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04
Feb
13

jitazos fugaces. hoy … OMC

El otro día leía que los de Jot Down Magazine publicaban un artículo sobre Jitazos Fugaces… ay, qué mala es la falta de ideas, cuando tienen que robar una idea que era claramente mía y que nadie más en Internet había desarrollado jamás, un clásico de NDK… simplemente tuvieron la falta de originalidad de utilizar el término original inglés (One Hit Wonders) y así se ahorraban de enviarme el cheque… Por si fuera poco, tuvieron la indecencia y la mala leche de incluir el “No Rain” de Blind Melon como Jitazo Fugaz/One Hit Wonder, lo cual es una injusticia hacia una banda que grabó 2 discos maravillosos (“Blind Melon” y “Soup”) y que despidieron con un disco de refritos y descartes que, para variar, mantenía un nivel francamente alto (“Nico”). Muy mal, Jot Down Magazine. En fin, les perdonaremos el patinazo porque resulta una revista/web que verdaderamente da gusto de encontrarse en Internet, y cuya versión en papel está muy bien hecha.

Pero me estoy enrollando, cuando lo que quería era presentar otro de esos Jitazos Fugaces que, además, me sirve para recuperar una serie que tenía algo olvidada. Los protagonistas de hoy son OMC, banda neozelandesa (ojito!) con un nombre demasiado similar a aquellos clásicos de los 80’s que eran OMD. Nada que ver, obviamente.

Bueno, esta canción llegó a los charts europeos, y también a los hispánicos en 1995, siendo visto aquí como una suerte de curiosidad, por aquello de tratarse de las antípodas, y tal… porque música australiana siempre ha llegado mucha, vía UK, habitualmente, pero ¿de Nueva Zelanda? Eso era algo nuevo. OMC grabaron este “How Bizarre” como single, cuando aún se grababan singles, y luego, tras el éxito mundial, grabaron el álbum que contenía ese single, disco que obviamente no interesó a nadie. Tuvieron la grandísima suerte de ser contemporáneos de esos melómanos de los 90’s que jamás imaginaron que haciendo un par de clics podrían obtener, gratis, aquella canción que les gustaba, sin tener que aguantar el tostonazo de disco, ni, obviamente, pagar por ello.

Y qué os puedo decir, la canción tiene su gracia, especialmente por esas trompetas que me recuerdan a la época en la que al gran Willie DeVille le dio por los sonidos más tropicales. Por supuesto, hubo el videoclip de rigor, y demás parafernalia que era obligatoria para todo Jitazo Fugaz que se precie. Según esa fuente de rigor informativo que es Wikipedia, “Between 1995 and 2000, OMC is estimated to have sold between three and four million records worldwide” … es decir, tres o cuatro millones… como el que se come seis o siete olivas… como el que llegará cinco o diez minutos tarde… qué más dará un millón más o un millón menos de discos vendidos…

Como suele ocurrir en estos casos, OMC grabaron un par de discos más que, si el que contenía el single “How Bizarre” no interesó a nadie, ni os cuento sus continuaciones. Por supuesto, poco importa, cuando amasaron tanto dinero en royalties que acabaron el cantante y el productor enfrentados por ellos en los tribunales. Y como si de un telefilm de mediodía de domingo se tratara, tras llegar a un acuerdo extrajudicial, dicho cantante, Pauly Fuenama, moría con tan solo 40 años, de una enfermedad degenerativa.

No quisiera acabar sin mencionar que probablemente los que escuchamos esa canción en 1995 íbamos a imaginar que la palabra “bizarro” se iba a poner de moda varios años más tarde… con la particularidad de que se utilizaría con el significado en inglés (bizarre, extraño o estrafalario) en lugar de con el significado real en castellano (bizarro, valiente o gallardo), creando uno de los pocos casos de “false friends” a la inversa (del inglés al castellano) que se acaba extendiendo tanto que casi hace olvidar la definición real. Eso sí que es bizarro…

29
Oct
12

Huey & The New Yorkers

Esto de escuchar en streaming un disco que todavía ni siquiera se ha publicado, no deja de ser algo que me cuesta de asimilar. Ahí demuestro que soy un tío chapado a la antigua. Cuando yo tenía unos trece o catorce años, tenía un amigo con el que íbamos a mirar, y ocasionalmente (muy ocasionalmente, en tanto la economía lo permitiera, que era casi nunca) a comprar música en CD. Entonces no nos referíamos a ello por el acrónimo, y todavía usábamos esa palabra que ha quedado tan en desuso para referirse al formato, el “compact”. Nosotros íbamos a comprar un disco en “compact”. En fin, el caso es que mi amigo tenía (tiene) un hermano que sería como cinco o seis años mayor que nosotros. Mi amigo compraba música en CD, y la escuchaba en el único reproductor de CD que tenía en esa casa, el del ordenador. Su hermano, sin embargo, se resistía a comprar música en CD, y continuaba con el formato que había usado siempre, el cassette. Esa obstinación me sorprendía. Tenía su colección de cassettes originales, perfectamente colocada y ordenada, y no quería pasarse al CD. Está claro que si yo tuviera un hermano menor, me miraría raro, acumulando todos esos CDs.

El otro día leía el correo del Popular 1 de septiembre. Sí, el de septiembre, el número de octubre todavía lo tengo sin leer, últimamente se me acumulan, muestra de que Popular 1 ya no me interesa, ni de largo, tanto como antes. En ese correo había la carta de un chaval de ventipocos que decía que jamás había comprado un disco. Pude entender que jamás había pagado por la música, que toda se la bajaba de Internet. En fin, no quisiera retomar viejos debates aburridísimos y que ya traté en entradas dedicadas a ello, como ésta o ésta. La cuestión es que la música, tal y como la conocía, en lo que a su distribución se refiere y a la implicación que eso tiene como industria, está acabada. Lo cuál tiene muchas cosas que me disgustan, sí. Pero también tiene algunas cosas positivas.

Una de esas cosas positivas es el hecho de que haya podido escuchar el disco en solitario de debut del gran cantante de los no menos grandes, mis adorados Fun Lovin’ Criminals, sin que el trabajo esté a la venta aún. Sí, Huey Morgan se ha montado un proyecto personal, al que llama Huey & The New Yorkers, que no implica el final de mi trío neoyorkino favorito, y cualquiera puede escuchar un streaming de ese nuevo trabajo en el siguiente link:

http://www.clashmusic.com/features/listen-huey-the-new-yorkers-say-it-to-my-face

Ni que decir tiene, me parece una idea muy interesante. La oferta musical es ingente, el dinero a invertir, limitado, y vale la pena pegarle un tiento a los discos antes de gastarte los cuartos. Aunque se pierda un poco el romanticismo, no lo negaremos.

 

El más chulo del barrio…

Yendo al disco en cuestión, que titula “Say It To My Face”, a mí me ha gustado mucho. Claro que yo soy muy fan de los FL’C, y eso, quieras que no, influye. El fan de la banda reconocerá rápidamente territorios comunes entre los discos del trío y la música del proyecto personal de Huey Morgan. Si algo se le puede achacar a Morgan es eso, experimentación, poquita. Medio disco podría haber pasado como temas de los FL’C, si bien camina por una senda menos hip-hop y menos electrónico que los originales de los criminales. Ignoro si será un proyecto que tendrá continuidad, o si podremos ver a Huey girando con los New Yorkers en lugar de hacerlo con Fast y Frank, lo cuál sería francamente raro. Mientras tanto, creo que vale la pena disfrutar de esta colección de canciones, a la espera de una nueva entrega de los FL’C.

Canciones:

My Morning Jacket: “Circuital”

Generation X: “Revenge”

Ocean Colour Scene: “Can’t Get back To the Bassline”

26
Dic
07

Santa Claus is coming to town

No creeríais que el mero hecho de ser hoy navidad me iba a eximir de sentarme frente al teclado… en fin, 25 de diciembre, etcétera. Feliz navidad. Y si no, que se lo digan a un tipo en Australia, llamémosle, por ejemplo, Paul. La noticia no me la invento, viene de la agencia Reuters, agencia que, por supuesto, envía sus noticias constantemente a la redacción de NDK, donde trabajan 250 chimpancés amaestrados que me redactan la mayoría de los textos. El de hoy, por ser día señalado, me digno a escribirlo yo mismo. Ya me perdonaréis la ortografía y la falta de estilo. En fin, a lo que iba.
Santa ya os está mirando, para el año que viene

Nuestro amigo Paul trabajaba de Papá Noël en la bonita localidad de Cairns, en Australia. Su trabajo, os lo podéis imaginar, una tarea dura y que requiere de un profesional como la copa de un pino. Paul, estaba ilusionado con su trabajo. Le permitiría ganar unos dólares y gastárselos en una bacanal de Foster’s la noche del 26 de diciembre. Sólo tenía una condición. La empresa para la que trabajaba estaba muy al día, y por lo tanto, totalmente concienciada con la necesidad de la corrección política. Resulta que se supone que Papá Noël, o Santa Claus, debe reírse constantemente, y su risa debe sonar como ho-ho-ho (no una ni dos veces ho, sino tres). Pero claro, el responsable de esta empresa se había dado cuenta de que en slang americano, ho es un término peyorativo, algo así como puta. Se supone que es una derivación de la palabra whore. Claro, lo que no se podía permitir es que ninguna potencial clienta se sintiera insultada con la interpretación de Santa por parte de Paul.

En el fondo, Paul se imaginaba su trabajo así…

De modo que la única instrucción específica que Paul recibió es que nada de utilizar el tópico (mas potencialmente ofensivo) ho-ho-ho, y debía sustituirlo por un inocuo y suave ha-ha-ha. «Sin problema», pensó Paul. Era un trabajo sencillo. De modo que se calzó sus botas, se puso el traje rojo, se colocó la barba blanca y cogió la campana. Ilusionado, salió a la calle. Todo era movimiento de compras, madres con sus hijos, ambiente navideño, en definitiva. Comenzó a agitar la campana. Y como inconscientemente, al acercarse una señora con su preciosa pequeña, de la boca de Paul surgió, de repente, la expresión prohibida: ho-ho-ho. Nada más acabar el tercer ho, Paul se dió cuenta de su error y en un gesto casi reflejo, se llevó las manos a la boca. De nada le sirvió el propósito de enmienda. Fue fulminantemente despedido. Había mancillado la navidad.

Se empieza con el ho-ho-ho y se acaba así…

En fin, no quisiera acabar sin anunciaros que Santa Fuck me ha dejado un regalo para todos vosotros. Se trata de un recopilatorio de Mark Lanegan, que podéis descargar (vía megaupload) haciendo click aquí. Espero de todo corazón que las canciones del bueno de Mark os acompañen en este frío y duro invierno, recordándoos vuestras miserias, los amigos que os fallaron, la vez que caísteis en la traición y ese arrepentimiento que os reconcome, el amor que os rompió el corazón, lo cerca que la muerte os acecha, la sinrazón humana, las flaquezas y, en definitiva, la dureza de una vida que no atiende a razones. Conmigo lo hace. Feliz navidad.

Canciones:

Chris Isaak: «Santa Claus is coming to town»
Harry Connick jr. : «Sleight Ride»
Otis Redding: «Merry Christmas, baby»

14
Abr
07

Arthur Lee vs. Madonna

Recuperando una entrada del difunto, de no hace mucho. El link había petado, así que a falta de uno, pongo dos… por si acaso.
Arthur Lee murió de leucemia hace unos meses. Entre 1966 y 1969, Arthur Lee lideró una de las mejores bandas de pop de la historia, Love. Curiosidades de la vida, una de las canciones más famosas de Love, y una de mis favoritas, “Alone again or”, no está escrita por Lee, sino por el guitarrista Bryan MacLean. Aunque por supuesto, eso no hace que Arthur Lee no fuese uno de los compositores de pop más grandes, al lado de colosos como McCartney o Wilson. Tras su etapa en Love la cuesta abajo se fue pronunciando más y más, pasando por etapas negras de drogas e ingresos en prisión (nada que no le pase al David Crosby más pintado). En los últimos años de su vida una nueva generación le veneró en sus últimos tours como lo que fue, uno de los grandes.
Madonna tiene 48 años, y hay que decir que su gran mérito es haber estado 25 años en la cumbre del pop más comercial, que no es poco. Especialmente si se es una mujer, cuando lo que importa es (y en ese estilo) un 60% la imagen y un 40% la música. Madonna, gracias a sesiones maratonianas de gimnasio, de quirófano y de photoshop, ha podido llegar casi al medio siglo bajo esos preceptos, y a decir verdad, aun me parece bastante follable. Sobretodo es una superviviente, a modas, a fracasos estrepitosos, a caprichos de diva, etc. Y a decir verdad, colecciona una serie de singles majos. Sus dos recopilatorios, especialmente el de los 80’s y, aunque en menor medida, también su retrospectiva de los 90’s, son aprovechables.

Dos visiones contrapuestas de lo que se conoce por «pop»

¿Qué une a Arthur Lee y a Madonna? En 1999 Madonna escribió (dicen, yo creo que fue uno de sus negros) junto a William Orbit, un tema para la BSO de la secuela de “Austin Powers”. Y me parece que ese negro de Madonna se inspiró mucho, pero que mucho, en otra canción del negro hippie más importante, que publicaba 30 años antes en su disco “Da Capo”. Bueno, escuchen y ya me dirán.

Arthur Lee vs. Madonna en rapidshare

Arthur Lee vs. Madonna en megaupload

20
Mar
07

La conexión hispánica de los Spin Doctors

Los Spin Doctors fueron una banda que encajó a la perfección en la primera (y convulsa para el rock) década de los 90’s. Tal vez no debería decir fueron, dado que siguen en activo, y en 2005 publicaron un nuevo álbum. Pero me permito utilizar el tiempo pasado, porque para mí los Spin Doctors pertenecen a una época muy concreta, a la que están clavados en mi memoria.Porque los Spin Doctors grabaron en 1991 uno de esos discos que recuerdan perfectamente esos años. Y diablos, se trata de un gran disco. Me refiero, por supuesto, a Pocket Full of Kryptonite. Por todos se recordará ese pedazo de hit que es “Two Princes” y que les catapultó a la fama en USA (donde aparecieron en todos los shows de TV habidos y por haber), y poco después en Europa. Ese disco encajaba bien en esa escena que se dio en llamar “alternativa”, alejada de las sonoridades de Seattle, no obstante. Lo suyo era más cercano a lo que en algún momento se llamó crossover, por su tremenda base funk. Aunque su sonoridad era tirando a rock más clásico, las guitarras eran potentes e insisto, tenían un rollete funky muy majo. “Two Princess” no era lo único bueno, todo el álbum es realmente recomendable, y podemos encontrar a John Popper (de Blues Traveller) participando en algunos cortes.

Era una buena banda
En 1994 sacaron la continuación del disco, aunque para ser sincero, no llegaba, ni de lejos, a su predecesor. Pese a ello, seguían teniendo mucho tirón, su aureola hippiosa encajaba perfectamente en ese pequeño movimiento de neo-hippismo al que también se relacionó a Blind Melon. Y como estos últimos, participaron en el mega-festival Woodstock II, en donde compartieron escenario con colosos como Joe Cocker, NIN, Green Day, Aerosmith, Metallica (época black album) o Red Hot Chili Peppers.

Pero la época alternativa no tardó en desvancerse, o tal vez fuera que sus entregas perdieran calidad de un modo alarmante. Y eso que aún les dio tiempo a sacar un single interesante, “You’ve got to relieve in something”. Pero nada, su estrella se fue apagando hasta llegar a lo que son ahora, una banda bastante del montón.

Ahora, que si volvieran, deberían comenzar la gira en España. En un pueblecito de Salamanca que se llama Espino de los Doctores. De hecho, podrían sacar un nuevo disco, y en su portada podrían aparecer apoyados en la señal de entrada a Espino de los Doctores.

Curiosidades de la geografía
Espino de los Doctores es un pueblecito salmantino que pertenece al ayuntamiento de Ledesma. Y si yo fuera concejal de festejos de ese municipio, invitaría a los Spin Doctors al pueblo, les hincharía a jamón y cocido y vino tinto. En fin, que aprovecharan esta curiosa conexión hispánica entre su pueblo y los creadores de “Two Princes”, “Jimmy Olsen’s Blues” o “What time is it?”.

Canciones:

Mötley Crüe: «Shout at the devil»
Kiss: «Strutter»
Blind Melon: «Soak of sin»

05
Mar
07

Notas Sonoras de Kar vol.1

Hacía mucho tiempo que quería hacer esto. Quince canciones. Dos denominadores comunes: De los últimos 10 años, aproximadamente. Poco conocidas, las canciones o sus autores. Todos los cortes me encantan. Espero que lo disfrutéis.

Podéis descargarlo en:

Notas Sonoras de Kar vol.1

1.- Ocean Colour Scene: «Hundred Mile High City»

Palabras mayores. Sacar un disco después del impecable “Moseley Shoals” era un riesgo difícil de asumir. Y lo hicieron. Vaya si lo hicieron. Si no fuera por el cariño especial que le tengo a “Moseley Shoals”, casi podría dudar si su sucesor, “Marchin’ Already” lo supera incluso. Y este «Hundred Mile High City» que abre el disco nos muestra la cara más rockera del combo, un tema ideal para abrir cualquier concierto.

2.- Afghan Whigs : «Can’t Get Enough of Your Love»

Una banda que probablemente mereció algo más que gozar del status de leyenda. No fueron los primeros ni los únicos en acercarse al soul desde el rock, pero diablos, qué bien lo hacían. En la época de mayor popularidad de la “música alternativa” en este país, colaron esta grandísima versión de Barry White en el recopilatorio Vértigo. Originalmente se grabó para la BSO de la peli “Beautiful Girls”, donde también aparecían tocando. Una buena película, una buena banda y una gran canción. ¿Lo digo? Sí, me parece mejor que la versión original del orondo White.

3.- Frank Black: “Hang On To Your Ego”

Uno de los temas que más me gustan del Pet Sounds de los Beach Boys es esta «Hang On To Your Ego». Para encontrarla hay que irse a la versión del disco con extras, ya que en la original no está. Frank Black, cuando comenzó su carrera sin los Pixies también quiso recuperar este tema, y pasarlo por su personal manera de hacer música. El resultado, si bien no supera la inicial, sin duda vale la pena.

4.- Scorched Earth : «Women Gone Bad»

Este joven power trio británico mostró al mundo, hace unos añitos, con la grabación de “Fed To Your Head” cómo se podía vivir sin pasar ninguna hoja del calendario desde 1969. Compartirían escenario y peyote con Grand Funk Railroad, Blue Cheer o los Steppenwolf más durillos, si no fuera porque entonces ni siquiera habían nacido. Aparecieron como una máquina del tiempo que hubiera llegado desde los 60’s (un deLorean, por ejemplo) y después de volatilizaron. Todo el disco vale la pena, pero este «Women Gone Bad» noquea al más pintado.

5.- El Caco: «Oh You»

Hubo un tiempo en el que todo lo que venía de Escandinavia se miraba con cierta benevolencia. Y no es extraño, con el potencial que hubo por esas tierras unos años atrás. Estos El Caco eran representantes de la cara más stoner de Noruega. Si bien creo que tuvieron suerte de llegar a toda Europa en 2001, cuando si su debut se publicara hoy en día difícilmente lo harían, y este debut homónimo tampoco es gran cosa, el tema que he seleccionado me encanta. Y justifica la existencia de este debut.

6.- Smashing Pumpkins: «Try Try Try»

Otros que de desconocidos tienen poco. Qué se puede hacer cuando sacas dos discos que se podrían colar entre los 100 mejores de una década? Ellos, lo tuvieron claro. Perderse en una época decadente que concluyó con el aburridote Adore. Para cuando sacaron su “Machina/the machines of god” media banda estaba pensando más en su futuro en solitario. A pesar de ello, y de que medio mundo no les perdonara el Adore, fueron capaces de publicar un disco majete, alejado de un mundo de distorsiones guitarreras y de épica que se habían encargado de crear, para acercarse espiritualmente a The Cure. Y no les salió mal del todo. Si bien el disco no es una joya, algunos temas, como este «Try Try Try» son memorables.

7.- Lou Reed : «Who Am I»

Ok, está claro que Lou Lou no es ningún desconocido. Sin embargo, su último disco “The Raven” no tuvo la aceptación que merecía. Tal vez por su condición de conceptual. Tal vez por la poquita promoción que se hizo. En cualquiera de los casos, The Raven nos muestra a un Lou Reed mucho más arriesgado y con mucha más frescura que en su anterior obra. Y esta «Who Am I» es la cúspide, adoptando a un personaje confundido, teatral y dramático en algunos sentidos que desnuda su alma al mundo. De lo mejorcito del neoyorkino.

8.- REM: “Wall Of Death”
Otra versión, en este caso de Richard Thomson, quien militó en Fairport Convention, banda folk inglesa de los 60’s. Poco importa lo que hiciera este inglés en su vida, cuando un tema suyo cae en manos de REM y hacen esta fantásticaversión para la cara B de su single «E-Bow The Letter». Como suele ocurrir con algunas caras B, uno se pregunta por qué no apareció en el disco. Y más en un disco algo irregular y con varios retales sobrantes como «New Adventures in Hi-Fi». Quién sabe.

9.- Ryan Adams: «Love Is Hell»

Machacado, vilipendiado, despreciado y admirado en secreto. Es un bocazas. Un imbécil. Sus conciertos pueden ser espectáculos bochornosos. Pero de lo que no cabe duda es de que se trata de un hijo de puta con talento. Con «Gold» llegó a una estado de gracia del que tropezó con “Rock n’ Roll” dando argumentos a sus detractores. Con su siguiente trabajo, «Love Is Hell», retomaría de nuevo su mejor momento. Junto con «Gold», su mejor disco. Y el corte que le da nombre es una buena muestra de ello. Aunque todo el trabajo es de lo más recomendable.

10.- My Morning Jacket: “Worldless Chorus”

Comenzar un concierto con una canción como esta, tal y como hicieron en el Azkena’06 es, sin duda, un buen presagio. Una bonita demostración de cómo se puede hacer pop sin caer en la estructura fácil estrofa-estribillo-estrofa, porque estribillo, lo que se dice estribillo, es cuanto menos, extraño. Una banda que merece más atención de la que nunca le había dado, y una marcianada pop perfecta. Esta vez en su versión de estudio.

11.- Supreme Beings Of Leisure: «Get Away»

La cara más frívola del pop en una canción de estos semi-desconocidos, que tuvieron sus 15 minutos de fama en el año 2002. Quizás porque se movían más en una escena electrónica o de trip-hop, aunque este tema está más cerca de las bandas sonoras de las películas de James Bond de finales de los 60’s. Si mi memoria no me falla, en algún spot televisivo sonaba esta canción, pero no estoy seguro.

12.- Fun Lovin’ Criminals: «How It Be»

Otros que sufrieron el síndrome de sacar dos discos espectaculares. Superar eso es casi imposible, pero no se puede decir que desde entonces no hayan publicado buenos discos. En especial este último, “Livin’ In The City” es el mejor desde los ya lejanos tiempos de «100% Colombian». Su problema es de un cierto conformismo con esa imagen de “grupo cachondo” que a base de hit-singles con cierto aire latino como “Loco” o “Mi corazón” se han ido labrando. Que nadie se confunda. Ese “Mi Corazón” es casi el peor tema del disco, en el que me ha costado decantarme por una canción. Esta «How It Be» recupera su cara más soul, y es una verdadera delicia.

13.- Tito Larriba : “Anarchy in the USA”

Tito Larriba es un tipo que tuvo la gran suerte de cruzarse con Robert Rodriguez, y de que éste utilizara un tema (gran tema) suyo para la escena clave de su película “Abierto hasta el amanecer”. De no ser por eso, Tito no sería más que otro rockero del circuito de clubes fronterizos que con algo se suerte, tocaría en LA. Tampoco hay que quitarle méritos, el disco que contenía esa canción no está, en general nada más. Pero probablemente, cuando la gente de U2, Daniel Lanois y los implicados en esa extraña película “Million Dollar Hotel” incluyeron esta versión del “Anarchy in the UK” por parte de Tito Larriba, seguramente pensaban en su buena estrella con el cine. Versionear el clásico de los Pistols no parece, a priori, algo muy original. Sin embargo, Tito Larriba lo hace con gracia, dándole un toque muy personal y cantando… en castellano! ¡Vámonos, muchachossss!

14.- The Sounds: «Seven Days A Week»

Mis últimas noticias de esta banda sueca es que tenían nuevo disco. Yo pensaba que habían desaparecido del mapa, pero no. Supongo que su revisitación de las sonoridades más new age, más cercanas a Blondie, puede cuajar ahora más que en 2002, por aquello del revival ochentero que vivimos. Su debut (en un sello multinacional, como Warner) contenía una colección de canciones de pop rock “a la Blondie” bastante interesante. No le pidáis mucho más que un disco divertido para un sábado por la noche, mientras te preparas para salir de fiesta. Que no es poco. Y este «Seven Days A Week» es una buena muestra.

15.- The Shazam: «Nine Times»

Unos tipos sin suerte. Con un disco como «Tomorrow The World», The Shazam merecerían todo el apoyo de los fans de Redd Kross. Y de Mott The Hopple. Y de Cheap Trick. Y del rock n’ roll en su onda más festiva. Incluso Little Steven se deshacía en elogios para este disco, que se publicó en 2003, en su programa de radio. ¿Qué pasó entonces? ¿Por qué no reinan? Todavía están en activo, igual están aún a tiempo, pero el caso es que no han publicado nada más, y claro, 4 años son muchos. Un discazo, y este tema, broche de oro para cerrarlo. Ideal ahora que comienza a lucir el sol de nuevo y se nos avecina una primavera caliente.

11
Ene
07

Jesucristo Superstar

El propio témino ópera-rock no deja de parecerme algo absurdo. Pero ya está establecido así, de modo que no discutiré eso. Y comenzaré confesando que hace no mucho, Jesuchrist Superstar me parecía una especie de chiste. La culpa de todo la tenía Alfonso Arús, un tipo a quien algún día alguien debería reconocer su gran influencia en la tele actual, qué carajo, su talento, si no fuera porque él mismo aprovecha cualquier ocasión para hacerse los reconocimientos. Sí, la culpa es de Arús, porque hace unos diez años nos mostraba a un Camilo Sesto en una decadencia brutal, un auténtico chiste. Claro, la asociación Camilo-jesucristo superstar-bodrio era demasiado fácil. Qué equivocado estaba, con la obra y con el propio Camilo Sesto. Más tarde descubriría que Jesuschrist Superstar contenía grandes canciones, y que, oh, sorpresa, Camilo Sesto era un grandísimo intérprete. Y si no me creeis, he aquí una muestra:
Creo que queda claro que el tío tenía una voz que acojonaba, y el tema, bueno, un temazo. Qué hubiera pasado si Camilo Sesto se hubiese topado con su Rick Rubin particular y le hubiera creado un disco a su medida, con versiones de Deep Purple, de Led Zeppelin o incluso clásicos del Soul? Todo ello con una buena banda y una buena producción. Por supuesto, incluso en la época de las entrevistas con Cárdenas, ya era muy tarde, aquél Camilo Sesto era una especie de guiñol irrecuperable.

El caso es que la obra de Andrew Lloyd Weber, de 1970, es muy buena, y contiene algunas canciones memorables, como la que cantaba Camilo Sesto, digna incluso en versión cañí, o como esta The Temple, que versionean Afghan Whigs:

http://rapidshare.com/files/11136114/Afghan_Whigs_-_The_Temple.mp3.html

Afhgan Whigs – The Temple

No me negaréis que si existió un tal Jesucristo y se lió a hostias con los mercaderes del templo, debía tener el chorro de voz de Gregg Dulli.

Si en 1970 se estrenó la obra, en 1973 se rodó «Jesuschrist Superstar», la película, que le dió más popularidad si cabe a la obra. Los protagonistas de la misma son Ted Neeley en el papel de prota y en negro Carl Anderson en el de Judas, papel que tiene gran protagonismo también. Por supuesto, se calificó de herética y todas esas cosas que tiene rodar una película basada en Jesucristo siempre que no la dirija Mel Gibson. Y sin embargo, la obra en general tiene una visión del cristianismo bastante más moderna que las películas de estampita que se solían rodar entonces (y que vuelven a rodarse hoy en día). Era un Jesús hippie, y hay que reconocer que la estética general de la peli, vista hoy, un cuarto de siglo más tarde, puede ser algo sonrojante.

¿Soldados romanos con cascos del s.XX plateados y camisetas lila?

Nada de esto debe estropear una obra en la que grandes músicos han estado implicados en diferentes montajes, como Ian Gillan o Sebastian Bach (como la superestrella) o Roger Daltrey (como Judas).

Canciones:

Redd Kross: «Zira, call out my name»
Johnny Cash: «In my life»
INXS: «Original sin»

03
Ene
07

Ocean Colour Scene: Moseley Shoals

Como ya avisé, voy a recuperar algunas entradas del difunto blog . Y he querido comenzar por esta, dedicada a un disco que me encanta y del que poca gente parece dar cuenta, muchos movidos tal vez por el prejucio hacia todo lo que viniera de Inglaterra en época del Brit-Pop. Os dejo al final un enlace, aunque ya sabes que las descargas son ilegales y sólo puedes hacerlo si tienes el disco original, que si no, Teddy Bautista te va a canear. Y aunque me cueste, no voy a tocar ni una coma del texto…

Estos chicos no se imaginaban que acababan de grabar su mejor disco…

Este año se cumple el décimo aniversario de la publicación del debut de Ocean Colour Scene (OCS), con el tremebundo disco “Moseley Shoals”. Cómo me gustó ese disco! Y me sigue gustando, ojo. Por eso he creído interesante hacerle un homenaje con estas líneas. Para ello me apoyaré en la crítica que escribí para Riff-Fanzine , haciendo así un cruel ejercicio revisionista de trastear con un texto que escribí hace cinco o seis años. En fin, veamos lo que Gobo tenía que decir al respecto:

Aunque el primer paso conocido de estos cuatro británicos es Moseley Shoals, la banda se había creado en 1991. Ese año, Simon Fowler (voz), Steve Craddock (guitarra), Damon Minchella (bajo) y Oscar Harrison (batería), crearon bajo el extraño nombre de Ocean Colour Scene, la que acabaría siendo una banda longeva y exitosa.
Pero nada hacía presagiar esto cuando en 1992 sacaron a la luz su debut, que pasó totalmente inadvertido. El poco interés de la discográfica, y del público, centrado en las novedades que venían de Seattle hicieron que el grupo se hundiera con ese disco. De hecho, como banda desapareció, y cada uno se metió en distintos trabajos. Steve Craddock fue, durante esos años, guitarrista de la banda del padrino del pop-rock británico, Paul Weller. Y fue este último quien creyó en OCS y les apoyó para conseguir un nuevo contrato.
Así, en 1996, y partiendo de cero (su disco de debut ni siquiera ellos lo cuentan, y consideran el presente como el primero), lograron grabar Moseley Shoals. En un principio era para venta exclusiva al Japón, poco después también para UK, y fue allí donde un single, EL single, pegó el pelotazo, me refiero, obviamente a The Riverboat Song.

Ok, reconocedme que releer un texto de hace unos años da algo de vergüenza, especialmente una crítica de disco, que en un momento dado, cegado de excitación por el mismo, te puede llevar a una exaltación barata. Pero retornemos a 1996 y a “Moseley Shoals”. Por supuesto, yo, como todo el mundo, conocí a OCS por el citado single. Y lo conocí a través del programa radiofónico Tarda Tardà, del dichoso Jordi Tardà. No estoy por la labor de hablar de este tipo, pero el caso es que era uno de los pocos espacios radiofónicos que conocía que pinchaban rock, y el horario de emisión (sábados de 16 a 19h) me iba muy bien. Los sábados me tocaba lavar los platos y recoger la cocina después de comer, cosas de la partición de las tareas del hogar en familia de 5 miembros, y escuchaba un rato del programa mientras estaba liado con el Fairy. En fin, que menudo temazo nos pinchaba el amigo Tardà, aquello obviamente me dejó KO y sin saber todavía muy bien por qué, decidí que quería escuchar más de esa banda. Dejo que siga Gobo:

En The Riverboat Song crean una de sus mejores canciones (¿la mejor?), con un fantástico riff zeppeliniano y la colaboración de Weller a los teclados, pero el interés por el trabajo no acaba ahí.

Entonces tenía 16 años, y los sábados por la tarde no salía muy a menudo (y ya no digamos por la noche). Aquella tarde lo que hice, tras cumplir con mi tarea en casa, fue irme solo a la calle Tallers, en busca de una copia de “Moseley Shoals”. Sería primavera, y era una tarde de lluvia. Datos intrascendentes, lo sé, pero lo cierto es que los recuerdo bastante bien. Compré mi copia en la sucursal de Discos Castelló, tienda que si bien no tiene material muy potente, está todo tan bien ordenadito alfabéticamente que da gusto. A la vuelta, y esto no entiendo exactamente por qué, me compré un periódico deportivo (¿?!!), no sé si El Mundo Deportivo o el Sport. En esa época seguía bastante el fútbol, más que nada porque entre el grupito del instituto solíamos tener larguísimas discusiones futboleras, aunque casi nunca compraba esa clase de diarios. Pero lo hice, y resulta curioso como la memoria retiene ciertos datos absurdos y hace desaparecer otros. Como recuerdo que una de las noticias de ese día era un supuesto fichaje de Marc Overmars, quien estaba causando sensación en el Ajax, por el Barça. Por supuesto, nunca fue así. Overmars ficharía la temporada siguiente por el Arsenal pero, ironías de la vida, acabaría cuatro años más tarde recalando, esta vez sí, en el Barcelona. Y tras un paseo por las ramas, diré que efectivamente el disco me encantó… claro que no todo era como parecía con el primer single:

Una amalgama de sonidos pretéritos puebla este disco, trufado de referencias a los primeros Stones, Who y Kinks más cercanos al pop, pero con una personalidad definida como banda, que ya contaban con un lustro de experiencia a sus espaldas, hacen que no se trate tan solo de un ejercicio de estilo revivalista.

Poquito después hicieron un bolo en Bikini, al que no acudí, pero que pude ver ya que lo retransmitieron en el programa Sputnik. Entonces ya me había enamorado de la banda, me sabía las letras, las pistas del CD se repetían una y otra vez, en definitiva, es uno de esos discos que uno lleva dentro. Puedo suscribir lo que escribí entonces, se comían con patatas a Oasis o a cualquiera de sus coetáneos británicos. Son 12 canciones para escuchar una detrás de la otra. Para mi recuerdo queda cómo mi hermana pequeña se cachondeó de mí, por comprar discos de bandas completamente desconocidas (cosas de tener 15 años), para muy poco después, hacerse fan acérrima, incluso a día de hoy, de OCS.

Singles de pop-rock de perfecta construcción como The Day We Caught The Train, The Circle o One For The Road se suceden, entrelazados con otros temas de aires más Stoniano, como 40 Past Midnight o You’ve Got It Bad. Incluyen alguna balada y cierran con un tema de aires folkies que se desmadra para acabar en siete minutos de rock y desarrollos guitarra-harmónica. Temas como el mencionado abrieron las puertas del éxito, no solo en UK, donde colocaron cinco singles más, sino también en España, y gestaron un pedazo de disco, realmente recomendable.

La continuación a ese disco no se hizo esperar y desde luego valió la pena, “Marchin’ Already” estaba a la altura. Poco después vendrían “One for the modern” y “Mechanical Wonder”, inferiores ambos pero dignas continuaciones de esos dos primeros mágicos discos. Durante esa época llegué a ver a OCS en directo hasta en cuatro ocasiones, y siempre salí satisfecho. A partir de ahí sus discos comenzaron a perder el interés, hace muy poco mi hermana me ha prestado su última grabación, un concierto acústico que incide en la que considero su parte más floja, más aburrida, los temas lentos de corte folkie. En fin, la banda cambió o tal vez fui yo quien cambió, probablemente las dos cosas, y sin embargo, he podido comprobar que a pesar de que mi inseguridad me haría cambiar el 70% del texto publicado en Riff-Fanzine, hoy continúo suscribiendo las opiniones que expresé entonces.

Y el enlace:

http://rapidshare.com/files/4456251/Ocean_colour_scene_-_moseley_shoals.rar.html

Canciones:
OCS: “Policemen & Pirates”
OCS: “40 past midnight”
OCS: “The circle”

23
Dic
06

April

Hay en el libreto de este disco una foto bastante definitoria. Se ve a nuestro hombre, guitarra acústica en mano, saltando en pleno éxtasis de guitar-hero para rasgar las cuerdas, en una pose más propia de un joven Pete Townshed que de un concierto acústico. Pero es que este acústico de Elliott Murphy no es como unplugged de Baby Face. Lo de este disco es purito rock and roll.

Yo no conocía de casi nada a Elliott Murphy. De hecho, es uno de los que se podrían calificar como “malditos” de la historia del rock. Ya sabéis, el típico songwriter que pese a tener gran talento y sentir la admiración de tipos que cuentan sus ventas de discos por cientos de miles, apenas es conocido, apenas junta un puñado de seguidores en las salas donde toca y definitivamente, no se puede permitir el tirar un piano de 50000 $ por la ventana de su mansión. Y lo cierto es que si di con este disco, “April”, fue por casualidad. A finales de los 90’s, Elliott Murphy realizó una larga gira (en tanto un concepto como el de “gira” se puede aplicar a un tipo que vive en permanente contacto con la carretera), en la que contaba con el único apoyo de un músico francés a la guitarra, Olivier Durand. En una estampa de lo más quijotesca, Murphy, armado de acústica y harmónica y su escudero Durand, recorrieron escenarios tan insólitos como Hostalets de Balanyà, desgranando en formato acústico gemas históricas de su repertorio. Durante esa época Murph The Surf era un habitual de los escenarios catalanes, y de esa época le conocí. Hasta entonces, sólo sabía de él que tipos como Peter Buck de R.E.M., Lou Reed, Tom Petty, John Mellencamp, Elvis Costello o Bruce Springsteen hablaban maravillas de su música. Al conocer del lanzamiento de este trabajo, en 1999, fui a por él.

Portada quijotesca y rockera a la vez

Y definitivamente, “April” no puede decepcionar. La música de Murphy bebe del cantautor de los sesenta, pero no calca impunemente a Dylan. Obviamente, el de Minnessotta es una influencia, pero también lo son Hendrix, el blues y sobretodo la música más genuinamente neoyorquina (no en vano, él mismo procede de la Gran Manzana) como la de Velvet Underground o NY Dolls. Pero des de primeros 80’s la relación de este tipo con Europa fue a más, hasta que finalmente se instaló en París, ciudad que le va que ni pintada.

Quien tiene un amigo, tiene un tesoro

Y en este disco la presenta en un estado de pureza e intensidad brutal. El título, “April” viene de una cita del poeta T.S. Elliott, “April is the cruelest month”. Y en su interior, Durand y Murphy tocan piezas a medio camino entre el blues, el rock y el folk más dylaniano, los dos solitos. Dos guitarras. No echas de menos a una banda. Versionean con acierto temas taaaan populares como “Gloria” de Them y “Wild Horses” de los Stones, y en definitiva, son capaces de llegar incluso a los más escépticos.

Murphy y Durand, on stage

Ignoro qué fue de la vida de Murphy tras este disco en directo. Sé que grabó un siguiente trabajo, esta vez sí, con una banda, en formato eléctrico, del que escuché alguna cosa pero me pareció decepcionante. Y por lo que he leído en su página web, ahí sigue, grabando música, tocando en cualquier lugar e incluso tiene tiempo para escribir una novela. Sé que debería escuchar más discos de Elliott Murphy. Pero es que el listón está alto.

Como muestra, os dejo el que para mí es el mejor momento del disco:

Elliott Murphy – Party girls & broken poets/Gloria

http://rapidshare.com/files/8674530/Elliott_Murphy_-_Party_girls___broken_poets___Gloria.mp3.html




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