Archive for the 'pop' Category

26
Sep
13

jitazos fugaces. hoy… the presidents of the united states of america

A veces me pregunto si mi querencia por los tonti-hits saltarines de principios y mediados de los noventa no son sino resultado de un substrato sentimental que se me fue inoculado en una época y del que ya no me puedo librar. Igual sí, igual eran una basura inmunda como me parece que son muchos de esos éxitos que han ido trufando listas de éxitos en los últimos quince años. O igual no, y realmente el auge de ciertas sonoridades rockeras que se hicieron populares es la causa de todo ello y que, cuando el rock desapareció de las listas de ventas y de las radios en general, sencillamente, me dejaron de interesar esas martingalas.

Sea como fuere, me sorprende que en toda la historia de los jitazos fugaces, y llevo ya unos cuantos, todavía no hubieran aparecido este trío de cachondos mentales de Seattle, The Presidents Of The United States Of America (PUSA), quienes firman uno de los mejores Jitazos Fugaces que han pasado por esta sección: “Lump”

La fórmula es de manual, y sin embargo, irresistible. Un temita de punk rock con una melodía muy pop. No lo llamo punk melódico porque esa etiqueta me retrotrae a las épocas en las que la chavalería escuchaba a bandas de la escudería Epitaph que nunca me acabaron de gustar, a pesar de que a mis amigos del instituto les encantaban. Volviendo a PUSA y su “Lump”, lo publicaron en 1995 en su disco de debut, homónimo. De hecho, el LP que contenía “Lump” fue publicado un año antes por una discográfica pequeña, y al fichar por Columbia Records, éstos reeditaron el trabajo, que con la promoción adecuada, acabó haciendo sonar “Lump” como su primer single en todas las radios y bares del mundo occidental.

Eran otros tiempos, y las discográficas multinacionales andaban como locas fichando a pequeñas bandas de punk rock en busca de los nuevos Nirvana o los nuevos Green Day con los que poder llenarse los bolsillos a expensas de los zagales de las camisas de cuadros. Como suele ocurrir, hubieron más errores que aciertos, claro.

El disco de debut de los PUSA estaba bastante bien, y contenía un par de singles majetes, además de la citada “Lump”. Como curiosidad, decir que tanto el cantante y bajista, como el guitarrista de la banda, tocaban unos engendros extraños llamados, respectivamente, basitar y guitbass, que son unas guitarras modificadas de modo que la primera usa dos cuerdas de bajo (sólo dos) afinadas de un modo particular mientras que la segunda usa sólo tres cuerdas de guitarra. No sabría deciros la razón que les llevó a esos dos freaks a usar (y bautizar de ese modo) esos instrumentos. Pero ei, ¡esto es punk rock!

Lo que pasó después resulta lo de siempre. De hecho, podría hacer un copiar-pegar de anteriores capítulos de los Jitazos Fugaces. A saber, sacan un segundo disco, en 1996, pero quizás ya era tarde, quizás el público ya no estaba por la labor, quizás habían sido fagocitados por el tremendo éxito de su debut en general y de “Lump” en particular. Total, unos resultados artísticos y, sobretodo, comerciales, lejos, muy lejos de su cénit. A pesar de ello, todavía se las apañaron para grabar, en 1998, una versión del clasicazo de los Buggles “Video Killed The Radio Star” que me parece muy logrado. Era su canto de cisne, y aunque hubieron reuniones posteriores (en 2000 y en 2004, aunque esta última sin su cantante original), me temo que ya a nadie le importa.

23
Sep
13

DISCOS 7 PULGADAS – RELOADED

Por si alguien no lo sabía, yo tenía antes un alojamiento de Blogspot para este, vuestro blog favorito. Luego, se hizo mayor, y me monté el chiringuito por mi cuenta, este www.notasdekar.com aunque el sitio de blogspot sigue abierto. Más que nada porque nunca me he preocupado en cerrarlo. Y es que, amigos, mi blog es ya un vejestorio de la blogosfera, desde julio de 2005. Cuidado.

El logo tenía su gracia...

El logo tenía su gracia…

El caso es que de vez en cuando lo reviso, ya que todavía hay gente que comenta. Porque amigos, mi blog es ya un vejestorio de la blogosfera, desde julio de 2005. Cuidado. En esta ocasión había un par de sorpresas. La primera venía de otro comentario en la que podríamos calificar como mi entrada más popular, la dedicada al Señor Lobo, demostrando que a la parroquia de NDK le va más el rollo nostálgico que a un tonto un yo-yo. Lo interesante del asunto es que era alguien que me recordaba el Pop Festival de Badalona de… 1995!!! ¿Lo recordáis? Era de los primeros tinglados “alternativos” más o menos grandes, tocaron Paul Weller, Sonic Youth, Yo La Tengo o Beck, y unos Australian Blonde que eran, por entonces, la gran esperanza blanca del indie hispánico. Yo quería ir, y como siempre, no fui. Era muy pipiolo, mis amigos no estaban por la labor, y bueno, me lo perdí. Con la perspectiva del tiempo, no ver a los dichosos Australian Blonde o a Beck no me parece una tragedia. Pero en aquél momento, me hubiera gustado,  más por el ambiente de festival que por el cartel.

Cartel del Pop Festival de Badalona 1995 (la imagen es de http://xavigorro.blogspot.ch/2013/01/afraid-to-speak-in-public.html)

Cartel del Pop Festival de Badalona 1995 (la imagen es de http://xavigorro.blogspot.com)

Había, sin embargo, un segundo comentario en otra entrada, que me ha parecido mucho más entrañable. Resulta que hace unos años escribí una entrada sobre la mítica tienda de discos de Barcelona Discos 7 Pulgadas, ya desaparecida. Sí, haciendo click en el nombre, accedéis al texto. De nada. Pues bien, resulta que hace unas semanas me escribió un comentario el que había sido dueño de la tienda:

Hola!!! 
Un amigo acaba de enviarme este enlace. Soy el propietario de lo que fue 7 Pulgadas. Gracias primero por el pequeño homenaje.
Y añadir una explicación: las muescas de los CD’S se hacían en origen. Eran discos descatalogados y las compañías discográficas les hacían esas marcas al venderlos a bajo precio. Más que nada para evitar impuestos a pagar. Esos discos recibían en origen otro tratamiento fiscal. Nosotros acabábamos pagando los mismos impuestos, pero los fabricantes no.
En fin, espero haber aclarado el asunto.
Hasta otra

Qué queréis que os diga… lo bueno de escribir en Internet es precisamente esto… quiero decir, me encanta saber que alguien lee estas líneas. Y me gusta interactuar con mis lectores, y recibir vuestros comentarios. Pero además, esta sensación de “el mundo es un pañuelo” que proporciona la red hace que los otros muchos inconvenientes que tiene (SPAM, trolls, idiotas sueltos, …) se queden diluidos.

Canciones:

Gram Parsons: “In My Hours Of Darkness”

The Answer: “Pride”

QOTSA: “Kalopsia”

08
Sep
13

The Rolling Stones y el pop

Los Rolling Stones son una banda de rock. Esa es una obviedad. No solo son “una” sino que tal vez, incluso, debería decir son “la” banda de rock. Por eso quisiera centrar las siguientes líneas en una faceta que mucha gente desconoce, y es la de los Rolling Stones como banda de pop. Fue hace mucho tiempo. Además, sin duda, habrá una mayoría de entendidos o de fans que calificarán esos escarceos como fruto de una banda que estaba, todavía, tejiendo su propia personalidad. Y parte de razón no les faltará.

Aquello sucedió entre 1966 y 1967. Aproximadamente. Si se considera que la primerísima etapa stoniana, la de grabar una mayoría de versiones de blues, rock y R&B, fue una etapa de purismo (1963-1966), y que los Stones “de verdad” nacen con discos como “Beggar’s Banquet” (1968), nos queda un período de indecisión intermedio.

Ésa era la imagen...

Ésa era la imagen…

Muchas cosas pasaron entre esos dos años que pudieran hacernos entender ese cambio de tendencia, aunque fuese de modo temporal. Por un lado, tenemos el hecho de encontrarnos a una banda que decide ya no grabar versiones sino canciones propias, y que crece desmesuradamente. Por otro lado, está también la influencia del momento. Los Stones pasan de ser una banda de rock a ser superestrellas, a codearse con la gente guapa, a ser admirados, pero también perseguidos. Es en 1967 cuando tras una redada en casa de Keith Richards, detienen a éste último y a Mick Jagger y les colocan a un paso de sufrir una injusta, por ejemplarizante, condena de cárcel por devaneos con drogas. 1966 es el año de gran explosión de lo que se dio en llamar el “Swinging London”, y los Rolling Stones pasaron a formar parte de ello.

Pero aún hay más. El desarrollo como multi instrumentista de Brian Jones, especialmente latente en el LP “Aftermath” (1966) abrió posibilidades a incluir algo más que la clásica estructura guitarra-guitarra-bajo-batería. Finalmente, la aparición de discos como “Pet Sounds” de los Beach Boys (1966), el celebérrimo “Sergeant Pepper’s Lonely Hearts Club Band” de los Beatles (1967) y el debut de Pink Floyd “The Piper At The Gates Of Dawn” (1967) influye poderosamente al grupo, que en esa época es más permeable que nunca.

Muy gráfico...

Muy gráfico…

Finalmente, podríamos destacar que los problemas con las drogas, y por ende, con la justicia, de Brian Jones hacen que el grupo no pueda girar en USA, ni en varios otros países fuera de su Reino Unido natal, por lo que la actividad sobre los escenarios baja. Y ya sabemos que cuando un grupo vive de gira en gira y de escenario en escenario, suele endurecer su sonido y, hablando en plata, rockear más, mientras que el estudio da más posibilidades para la experimentación con otras sonoridades.

De este modo, las primeras incursiones stonianas en el pop más típicamente sixties británico lo podemos encontrar en singles como ese “Have you seen your mother, baby, standing in the shadow?”, en donde una corte de trompetas y trompas acompañan a una estructura más o menos clásica. Es 1966 y definitivamente, aquello no suena a blues por ninguna parte. Otra nota más clara podemos encontrarla en una de las canciones más célebres de su LP “Between The Buttons”, también un ejercicio de brit-pop 60s que fue “Ruby Tuesday”. Esos arreglos clásicos y ese estribillo que reina en la canción no son, definitivamente, el estilo de lo que conoceríamos como el rock stoniano.

La portada y el título del recopilatorio de 1967, “Flowers”, no dan pie a equívoco. Aunque los temas recogidos no lo son, ese estilo es puramente pop psicodélico. En ese 1967 publicaron también un single con dos canciones que seguían esa senda que se comenzaba a trazar, “We Love You” y “Dandelion” (caras A y B, respectivamente). No aparecieron en ningún LP, si bien constituyen un ejercicio de estilo. Coros, pianos, guitarras en segundo plano, arreglos de orquesta, aires orientales… lo teníamos todo.

El paso final acabó siendo un LP que todo el mundo calificó como “la respuesta de los Rolling Stones al “Sergeant Pepper’s” de los Beatles”, si bien, personalmente, le vería más relación con el debut de Pink Floyd: “Their Satanic Majesties Request”. El título es genial, la portada es una maravilla psicodélica, y solo por ello, vale la pena la adquisición en formato vinilo. De la música, qué puedo decir… Durante años consideré que lo mejor del disco era su portada. Lo reconozco, se les fue de las manos, y ¾ partes de su duración es insoportable. Efectos, guitarras casi inexistentes, theremin, coros,… Hay, no obstante, tres joyas que no puedo dejar de mencionar. En primer lugar, la preciosa “She’s A Rainbow”, donde el piano de Jack Nietsze suena como una delicada caja de música, o la inquietante “In Another Land”. Y desde luego, también, “2000 Light Years From Home”, quizás la pieza más rockera del álbum. Lo demás, pasa entre lo aburridillo y lo insoportable. Esa es mi opinión, pero viendo la increíble versión que Ace Frehley en Kiss se marcó de un insulso tema del disco, “2000 Man”, igual estoy equivocado y hay mejor material de lo que parece.

La pregunta sería, ¿cómo dos tíos como Keith Richards y Brian Jones, tan ajenos, en apariencia, a estas zarandajas de las modas, cayeron en ella? Dejo a Mick Jagger al margen, por ser estilísticamente más abierto y porque al tío Mick la fama siempre le ha perdido. Pensemos en Brian Jones, un verdadero purista del blues a quien las canciones de Jagger y Richards no le acababan de satisfacer. Pues sorprendentemente, parece ser que no quedó insatisfecho con “Their Satanic…”, puesto que por esa época descubrió la psicodelia californiana, que le encantó. Y de todas formas, apenas tenía ni voz ni voto en los Stones, por lo que ya no los consideraba como su banda y se podía permitir el lujo de experimentar. En cuanto a Richards, a pesar de su eterna pose de rockero malote, siempre ha sido más permeable y abierto de lo que jamás le ha gustado reconocer.

El batacazo ingente que se pegaron con “Her Satanic Majesties Request” hizo que se replantearan el sonido. Así mismo, los tiempos corrían que se las pelaban, y las alegres canciones pop de 1966-1967 daban paso a sonidos más duros y más oscuros, como el hard rock blues, que se puso de moda. Y ya nunca más practicaron ese pop de sonido más estándar pero de bonita factura. Lo bueno estaba por llegar, claro, pero yo no despreciaría nunca esa época.

Canciones:

Phoenix: «Everything is everything»

Big Star: «Thirteen»

Supersuckers: «The Evil Power of Rn’R»

23
Ago
13

Ocean Colour Scene y los sueños – Mundo onírico

Vamos con otra de sueños. ¿Alguna vez os he dicho lo mucho que me fascina el mundo de los sueños? No es nada original, lo sé. Y sin embargo, cuando recuerdo mis sueños, me agrada pensar en ellos. Pensar sobre ellos. No creáis que me voy a poner en plan esotérico, y disertar acerca del significado de los mismos. Tampoco es una cuestión científica, un rollo freudiano. Lo realmente interesante de los sueños es que carecen de un código moral de conducta. En los sueños nos comportamos de una manera que, seguramente, no haríamos en la realidad. Claro que las situaciones que afrontamos tampoco son, aunque se parezcan, situaciones reales.

Del sueño de anoche, como suele ocurrirme, no recuerdo todo. Tampoco hay una secuencia lineal de los acontecimientos, lo que, a la hora de recordarlos, me cabrea. El caso es que estaba con un amigo en un concierto de Ocean Colour Scene. Toma ya. ¿Por qué Ocean Colour Scene? ¿Por qué ellos, precisamente, y por qué ahora? Haciendo memoria, en los últimos días no he escuchado su música. De hecho, escuché su último disco a través de Spotify hace varias semanas, recién publicado, nada del otro jueves. Pero eso fue hace más de dos meses, y desde entonces, nada. OCS es una banda que me gustan, que me gustan mucho, si a su material primigenio nos referimos, y que además, he visto en concierto en cuatro ocasiones, al menos. Sin embargo, de la última de esas ocasiones hace ya tres años.

Se ven viejuners...

Se ven viejuners…

En definitiva, que nada justificaba mi presencia onírica en un show de OCS, pero allí estaba, en algo que se suponía era Razzmatazz, pero que realmente no se parecía nada al Razzmatazz que conocemos. Era un local mucho más pequeño, con una suerte de gradería, de tres o cuatro escalones donde el público se sentaba, frente al escenario. De alguna manera me recordaba a la pista del mítico local barcelonés Bóveda. Pero no era el Bóveda.

Otra curiosidad está en que me acompañaba un amigo, alguien que conozco desde el parvulario, pero desde luego jamás iría a un concierto de OCS. En el supuesto que conociera quién son los OCS.

Estamos los dos sentados en esa gradería, y la banda está tocando. Canta, claro, Simon Fowler, que luce una de esas gorras de ferroviario o de obrero de principios del siglo XX que gustaban de lucir los brit-poperos que tiraban más hacia lo mod. Steve Cradock a la guitarra, claro que sí. Del resto, no tengo memoria. Pero sí recuerdo que había mucha más gente en el escenario. Llevaban a un pianista, un negro gordo que ya había tocado en alguna ocasión con ellos en una de sus últimas giras. También tenían un teclista, otro guitarrista, y un bajista. Total, una multitud de gente para interpretar la música del cuarteto.

Portada de su último disco...

Portada de su último disco…

Cerca nuestro, diviso que se sientan dos chicas. A una de ellas la conozco vagamente, como si hubiéramos sido amigos en el pasado. Sé que la conozco, pero ahora mismo, si me preguntas a mí, no al fulano que hacía de mí mismo en el sueño, no sabría decirte quién es. El del sueño sí que lo sabe, desde luego. O como mínimo cree saberlo, y por eso está dudando entre saludarla o no. Por alguna razón, decido no hacerlo. Pero, qué rabia, no sé quien es esa chica ni por qué razón, pese a conocerla, no quiero saludarla…

Y así se acabó el sueño. Dejándome con las ganas de saber quién era esa misteriosa muchacha y por qué, en su momento, consideré que mejor hacerme el loco y no saber nada de ella. ¿Qué me habría pasado con ella para decidir que mejor simular que ni la he visto? ¿Quién sería?

 

Canciones:

Jimmy Reed: «The Moon Is Rising»

Ray Charles: «Night Time is the Right Time»

Blondie: «Heart Of Glass»

 

16
Mar
13

jitazos fugaces. hoy … the connells

Volvemos con uno de esos jitazos fugaces de los 90s, básicamente porque fue esa la época en la que estaba más atento a lo que programaban las radios, o esa clase de shows de televisión que son hoy en día una rareza, o un resto de la época paleolítica: los programas de videoclips. ¿Recordáis? Antes había bastantes, amén de las clásicas MTV y VH1, para consumo exclusivo de aquellos suertudos que tenían televisión por satélite. Los demás nos conformábamos con seguir “Los 40 en Canal +”, “Sputnik”, “Clip Clap Video” o aquel fugaz “MTV España” que emitió una temporada Antena 3. Había más, pero no recuerdo los nombres. Y a ellos le podíamos sumar los programas que emitían playbacks de bandas que pasaban por el país para hacer promoción (“Zona Franca”, “Música Sí”, …). Lamentables, pero amigos, era una época sin internet, por lo que se convertía en la única manera de ver imágenes de tus grupos favoritos, y de los que no lo eran, sin tener que pasar por caja y comprar los VHS que se vendían en aquello que conocimos como tiendas de discos.

No se trata de una nostalgia hacia esa época, en realidad, hoy en día podemos acceder a cualquier tipo de música de una manera francamente increíble. Y no, no hablo de las descargas ilegales. Yo mismo, antes de escribir este texto, he buscado y revisado el videoclip del jitazo fugaz al que nos referimos hoy. Sin tener que esperar a que sea la hora del programa de videoclips, sin tener que esperar que les dé por emitir la canción en cuestión. No es eso. Y sin embargo, lo positivo de esos maravillosos 90s es que el rock se puso de moda, con lo que bandas que hoy en día apenas saldrían del circuito de bares, podían contar con sus 15 minutos de fama, y nosotros, chavalería inocente y ávida de nuevas sensaciones, podíamos disfrutarlos. Sí, claro que hoy en día tenemos una oferta ingente, pero me da la sensación de que es un poco para iniciados. Yo puedo encontrar un concierto en vídeo de The Shazam, pero jamás se me habría ocurrido buscar ese grupo si hace unos años no hubiera dado, casi por casualidad, y a través de una tele generalista, con un videoclip de Weezer. Y así.

De modo que quién les iba a decir a nuestros protagonistas del día, The Connells, que tras 9 años y cinco discos a sus espaldas, iban a tener su momento de fama al otro lado del charco, en la vieja Europa, con el jitazo “’74-‘75”. Era el año 1993. Sí, The Connells eran un grupo que comenzó en los 80s, englobados en lo que se dio en llamar nuevo rock americano, que aupaban las radios universitarias y que tenían sus popes en R.E.M., Violent Femmes, Long Riders o Green On Red. Curiosamente no fue a través de una banda sonora para una película, o al ser elegida como sintonía de un spot publicitario, como había ocurrido en otras ocasiones, como llegaron a ese pequeño éxito. Simplemente, sucedió.

Les favoreció, eso sí, un reconocible videoclip que tiraba de la nostalgia del instituto, con fotos de esa época y de sus protagonistas, 20 años más tarde. En definitiva, una versión primigenia de lo que conllevaría la aparición de Facebook y esas reuniones de colegios, institutos o grupos de universidad, cuando todos estaban más calvos y todas estaban más gordas, y todos y todas trataban de certificar sí quien les hacía tilín en esa época todavía tendría un paseo.

Y debo decir que la canción está muy bien. Esa acústica casi céltica mantiene el tono nostálgico de la canción, y el estribillo, sencillísimo, se te queda pegado al cerebro irremediablemente. Como suele ocurrir en estos casos, el éxito, como vino, se fue, aunque para The Connells no supuso un gran trauma. Recogieron los bártulos, contaron sus billetes y se volvieron a ese circuito local del que jamás hubieran imaginado salir, ni que fuera de un modo fugaz. Lo intentaron, claro. Pero lo difícil, ya se sabe, no es llegar, sino mantenerse. La prueba más fehaciente del retorno a su lugar natural es que mientras su último disco data de 2001, su último videoclip data de 1996. Significativo.

14
Feb
13

discos que olvidé que tenía. Hoy: “Tomorrow The World”, The Shazam (2002)

Los fans somos gente con un punto de rareza. Nos agrada que aquello que nos gusta no sea compartido por mucha gente, tal vez para hacerlo algo más privado, más íntimo, más propio, quizás. A su vez, no podemos evitar proclamar a los cuatro vientos nuestras pasiones. Pensad en dos amigos que comparten esta enfermedad melómana. Pueden ponerse muy pesados con sus charlas musicales. Cuando este tipo de conversaciones se hacen con amigos o conocidos más cercanos, sí que hay pie a la discusión, al intercambio de pareceres y a la adoctrinación sobre ese-grupo-que-adoras-y-que-no-se-puede-perder. Los fans tenemos una faceta de predicadores en potencia inherente a nuestra condición. Eso tiene dos riesgos, uno, parecer un listillo y dos, entrar en una discusión que se puede agriar por mentar a ese guitarrista que para el otro es más sagrado que la madre. Por ello, y cuando hay poca confianza, es mejor tirar de gustos comunes conocidos o bien de aquellos que sabes que no te fallarán, como los Rolling Stones, que a todo rockero y persona de bien le gustan y son respetados, por lo menos en alguna de sus facetas.

De modo que no puedo dejar de hablar de un disco y de un grupo que no conozco a nadie más al que le guste, o casi, incluso, que los conozca: The Shazam.

Ésta es la portada que debéis buscar.

Ésta es la portada que debéis buscar.

The Shazam son una banda americana que practican un power-pop con ciertos dejes garageros, sí, pero power-pop de manual. Y en 2002 publicaron el que es uno de mis discos favoritos, “Tomorrow The World”. Los referentes son los clásicos en esta clase de grupos, que si Beatles, que si Cheap Trick, aunque también un poco de MC5. En realidad, no es que sean el paradigma de la originalidad, lo cual, por supuesto, no tiene la menor importancia. Porque amigos, “Tomorrow The World” tiene CANCIONES. De la docena de cortes del disco, al menos cinco son esa clase de temas que en un mundo más justo y con un poquito de mejor gusto deberían estar sonando en las radios y en los bares cada cuarto de hora. Por supuesto, este mundo no es así, y The Shazam no suenan en las radios.

No busquéis en Spotify... no está...

No busquéis en Spotify… no está…

Sin embargo, en ese 2002 yo sí los descubrí a través de la radio. Por entonces tenía un trabajo en el que debía hacer constantes viajes en coche, pegarme kilometradas de varios centenares, y por casualidad, cosas de las diferentes frecuencias de la FM en distintas áreas geográficas, di con un programa de radio del que no sabría citar ni nombre, ni emisora. Una lástima, porque era un buen programa. Entre varias novedades de corte más alternativo, sonó el single “Gettin’ Higher” y bueno, aquello me llegó hondo. Igual me pilló con la guardia baja. Igual era el momento y el lugar adecuado. Pero en cuanto llegué a Barcelona, busqué ese disco, y lo encontré, en Discos Revolver. Desde entonces, nadie más me supo decir gran cosa más acerca de ese disco que yo pinchaba una y otra vez, hasta que unos años después, vi que el gran Little Steven los había apadrinado para su programa Underground Garage. Me da la sensación de que sin su empuje, The Shazam difícilmente habría sobrevivido como banda, pero sin embargo, ahí están, y Little Steven los incluye en sus recopilatorios y en sus festivales. De lo cual me alegro, por supuesto.

Se ha olvidado el mundo de The Shazam?

Se ha olvidado el mundo de The Shazam?

No estoy muy seguro de si he encajado bien este texto en la sección, porque en realidad jamás he olvidado que tenía este disco, al contrario, lo suelo tener muy presente. Yo no he olvidado este disco, es el mundo quien parece haberse olvidado de él. No creo que sea muy fácil dar con este “Tomorrow The World”, pero si os gustan los Redd Kross o The Monarchs, no dejéis de comprar ese disco, si lo encontrárais por ahí. Cuando escuchéis maravillas de canciones como “Nine Times”, entonces entenderéis de qué os hablo.

PD: Si alguno de vosotros conocía este disco, por favor, que no se lo calle… así no me sentiré tan solo en esta batalla.

 

De lo poco que he encontrado en Youtube, un buen concierto de 2003…

Canciones:

The Shazam: “Nine Times”

The Shazam: “Gettin’ Higher”

The Shazam: “Not Lost Anymore”

02
Nov
12

Pic-Nic

La otra tarde anduve curioseando por la sección de discos de FNAC. Lo sé, ahora algunos me dirán que en FNAC hay mucha morralla, que se jactan de precios bajos cuando no lo son, que revientan a la tienda modesta, que lo que se necesita es dar apoyo a la pequeña tienda de discos, etc… y sí, seguramente tienen razón. Pero quieren saber por qué comencé a aficionarme a ir a FNAC? Pues porque tienen los discos ordenaditos, alfabéticamente, con una división estilística discutible, a veces, pero que, en definitiva, suele ser fácil encontrar lo que uno busca. Si es que lo tienen.

Les voy a confesar una cosa, me encanta la tienda Discos Revolver. El material es cojonudo y además le tengo un cariño especial porque cuando comencé a escuchar rock and roll, era mi tienda de referencia, donde tenían todo lo que buscaba, antiguo o contemporáneo, y por donde paseaba a menudo, fuera para comprar, o fuera para pasear, remenar unos discos y hacerme los dientes largos. Pero a su vez, tengo un problema con ese establecimiento: nunca encuentro nada. De acuerdo, yo soy de los que son incapaces de encontrar nada. Cuando vivía con mis padres tenía un mantra: “mama, dónde está XXXX” (sustituyan XXXX por la camisa tal o por cualquier otra chorrada). Mi madre me decía “está en YYYY” (donde YYYY es el lugar). Otro grito al cabo de dos minutos “no lo encuentro”. Y entonces mi madre venía, con ese tono entre cabreo y resignación, diciendo “a que lo encuentro yo”. Y lo encontraba, claro. No podía, obviamente, llevarme a mi madre a buscar el segundo disco de Blind Melon a Discos Revolver.

En FNAC es diferente, uno va a la B y encuentra a Blind Melon sin problemas. No nací para biblioteconomía y documentación. De todas formas, ahora ya poco importa. Las tiendas de discos, como espacio físico, están destinadas a su desaparición, como , de hecho, ha ocurrido ya con muchas de ellas. Afortunadamente, Discos Revolver aguanta, veremos por cuánto tiempo. La venta online parece ser la única tabla de salvación segura del melómano con ansias de un formato físico. Porque de hecho, las secciones de discos de las distintas FNAC son cada vez más pequeñas, dando paso a la venta de muñequitos, tazas y demás merchandising.

Como decía, hoy estuve en el establecimiento FNAC del centro comercial Diagonal Mar, y la sección de discos era paupérrima. Cuatro estanterías mal puestas. No faltaba, no obstante, esa estantería para vinilos de nuevo prensaje. Me gustan los vinilos, pero pagar las locuras que se piden por reediciones de discos clásicos en ese formato, no va conmigo. No soy, como ya comenté, un purista del vinilo, y la mayoría de música la consumo en CD. No obstante, el vinilo me sigue llamando la atención, por ese aroma a clásico y esas preciosas portadas. De modo que siempre echo una ojeada.

Qué natural posa la muchacha…

Pues bien, el otro día, en esta clásica ojeadilla inocente, me he topé con una reedición de lujo del primer y único LP de Pic-Nic. Si es que hay gente para todo, y una moderna para toda reedición en vinilo. Para los que el nombre de Pic-Nic no les diga nada, les diré que era una banda española folkie de finales de los 60’s donde cantaba una muchacha que pronto se haría famosa, Jeanette.

Y a qué viene este interés mío por una vieja banda folk española, se preguntará el lector? Pues porque ese LP contenía el que probablemente es el single más conocido de Pic-Nic, la canción “Cállate Niña”. Y esa canción la escuché cientos de veces en mi niñez. Mis recuerdos no me permiten dar mucho detalle, desde luego en casa de mis padres no rondaba ese LP, por lo que puedo imaginar que se trataba de un disco recopilatorio. Lo que sí que recuerdo es el formato, desde luego mi madre me pinchaba un disco de vinilo, por lo que puedo deducir que se trataba de uno de los discos recopilatorios que regalaba la extinta Caja De Ahorros Y Monte De Piedad De Barcelona. Se trata de una desaparecida entidad bancaria de la que mis padres eran clientes y que tenían la costumbre de regalar discos recopilatorios como obsequio promocional. En casa de mis padres rondan varios de esos plásticos, donde se reunían canciones de Nino Bravo o de Grace Jones o de los mencionados Pic-Nic.

Lo que tenía de particular esta canción “Cállate Niña” es que resultaba ser una canción increíblemente triste y melodramática como para ser escuchada por un crío de unos cuatro o cinco años (yo, por aquél entonces). La melodía es bonita y desde luego Jeanette tiene una dulzura muy particular al cantar. Pero la letra simula un discurso o carta abierta de una persona hacia una niña (la del título) cuya madre ha muerto. Ojo. Y no se crean que se trata de una poesía trufada de metáforas, la cosa está más que clara. Atención a las dos primeras estrofas:

cállate niña no llores más,

tu sabes que mama debía morir,

ella desde el cielo te cuidará,

callate niña no llores más.

 

Nunca sabrás cuanto sufrió,

ahora ella duerme sin fin,

es mejor que sea así,

no llores, no llores más.

 

Y la cosa no se queda aquí, toda la canción sigue el mismo patrón:

Yo quería a tu mamá,

y también a tu papá,

rezaré solo por ti,

calla niña no llores más.

¿Acaso también el padre ha muerto? Siempre tuve esa duda. Resulta una incógnita que no queda resuelta, ya que la narradora quería a la madre, de quien tenemos clara su defunción, pero usa, así mismo, el tiempo pasado para mencionar al padre, con lo que no se sabe si vive o murió como la madre, o es simplemente un defecto de recurso estilístico. Como dato, que sepan que este single estuvo 12 semanas consecutivas como número uno de las listas españolas.

El caso es que ignoro qué se le pasaba por la cabeza a mi madre cuando me ponía esta canción, una canción horrorosa capaz de traumatizar a cualquier niño con un mínimo de sensibilidad. A mí, desde luego, me hundía la mañana. Me horrorizaba, y me daban ganas de llorar. De modo que les dejo este vídeo para que ustedes también puedan reflexionar sobre la fugacidad de la vida, el tempus fugit y todas esas cosas. Buenas noches.

Canciones:

Vampire Weekend: “Holiday”

OC: “Times Up”

The Jon Spencer Blues Explosion: “Dang”

 

24
May
12

Guilty Pleasures 3

Hoy me encuentro en Praga. Llevo toda la semana aquí, cosas de trabajo. Como estos europeos tienen esa costumbre tan cachonda de comer a las 12 una mierdecica, por la tarde tenía hambre. De acuerdo, los europeos suelen ponerse hasta el ojete durante el desayuno, que ríete tú del clásico vasolechecongalletas hispánico, o el clásico laxante zumo de naranja más café. Pero esta mañana me he dormido cinco minutos más de la cuenta. O me he duchado cinco minutos más de la cuenta. O he tardado en ponerme el traje de luces cinco minutos. Es igual, sea como sea, se me ha hecho tarde, y no he desayunado.

Total, que esta tarde me he librado de todo compromiso social y he salido a dar una vuelta por la ciudad solo. Al pasar por la Plaza de Wenceslao (Václavské Námêstí) no me he aguantado la tentación de pararme en uno de los puestos callejeros de salchichas y comerme un clásico bocata de salchicha checa. Y por si acaso, no fuera a ser que hubiera adelgazado algún gramo, me he metido a cenar en un restaurantito no muy lejos de mi hotel, una pizza y una jarra de cerveza.

Ahora, claro, me siento un poco mal. Soy un jodido pozo sin fondo. Y mi estómago me lo está recordando. Se está vengando de mis excesos con chorretones de ácido. Qué le voy a hacer, si me gusta la basura. Sí, por supuesto que disfruto de un magret de pato o de un rape a la plancha en su jugo, de los melocotones de calanda y del té verde. Pero también me gusta comerme frankfurts, hamburguesas, pizzas, shawarmas o pollo frito. Por no hablar de las patatas fritas en todas sus variantes, la coca-cola, la cerveza, el Dr. Pepper… aissss…

Será por todo ello que me he acordado de los Guilty Pleasures… hacía ya algunas semanas que no mostraba mis vergüenzas al mundo, así que vamos a ello, directos y a la yugular.

Y comenzaré con una canción que para más inri pertenece a ese maravilloso pop español que promocionan en las cadenas cuarenta de la vida. Cómo llegué a ella? Cosas del amor, amigos, no preguntéis. Y es que hoy iba a mencionar al jitazo de Nena Daconte “Tenía Tanto Que Darte”… si es que me estoy avergonzando conforme lo estoy escribiendo. Todo en esta muchacha es vergonzoso. Participó en un concurso de cantantes de la tele. Se enrolló con uno de los músicos de sesión que participaban en una gira donde cantaban todos estos artistazos, y formaron un dúo al que bautizaron con ese nombre… ESE nombre…

Pero una cosa os diré… la canción funciona! Y no sé si es ese ritmillo, el órgano, las palmas o el reprise final con los vientos, pero me recuerda ligeramente al glam inglés. Alguién dijo Marc Bolan? Tratad de abstraeros de la voz y de la pinta de pánfila que tiene la muchacha. Tratad de olvidar la absurda rima. Ahora? Todavía no?

Y el siguiente corte-Guilty Pleasure es uno de esos hits que se convirtieron en incontestables de principios del siglo. Me refiero al clásico de Outkast “Hey Ya”. Bueno, que me aspen si no suena a una mezcla entre Stax y el chiclepop más sesentero. Una estructura de rock clásico de cuatro acordes y una tonada bailable y pegajosa. En su momento, la pillé por la radio, hace años, yendo en un coche alquilado, por lo que sólo podía disponer de lo que las ondas me proporcionaran. Y desde luego me alucinó. En esa época teníais que ver a éste, vuestro juntaletras favorito dándolo todo en la pista del dancing, en un deplorable estado etílico, mientras sonaban estas negritudes.

Con el paso de los meses y al final de los años, acabé aborreciendo la canción. Me carga particularmente ese intermedio del “shake it – sha – sha – shake – it”, etc… pero sigo considerando que la estructura es de una simplicidad que atrapa. Yo haría una relectura del tema con una producción diferente, y a triunfar. No soy el único que piensa eso, mi admirado Greg Dulli se pasó una temporada haciendo una potentísima versión rockera de este “Hey Ya” cuando giraba con sus Twighlight Singers. Y podemos decir que Greg Dulli sabe algo de música, ¿no creéis?

 
 
14
May
12

Los asesinos, los suicidios, los visitantes inesperados y Australia

Hace mucho que no escucho a The Killers. Durante un tiempo lo hice, he de confesar. No os creáis, no hay ningún tipo de rubor, si bien es cierto que esta clase de confesiones me resta credibilidad ante la parroquia ruockera de NDK. En fin, de un tiempo a esta parte no creo en los carnets de rockerío que en su momento repartía el apóstol César Martín, y estas martingalas de lo que se debe y lo que no se debe escuchar me la traen bastante al pairo.
Todo empezó hace quince días, cuando leí en el diario la noticia del suicidio de un miembro de la banda. Ahí los amigos de El Periódico De Catalunya jugaron con el sensacionalismo, puesto que el suicida era un tal Thomas Marth, saxofonista no considerado como miembro oficial del grupo, aunque sí un músico de apoyo que llevaba un par de álbumes colaborando con el grupo. Pero claro, vende más si en el titular dice “se revienta la cabeza un miembro de The Killers”que no si se titula “se suicida Thomas Marth, saxofonista conocido por sus colaboraciones con The Killers”. En cualquiera de los casos, en ese momento llamaron a la puerta. Me levanté del sofá a abrir. Lo hice sin escrutar la mirilla, craso error. Abrí y sin mayor dilación me dijo “hola, soy tus recuerdos” y se coló en mi casa. De modo que saqué unas patatuelas y un par de birras. Total, ya lo tenía dentro, qué iba a hacer? Era demasiado grande y fuerte como para echarle a patadas, aunque con gusto le hubiera tirado por la puerta como hacía el Tío Phil con Jazz.
The Killers habían sido para mí los tíos que cantaban aquello de“Somebody Told Me”, un tema que no estaba nada mal. No les tenía sino por unos candidatos a los Jitazos Fugaces, hasta cuando publicaron “Day & Age”, en 2008, si bien, al principio, no le hice mucho caso a ese disco. Sin embargo, en los bares y en las radios, comencé a escuchar continuamente una canción que me recordaba horrores a los U2 de primeros de los 90’s, a una canción por la que el Bono de hoy en día vendería a su madre. Supongo que atraído por ese single, un buen día, en FNAC, dando lo que era al principio una inocente vuelta de reconocimiento, me entró uno de esos arrebatos en los que el dinero te quema en las manos, y comencé a coger CD’s de los estantes. Sin saber bien cómo, había salido con varios euros de menos, y varios discos de más, fruto de una compra compulsiva. Entre ellos había ese “Day & Age”. Y os diré, queridos míos, que el disco no está pero que nada mal. Es más, me parece un disco de pop fuera de clasicismos y muy interesante. Ecos de los U2 de 1991-1992, aureolas glammy, mucho Bowie, tanto de los 70’s como de los 80’s, un cierto deje ochentero también en forma de Tears For Fears o, incluso, algo de The Cure. ¿Qué os parece?
Y a la tercera birra, después de gorrearme las patatas, mi invitado forzoso me explicó de qué iba todo aquello. Tres momentos de los tres últimos años vendrían a visitarme como los tres fantasmas que fueron a ver a Evenizer Scrooge, todos ellos por obra y gracia de los dichosos The Killers. Uno de ellos me lleva a mi primer viaje a Australia, en mayo de 2009. Estaba alojado en un jodido suburbio de Melbourne, llamado Kew. Un sitio sin nada que hacer donde tenía un pub cercano en el que pude disfrutar una noche de un partido de fútbol australiano mientras me ponía hasta el Ohio de cerveza, de manera que llegué haciendo eses a mi hotel y me quedé dormido con ropa. Qué queréis, era mi última noche allí.
Y cada mañana, al despertar, encendía el televisor, y sintonizaba un canal de videoclips. Ya sabéis, el típico canal de clips tipo radiofórmula. La radiofórmula en Australia es mejor que en la Celtiberia, os lo puedo asegurar. El caso es que cada maldita mañana programaban los mismos videoclips. A la décima mañana viendo eso, uno tiene la sensación de estar en “Atrapado en el Tiempo”y de que Sonny & Cher están a punto de sonar. Me salvaba un clip, el de “Spaceman” de The Killers, un tema que me recuerda un poco al Bowie de “Diamond Dogs”. En cualquiera de los casos, ya esperaba, cada mañana, mi sesión de “Spaceman”, para poder arrancar el día. Ponerme a cantar y bailar esa canción, en calzoncillos, en mi habitación, se convirtió en un ritual.
Y después de esta confesión, me perdonaréis que no dé más detalles de los otros dos fantasmas/momentos que me visitaron. Cuando se acabó la cerveza, mi asaltante se marchó de casa, aunque el muy ladino se despidió con un “hasta la próxima” que me tocó las narices.
Canciones:
The Killers: “Spaceman”
Iggy Pop: “Dum Dum Boys”
R.E.M. : “Driver 8”
12
Abr
12

La influencia de los Beach Boys

Esta tarde andaba pensando en los Beach Boys. Leí no hace mucho que Brian Wilson iba a reunirse con los miembros originales Mike Love y Al Jardine, quienes junto con Bruce Johnston, que lleva desde 1965 sustituyendo al propio Wilson en la mayoría de las giras, mantenían el nombre de Beach Boys vivo. Con mayor o menor fortuna, posiblemente menor, y llevando el nombre de Beach Boys al pantanoso terreno de las bandas de revival cutre, este trío se paseaba por los escenarios de medio mundo (creo recordar que pisaron la piel de toro el verano pasado o el anterior). Pero todos sabemos la verdad: sin Brian Wilson, sobre las tablas o en la sombra, no son verdaderamente los Beach Boys. 

Y cuando nadie daba un duro por ello, resulta que a Brian Wilson le da por volver a girar con sus antiguos compañeros, con una excusa tan pobre como la conmemoración del 50 aniversario de la banda. Es decir, después de su recuperación en los 90’s, de la publicación de «Smile» tal y como lo había imaginado en su cabeza, o como lo recordaba, claro, después de girar en solitario llevando «Pet Sounds» y «Smile» a los escenarios, de grabar varios discos, después incluso de la muerte de su hermano Carl, a Brian Wilson le da por volver a girar con The Beach Boys, o lo que queda de ellos, en una pirueta, cuanto menos, extraña. Básicamente, porque uno piensa: Para qué? Lo cuál demuestra que al viejo genio todavía se le va la olla de vez en cuando.

En cualquiera de los casos, y aunque si pisaran la Península, trataría de ir a verles, por el momento no hay ningún show anunciado en el tramo europeo de la gira, entre julio y agosto del presente año. Reconozco que sería un ejercicio nostálgico más bien arriesgado, las probabilidades de decepción son francamente elevadas. Y es que para mí, la sonoridad, el preciosismo que presentaba música de los Beach Boys suponen un hito en eso que llamamos música pop. Aunque no podemos decir que existan muchos grupos que la tomen como referencia. Esa clase de arreglos y de coros resultan muy complicados, demasiado como para utilizarlos sin caer en el más absoluto de los ridículos. Queridos, es como si un señor de 65 años quisiera enfundarse unos tejanos estrechos, llevar un par de rastas en el pelo, ojos maquillados y una camisa abierta hasta el ombligo. Eso sólo queda bien si uno se llama Keith y se apellida Richards. Es lo que hay.

Al final, no he sido capaz de encontrar muchas influencias claras de los Beach Boys. Desde luego, no en bandas, y tan sólo en algunos temas de ciertos grupos se puede ver algo que claramente pudiera asociarse con el sonido clásico de los chicos de la playa en su faceta más pop. Podemos verlo en un tema como «At My Most Beautiful» de R.E.M.


Para mi gusto, el mejor corte de un disco que fue injustamente tratado, «Up», y en donde un inspiradísimo Mike Mills despliega una melodía que cabalga sobre pianos, cascabeles, teclados, un banjo que suena de fondo, cuerdas… un ejercicio puramente Wilson, sin duda.

Vayamos con otro tema al que yo le veo un deje Beach Boys, aunque no tan evidente como en el anterior. Si digo que los Manic Street Preachers pasaron un momento flojito desde finales de los 90’s hasta finales de la década pasada, posiblemente muchos de los fans antiguos de los galeses se alinearían conmigo. Pertenece, sin embargo, a esa época, la canción que quisiera resaltar:


Este «So Why So Sad?» tiene un sabor claramente pop, y que me aspen si el puente/solo que cuelan antes del último estribillo no recuerda a «Pet Sounds». No negaré que me gustan más los Manics más rockeros que no los que cantaban horrores como «Tsunami», y que durante esa etapa me desentendí de su música. Pero es lo que tienen los singles. Un buen día, uno escucha una canción, una sola, una en concreto, y resulta que acaba redimiendo a un grupo.

Para acabar quisiera colar la canción marciana de esta entrada. Reconozco sin rubor que no tengo ni idea de quienes son estos tales Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, ni tampoco del peso que han llegado a tener, si alguna vez lo tuvieron, sobre la música española. Puedo decir que no conozco nada más que la canción que suena en el vídeo siguiente, y, sinceramente, no creo estar perdiéndome gran cosa:


De acuerdo, tanto la letra como el propio título del tema, «Señora Azul», se mueve en el ridículo más espantoso si no fuera por, ay, ese apropiadísimo uso de las armonías vocales francamente deudoras de los Beach Boys. ¿Que no? Escuchen, escuchen cuando canta aquello de «tú no puedes apreciar con propiedad» y lo que sigue… Están, o no, de acuerdo conmigo, mis queridos lectores, paseantes, asiduos o curiosos?

Acabaré pidiendo el comodín del público, undostrés responda otra vez, canciones en las que se pueda apreciar una influencia clara de los Beach Boys más clásicos. Como premio por haber llegado al final de esta entrada, el vídeo con la canción que me lleva obsesionando todo el día de hoy, el tema con el que arranca el disco de Brian Wilson de 1998, «Imagination». Buenas noches.





abril 2023
L M X J V S D
 12
3456789
10111213141516
17181920212223
24252627282930

Sígueme en Twitter

Categorías