De modo que imagináos una ciudad, en una calurosa noche de junio. Te has tomado un par de cervezas, pero en realidad estás nervioso y excitado, y te dirijes hacia el lugar. Te acompañan un par de amigos, pero pronto, en las cercanías, comienzas a ver más de los tuyos. Gente en los bares circundantes, o directamente por las esquinas, bebiendo. Todos buscando lo mismo. A algunas caras incluso las reconoces, son los habituales. A otros directamente les saludas afectuosamente, aunque sabes que no los vas a volver a ver hasta el próximo. Y por fin, más adrenalínico que nunca, decides que ya no puedes más, que ya es el momento de entrar: Whitesnake tocan esta noche en tu ciudad.
Hoy, a Whitesnake se les recuerda por aquellos «Here I go Again» y «Is This Love»… diablos, dos canciones incontestables! No hay una queja en absoluto al respecto. Eso era 1987, pero 7 años antes la banda era bien distinta. Claro, son los 80’s, y todo el hard rock tan excesivo de la década anterior es visto con más recelo que otra cosa. Ilusos, sin saber que diez años más tarde otra generación les despreciaría y se reiría inmisericordemente de ellos, parapetados en varias camisetas, tejanos destrozados y camisas de cuadros. Pero volvamos a 1980. Probablemente David Coverdale llegaba algo tarde. Quién sabe, si se hubiera largado de la disciplina Purple años antes, tal vez el éxito hubiera sido mayor incluso. En fin, 1980 significaba el comienzo de una etapa nueva en el rock, pero ese glorioso sonido del hard rock setentero pisaba muy, muy fuerte.
«Live… In The Heart Of The City»… A ver, un disco en cuya portada aparece reinando un pelanas con pantalón tejano paquetero agarrando al pie de micro como si una bella muchacha se tratara, y de guardaespaldas tiene un fulano con una eléctrica de doble mástil, desde luego no da pie a muchas interpretaciones. Y es que aunque ya habían publicado hasta 3 trabajos, un disco doble en directo sólo podía significar una cosa: consagración.
Dos vinilos en los que podemos encontrar interpretaciones magistrales de temas como «Lie Down», «Take me with you» o mi favorita, una de mis canciones preferidas de todos los tiempos, «Fool for your lovin'», muy superior a su versión en estudio. «This is a song you’ve put on the top twenty», apela Coverdale al público antes de arrancar la banda con esa línea de bajo. Claro, el estruendo acaba siendo ensordecedor. Como no podía ser de otro modo.
Por más que la experiencia en Deep Purple de David Coverdale acabara de aquella manera, la estela Purple tiene gran presencia en este disco, en la forma de John Lord al teclado e Ian Paice a la batería. Vamos, que dos quintas partes de la banda que grabó el imprescindible «Made In Japan» estaba de cuerpo presente. Y sí, poco duraría esta formación del grupo, una serpiente a la que David Coverdale haría mutar más y más, a medida que se iba aclarando su color de pelo y estirándose la cara hasta tenerla más lisa y juvenil que yo a mis casitreinta. Pero ya lo he dicho, también los tiempos estaban cambiando, la vida se volvió dura para los grupos dinosáuricos de los 70’s… para los que sobrevivieron. Y si algo es David Coverdale, es un superviviente.
Canciones:
Whitesnake: «Fool for your lovin'»
Whitesnake: «Take me with you»
Whitesnake: «Lie Down»