Archive for the 'aerosmith' Category

09
Nov
12

australian chronicles (v)

Os voy a contar un truco que uso para viajes interoceánicos. Lo peor de viajar tan lejos es el jet-lag. Cuando uno está de vacaciones, se puede sobrellevar. Pero si hay que trabajar, entonces es más jodido. Viajar al oeste conlleva de uno a dos días de insomnio y de dormirse a deshoras. Hacerlo hacia el este es peor todavía, y hasta la tercera noche, es imposible dormir. Para resolver eso tomo melatonina. Se trata de un compuesto químico base de somníferos pero que deja mucha menos resaca y mal cuerpo que los somníferos convencionales. El problema es que no se vende sin receta. Pero amigos, eso es en España. En USA se puede conseguir sin problemas. De modo que tras haber recibido esa recomendación, en un viaje me compré un bote. Sí, como lo habéis leído, se presentan en botes de 120 comprimidos. Uno de ellos te asegura unas cuatro horas de sueño, si bien te deja la boca seca y los sueños resultan francamente extraños, por lo menos a mí, aunque ya no sé si se trata de pura sugestión. En fin, que ya lo decían los QOTSA, “better live through chemistry”.

Si no fuera por la dichosa melatonina, estaría bien jodido. Es aún hoy, son las diez de la noche y estoy hecho polvo. Sin embargo, hoy ha sido un buen día, porque después de comer, ya me he librado y ha comenzado mi fin de semana. Estando tan lejos uno tiene la obsesión de salir a ver lo máximo posible, para el poco tiempo del que se dispone. A saber cuándo voy a volver a este lugar tan lejano, resulta ser el pensamiento habitual. Lo cuál no siempre es bueno, es mejor que lo que se vea, se camine o se viva, así en general y si me permitís la cursilería, se disfrute. No quiero hacer un maratón. Y aunque a mediodía ha caído una tormenta considerable, en una hora ya había escampado y un bonito día se ha quedado en Sydney.

De modo que he cruzado el puente que separa North Sydney, donde está mi hotel, de la zona más céntrica y turística de la ciudad. Caminando, claro. Me gusta caminar por las ciudades. Cruzar el Sydney Harbour Bridge a pie es una experiencia bonita, porque puedes disfrutar de muy buenas vistas, comenzando por la clásica estampa de la Opera House, lo más emblemático de la ciudad. Luego llegas a esa zona que llaman Rocks, como el disco de Aerosmith, y puedes moverte en esa estructura que recuerda horrores a las ciudades del este de USA. He aprovechado también para ir a varias tiendas de discos, más que nada una excusa para buscar algunas direcciones, y así, perderme por entre las calles. Y claro, llevarme algunos recuerdos en forma de CD.

A medida que la tarde pasaba, la zona portuaria se iba llenando de gente que iba a los pubs y restaurantes, no solo turistas, muchos, sino también locales. Y cuando anochecía, todo estaba en su mayor ebullición. Temprano, claro, apenas las siete y media, pero esto es Australia, y todo funciona más pronto. Claro que cualquier parte del mundo funciona más pronto que la Celtiberia. Algún día habría que plantearse esas cosas con atención. Y tras cinco horas de recorrido, exhausto, me he vuelto al hotel, deseando descalzarme. Pero mañana más, desde luego.

 

Canciones:

The Chords: “Maybe Tomorrow”

Donna Summer: “Last Dance”

QOTSA: “Better Live Through Chemistry”

31
Oct
11

100% Colombian

Volví ayer de un viaje de trabajo a Colombia. Venga, reconocedlo… ha sido acabar la frase y todo el mundo ha pensado en hacer el chistecito. Que si me he traído bolas de coca metidas en mi estómago (u otra parte de mi cuerpo). Que si me había secuestrado la guerrilla. Que si había estado en una fiesta en casa de uno de los capos de Cártel de Cali y habíamos acabado borrachos de ron disparando las uzis. Sí, por más que les pese al los colombianos (el tema salió en varias conversaciones), los tópicos pesan mucho. En todos los países, claro está. Lo que ocurre es que en Colombia los tópicos son francamente chungos, y apenas pasan de la violencia, la corrupción, la droga y la Guerrilla. Si hasta Steven Tyler, en la biografía de Aerosmith (excelente, “Walk This Way”, de 1997) se refería a su etapa de mayor adicción a la cocaína con una frase que venía a ser algo así como “he relanzado la economía de Colombia”. Tampoco me andaré ahora con otro clásico de los reportajes de viajes, “Colombia es un país maravilloso” y blablabla. Pero sí es cierto que hay mucho tópico por superar.
En realidad se trataba de mi segundo viaje al país este año, a Bogotá, concretamente. Lo que ocurre es que el anterior lo realicé en medio de esa travesía por el desierto que me alejó de este, vuestro blog favorito, y bueno, por lo que sea, jamás hablé de él. En fin, mis viajes laborales son particularmente poco atractivos para el relato. En un viaje por trabajo, habitualmente, no hay tiempo de hacer turismo, y uno pasa por los sitios sin ver ese monumento, ese museo, esa playa o esa calle tan característica. Tampoco se puede decir que me de margen para “diluirme con la población nativa” y todo ese rollo tan de libro de viajes. En general, hay demasiado de ese triunvirato mágico aeropuerto-hotel-oficina que, lamentablemente, apenas tiene diferencias apreciables por todo el mundo. Lo intento, no obstante, buscar un poquito de tiempo para el turismo y, sobretodo, más por ser casi lo único que puedo conseguir, tratar de mezclarme con la gente del lugar.
 
Venga, un poquito de exotismo, que no se diga…
Una de las cosas que me llamó la atención fue el ritmo de trabajo. Reconozcámoslo, todo el mundo tiene en mente la idea de una cierta, digamos, relajación laboral. Bueno, supongo que de todo habrá, pero tengamos en cuenta un detalle: la jornada laboral en Colombia es de 48 horas semanales. Es decir, se trabaja los sábados. O en ocasiones, se trabaja 9 horas semanales y sábados alternativos. No sólo eso, sino que además hay tan sólo 15 días (naturales!!!) de vacaciones al año.
Bogotá es una ciudad enorme, con unos diez millones de habitantes, situada a entre 2600 y 3000 metros por encima del nivel del mar. Eso, que parece un dato intrascendente, es algo que noté al despertarme la primera noche. Una sensación como de congestión nasal, pero sin tenerla. Entre la respiración un poco más costosa (me pregunto cómo será en La Paz o Cuzco) y el desbarajuste del cambio horario, no resultan ser las mejores condiciones para trabajar. Pero amigos, uno es un profesional y lo afronta todo con la mayor dignidad de la que puede hacer gala. Mi contacto en Bogotá me recoge en el hotel y nos disponemos a llegar a la oficina. Las calzadas de las calles están destrozadas, en pleno centro financiero hay unos socavones que hacen necesarios unos buenos amortiguadores en el coche. El tráfico es caótico, pero no sólo por la cantidad ingente de coches que hay, sino por el desprecio a las normas más elementales de seguridad al volante. Sin embargo, y como suele ocurrir en estas situaciones, nadie se cabrea, nadie toca el cláxon. En Barcelona, una indecisión o un cambio de carril inesperado provocará una pitada monumental con mención a la madre incluida por parte del conductor de detrás. No era el caso de Bogotá, donde todo el mundo aceptaba ese caos con resignación y calma. Para tratar de mejorar eso, el ayuntamiento restringe la circulación a días tres días de la semana por número de la matrícula del vehículo. Es decir, el conductor de Bogotá no puede sacar su vehículo un par de días determinados de la semana, que el local define con una expresión graciosa, “tener pico y placa” (??), y el fin de semana es abierto para todos los coches.
No está nada mal…

 
Tres acontecimientos marcaban el pulso de la semana: la cercanía de Halloween, las elecciones municipales que se han celebrado hoy, domingo, y la final de la Copa de Colombia. Como suele ocurrir en casi toda América Latina, la influencia de los USA es muy fuerte. Por eso, si en España, cásica, orgullosa, rancia, católica, apostólica y romana, resulta cada vez más difícil evitar la incorporación de Halloween a la festividad de Todos Los Santos, en Colombia ya forma parte del imaginario colectivo, con niños disfrazándose y pidiendo caramelos incluidos. Todos los locales de ocio de la ciudad estaban decorados con telarañas de pega, calabazas, lápidas y muñecos de brujas. Las fiestas prometían ser grandes, aunque se adelantaban al fin de semana, ya que al caer el día 1 en martes, se trasladaba el festivo a un lunes de otra semana. Sin embargo, había un problema: las elecciones municipales del domingo. Y por qué suponía eso un problema, se preguntará el lector de estas líneas. Pues porque en Colombia, la jornada de reflexión previa a la cita electoral incluye el establecimiento de Ley Seca. Es decir, desde las seis de la tarde del sábado, estaba prohibida la venta de alcohol tanto en bares como en licorerías y supermercados. Con lo cuál, había un cierto stress en comprar las botellas antes de esa hora para consumirlas en casas, en fiestas particulares o antes de, como dicen allí, “irse de rumba” (ya me perdonaréis, a mí, que soy tontito, me hacen gracia estas expresiones).
Y aunque el fútbol colombiano hace tiempo que está de capa caída, y los años de gloria de la selección colombiana quedan muy atrás, sigue siendo un entretenimiento muy seguido. El jueves se jugaba la final de Copa (partido de vuelta), y muchas personas de la oficina donde trabajaba esa semana se reunían para ver el partido en un bar, así que me invitaron a unirme a ellos. Todos los bares llenos a rebosar de hinchas siguiendo con ese entusiasmo que todo el mundo relaciona con el fútbol argentino para ver el partido: Millonarios de Bogotá contra Boyacá Chicó. En fin, ni siquiera beberme varias botellas de cerveza Club Colombia me hizo superar mejor un partido que definiría el gran José María García de ramplón, ramplón. Pero amigos, en ese bar se podía sentir la Pasión. Al final, que sé que andábais en un sinvivir, y pese al penalty fallado, acabó ganando Millonarios, “los millos”, lo que desbordó la alegría en las calles por parte de los hinchas (y el puteo por parte de la vecindad, supongo). Después, una cena a base de picada, un plato para compartir a base de patata criolla, morcilla y salchichas, en el cerro Santa Bárbara, y un canelazo, licor caliente y muy dulce para una noche como ésa, lluviosa y algo fresca, como fue toda la semana.
Vista de la ciudad desde el cerro, con un canelazo en la mano.
En fin, por supuesto que también trabajé. Lo malo de esos viajes que, para ser en el otro lado del mundo, acaban siendo cortos, es que entre la jornada y el mal dormir por el cambio de hora, uno llegaba al hotel bastante cansado. Y los cachondos del hotel, además de surtir el baño con los clásicos jabones, pasta de dientes y demás, incluían un preservativo en el kit. Me pregunto si lo renovarían al día siguiente, en caso de que lo hubiera usado…
Canciones:
Mother Love Bone: “Stargazer”
Fun Lovin’ Criminals: “Up On The Hill”
Vampire Weekend: “Mansard Roof”
25
Oct
10

Guns n’ Roses en Badalona 2010

Un hombre y un bigote: Axl Rose

Esto de Internet y su inmediatez me crea una cierta sensación de ansiedad. A día de hoy, cuando todavía no hace ni 24 horas que terminó el concierto de Guns n’ Roses en el Palau de Badalona, seguro que ya rondan por la red varias decenas de reseñas, artículos y crónicas, todas ellas adornadas con fotografías tomadas a metro y medio de la banda, y con datos concretísimos y veraces… no es esa, sin embargo, la intención de estas líneas. No, aquí no descubriréis cuántas rayas esnifó DJ Ashba esa noche ni el número de botellas de Cristal de las que dio cuenta Axl antes de sentirse preparado para salir al escenario. Hablaré del concierto, claro… de mi concierto, y de lo que de ello aconteció.
Y es que aunque ya tuve ocasión de ver a los “nuevos” Guns n’ Roses en 2007 en aquél festival en Bilbao, la emoción por verles en casa era grande. Que son muchos años siguiendo a los Gunners, desde que yo tenía unos 12 años y el grupo reinaba por todo lo alto, y me refiero también en las radios y los programas de televisión musical más generalistas. Que lo más parecido que había podido disfrutar de un concierto con la formación más o menos clásica de los Guns n’ Roses había sido aquel concierto de París que se emitió en su día en Antena 3.
En esta ocasión, ya, por fin, teníamos el dichoso “Chinese Democracy” en nuestras manos y parecía que tras un arranque de su etapa post-publicación del “Chinese…” con demasiados claroscuros, Guns n’ Roses volvía a ser una banda, haciendo lo que se supone que debe hacer una banda: girar. Hagamos, pues, un pequeño resumen de lo que fue su concierto en Badalona.
De entrada, el tema de los horarios daba muestras de que el término “normalidad” no encaja en el planeta Axl. Si en sus anteriores conciertos en el estado, retrasos de dos horas como ocurrió en Madrid, hicieron que se liara, la solución muestra de la picaresca hispánica no fue otra sino publicar oficialmente únicamente la hora de apertura de puertas. A partir de ahí, uno sabía que tocaría Sebastian Bach (presumiblemente una hora) y luego Guns n’ Roses. ¿Cuándo, exactamente? Bueno, como quiera que Sebastian Bach no me interesa especialmente, y haciendo cálculos rápidos, pude presuponer que Axl & co. saldrían a escena sobre las 22’30, de modo que por si acaso, me aseguré de estar en la pista a las 21’30. Y no me equivoqué de mucho, al final las luces se apagaban cuando pasaban 10 minutos de las diez. Axl estaba magnánimo. A pesar de los problemas de aparcamiento, cosas de vivir fuera de la urbe, llegué con puntualidad y con tiempo de dar buena cuenta de una cerveza y un frankfurt en el bar de la esquina, como mandan los cánones.
La primera decepción fue ver a gente comprando entradas en ese momento, señal inequívoca que el Palau no presentaba lleno. Pensemos que yo descubrí y me enganché a Guns n’ Roses cuando llenaban estadios de fútbol de toda Europa y América Latina (ya no digamos USA), en plena gira Illusions. Y claro, darme cuenta de que en 2010 ya no pueden llenar las 13000 personas que puede acoger el Palau Olímpic de Badalona, me dio de bruces con una realidad… esto hace mucho tiempo que no es lo que era. Kiss presentan una gran entrada en el Sant Jordi, Aerosmith menos, pero también un buen número, y Guns n’ Roses, a pesar del morbo, a pesar de los 17 años transcurridos desde su última (y única) cita catalana, a pesar de esa moda que parece haber de acudir a los conciertos de ciertas bandas clásicas de rock (AC/DC o los mismos Kiss), no son capaces de llenar. Cierto es que los 55€ podían tirar atrás a cualquiera, que este no era un concierto de revival ni mucho menos, que “Chinese Democracy” es un disco que ha creado mucha división de opiniones y que la absurda falta de promoción de los Guns n’ Roses desde su vuelta a escena (por desidia de Axl, por supuesto) jugaban en su contra.
Y el público, pues un poco de todo, pero poca gente por debajo de los 25 años, y mucha entre los 25 y los 40, lo cuál da que pensar que el tema renovación de público no lo llevan muy bien. Y nostalgia, mucha nostalgia. Diablos, que dicho así, ahora, en 2010, cuesta de creer, pero que Guns n’ Roses fueron MUY populares por estos lares a principios de los 90’s.
En cuanto al concierto, ejecución, repertorio y demás aspectos visuales, hay que reconocerle un mérito a Axl Rose, y es el tener los cojones más grandes que el caballo de Espartero y colocar en el set list hasta 8 temas de “Chinese Democracy”. Cualquier hijo de vecino tocaría cuatro cancioncitas del disco nuevo y luego a tirar de repertorio clásico. Pero Axl, para bien o para mal, no es cualquier hijo de vecino. Y eso, claro, hizo ensombrecer algunos momentos del concierto, porque a mí que me perdonen, pero “Chinese Democracy” ( la canción) me suena tan mediocre como la primera vez que la escuché, y “Shackler’s Revenge” es totalmente prescindible. Si a ello le sumamos que se dejó en el tintero dos de los mejores cortes del disco, “There Was A Time” y “Catcher In The Rye” (que junto a “Streets Of Dreams” conforman el triplete mágico de “Chinese Democracy”), la cosa no deja de resultar extraña. El resto del repertorio, como era de esperar, sencillamente sólo al alcance de los grandes, de esos grandes que todos tenemos en mente.
En cualquiera de los casos, si alguien reinó, ese fue Axl Rose. Puedo comparar fácilmente con el Axl que había visto en Bilbao en 2007 y decir que el Axl Rose de 2010 es un mucho mejor cantante que el de 2007. y sigue siendo una estrella. Mucho más delgado y con un look que rockea mucho más que esas lamentables trenzas y esa camisa abierta a lo Bisbal que solía lucir hacia 2007. Pero lo más importante, pletórico de voz, y eso sí que no me lo esperaba, no olvidemos que tiene ya 48 años. Por si fuera poco, bailó, hacia el final del concierto incluso bromeó e hizo uno de sus extraños speeches que solía hacer antaño, y, oh, sorpresa, por momentos parecía que disfrutaba de estar allí arriba. Es evidente que los Guns n’ Roses de 2010 son una banda subyugada a ese reyezuelo inconstante e impredecible que es el amigo WAR, que tan pronto desaparecía y tenía a los músicos improvisando hasta que volvía a salir, como de repente engrasaba la máquina y la ponía a muchas revoluciones.
Y el resto de músicos, pasado el trauma de no ver allí a Izzy o a Duff, pasadas las idas y venidas de tipos como Paul Tobias Huge o Robin Fink, y tras varios meses en la carretera, parece ser más un grupo que un conjunto de mercenarios, e incluso su majestad Axl interactúa con casi todos ellos. Sigue siendo a todas luces ridículo el tener a 2 teclistas (Dizzy “Fuckin’” Reed y Chris Pittman), así como contar con 3 guitarristas, que se reparten los solos en las canciones como necesitados de robarse, los unos a los otros, los momentos de lucimiento. El circo, claro, vuelve a estar ahí. Para mi gusto, sobra uno de ellos, probablemente Richard Fortus o Ron “Bumblefoot” Thal, por tener menos carisma que el “nuevo” DJ Ashba, una agradable sorpresa. Aunque a decir verdad, Ron Thal se descubrió como un tipo muy talentoso. En cualquiera de los casos, una banda necesita un guitarra rítmico y uno solista. Richards y Wood. Perry y Whitford. Stanley y Frehley. Lo demás, son tonterías.
El concierto duró dos horas y media, larga duración que se agradece, aunque tanto solo o “instrumental jam”, como lo disfrazan ahora, aburre a cualquiera y rompe el ritmo de un modo espectacular. Si bien es cierto que en la gira de los Illusions siempre hubo solos, de guitarra y también un coñazo de solo de batería que se marcaba el pesado de Matt Sorum. Por lo menos anoche no hubo solo de batería.
Podría decir muchas cosas más acerca de la banda, del repertorio, de lo que anoche sentí. Y sin embargo, no quisiera acabar estas líneas sin hacer una reflexión acerca del público. Igual es que yo soy rarito, pero cuando voy a un concierto, bueno, me pillo una bebida justo antes de que empiece el show, y luego aguanto hasta el final, igual hasta los bises. Jamás entenderé esa gente que se pasea por toda la pista una y otra vez, en busca de bebida, como tampoco entiendo a esos que van a un concierto y se pasan toda la noche de charleta. Pero ayer tuve que sufrir a lo que me pareció mucha gente yendo y viniendo, con lo que eso conlleva, que un fulano sudoroso se te arrime y frote su pringoso torso buscando pasar entre el mínimo hueco que hay entre tú y el tío de delante. Puto ascazo. Está Axl Rose en pleno éxtasis de “This I Love” y un ser peludo y sudado de repente se pega a ti, para pasar por delante. Eso, claro, rompe cualquier tipo de magia. Pero insisto, igual soy yo, que soy rarito.
Canciones:
Guns n’ Roses: “This I Love”
Guns n’ Roses: “Rocket Queen”
Guns n’ Roses: “You Could Be Mine”
26
Feb
10

Amazing

No es que quiera ponerme en plan pesadito, pero lo cierto es que ya avisé, una excusa de mierda como otra cualquiera, pero ya lo avisé. Es como si digo «voy a pegarte una colleja» y cuando te suelto la hostia, no puedes enfadarte, porque ya te avisé… en fin, ya el caso es que ya os avisé de que estaba pasando por una fase Aerosmith muy acusada, y aún a riesgo de que ciertos fans cerriles me tachen poco menos que de hereje, no puedo evitar recordar esos videoclips que grabaron para los singles de «Get A Grip», disco con el que yo, y millones de chavales europeos descubrimos a Aerosmith. Porque sí, antes la MTV había machacado el tema con Run DMC, pero quién tenía MTV a finales de los 80’s?

Porque queridos, ese disco vendió más de 20 millones de copias. Los datos no son fiables, cosas de internet, algunos dicen 20, otros dicen 20… pero sólo en USA, llegando a los 26 millones en todo el mundo, otros hablan incluso de 40 millones. Qué más da, el caso es que vendieron una cantidad brutal de copias, lo cuál no es significativo de calidad, claro, pero sí de popularidad: en 1993, año de publicación del disco, ni siquiera el grunge pudo con ellos.

Claro que las cosas como son, gran parte de su popularidad se debe a esos videoclips, por aquél entonces innovadores a nivel estético y técnico, y que sirvieron para popularizar a Alicia Silverstone y a Liv Tyler.

Ahhh, Alicia Silverstone, qué guapa estaba en esos vídeos de Aerosmith. Cómo se podía ser un chavalín y no enamorarse de esa chica???

«Amazing» fue el 4º single de ese disco, tras «Livin’ on the Edge», «Eat the Rich» y «Crying», y es una canción compuesta por Steven Tyler y Richie Supa, que era uno de esos compositores profesionales con los que trabajó Aerosmith a partir de los 80’s, con la salvedad de que Supa era amigo de la banda desde los primeros tiempos. Un tema extraño en Aerosmith, una balada atípica, con esas cuerdas sintetizadas. Pero veamos el vídeo, y luego seguimos hablando:

Cómo no iba ese vídeo a enganchar al adolescente Kar??? Si era su sueño, y el de casi cualquier zagal de su edad. Soy un chico freak, feote y desastrado, que me arrastro por mi habitación llena de inmundicia, pero amigos, tengo un as en la manga… gracias a mi aplicación informática (ah, porque no os lo había dicho, además soy un geniecillo en potencia, lo que pasa es que sólo lo aplico para cosas raritas) puedo elegir a la preciosidad despechada del vídeo de Aerosmith y embarcarme en una fantasía de chico-conoce-a-chica-tía-buenorra-la-vacila-y-se-la-liga-demostrando-lo-molón-que-es.

Tomemos una imagen guapa, para empezar, fuera ese grano asqueroso… y esas chollas, probemos con un peinado modernito… hummm… gafas de sol, claro, y una moto: nada les pone más que una buena moto y una chupa bonita.

«Yeah, it’s amazing… and I’m sayin’ a prayer for the desperate hearts tonight», canta Tyler, y bien, yo soy uno de esos corazones desesperados. Entiéndase corazón como un eufemismo romántico para referirnos a una líbido sobresaturada de hormonas revolucionadas.

«Life’s a journey, not a destination»… sí, un poco de positivismo siempre va bien para el adolescente, lleno de dudas, contradicciones, ansiedades y bajones… un poco como tener 30 años, pero con granos.

Y allí estoy yo, con mi moto, y allí está ella, tirada en una polvorienta cuneta, pero dejemos el polvo para luego y súbete a la moto, guapa. Es más, es mi fantasía virtual, y aunque Alicia está muy guapa con tejanos y la camisa de leñador anudada a la cintura, por qué no probar con un vestidito y unas botas?

Evidentemente, tan sólo unos segundos hacen falta para que se derrita y se lance a besarme como si le fuera la vida en ello. Y como soy el motero más chulo de mi barrio, me enrollo con la Silverstone mientras conduzco, chúpate esa, Dirección General de Tráfico. Y como ya está a mis pies, aunque me quedo sin gasolina, ya no importa, hacemos autostop y nos recoge una avioneta, antes muerto que sencillo.

Al final, siguiendo con ese mensaje positivista, resulta que también ella está fantaseando conmigo, es en plan, tranquilo, chaval, que probablemente también esa chica que te gusta también está pensando en ti, pero es demasiado tímida como para decírtelo. A los Aerosmith, Dios les perdona las mentiras.

En fin, lástima que los sueños, sueños son, y las fantasías podían ser virtuales, como en el videoclip, o fantasías corrientes y molientes como las que tenía yo, que me funcionaban bien, aunque diablos, hubiera matado por tener esa dichosa aplicación informática.

Canciones:

Aerosmith: «Amazing»
Fundación Tony Manero: «Supersexy girl»
Chris Isaak: «Solitary Man»

24
Feb
10

Aerosmith y Lynyrd Skynyrd

Estoy acabando la lectura de «Walk This Way», autobiografía de Aerosmith que publicaron, junto con Stephen Davis («El Martillo de los Dioses» y muchos otros) en 1997. La fase Aero que estoy pasando es muy potente, claro, y sobretodo cuando leí que había una fecha de concierto de Aerosmith en Barcelona tan sólo 3 días después de Kiss… estoy hiperventilando!!! A Aerosmith los vi por primera y única vez hace unos años, tantos como 11, en un fantástico doble cartel junto a Black Crowes, y lo he dicho mil veces, a pesar de que se suponía que los de Boston venían en una decadencia que pocos nos pensábamos que iba a ser tan larga y tan acusada (acababan de publicar el flojísimo «Just Push Play»), se marcaron un concierto en el que si habláramos de boxeo, se podría decir que ganaron por puntos a los Crowes.
A partir de esa época, los Aero han pasado fases entre malas y muy malas, y casi parecía que no podían estar peor, cuando hace unas semanas se decía, se comentaba que Steven Tyler estaba fuera de la banda y que Joe Perry se planteaba seguir con otro cantante, barajandose nombres como el de Lenny Kravitz (un tipo que no me parece ni mucho menos tan chungo como gran parte de la parroquia rockera suele considerar, pero vamos, a Tyler no le llega ni a la suela de las botas). Pero mira por dónde, no sólo hacen su primera gira europea en años, sino que la hacen con la formación completa y pasan por mi ciudad.

33 años han pasado, y están de vuelta

Seguramente, si se hiciera una ampliación de la biografía incluyendo la etapa 1999-2010, saldrían a la luz tantas anécdotas escabrosas como para llenar tres semanas de «Salvame». Cuando acabe el libro, seguiremos hablando de Aerosmith, pero quería relatar una anécdota que se cuenta, y que no había oído nunca. La relata Zunk Buker, amigo de la banda desde sus principios, y de esa clase de personajes que con la coña de la amistad, rodean a los grupos haciendo de pipas, de conductores, de seguridad, de camellos, de lacallos y cualquier otra forma de malvivir.

Resulta que el padre de Buker, en los 70’s, era el piloto y responsable de los desplazamientos en avión de Aerosmith. En 1977, le ofrecieron contratar en alquiler un avión baratillo para la gira de verano. «Está estupendamente» decían, «puede llevar a la banda donde deseen». El tipo revisó el avión y decidió negarse a contratar ese aparato, lo que le llevó a una discusión importante con el contable de la empresa de management de Aerosmith, Leber & Krebs, ya que utilizar ese avión le suponía un ahorro de 30000$ para la gira. El padre de Buker insistió una y otra vez, y se negó a usar ese aeroplano de un modo tan vehemente que al final se salió con la suya: Aerosmith contrató otro avión.

Finalmente, 3 meses más tarde, el 20 de Octubre de 1977, ese mismo avión se estrelló en el Mississippi con Lynyrd Skynyrd dentro.

Canciones:

Christina Rosenvinge: «Negro Cinturón»
Aerosmith: «Back in the Saddle»
Mark Lanegan: «Hit the City»

05
Feb
10

Cronicas de San Diego

Como se que os gusta verme sufrir por esos mundos de dios, rufianes que leeis estas lineas, os dire que una vez mas, vuestro amigo Kar postea desde un aeropuerto. Y no, el teclado no tiene acentos. Cosas de los USA. Lo mas cercano a un acento tal y como lo conocemos en casa es (y usemos una palabrilla acentuada) esto: «cami`on» … o esto: «cami’on». Como quiera que ninguna de las dos me acaba de convencer, dejaremos el tema sin acentos (o sin tildes, como me decian en el cole).
Ahora mismo son las 19’15 hora local, 4’15 del dia siguiente (viernes) en Barcelona. Mi vuelo de Los Angeles a Londres se retrasa como una hora y cuarto, lo cual me impide coger mi conexion de Londres a Barcelona. Para colmo, todos los vuelos directos de Londres a Barcelona de British Airways o Iberia estan llenos (???), por lo que la unica opcion es recolocarme en un Londres-Madrid y luego tomar un Madrid-Barcelona. A que mola?
En fin, lloriqueos aparte, lo cierto es que no me puedo quejar mucho de este fugaz viajecillo a mi ya querido San Diego. Claro que este punto lo confirmare manyana (no, tampoco hay enyes) una vez haya aterrizado en Barcelona, entero y con todo mi equipaje.
Durante el viaje de ida recupere el episodio final de Los Soprano, que lo ofrecian en el menu del avion, y me gusto tanto como la primera vez que lo vi. Todo el mundo destaca la cancion de Journey que ilustra la magistral escena final, logicamente, por ser la escena final y por tener ese protagonismo, pero yo me sigo quedando con ese tema de Vanilla Fudge que suena varias veces durante el episodio. Llevo tarareando ambas canciones, la de Journey y la de Vanilla Fudge toda esta semana.
Y hablando de Los Soprano, la sorpresa la tuve en el punto de alquiler de coches, cuando, como el vehiculo que me tocaba no estaba preparado, me dieron un coche digno de todo un Tony Soprano, un Saturn VUE fantastico. Que yo sepa, Saturn no se vende en Europa, tal vez algunos modelos si, bajo marca Chevrolet, pero no estoy muy seguro. En fin, el caso es que yo y mi coche molon enfilamos hacia San Diego. De LA a San Diego hay 190 km, lo que ocurre es que segun a que horas se haga el trayecto, el trafico es poco fluido, y tarde bastante. Y si consideramos que cogia el coche a las 2 de la madrugada, hora espanyola, estaba bastante cansado para conducir. Aun asi, como ya me lo veia venir, me lleve unos cuantos CD’s para animarme e ir berreando las canciones en el coche, una de mis aficiones favoritas. Entre ellos, el primer CD que tuve: «Aerosmith Greatest Hits», que recoge los jitazos de los de Boston en su etapa Geffen. Lo se, habra quien no disfrute de ello, pero personalmente no tengo problema alguno con canciones como «Love In An Elevator», «Amazing» o «Dude, Looks Like a Lady». Estoy, ademas, pasando una fase Aero muy pronunciada, ya que me encuentro en plena lectura de la autobiografia de la banda. Por supuesto, cuando la acabe, ya dare buena cuenta de ella en estas lineas.
Como viene siendo habitual, el primer dia el jet lag me destrozo, y como viene siendo habitual tambien en mis visitas a USA, el segundo dia por la tarde lo dedique a irme a un Outlet Mall, uno que hay justo en la ultima salida de la autopista antes de la frontera mexicana (vamos, que mejor no pasarse de salida). Lo cierto es que me comporte como una personita decente y no gaste mucho. La verdad es que apenas compre nada para mi. Resulta curioso como en California, el 80% de los camareros, dependientes, taxistas y demas son hispanos. Y todos los que veian mi procedencia (al comprar con tarjeta, o simplemente preguntaban), todos me hacian referencia al futbol y al FCB.
Pero bueno, yo creo que la parte interesante del viaje, la que gusta a la parroquia, aquella en la que Kar el Paleto hace su aparicion, ha sido esta tarde. Tenia mi vuelo previsto de LA a las 20’30, y como el trabajo estaba mas o menos apanyado hacia mediodia, a la una y media salia, ufano, en mi Saturn VUE, direccion aeropuerto de LA. El caso es que a 20 minutos de mi destino, me doy cuenta de que no he cogido nada de trafico, que son las 15’15 y ya casi estoy en LA. Por lo que la tentacion aparece, una vez mas… Por que no desviarme y hacer una parada en la tienda Amoeba Records de Hollywood, hacer unas compras y luego ir al aeropuerto? Ok, visto desde fuera, parece que tenia tiempo de sobras, pero yo no estaba seguro. El trafico en LA a partir de las tres es chunguisimo, y una fatalidad (un accidente, una obra…) me podia dejar sin vuelo y en tierra. Le di muchisimas vueltas, lo juro, pero al final, la tentacion me pudo.
De modo que a las 15’45 estaba en Sunset Blvd, enfrente de Amoeba. Las cosas iban bien, tanto que incluso encontre aparcamiento en la calle, un dolar por hora (de pago, ok, pero en LA aparcar en la calle es pura utopia). Total, que hecho un flan (por mi cabeza pasaban mil fatalidades que podian ocurrirme para hacerme no llegar a tiempo a mi avion), me digo a mi mismo que a las 16’30 debia salir, si o si, de la tienda. Como veis, precision militar.
Para mi gusto, lo mejor de Amoeba, lo digo siempre, es la seccion de segunda mano. Discos en un estado impecable a precios muy buenos. Y de esa seccion, la parte de ofertas es, sencillamente, brutal. Cientos de discos a entre 1’99 y 2’99 $, con oferta de 4×3. Por supuesto, hay que remenar y rebuscar entre la multitud de basura, y depende del dia, estas mas de suerte o menos. Hoy, que no tenia mucho tiempo, obviamente, era una locura. Discos de The Posies, de Iggy, de Jon Spencer, de Chris Isaak, de REM, de Phoenix, de Tori Amos… al final, no lo he podido evitar, he salido con 23 CD’s. Contando que el sabado anterior habia pasado por FNAC y con la conya de la oferta 4×3 (ni punto de comparacion con Amoeba, pero encomiable tambien) me habia comprado unos cuantos… esto es un desastre. Lo reconozco, ultimamente compro mas de lo que puedo escuchar, y muchos de esos discos cogeran polvo en la estanteria antes de que les pueda echar un tiento. Lo mio es ya preocupante. Pero efectivamente, a las 16’40 salia por la puerta y cogia el coche.
Entonces si que estaba nervioso, y por supuesto, el arrepentimiento y el acojone a quedarme en tierra era maximo. Y para rematar la faena, ta-ta-chaaaaan… se me enciende la luz del deposito. Claro, en realidad eran 20 km los que me separaban de mi destino, pero… que se yo, en mi coche si que controlo lo que dura la reserva, pero en un coche desconocido… opto por tirar adelante, pero a la tercera gasolinera que dejo pasar, me doy cuenta de que el riesgo que corro es demasiado grande. Total, que me paro y a toda hostia entro en la caseta y compro 20$ de combustible (esto es USA, amigos, con 20 $, unos 15 miserables euros, lleno casi medio deposito). Y al coger la manguera, la cosa no tira. Aprieto «el gatillo», lo pruebo de todas las maneras posibles, pero nada, ahi no sale gasolina. Con cierto desespero, le pido ayuda a una pobre hispana que sale de trabajar con su traje de limpiadora puesto y todo. Supongo que mi cara es un poema, porque no se me rie, y claro, ademas, le hablo en castellano… mi «hermana de rasssa» se apiada de mi y me ayuda con la mierda del surtidor (simplemente habia que apretar un puto boton antes), mi dignidad esta ya por los suelos, de modo que solo puedo agradecerle y salir pitando.
Y oh, sorpresa, despues de la tension acumulada, resulta que la autovia hacia el aeropuerto esta bastante decente y llego con tiempo de sobras. Esto es casi increible, la jugada me habia salido redonda: salgo de San Diego a tiempo, llego a LA sin problemas, me permito el lujo de un exceso en compra de discos y soy capaz de llegar a aeropuerto y dejar el coche a tiempo. La realidad, claro, ya la he contado. No todo podia ser tan maravilloso, y a esta jugada maestra de hoy le seguira un via crucis de aeropuertos que finiquitara mas de 24 horas despues con mi aterrizaje (crucemos los dedos) en El Prat. Pero esa sera otra historia.

Canciones:

Journey: «Don’t stop believing»
Red Hot Chili Peppers: «The power of equality»
Aerosmith: «What it takes»

29
Ene
10

Sangre Vagabunda

En realidad estoy haciendo algo de trampa, pero la ocasión lo merece. Todo viene a raíz de un comentario que acabo de leer. Esto de bloguear en el trabajo está feo, pero insisto, creo que la ocasión lo merece. Veamos lo que escribía un día de enero de 2007:
Con el estreno de la película «La Dalia Negra», el autor del libro en el cual se inspira la cinta, James Ellroy, vuelve a estar de moda. La adaptación de la novela no está nada mal, y de hecho, ese libro, el primero que leí jamás de Ellroy me parece muy interesante. Aunque lo que yo espero es que por fin se decida a acabar lo que tituló como serie Underworld USA o Trilogía Americana como lo traducen en su edición en castellano.
Ellroy acostumbra a publicar sus novelas por grupos, como ya hizo con la exitosa serie Cuarteto de LA, que recomiendo a cualquiera, y que componen «El Gran Desierto», «La Dalia Negra», «LA Confidential y «Jazz Blanco». Su Trilogía Americana está todavía incompleta, hasta ahora ha publicado sólo dos volúmenes, «America» (1995) y «Seis de los Grandes» (2001). Y de momento ya nos tiene cinco años esperando el final, cinco años en los que ha ido publicando alguna cosa, pero no ha cerrado la serie.
La Trilogía Americana recupera los trazos más característicos de la narrativa de James Ellroy, e incluso a viejos personajes de sus anteriores libros, como el gran Pete Bondurant, quien cobra protagonismo en esta serie (en las anteriores aparecía como un oscuro secundario). Es decir, se mueve en los ámbitos de lo que se podría llamar novela negra, con personajes poliédricos y de dudosa moralidad, contradicciones éticas, situaciones violentas y un cierto tono de corrupción general como denominador común. Pero va más allá. En la Trilogía Americana explora en modo de historia-ficción los acontecimientos más importantes de la historia americana de finales de los 50’s y hasta finales de los 60’s (por el momento).

Así, los personajes y las tramas se suceden entre la llegada de Howard Huges a Las Vegas, la elección de Kennedy, el auge y caída de Jimmy Hoffa, Bahía Cochinos, el asesinato del presidente, la guerra del Vietnam, el asesinato de Martin Luther King y el asesinato del candidato Robert Kennedy. Cierto es, no obstante, que incide a menudo en esa tradición de las teorías conspirativas a las que tan aficionados son los estadounidenses, y que los europeos vemos con mayor excepticismo.

Nada de eso hace que las novelas pierdan un interés que se mantiene en un ritmo constante a través de más de 500 páginas por libro, y, bueno, al final no deja de ser una historia de ficción, ¿no?
En definitiva, que me gustaría que James Ellroy se dignara a acabar la dichosa Trilogía Americana en este 2007 que empieza hoy, y no me tuviera más tiempo con las ganas. Aunque de momento no hay noticias.
Hasta ahí, lo que escribí hace ahora 2 años…
Pues bien, hoy un comentario a esa entrada, que acabo de leer, me ha alegrado la mañana… el señor Wayne Tedrow comenta que «Ellroy vendrá a España a mediados de febrero a presentar la obra que cierra la trilogía, titulada «Sangre Vagabunda». Se supone que habrá presentación en Madrid y en Barcelona. El libro saldrá a la calle muy pronto. Ya lo tienen en preventa en muchas librerías de la red. Y de paso, se reeditan «América» y «Seis de los grandes»»… efectivamente, en librerías con venta on-line ya puedes reservar tu ejemplar, por 25€!! Vamos, que la cosa va en serio. No creo que haga falta reservar el libro, y de momento estoy con la autobiografía de Aerosmith «Walk This Way», que no creo que acabe hasta de aquí a unos días. Pero en cuando lo vea en la estantería de la librería, me tiro a por él!!!
20
Sep
09

Lo mejor de la semana. Semana 11

Bueno, ya iba siendo hora de recuperar esta sección dominguera de NDK. Ya casi ni recuerdo cuándo fue la última vez y ni siquiera puedo asegurar que haya una siguiente vez el domingo que viene, así que disfrutemos del momento ahora, que mañana nunca se sabe.

En fin, como habrá leído el seguidor habitual de estas líneas, me he pasado la semana en Italia, con excursioncita a Roma el jueves por la noche. Y con los compañeros, ejercí de anfitrión en la ciudad, pues nadie había estado antes. La ruta fue corta, pero intensa, y acabaría, claro, en el barrio de Trastevere, para cenar y tomar una cervecita. Y decidí llevarlos a cenar allí donde cené la última vez, que me guardó una buena impresión. Y pensándolo, me fijé que acostumbro a repetir los sitios que me gustan. Podría haber probado docenas de otros restaurantes, pero volví a aquél que me había gustado. Lo cuál me asegura el tiro, sí, pero tal vez hace que me pierda la posibilidad de conocer algunos otros sitios. Por otra parte, uno no va a Roma como el que sale a dar un paseo por su barrio y prueba a tomarse una cervecita en la terraza esa de la esquina en la que nunca había estado. Luego me fijé que no sólamente hago eso, sino que además, cuando descubro en un restaurante un plato que me ha gustado, habitualmente, cuando vuelvo, suelo pedir lo mismo. ¿Falta de riesgo? Puede, pero para qué arriesgarse, cuando muchas veces es ese plato lo que me lleva a volver a ese restaurante? Por eso, tal vez, cuando quiero arroz vietnamita voy al Indochine, cuando quiero salmorejo y solomillo con parmesano, al Basílico, y cuando me apetece vacío a la brasa, a Las Carretas.

Y con esta reflexión para haceros salivar, vayamos a la tríada de la semana:

3.- «Malditos Bastardos»: No porque la haya visto, que todavía no… este fin de semana ha sido complicado y reconozco que quiero sopesar muy bien la sala donde ir a verla, para no rodearme de según quien. Así que ni siquiera sé si vale la pena, si es genial o una basura. Pero Tarantino y su cine forman parte de mi substrato personal y cultural cinematográfico, y su retorno supone cuanto menos una buena noticia para mí, así que de momento, se merece el beneficio de la duda. Seguramente, la semana que viene lo comentamos.

2.- Aerosmith – «Rocks»: Hacía demasiado tiempo que no escuchaba este disco, que tenía grabado junto con el debut de Van Halen, en una pareja explosiva. Menudo disco! Cuarto de los de Boston, sólo daré un dato: Slash declaró que este disco cambió su vida. Y a pesar de todo, podemos decir que Slash sabe un poquito de rock, ¿no?

1.- Roma: Esta ciudad me encanta. Aunque sea para unas horas. Pasear por sus calles es un placer, ya sea en plazas abarrotadas de turistas, o por callejuelas en donde el arte y la historia aparecen por los rincones más insospechados. Roma y sus iglesias a miles, y sus estatuas, y sus turistas escampados y sus grupos de monjas paseando, y los tenderetes de paninos y fruta, sus ilegales vendiendo en las esquinas y los bares del Trastevere. Hay que ir.




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