & The Family Stone: «Everyday people»
U2: «Misterious Ways»

29
Jul
07

Pequeño cuento de verano

Había una vez un país en el que reinaba un rey con una tétrica clarividencia: cada vez que en un discurso se congratulaba por alguna situación del reino, ésta se tornaba más complicada. Comentaba que las cosechas habían sido espléndidas, y de pronto una plaga acababa con ellas. Hablaba de las buenas relaciones con el reino vecino, y acto seguido éste iniciaba hostilidades en la frontera. Proclamaba una época de grandes infraestructuras y al día siguiente se desplomaba el torreón norte. De modo que los nobles y el obispado se reunieron y le recomendaron no tratar ninguna noticia positiva en sus discursos, no fuera a ser que ésta se torciera. Y así llegó un día grande, todo el pueblo estaba en la plaza real esperando que su monarca diera el discurso de rigor. Pero esta vez el discurso fue muy serio. Todo fueron malas noticias. El tono fue gris. La corte esperó horas alarmada, pero al día siguiente respiró aliviada al ver que ninguna desgracia había ocurrido. Sin embargo, esa temporada el pueblo estaba alicaído, preocupado por las malas noticias que su señor había dado. Los labriegos comenzaron a abandonar los campos en busca de una tierra con un futuro más próspero del que su rey les pintaba, los marinos se negaban a embarcar y los artesanos ya no producían con ahínco. La corte se reunió de nuevo. Tener al pueblo sumido en esa preocupación no era positivo, así que conminaron al monarca a volver a hacer alarde de alguna situación positiva en su siguiente discurso, y así lo hizo, hablando de los nuevos navíos que sin duda darían un empuje a las transacciones comerciales con ultramar. A la semana siguiente los barcos eran atacados por piratas. La corte se reunió de nuevo. ¿Qué hacer? Si los discursos eran esperanzadores, algo malo pasaba. Si los discursos pronosticaban nubarrones, el pueblo se preocupaba. Así que decidieron que ese año, el rey no haría su tradicional discurso de fin de año. Sin discurso no habría problemas, pensaban. Y así fue. Todo el pueblo esperaba oír las palabras de su rey ese 31 de diciembre, pero simplemente se limitó a saludar con la mano desde su balcón. Y pasaron la festividad del corpus, y el día grande de la nación, todos ellos sin discurso real. La economía estaba boyante, mejor que nunca, el pueblo trabajaba duro y las infraestructuras crecían, sin la amenaza gafe de su mandatario. Y llegó el 31 de diciembre otra vez. Y los mayordomos reales buscaron al monarca, para prepararle, debía salir, un año más, a saludar, solamente, desde su balcón. Pero no le encontraron. Buscaron por todo palacio, infructuosamente. Se había marchado. Tan sólo había dejado una nota: “¿de qué sirve un rey que no habla?”.

10
Abr
07

El barrio de los negros

Este es el título del cuarto capítulo de Incertidumbre en el Paraíso, el relato en comandita de los Iones y Kar.

Yo mismo he tenido el honor de comenzar con una pequeña vuelta de tuerca a este relato, que de momento ya supura alcohol, jazz, blues, prostitución, vudú, travestismo y persecuciones… no tengo ni idea de cómo seguirá, pero yo no me lo perdería!!!

Canciones:

Afghan Whigs: «Be for Real»
Aerosmith: «I’m ready»
Dean Martin: «Volare»

08
Abr
07

Incertidumbre en el Paraíso

Sábado de gloria y domingo de resurrección. Y en esta sacrosanta semana en la que media población está de vacaciones, y la otra media de procesiones, un servidor se la ha pasado trabajando como hacía años que no me pasaba: en casa, y pegado al ordenador. Yo creo que no me había pasado una temporada así desde que entregué el proyecto final de carrera.

Muy a mi pesar, NDK se ha quedado algo desatendida, sin embargo, espero que hoy, día en el que finalmente veo la luz al final (no en vano es el día de la resurrección esta dichosa), finiquito el tema puedo dar algo de brío a estas líneas que han pasado demasiado tiempo sin refresco.

Aunque me temo que comenzaré poniéndole los cuernos a estas Notas, ya que Los Secuestradores de Iones me han lanzado un guante para participar en su nuevo relato múltiple, esta vez a 4 manos.

“Desde que lo recuerda, Franz siempre conoció a Julie. No recuerda ningún día sin ella, ningún momento de su vida, al menos de los que merecen la pena ser recordados, en los que ella no estuviera allí. Es curioso cuando empezamos a recordar las cosas. Cuando comenzamos a ser conscientes de algo. Ninguno recuerda nada de su nacimiento, ni siquiera de sus primeros años de vida. Y de pronto, un día, a los cinco o seis años, algo queda grabado para siempre en tu memoria. Y cuando con el tiempo lo recuerdas, no sabes por que eso quedó grabado ahí. No sabes que lo motivó.”

¿Qué? Interesante, ¿no? Pues esto es sólo el principio. Podéis leer los tres primeros capítulos que ya está publicados de Incertidumbre en el Paraíso. Y en breve, la cuarta entrega, a manos de un servidor.

Canciones:

Lenny Kravitz: “The Resurrection”
Iron Maiden: “The Trooper”
Frank Sinatra: “I’m gonna live ‘till I die”

16
Feb
07

Una pequeña lección de física

Tanto en química como en física, se define al ion como una especie química, ya sea un átomo o una molécula, cargada eléctricamente. Esto se debe a que ha ganado o perdido electrones de su dotación cuando está originalmente neutra. Fenómeno que se conoce como ionización. También suele llamársele molécula libre.

Lo que deben tener en cuenta estas moléculas es que no se pueden juntar: una molécula cargada de igual signo la repelirá con asco, pero una molécula cargada con signo contrario le secuestrará iones hasta conformar un átomo estable de puro rock n’ roll, cine y baloncesto.

Y como soy así de chulo, me voy a autocitar, ya que una imagen vale más que mil palabras. Mil gracias, Lorenzombie.


Lorenzombie ha sido su autor desde la ultratumba

Y por cierto, DumDumBoy, no te apures, 27 no son nada (más y nada menos, quiero decir…).

PD: Alguien sabe algo de una posible fecha de Héroes del Silencio en Barcelona??

Canciones:

Iggy Pop: «China girl»
Fun Lovin’ Criminals: «Loco (aero-mexican mix)»
The Hives: «I hate to say I told you so»

15
Ene
07

A metamorfosearse!!

Recuperado de marzo del año pasado:

Goyito Asmas se despertó aquella mañana con un terrible dolor de espalda, y su perenne dolor de cabeza se había tornado más insoportable de lo habitual. Tanto es así que Goyito, por un momento creyó que lo que realmente tenía era una resaca de puta madre. Pero no podía ser, el único alcohol que había tomado ayer era el dedal de orujo de yerbas que su tía Patrocinio le había servido para cenar, y que aceptó sólo porque era la única manera de bajar ese platazo de ajoarriero que se había cenado. Goyito Asmas, por otra parte, no se emborrachaba desde que volvió de Gijón. Allí se había pasado los que consideraba los mejores años de su vida, estudiando empresariales y viviendo en un colegio mayor, saliendo cada noche excepto lunes y martes. Y bebiendo, bebiendo como un cosaco. Y follando, pues las universitarias de los campus gijoneses no tenían muchos remilgos cuando llevaban unos copazos encima, e incluso un tipo tímido y gris como Goyito Asmas podía parecerles apetecible en ese ambiente de fiesta, alcohol y lo que ellas daban en llamar Xixon Sound.
Este señor tiene la culpa…

Cada mañana, al despertar en León de nuevo, Goyito recordaba esos despertares de boca seca y sonrisa estúpida en Gijón. Sin embargo, en casa de su tía Patrocinio estaba muy bien cuidado, desayuno, comida, cena, ropa limpia y planchada, y todo gratis. Por lo menos de dinero. Aunque aquella mañana Goyito Asmas sólo se acordaba de la madre que parió a su tía, y la hizo tan cabezona de no querer cambiar ese vetusto y durísimo colchón, que le dejaba la espalda destrozada. Pero esa mañana su espalda estaba más dolida que de costumbre, y sufría de una torpeza en los movimientos inusual.
Su tía le gritaba des del fondo del pasillo, pero aunque su voz siempre había sido desagradable, esta mañana resultaba curiosamente hiriente. El tercer “goyo” (ella nunca usó el diminutivo) le hizo caerse de la cama, caída que le resultó muy larga.
Tirado en el suelo, y dolorido, alzó la vista Goyito Asmas y todo le pareció demasiado grande, pero la imagen le llegaba a sus ojos desenfocada. No podía ser. Tenía que haber bebido, por fuerza. Eso era, bebió más de la cuenta y por eso no recordaba nada. No recordaba ni siquiera la razón por la que bebió, y por la que ahora estaba en el suelo dolorido, cegato y muy extraño.
Oyó unos tacones femeninos que se acercaban a la puerta de su habitación, era su prima Sara, quince años de lo que a Goyito le parecía la pura imagen de la lascivia. Se acercó, y llamó a la puerta. Goyito Asmas quería abrir pero recordó que estaba desnudo, cosa inusual pues siempre usaba pijama. No abrió, claro, aunque le dio la sensación de que si hubiese querido abrir, tampoco habría podido.
Voces difusas y las inconfundibles zapatillas de su tía Patrocinio, marcaban el paso de la comitiva familiar para ver por qué Goyito Asmas estaba a un paso de llegar tarde, por primera vez, al trabajo.
Su tía no llamó, de repente, y más rápido de lo que Goyito Asmas se esperaba, abrió la puerta.
“¡Goyo! ¿Se puede saber dónde se habrá metido tu primo? Porque tú no le viste salir, ¿no? … ¿qué es eso? ¡qué asco, una cucaracha!”“¡Qué asco! ¡Písala, mamá!”
Canciones
The Doors: “Hello, I love you”
The Cure: “Why can’t I be you”
Korgis: “Everybody’s gotta learn sometimes”



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