Archivo de junio 2007

29
Jun
07

Bobby Keys

Una entrada del año pasado, que recupero porque todavía estoy noqueado por el concierto de los Rolling Stones de hace unos días…

“Hola, me llamo Roberto Llaves” Con esta frase solía saludar el cachondo de Bobby Keys a los miembros de las organizaciones de giras en España o América Latina. Y es que hace falta tener un punto cachondo para estar toda una vida (unos 50 años) en el mundo del rock, al lado de los más grandes sin que nadie (o casi nadie) reconozca su labor. Hermano espiritual de Keith Richards, ambos nacieron el mismo día de 1943.


Bobby Keys, érase un hombre a un saxo pegado

Con once años conoció a un primigenio Buddy Holly y supo que quería ser músico (entonces ni siquiera se conocía el término “rockero”). Con trece años consiguió su primer saxo que, a la postre, ha acabado convirtiéndose casi en un apéndice de su boca. A esa edad comenzó a tocar ocasionalmente en bodas y celebraciones varias, pero fue con quince cuando se unió a una banda y dejó atrás una vida “normal” en Slaton, Texas, para vivir una vida de auténtico rockero. Y me refiero a una vida de tocar seis veces por semana por el medio oeste, siendo el más chinorri de la banda, durmiendo en moteles de mala muerte y chupando carretera, mucha carretera. En 1963, en San Antonio, Texas, vería un concierto de The Rolling Stones, experiencia que le noqueó. Pero su vida de carretera duró más, dejó esa banda, fichó por Stax Records y al poco entró en el grupo que daría un cambio de orientación a su vida, los Mad Dogs and Englishmen con la que el gran Joe Cocker hizo las Américas, un circo de músicos talentosos luchando por hacerse notar, en la que había gente como Leon Russell.

Su relación con los Stones comenzó en la grabación de Let It Bleed, aunque luego también tocó con tipos como George Harrison (All Things Must Pass), Eric Clapton, Humble Pie, The Faces, Nilsson, John Lennon, Ringo Starr, Lynyrd Skynyrd, o B.B. King. Pero es por su relación con los Stones con la que consiguió cierta popularidad. Desde 1969 se convirtió en un colaborador fijo de Sus Satánicas Majestades hasta la actualidad. Y lo cierto es que en Bobby Keys, Keith Richards encontró la horma de su zapato. Si durante los 70’s, Keith estaba pasado de sustancias varias y se dedicaba a las fiestas, a beber como un cosaco o a destrozar suites de hotel, Bobby era su colega para todas esas actividades. Que había que tirar un televisor desde la planta décima del hotel? Pues ahí estaba Bobby para echar una mano! Si las giras de los Rolling Stones fueron extremas durante la década de los 70’s, no cabe duda de que Bobby Keys se adaptó a la perfección.

Ni que decir tiene que es uno (si no el mejor) de los mejores saxofonistas de rock de la historia, y una gema que pueda resumir su carrera es el gran desarrollo cósmico de “Can You Hear Me Knockin’”. Además de publicar algunos trabajos poco reseñables como solista, y de realizar otras colaboraciones, no sólo tocaba con Keith Richards en los Stones sino que éste también le reclutó para esa banda bizarra que dio en llamar New Barbarians.

The New Barbarians están en la ciudad: escondan el alcohol y encierren a sus hijas

A veces me pregunto qué debe pensar hoy, en 2006, y con 63 años, Bobby Keys de sus antiguos colegas Mick, Keith y Charlie. Son parecidos, en edad, en background, y se conocen desde hace 35 años, pero desde luego son diferentes. Bobby Keys ha aceptado su rol de músico, siempre a las órdenes de primas donnas, siempre tocando material ajeno, más o menos impuesto, siempre en segundo plano. Son sus amigos (supongo… bueno, más o menos), pero también son sus jefes. Hay que tener la cabeza bien amueblada, haber visto de todo, haberlas pasado de todos los colores (y de eso, no me cabe duda que ha hecho un master) y disfrutar. Desde luego, la de Bobby Keys es toda una vida dedicada al rock n’ roll, y por ello, vaya desde aquí mi homenaje.

Canciones:

Pearl Jam: “World Wide Suicide”
Keane: “Is it any wonder?”
David Lee Roth: “Just a gigolo”

28
Jun
07

Cura de humildad

Hoy pretendía escribir sobre otra cosa. Pero es que estoy reventado. Currando hasta las nueve de la noche y en un dèja vú que me teletransporta a mis épocas de ingeniero de campo en una peazo multinacional (nótese la ironía) que mi buen amigo Kinte seguro reconoce.
Hoy tambien me he llevado una bonita cura de humildad. Veréis, en mi trabajo actual tengo que tratar a menudo con instaladores elétricos, lo cuál me ha creado una visión no muy positiva de ellos. En general, suelen ser un colectivo profesional mal preparado, poco interesado en las nuevas tecnologías, informales y que ganan un pastizal porque tienen más trabajo del que pueden asumir. Hoy, sin embargo, he tenido que hacer una mini instalación (ya veis, el amigo Kar vale para un roto y para un descosido) y me ha costado Dios y ayuda. Al final he tenido que pedir ayuda. Yo! Todo un ingeniero! Y me ha resuelto el tema un fulano que ni siquiera sabía qué es un neutro (ok, muchos de vosotros tampoco lo sabréis, pero os aseguro que un instalador que no sabe qué es un neutro es algo chungo). No es que de repente esto me haya hecho cambiar mi opinión acerca del colectivo de instaladores, pero he de reconocerles su mérito. Y también me ha recordado una de las razones por las que cambié de trabajo… el trabajo de campo es duro, y no me refiero a la vendimia.
He llegado al hotel con las únicas ganas de pegarme un baño, uno de esos pequeños placeres que me puedo permitir en los hoteles. Sé que no es muy ecológico, pero bueno, no creo que Al Gore esté leyendo este texto. Baño, cenita en la habitación, algo de internet y a dormir, que mañana toca madrugón. Toma planazo para un jueves noche. En la mesita veo un libro de Irvine Welsh que compré ayer, ya que después del aburrido «Viajes por el Scriptorium» de Paul Auster, que me ha decepcionado profundamente, me apetecía una historieta canalla y drogota de mr. trainspotting. Pero no me apetece ni comenzarlo. Así que me voy a dormir.

Canciones:

Radiohead: «Nice Dream»
Smashing Pumpkins: «Here is no why»
Jobim & Elis Regina: «Aguas de março»

26
Jun
07

Desde mi balcón

Ahora mismo estoy en el balcón, disfrutando de una red wi-fi que algún vecino considerado tiene a bien cederme. Este balcón da a una zona ajardinada de un área residencial. Nada de ruido de tráfico. Nada de ruido de la calle, en general. Ventajas de haberse tenido que exiliar de Barcelona. Alguna tiene que haber, digo yo. Se nota el calor acumulado en la piedra, pero ahora sopla un airecillo fresquito. Sería un buen momento para encender un Camel, si no fuera porque no fumo. Me apetece un café, pero me da pereza prepararlo, así que creo que puedo prescindir de él.

Desde mucho tiempo atrás, la noche de san juan significaba para mí el comienzo de un largo verano, con diferencia, mi estación favorita del año. Cuando estaba en el cole era así. En el instituto solíamos acabar clases algo antes, pero en la universidad, entre exámenes y demás, en general me ocurría lo mismo: la llegada del verano astronómico coincidía, más o menos, con la llegada de mi verano personal, que se extendía hasta la segunda semana de septiembre. Hace algunos años que eso dejó de ser igual para mí, cosas de los absurdos ciclos laborales. Sin embargo, llegué a este fin de semana con la estúpida sensación de liberación, esa antigua liberación del estudiante que se enfrenta a casi tres meses de ruptura con la rutina. Ignoro por qué de repente me ocurrió, cuando he llegado al lunes y he vuelto, como siempre, al trabajo. Pero es agradable.

Y ahora estoy aquí, sin camiseta, notando el frescor del aire, y pensando cómo alguien puede echar de menos el dichoso frío y la tristeza del invierno. Y por un momento, sin saber por qué, me he sentido un poquito mal, porque el otro día le robé la antena a un coche. Me había encontrado que al mío, se la habían quitado. Es una antena de radio normal y corriente, de esas que se desenroscan. Hay algunos exagerados que cuando aparcan la quitan, para guardarla dentro y ponerla antes de arrancar de nuevo. Seguramente la mía sería víctima de algún chavalillo que la tomaría como trofeo durante una tarde hasta que la tiraría, cuando el tiempo le restara épica a la proeza. Harto de interferencias, decidí hacer lo propio en el parking del aeropuerto, cuando me topé con un modelo similar al mío. Ahora veo que igual de cabrón soy yo que ese chavalín. Espero poder vivir con la culpa.

Canciones:

Travelling Wilburys «Handle with care»
Joe Cocker: «First we take Manhattan»
Slayer: «In-a-gadda-da-vida»

24
Jun
07

The Rolling Stones. Barcelona. 21/06/07

Reconozco que se me hace difícil hablar del concierto que los Rolling Stones ofrecieron el pasado 21 en el Estadi Olímpic Lluís Companys. Y lo es porque no quisiera redactar una entrada repleta de elogios a la banda. Es ya mi tercer concierto de los Stones, en 3 giras distintas, en 9 años. Y puede que eso ayude a darle algo de distancia a las cosas.Así que tal vez mejor vayamos por partes. Y me permitiré el lujo de comenzar por el final: en concierto me encantó.
Claro que también es cierto que las condiciones en las que pude disfrutar de él fueron óptimas. Yo tenía entrada de pista, y al llegar, poco antes de la hora de inicio, comencé a tirar hacia adelante, como suelo hacer. A unos 15 metros del final de la pista veo que hay una valla, y al otro lado, como en una especie de reservado, unas pocas decenas de personas que pueden ver el show desde un lugar privilegiado, en una especie de zona vallada que cubre toda la parte de escenario. Parece ser alguna clase de zona VIP, pues los que entran, por un extremo, lucen una suerte de pulserita azul. La valla está protegida por individuos de la organización, pero la picaresca comienza a hacer efecto, y las pulseras azules comienzan a ser falseadas y a entrar más gente. Al iniciar el concierto, a la picaresca le sucede la violencia, y comienzan empujones para saltar la valla o entrar por el hueco. Pasada la espectación inicial del primer tema (Start me Up), me comienzo a plantear el pasar al reservado, como intentan muchas otras personas. Un gorila se ensaña con fuerza sobre un pobre chaval que intenta colarse y eso me frena un poco, pero la presión es demasiada y la gente de la organización se da cuenta de que no va a poder mantener ese reservado mucho tiempo. Así que optan por hacer la vista gorda, y en el segundo tema, ya estoy dentro, en una zona perfecta, centrada, a apenas 10 metros del escenario y lo mejor, con espacio. Me da la impresión de que el reservado se llenará en breve, sin embargo no fue así. Obviamente entró bastante más gente, pero ni mucho menos se llenó. Y durante todo el concierto pude disfrutar de estar en un sitio privilegiado, y con espacio para saltar y para bailar. Vamos, que si no fuera por la magnitud del escenario (brutal!!) me daría la sensación de estar en la sala Razzmatazz 2. Con lo cuál, mi visión del concierto puede ser desvirtuada por estar en unas condiciones óptimas para disfrutarlo.

Grandes, muy grandes.

En cuanto a la banda, debo decir que lo de Mick Jagger es realmente insultante, está en una forma perfecta, su voz no falla y sigue siendo el mejor frontman de la historia. Sin embargo, Keith estaba muy viejo. Por supuesto, mantiene su glamour, su aureola, una mirada suya sigue acojonando, aunque lleve ese bigotito que a mí me recuerda al look que luce hoy en día Bob Dylan. Sin embargo, lo de viejo lo digo por pasota. Keith se limita a pasearse, a rasgar la guitarra cuando le viene en gana, a lucir poses y si le apetece, muestra su genialidad. Dicho de otro modo, resulta lo opuesto a la «profesionalidad» de Mick. El peso instrumental lo llevaba un Ron Wood que mantuvo un altísimo nivel y Blondie Chaplin, quien le cubre las espaldas con la rítmica, por si al viejo pirata le da por no tocar el acorde. Quizás fue lo que más flojeó de un concierto que, por otra parte, demostró lo engrasada que está la maquinaria. La banda, como siempre, de lujo, destacando, aparte de nuestros hombres, la pantera de Lisa Fisher (qué mujer, qué buenorra está!!), el cachondo de Bobby Keys y el sobrio Chuck Leavell.

Aunque gran parte del público acude en masa para escuchar las interpretaciones de los clásicos de siempre, yo agradecí que esta vez nos regalaran algunas sorpresas, como la grandiosa «Rocks Off», uno de los temas que más me gustan de la banda. Pero hubo más sorpresas, tocaron «Ain’t Too Proud To Beg», tocaron una larga «Midnight Rambler» que pese a haber perdido el toque de lascivia de los 60’s sigue siendo un gran número, se pusieron en plan soul dedicando un «I’ll go crazy» al fallecido James Brown o tocaron una furiosa «Respectable».

Y a pesar de su pasotismo, Keith sabe que una pose suya y un riff, y nadie en este mundo le puede superar. Por ello, se llevó la ovación de la noche cuando ocupó el micrófono, algo que hasta a un pirata puede emocionar. Y también hubo sorpresas en su parte: cantó «You got the silver»!! Había gente que se quejaba porque no tocaron «Angie» o «Paint it black», pero yo lo prefiero. La recta final estuvo repleta de esos superclásicos, así que al igual que la última vez rescataron «Can’t you hear me knockin'», en esta ocasión repescaron otras gemas semiocultas, demostrando que con un repertorio como el suyo es difícil fallar.

El número de ese escenario pequeño, que sale del principal como una suerte de papamóvil y se desplaza con los cuatro más Chuck Leavell y Darryll Jones sigue siendo uno de los más impresionantes. Y la recta final, con mención especial al número de «Sympathy for the Devil» (en el que me dio la impresión de que Mick se dejó algo de la letra) es ya la celebración de un triunfo.

En conclusión, otra gran noche, pese a que el recuerdo de la gira «Bridges to Babylon» pesa… no en balde ha pasado una década. Mick sigue en forma y Ron Wood Se mantiene, pero no se puede decir lo mismo de Charlie Watts y Keith Richards. Así que os diría una cosa: si tenéis la oportunidad de pillarles en esta gira, hacedlo, no os arrepentiréis, y me temo que esta sí que puede que sea la última.

Canciones:

Ze Malibu Kids: «I won’t forget you»
Richard Aschroft: «Check the meaning»
Chris Cornell: «Billie Jean»

21
Jun
07

Un cielo plomizo en Bilbao

En el aeropuerto de Bilbao tienen el detalle de contar con tomas de enchufe cerca de los bancos de las puertas de embarque, lo cual, para ordenadores portátiles como el mío, cuya batería dura menos que un caramelo en la puerta del cole, es de agradecer. En un ratito cojo el avión, y en unas horas estaré en el Estadi Olímpic Lluís Companys disfrutando de los Rolling Stones, lo cual hace la tarde más agradable, después de un día pesado y plomizo como está el cielo hoy.Medio País Vasco respira aliviado porque el Athletic salvó los muebles de milagro. Aunque todo el mundo tiene la sensación de estar viendo «Titanic»: la cosa se hará más o menos larga, pero al final, el barco se hunde. Llegué el martes, y mi contacto en Euskadi es un delegado comercial de unos 60 años. Ya le conocía anteriormente, pero en esta visita me da la impresión de que le han caído 5 años de golpe. Le veo viejo, pesado y cascarrabias. Llevo 3 días de diatribas contra la empresa, constantemente, sin parar. El que hace unos meses era un comercial de la vieja escuela, divertido y con empuje, se me antoja ahora un viejo cansino que espera una jubilación como agua de mayo y destila un negativismo agotador.

Quizás sea su carácter, tan directo y tan profundamente sincero, que le lleva a trufar un discurso de quejas, y llega un momento que me cogen ganas de enviarle a tomar por culo. Pero como en el fondo soy un tipo educado, me muerdo la lengua por no decirle exactamente lo que me parece su discurso. A menudo me parece que la sinceridad es algo sobrevalorado. No puedes andar diciendo lo que piensas en todo momento, a sabiendas de que puede resultar molesto o hiriente. En algunas ocasiones es completamente necesario. En otras, no. De qué me hubiera servido mandarle a la mierda a él, a su prejubilación y a su negativismo constante? Aunque sea en realidad lo que pienso. ¿No?

Canciones:

The Rolling Stones: «Rough Justice»
Thin Lizzy: «The boys are back in town»

Héroes del Silencio: «Parasiempre»
18
Jun
07

Héroes del Silencio en Valencia

Por fin, hoy me he decidido, y me he comprado la entrada para ver a Héroes del Silencio en Valencia, el 27 de octubre. Quizás el detonante viniera de la mano de Manurhill , quien me metió el miedo en el cuerpo de que finalmente el buque de los maños no recalara en la ciudad condal. Cuando salieron las entradas para zaragoza,pensé «ya se anunciará Barcelona». Luego se anunció el segundo show zaragozano. Luego el de Sevilla (donde, por cierto, agotaron el papel en muy poco tiempo). Ahora Valencia. Y pasan los días, y de Barcelona, ni palabra. De modo que pensé que Valencia no está muy lejos y además, 27 de octubre es sábado, así que la ocasión pintaba bien para sacarme la espinita de los Héroes del Silencio. Porque sí, amigos, yo nunca vi a Bunbury y sus huestes en directo en su etapa de gloria.

Y no lo hice… sencillamente porque no me salió de las pelotas. Porque en aquella ocasión, tenía un grupo de amigos que eran fans, y recuerdo que acudieron a los dos conciertos que los zaragozanos dieron en Barcelona, durante la gira de Avalancha. Por aquél entonces me empezaba a interesar por la banda, pero nunca les presté mucha atención. Además, tanto agobio mediático me provocó el efecto contrario, simplemente, pasé de meterme en su música. Y no sabéis cómo me arrepiento.

Entonces comenzaba a escuchar «Avalancha», que me grabó un buen amigo del instituto, que era un gran fan. Le recuerdo proponerme que me uniera a ellos para el concierto, y me lo planteé, pero como una de esas cosas que no se sabe del todo cierto por qué, acabé no yendo. Todo esto me hace recordar mi época del BUP (o sería del COU??… qué antiguo suena esto ahora!!!). Una vez más, sin saber exactamente la razón, dejé de ver a esos chicos y ahora ya no trato a ningún amigo de los que formaban mi cuadrilla en el instituto, aunque sí a gente que conocía en la EGB. Y por estúpido que parezca, habiendo pasado unos 10 años, me da algo de pena haberme separado de todos ellos.

En cuanto a los Héroes, no empecé a ser fan hasta que no escuché «Parasiempre», que me parece un directo brutal. En cuanto a la carrera de Bunbury en solitario, a excepción de ese decepcionante primer disco, me parece que siempre ha grabado trabajos con buenas canciones, si bien en ninguno ha acabado de redondear del todo. Eso sí, una ves vi un concierto suyo y me pareció muy bueno. Yo creo que Bunbury te gustará o no, pero hay que reconocerle el mérito por ofrecer un espectáculo escénico más propio de bandas y artistas pretéritos clásicos, de ofrecer tics a la Bowie o de dotar de algo de interés al insulso panorama español. Aunque su videocomunicado de retorno ofrezca una imagen más cutre que otra cosa:

Canciones:

Isaak Hayes: «Light my fire»
The Rolling Stones: «Thru & thru»
Harry Nilsson: «Coconut»

14
Jun
07

La moneda de dos pesetas

A menudo he colgado algunas entradas antiguas de mi difunto blog. Todas ellas sin retocar, por más que me cueste, ni una coma. Pero hoy no puedo. O el original era muy cutre (aunque el fondo, y está feo que me lo diga, me gusta), o tal vez hoy estoy más inseguro. Así que vamos allá. Porque hoy quiero hablar de la peseta. La peseta desapareció en 2002. Durante los dos primeros meses de ese año circularon los euros y las ya moribundas, vetustas y destinadas al desahucio pesetas. La peseta llevaba desde 1868 en funcionamiento como vil metal de los españolitos. Como soy un tipo joven e inexperto, no conocí los céntimos de peseta más que rebuscado el fondo del viejo bolso de mi más vieja abuela, donde a veces aparecía alguna moneda de 50 céntimos ya inservible en la época en que Naranjito gobernaba el mundo mediático/deportivo. Así que mis recuerdos se reducen a la peseta rubia, sustituida por la plateada que casi se la llevaba el viento, el duro, la mítica de cinco duros, que antaño valía para algunas máquinas recreativas (videojuegos, vamos) y futbolines, la enorme de 50 y la gloriosa de 100, que sustituyó rápidamente a la 25, para desgracia de mi infantil bolsillo, como pasaporte para máquinas recreativas, futbolines y billares, pasando por la de 200, extrañamente más pequeña que la de 100, pero con más clase, con esa corona de laureles grabada, y finalmente la de 500, esta sí, coherentemente más grande.

¿Las he nombrado todas? ¿Todas?

No! Mi memoria retiene el recuerdo de una, un recuerdo que todo el mundo parece haber perdido, o que un oscuro complot quiere borrar de las memorias colectivas, o tal vez un recuerdo que en realidad nunca existió: La moneda de 2 pesetas.

Correría el año 1984 o tal vez el 1986. Por alguna extraña razón, los niños alucinábamos cada vez que aparecía una moneda nueva. Y aquellos años 80 eran propicios para ver acuñadas nuevos modelos de peseta, aprovechando la eliminación de aquellas series acuñadas con la efigie de Franco. Un buen día apareció la moneda de dos pesetas. Plateada, como la de una. Más grande que esta, casi diría que más grande que la de cien, pero mucho más ligera. Estupenda. Pero… para qué servía una moneda de dos pesetas? En 1986 nada valía menos de 5 pesetas… o casi nada. Y los comerciantes solían redondear, avispados ellos, todos los precios a múltiplos de cinco. Total, que la insigne fábrica de moneda y timbre había acuñado una moneda que apenas valía para nada. Y en muy poco tiempo desapareció de los bolsillos, de la faz de la tierra, y por lo que parece, de los recuerdos. He estado buscando una imagen por Internet de la dichosa moneda, y juro que no la he encontrado. En la página web de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre no se hace mención de ella, ni mucho menos aparece una triste imagen. Aparece una moneda de 2 pesetas de plata (que no plateada) que al parecer acuñó el rey Alfonso XIII. Pero de ese artefacto pecuniario de los ochenta, nada. Pero existió, lo juro. De hecho, en los portales de subastas, ventas y cambios de tonterías varias, he visto gente ofreciendo sus colecciones de monedas españolas previas a la última (y a la sazón, la única con algo de sentido a nivel de valores/tamaños/materiales) tirada de pesetas.

¿A quién se le ocurriría semejante tontería en forma de moneda? ¿Por qué desapareció tan fugazmente, cuando otras cagadas de similar calado permanecieron años y años? ¿era tal vez un elemento subversivo, cancerígeno, separatista, rojo y masón?

En fin, expuesto el misterio, me siento como un Iker Jiménez, o como un lunático que de repente se pone a recordar estupideces. En fin, necesito irme a dormir.

Canciones:

Los Planetas: “El Artista Madridista”
Robbie Williams: “Tripping”
Carl Perkins: “Blue Suede Shoes” go cat go!!!

13
Jun
07

El beso de Peter Pan

Lo reconozco, el hecho de leer una autobiografía satisface en gran medida el cotilla que llevo dentro. Aunque no deja de resultar curioso que haya acabado ya el segundo tomo de la autobiografía de Terenci Moix, cuando nunca he leído una novela de Moix. En fin, «El Beso de Peter Pan» es la segunda parte de esas memorias, que cayeron en mis manos de pura casualidad, cuando mi madre se encontró la primera parte en un autobús, o algo así, y lo trajo a casa. Ahora se le llamaría «bookcrossing», pero entonces supongo que fue un despiste de un viajero. Y me gustó, ya veis.

En este segundo volumen, se retrata la adolescencia del escritor, hasta los 21 años, haciendo especial hincapie en los múltiples traumas de esa edad acrecentados en un personaje como el de Ramon/Terenci Moix, fanático del cine y las artes, fetichista, niño en perpetua búsqueda del protagonismo, y homosexual en épocas oscuras. Es curioso, también, que el escritor se haya tornado, por lo menos para mí, un personaje. No he podido evitar sentir simpatía por algunas actitudes del niño Moix, niño sabiondo, apasionado de los libros y un poco repelente, algo parecido a lo que fui en alguna ocasión.

El libro no deja de ser excesivo, más de quinientas páginas perdiéndose en algunos desvaríos, incidiendo en su traumático descubrimiento de la homosexualidad, en su búsqueda de amigos y de modelos, pero también como novela costumbrista. Y es cierto que a veces se hace algo pesado. Pero qué puedo decir, soy un cotilla y quiero saber cómo acaba la historia del joven Moix y de cómo pasa de Ramon a Terenci.

Conocía a un compañero de trabajo que era amigo personal del escritor, un homosexual mayorcete (de su quinta), interesadísimo en cine, teatro y ópera, como mandaban los cánones. Y me gustaría preguntarle si realmente era como se describe en el libro, ya se sabe que en las autobiografías, uno tiende a la autoindulgencia, o bien a la excesiva crueldad hacia una época de la que tal vez, uno no se sienta muy orgulloso, pero que pese a todo, forma parte de nuestra propia historia.

Canciones:

Screaming Trees: «Alice said»
Marvin Gaye: «Got to give it up»
Jaime Urruti: «Dónde estás?»

13
Jun
07

Qué bonita es Palma de Mallorca… cuando no llueve

6’15: Suena el despertador. Me levando odiando al mundo y odiando al maldito azar que no me dio a nacer en la familia Thyssen.
6’20: Decido que no me voy a afeitar. Sé que conforme transcuya el día y me despierte, me arrepentiré de no haberlo hecho. Me gusta estar afeitado pero me da pereza hacerlo cuando madrugo.
6’45: Cuando bajo al coche me encuentro con la desagradable sorpresa de ver la luna frontal llena de mierda de vete a saber qué alimaña voladora. A juzgar por el tamaño, podría ser un tigre. Pongo al máximo los limpiaparabrisas. Craso error. La mierda sale del medio, y me permite ver, pero no desaparece, sino que se esparce por todos los lados… un poco es una metáfora de la política actual.
6’50: Parece que hay poco tráfico. Parece que, por una vez, voy con tiempo al aeropuerto. Me pongo a escuchar «The Bends», que hace años que no escucho entero, y que sin saber por qué extraño mecanismo del pensamiento, vino a mi memoria antes de ayer.
7’12: Llego al parking del aeropuerto. Mi vuelo sale a las 8’15… llego a tiempo.
7’25: Acabo de aparcar… tal vez voy algo justo.
7’28: Cola brutal en facturación… no me pongo nervioso, pero igual sí que voy justo.
7’50: El tipo de Iberia me comunica my amablemente que se acaba de cerrar el vuelo. No estoy dentro.
8’05: Estoy en el mostrador de Air Europa. Pido un vuelo a Ibiza. Cuando levanto la cabeza me doy cuenta que la chica es una antigua compañera del instituto. Parece que realmente le ha hecho ilusión verme. Me indica que está embarazada de 6 meses. Me siento viejo. No sé si es que ha tenido enchufe o no, pero me saca un nuevo vuelo a un precio tirado, con lo cual me ahorra explicaciones a la empresa.
10’25: Subo al avión. Volar a Ibiza es toparte con un pasaje de individuos de lo más cool que van a la isla de los DJ’s. Qué buenas están algunas pijas.
10’40: Entro en un profundo y placentero sueño del que no despierto hasta que aterrizamos.
12’00: Mi contacto en la isla es un delegado comercial mallorquín que habla un catalán cerradísimo y muy rápido, cosa que hace que me pierda un tercio de su conversación. Me da apuro hacerle repetir las frases, así que espero que aquello que no entiendo no sea crítico. Un tipo majo, no obstante.
16’15: Con algo de retraso, comenzamos la formación. Unas 12 personas, entre ellas un tipo que es el doble de Paul Sorvino, que necesita una ducha y un afeitado con carácter de urgencia.
18’50: Estamos recogiendo… hemos de ir al puerto, cogemos un barco a las 20h. Paul Sorvino nos dice que se va a un bar del puerto y que nos reunamos con él allí (???)
19’35: Nos vemos obligados a tomar una cerveza rápida con Paul Sorvino, mientras me planteo qué hacemos allí, con un tipo que no conocemos de nada y que ha decidido unilateralmente que nos tomaremos algo juntos.
20’00: Sale el barco destino a Palma de Mallorca. Aunque la duración oficial del trayecto es de 2 horas, me comentan que hay un motor estropeado y no llegará hasta las 23h. Me entra una profunda sensación de tercermundismo.
23’50: Me dejan en el hotel. La verdad, no está nada mal, aunque ignoro por qué me han cogido un hotel tan bonito, con ese aire de casa señorial balear, cuando no puedo aprovecharlo.
23’55: Irritación. No hay nada para comer salvo unas patatas fritas rancias y un bote de olivas del mueble-bar. Me resigno a una cena frugal (y sana…).
23’58: Parafraseando a Josema y Millán en 1992, qué bonita es Palma de Mallorca… cuando no llueve.
Canciones:
Radiohead: «Planet Telex»
Creedence Clearwater Revival: «Have you ever seen the rain»
Keith Richards: «Make no mistake»
11
Jun
07

Radiohead (y 2)

A ver, mujeres y hombres de poca fe, descreídos, agnósticos, escépticos y aves de corral, que habéis perdido la confianza en el viejo Kar. Entiendo que la mayoría de las opiniones son causadas por los prejuicios… y lo entiendo!!! Todo deben ser prejuicios hacia esos cinco mongoloides británicos que titularon su disco «Kid A». Pero desengañáos, esa banda no tiene nada que ver con los tipos que grabaron «Pablo Honey» en el 94 y «The Bends» en el 95.

Como curiosidades, decir que desde que publicaron «Kid A» casi nunca tocan temas de estos dos discos en directo. Por otra parte, los añorados The Darkness solían hacer en directo una versión bastante curiosa (y que no estaba nada mal) de la canción «Streetspirit (fade out)».

Ale, a disfrutarlo con salud.




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