Pero antes, esta tarde tengo un pulso con LA, esta vez el real. Resulta que hay otro Outlet de estos gigantescos, y decidimos pasarnos por ahí antes de salir a cenar y tomar unas copas. Un error de visión típicamente europeo. Vemos que un autobús nos puede llevar, de modo que tomamos este autobús. Insisto, un error. LA es una ciudad diseñada absolutamente para los coches, y por su concepción y sus increíbles distancias, moverse en bus es complicado. Sin embargo, acaba resultando una experiencia. De entrada, te da una visión de cómo es la sociedad Angelina: el autobús sólo lo cogen los negros y sobretodo, los hispanos. De hecho, los paneles publicitarios dentro del autobús son en castellano, y los carteles (tipo “puerta de salida”) son bilingües. Durante bastante rato el autobús circula, y yo, que no sé dónde o cómo de lejos está mi parada de destino, comienzo a barruntar que está tardando mucho. Y en esos pensamientos me encuentro cuando veo que el autobús comienza a circular por unos barrios totalmente hispanos. Para que os hagáis una idea, el barrio es como el de la escena final de “Training Day”. Y sí, una vez más mi substrato a base de películas y TV me lleva a temer por mi integridad en un barrio en el que veo pobreza, pintadas y bandas callejeras. No es que tenga intención alguna de salir del autobús, pero, ¿y si me he equivocado? ¿y si el autobús tiene final en este barrio? Decidimos hablar castellano entre nosotros, claramente, para que se note que somos “de la rassa”. Afortunadamente el barrio hispano chungo se acaba. Durante un buen rato reconozco que lo he pasado mal.
Como decía, mi interés para esa noche es ver algunos clubs del mítico Sunset Strip. El Sunset Strip (o Subset Boulevard) es una avenida con 10000 números. Insisto en que el concepto de distancias en LA no es el mismo que en Barcelona. Afortunadamente, la mayoría de los clubs míticos están relativamente cerca. Entre el 8800 y el 9200 están el Whisky A Go Go, el Viper Room, el Cat Club, el Key Club, el Rainbow y el Roxy Club. Vistas las programaciones, me decanto por el Whisky, así, de entrada. El taxi nos deja en la puerta, y al bajar, un tipo me dice si queremos entrar. Parece ser uno de los jefazos del club, tal vez el tal Mario que lo regenta. Le comento que vamos a cenar algo, pero que luego iremos. Y al llegar, tras haber cenado, el tipo nos reconoce y nos invita a entrar gratis. Lo primero que noto al ver el club por fuera es la sensación de estar viendo un pedazo de historia. No en vano, se fundó en 1964, y por aquí han pasado todos los grandes, desde The Doors, quienes fueron la banda “local” durante una temporada hasta los puntales de los 60’s (Love, Them, Jefferson Airplane, The Byrds, Led Zeppelín, o The Who), los punks (X, The Germs, Runaways), los hard rockers (Mötley Crüe, Guns n’ Roses) o los grunges (Soundgarden, Mudhoney). Sin embargo, al entrar, ves que el club es MUY pequeño. Para la gente de Barcelona, y por hacer un símil estúpido, el viejo Sr. Lobo o el Mephisto son de dimensiones parecidas. Hoy es lunes y hay poquita gente. De fondo suena el debut de Blind Melon mientras una banda local se prepara para tocar. Mientras tomo una cerveza me dedico a mirar el local y veo que tanta historia no está aprovechada. No hay mucha memorabilia, apenas una referencia a Jim Morrison y unas cuantas fotos mal puestas junto a la barra de abajo recuerdan la solera del lugar. No sé, si yo fuera dueño de un club con tanta historia, lo aprovecharía. A nivel de decoración, no se puede decir que sea un local “bonito”. La banda invitada comienza su show. Resulta ser un patético combo de rap metal con ciertas influencias de Red Hot Chili Peppers o Beastie Boys, aunque poner estos nombres cerca de esos fulanos es un sacrilegio. Se salva, no obstante, el guitarrista, que destaca entre tanto idiota saltarín que compone el grupo.
Enfrente se encuentra el Viper Room, local que entre otros, regenta Johnny Depp y que aunque hayan pasado ya 14 años, se sigue recordando que fue el lugar donde murió River Phoenix, de sobredosis. El local por fuera es todo negro, el público que hace cola, sin embargo, no parece muy rockero, y cuando se abre la puerta, suena algún tipo de música de baile. Lo mismo es la sesión que toca ese día, pero no me llama a entrar. Por arriba están el Key, el Roxy y el Cat Club. En muchos hay conciertos de esos en los que no se puede entrar sin entrada, en otros hay alguna banda local. Sin embargo, me apetece acabar la noche en el Rainbow, siguiendo con mi faceta más mitómana. El Rainbow Bar & Grill es un bar restaurante, de hecho, en el Whisky también sirven comidas, cosa que tal vez pueda chocar al visitante que se espere un bar de copas como los de por aquí. En fin, como es sabido, el Rainbow es un bar que frecuentaban los hard rockeros en los 80’s. Sin embargo, su historia se remonta mucho más allá. El bar perteneció en su época a Vincente Minelli, y allí se declaró a Judy Garland. Marilyn y Joe DiMaggio tuvieron algunas citas allí. La historiografía rockera comienza con esas fiestas que se montaban en el Rainbow los Led Zeppelín, Keith Moon de los Who o John Lennon en su etapa alcohólica. Y claro, los hard rockers y los heavy rockers. De hecho, al entrar, parece que el bar se ha quedado en 1988. El ambiente y la decoración está más lograda que el Whiskey, aunque lo que choca, es que es un bar. Un bar restaurante, con su barra, sus mesas, y sus comensales comiendo, entre fotos de Slash y WASP, eso sí. No hay barra y pista y escenario, como en el Whiskey. Hay una sala pequeña con un pequeño escenario arriba, pero nada. La parroquia allí congregada es peculiar. No olvidemos que es lunes. Entran hard rokers de la vieja escuela, ronda por ahí un personaje a medio camino entre Pedro Almodóvar y Elton John y varias representantes de la típica rubia oxigenada y siliconada de LA. La rubia de 1988 pero en 2007. Vamos, que no eran unas crías, precisamente. Y la música que suena, claro, es de esa época. Y si el Whisky me decepcionó un poco, el Rainbow, más que decepcionar, choca.
Pero claro, qué importa cómo son los sitios en realidad, cuando lo que importa es cómo los veo, como no importa cómo es LA, sino cómo es mi LA.
Canciones:
Lou Reed: «The Kids»
Cracker: «Euro Trash Girl»
R.E.M.: «I took your name»