Archivo de mayo 2007

31
May
07

Americano

Es el título de un tema que popularizó Brian Setzer en su cuarto disco con su Orquesta. Esta versión siempre me causó sorpresa. Para mí, esta era una canción que canturreaba de vez en cuando mi abuela, os hablo de hace cinco mil años. Claro, ver a Setzer cantar la misma canción que mi abuela, quieras que no, choca. Ella, sin embargo, cantaba la versión original, chapurreada, claro, en italiano. Se trata de un tema original de Renato Carosone, titulado Tu vuo fa l’americano (Quieres hacerte el americano). En su versión original combina un jazz muy primitivo con la tradición europea/italiana. Y la letra es muy divertida. Os dejo un extracto, para que cantéis…

Tu vuò fa l’ americano!
mmericano! mmericano
siente a me, chi t’ ho fa fa?
tu vuoi vivere alla moda
ma se bevi whisky and soda
po’ te sente ‘e disturbà.

Tu abballe ‘o roccorol
tu giochi al basebal ‘
ma ‘e solde pe’ Camel
chi te li dà? …
La borsetta di mammà!

Tu vuò fa l’ americano
mmericano! mmericano!
ma si nato in Italy!
siente a mme
non ce sta’ niente a ffa
o kay, napolitan!
Tu vuò fa l’ american!
Tu vuò fa l’ american!

En el siguiente vídeo, podeis ver una versión de Carosone en una película del 58, Totò, Peppino e le fanatiche… de la película poco puedo decir, pero la canción mooola (por supuesto, es un rollo muy diferente a la versión Setzer).

No hace mucho, también se pudo ver en una sala grande otra versión de la misma canción, más fiel a la original, no en vano estaba ambientada en la Italia de los 60’s, os hablo de El Talento de Mr. Ripley:

Esa película me gustó mucho. Obviamente, la historia, original de la gran Patricia Highsmith, ya lo ponía fácil. Pero incluso actores que luego no se han destacado especialmente por sus interpretaciones, lo bordaban en esta cinta, hablo de Jude Law, Gwyneth Paltrow o incluso ese inexpresivo Matt Damon. Esa historia que se torna truculenta poco a poco, esa ambientación de la italia de primeros de los 60’s, con toda la luz en la parte inicial, y la oscuridad de la ambientación en la segunda mitad, coincidiendo con la historia explicada. Muy recomendable.

Canciones:

Blue Cheer: «Out of Focus»
Simple Minds: «Don’t you forget about me»
Kortatu: «Sarri, sarri»

30
May
07

Washing Machine

Sonic Youth. Alto ahí, eso son palabras mayores. Pero si es cuestión de confesar, confesaré que, a pesar de haberlo intentado, no le he cogido el punto a esa banda. En general, sus discos me parecen bastante aburridos, a excepción de alguna cosita puntual. Ya está, ya lo he dicho.
Veréis, me acerqué a Sonic Youth cuando tenía 16 o 17 años. Era un paso natural, todos mis ídolos de entonces hablaban de una banda neoyorkina que supuestamente eran los popes de la generación alternativa, o como quiera que se llamara. Kurt Cobain se deshacía en elogios. Colaboraron en uno de mis discos favoritos de REM, el infravalorado Monster. Todo eran buenas referencias. Por algo será, pensé yo. Y adquirí “Dirty”, supuestamente uno de sus discos más laureados. Y la decepción que me llevé fue mayúscula. Ahí no había ni rastro de melodías pop, ni de empuje punkie, ni mucho menos de estructuras de rock en su vertiente más clásica. Algo falla. No puede ser que no me guste. Y lo escuché, una y otra vez. Y con el tiempo, no me pondré en plan extremista, me empezaron a enganchar algunos temas, especialmente “Sugar Kane” que me encantó. Pero pasada esta época de emoción (contemos también que en esos años, mi poder adquisitivo era bastante bajo y un CD nuevo era toda una experiencia casi mística, sonaba una y otra vez), ya casi no lo volví a escuchar.

No sé dónde debe andar, pero en su momento me gustó más la camiseta que el disco

No podía ser, pensaba. Si todo el mundo dice que son la hostia, es que deben serlo. Y lo volví a intentar, poco más tarde, cuando sacaron nuevo disco: Washing Machine. Incluso me compré la camiseta correspondiente, que me parecía una horterada genial. Sin embargo, el Washing Machine casi me pareció peor, una vez más, a excepción de algún tema, como el que cerraba el trabajo.

Decepcionado, ya no volví a acercarme a los SY. Pero he decidido retomarlos, un poco también gracias al amigo Rick Blaine que ha colgado una descarga del Daydream Nation. Lo probaré de nuevo, y ya os contaré. Tal vez sea que, sencillamente, no estaba preparado para la música de Sonic Youth entonces. Igual los escucho de nuevo y me doy cuenta de que me encantan. Igual no. ¿Nunca os ha pasado el descubrir más tarde algo que antes no os interesaba? Puede ser una cuestión de madurez, o de simple estado mental, qué se yo. En fin, lo dicho: ya os contaré.

Canciones:

The Faces: «Stay with me»
The Quireboys: «7 o’clock»
Frank Sinatra: «Cycles»

29
May
07

La ley de la calle

… de Susan E. Hinton.

Menudo libro!! Me lo regalaron cuando yo tenía, creo, 12 años. Tal vez 11. Me lo leí de un tirón. Me quedé impresionado por El Chico De La Moto, incluso por el desdichado Rusty James, siempre deseando haber sido otro tipo, en otro tiempo. Aunque creo que siempre estuve más cerca del tontín de Steve que de Rusty James (y ya no digamos del Chico De La Moto). Era de las primeras veces que leía un libro «no infantil». Y ha sido uno de los libros que he leído enteros en varias ocasiones. Todavía lo tengo en casa de mis padres. Creo que debería recuperarlo un día de estos. Yo era un niño, por más que reivindicara mi adolescencia. Siempre fuí un niño listo, y por lo tanto, creía que el ser inteligente, a veces más que mis compañeros, implicaba ser mayor. Con la perspectiva que me ha dado el tiempo, veo que no es así. Era un niño y lo fuí muchos años más, que no depende sólo de la inteligencia, digamos, personal, sino también del desarrollo de la inteligencia emocional. En fin, que me voy por las ramas paseando por lodazales psicotécnicos que se me escapan, y me dan bastante igual.

Crío o no crío, me sentía un adolescente y ese libro, que me hablaba de pandillas, de chicas, del instituto, pero con cierta crudeza, sin el edulcorante de las series de TV me encantó. Sólo pensaba en estar en la calle, en reunirme con los amigos, en charlar sentados en bancos, esquinas o escalones que considerásemos como nuestro territorio, en chicas,en fumar, en vestir de tejanos y llevar tupés engominados… ni siquiera me interesaba el rock, por aquel entonces, pero aquello, que no dejaba de ser pura actitud rockera, me atrajo completamente. Mi barrio, uno de los considerados marginales de Barcelona, podía ser perfectamente el distrito de los «empaquetadores». La filosofía de vida de Rusty James, contando la vida a través de los veranos, era toda una verdad en aquella época en que el verano duraba casi tres meses (desde mediados de junio en que acababan las clases hasta casi finales de septiembre que comenzaba otra vez el instituto) y no tenía un duro, por lo que no podía hacer otra cosa que estar tirado por la calle, cada tarde, con los amigos. Yo quería ser Rusty James, y no Steve.

Sin duda Matt Dillon era el tipo adecuado para encarnar a Rusty James

Muchos años más tarde vi la película. Fue hace tres o cuatro años. Es decir, diez años más tarde de cuando leí la novela. Ya sabía que existía una peli acerca del libro, y que era de Francis Ford Coppola. Lo ponía en la cubierta del libro. Pero nunca la pude ver. Hasta que aquel año el cine Meliés hizo una retrospectiva de cine americano de la contracultura adolescente. Pasaban también Easy Rider o American Graffitti. Y Rumble Fish, de Coppola.

Por supuesto, nada más leerlo en el periódico, quise ir. Iba con mi novia, y ella no era capaz de entender mi excitación al respecto. Para ella, simplemente la llevaba a ver una peli de hacía 20 años, en B/N y versión original. Como suele pasar en estos casos, la película supuso una pequeña decepción. Y eso que la elección de Matt Dillon y de Mickey Rourke no me puede parecer más acertada. Pero no me transmitía lo mismo que el libro. Por supuesto, era imposible que me transmitiera lo mismo. Ojo, no quiero decir que la película no me gustara, al contrario, sólo que el libro es el libro. Yo soy yo , y mis circunstancias. Afortunadamente, libros, películas y discos van ligados a unas circunstancias emocionales que los marcan a fuego.

PD: post de febrero de 2006

Canciones:

Depeche Mode: «Comdenation»
Brian Setzer Orchestra: «Americano»
Pearl Jam: «Sometimes»

27
May
07

Wolfmother en directo

Que Wolfmother no son los salvadores del rock, en eso estamos de acuerdo. Que de repente se han topado con una popularidad que los convierte en el enésimo hype, probablemente también, con todo lo que ello conlleva. Y sin embargo, que me aspen si el concierto de anoche no se saldó con una gran actuación de rock n’ roll.
Pero vayamos por partes, y quiero comenzar con el amorfo espacio Movistar, lo siento, pero un recinto de conciertos en blancos y con propagandas de móviles a la entrada, es una cosa para la que todavía no estoy preparado. Pero lo peor fue el horroroso sonido, indecente en la primera parte del concierto aunque tuvo fases de cierta mejora hacia la recta final. Pero vamos, que en una banda que basa su sonido en gran medida en guitarra y teclado, no se distinga claramente las fases de teclado, tiene delito.

woman, noanino woman (foto de Lae)

En cuanto a la banda, veamos: Salieron con la energía e insolencia que se les puede requerir a un combo rockero, derrochando todos los clichés del mundo del rock que pudieron reunir, incluyendo molinillo a la Pete Townshed, saltos, poses, e incluso molinillo de micro emulando a Roger Daltrey. Tocaron todo su disco de cabo a rabo, incluyendo el tema que cuelan en la BSO de Spiderman III, colocando sus puntos álgidos en los momentos necesarios, para deleite del respetable, a saber, inicio con Dimension y Pyramid, White Unicorn, Woman y cerrando con un The Joker & The Thief que supo a gloria. En definitiva, mezclado churras con merinas, y por muy mal que me sepa, hicieron algo que un apático Jeff McDonald no hizo con Redd Kross hace unos meses en Barcelona.

Musicalmente competentes, mención especial se ha de hacer a esa bestia escénica que tienen por batería, capaz de cargar con todo el peso de la sección rítmica cuando el bajista/teclista se dejaba llevar por los desvaríos al teclado. Se las apañan muy bien con ese formato tan particular de trío como si de Blue Cheer o Grand Funk Railroad se tratara (salvando las enormes distancias, claro está). Eché de menos que, ya que sólo desgranaban un primer disco en su haber, tocaran al menos alguna versión. Una lástima.

Qué les deparará el futuro a los australianos, es una incógnita. Que muchas bandas he visto ya que destacaban con su debut y su gira de presentación, para acabar perdiéndose. Y me gustaría que aguantaran el empaque, que sacaran un gran disco de continuación, aunque el tiempo y la moda les coloque donde probablemente les corresponda más, y es a tocar en un recinto tal vez menor y vender menos, con menor influencia de la moda. Y sin embargo, me alegro de haber podido disfrutar del que por ahora, es «su momento».


Canciones:

Pearl Jam: «Faithfull»
Wolfmother: «Apple Tree»
The Sounds: «Much too long now»

26
May
07

Miliamperios en Betamax

Me apetecía hacerlo. Vi la idea en uno de los blogs donde participa Wen, una de mis lectoras más participativas (un beso) y me pareció una iniciativa maja. Unas copas y unas charlas con Javiruli y Lae, y el resultado es Miliamperios en Betamax, un blog múltiple dedicado a colgar vídeos musicales exclusivamente.

Tres firmas, tres estilos distintos. Así que tendremos que compartir espacio pero también, probablemente descubrir buena música propuesta por cada uno de nosotros. Y si no, como mínimo tendremos una excusa para poder entablar esas fructíferas y divertidas discusiones musicales que a todo fan nos encanta.

De modo que espero que lo disfrutéis!!

24
May
07

Rat Pack. Viviendo a su manera.

Así se titula el libro de Javier Márquez que me regalaron no hace mucho. Lo reconozco, tenía todos los reparos del mundo. Ya sabéis, cuando se publican biografías de gente famosa, especialmente si se habla de artistas, en general éstas basculan entre el chupapolleo y el ensañamiento más ruín. Afortunadamente, este no ha sido el caso. Está explicado con clase, incluyendo multitud de datos y detalles, pero sin llegar al agobio por el exceso de información, y se nota el alma del fan detrás del teclado. Y diablos, que la historia del Rat Pack es muy buena, y merece ser contada.
Todo el mundo conoce al Rat Pack. Se denomina así a el grupo de amigos que conformaban, principalmente, Frank Sinatra, Dean Martin y Sammy Davis Jr. (a los que ocasionalmente se les unieron Peter Lawford y Joey Bishop), y que entre finales de los 50’s y principios de los 60’s tuvieron su momento álgido, aunque toda la vida duró esa relación. Lo más interesante del tema no fueron sólamente la cantidad de buena música que el trío grabó (siempre por separado, sus shows en conjunto se caracterizaban por su calidad interpretativa), ni mucho menos sus películas, que no pasan de merecer el calificativo de entrañable. La verdadera magia está en ver como unos tipos que estaban en lo más alto fueron capaces de crear su propio mundo, a su medida, y en busca de una diversión constante sin detenerse en convenciones sociales. Ahí radica la verdadera magia, en una etapa en la que el puritanismo amenazaba la sociedad, esos tipos se dedicaban a beber, a follar, a tratar con la mafia, a hacer películas y shows tan sólo por diversión, a gastar cantidades indecentes de dinero, y todo ello sin dejar de grabar cientos de grandes canciones y sin dejar de desprender cantidades ingentes de clase.

A quién no le gustaría unirse a ellos una noche??

Su estilo de vida se adelantó a lo que consiguieron las estrellas del rock una década más tarde. Quién le iba a decir a Frank Sinatra, que odiaba el pop y el rock con toda su alma, que iba a ser un precursor de un estilo de vida que los rockeros adoptarían como axioma, y que varias generaciones más tarde los ídolos rockeros que él mismo hubiera despreciado en su época, le tenían en un pedestal.

Pero fueron pocos años, no era fácil llevar ese estilo de vida en una sociedad de cambios convulsos y en unos hombres que comenzaron su juerga contínua a los cuarentaytantos, pero sobre los que también pasaba el tiempo. Es igual. Pocos, pero mágicos. Quien no hubiera querido estar en ese círculo, poder ponerse un buen traje y tomar docenas de copas con esos tipos a quienes poco les importaban los problemas del mundo, de ese mundo que desde luego, no era el suyo.

El libro de Marquez aborda desde la visión externa hasta la anécdota, con rigurosidad y con sentido del humor. Tan sólo hay que destacar un pero. La visión que se da de Dean Martin es especialmente positiva, y el autor dibuja la personalidad de Martin como la más idealizada, por encima de un Sinatra poliédrico que combina carisma y amabilidad con egoísmo y megalomanía, y muy por encima de un Sammy Davis Jr. a quien pinta como un pelele con ciertos grados de patetismo. Probablemente Dean Martin también tuviera un lado oscuro que apenas sale a relucir en estas páginas.

Argumento, éste, que se convierte en una nimiedad ante este libro, totalmente recomendable para aquél que tenga curiosidad por este grupo de calaveras que fueron mitos de la música y del show-bussiness por derecho propio.

Canciones:

Dean Martin: «Volare»
Sammy Davis Jr.: «EEEO 11»
Frank Sinatra: «Cycles»

23
May
07

La tierra de las flores

A las10’30 tengo una cita en Castellón. Mi despertador suena a las 6’45, y a las 7 decido que o me espabilo o no llego. Cuando bajo al parking me doy cuenta de que me he dejado la botella de agua. Un segundo de duda… ¿subo de nuevo? La pereza me vence, y decido que como a llevo una lata de red bull, tengo líquido suficiente.
Me pongo las noticias en la radio, cosa que suelo hacer a estas horas de la mañana, excepto los viernes, cuando suelo estar más animado y ponerme música, e incluso cantar. Pero hoy no es viernes, es miércoles y esto es Valencia. Castellón me espera. El camino se hace más o menos rápido. Desayunar con Red Bull no es muy saludable, pero no vea si espabila. Con puntualidad británica llego a mi cita de las 10’30, sorprendentemente sin perderme ni sin mis habituales putadas de un GPS que deja de funcionar siempre que me hace verdadera falta.

El desayuno de los campeones

Mi contacto en la zona es la delegada comercial, una gorda que logra despertar en mí instintos asesinos que dejan a Pat Bateman en un buen chaval. A ver, no es que sea mala tía. Simplemente, consigue ponerme nervioso. Debe tener trentaytantos, y en serio, no me importa que su conversación sea completamente plana. Estoy acostumbrado a esas cosas. Tampoco que profesionalmente no me demuestra muchas aptitudes. Lo que me revienta de ella es que no te escucha. Es verdaderamente flipante. No para de hablar, y cuando le doy una réplica en su conversación, su respuesta demuestra que no le ha interesado lo más mínimo lo que he dicho, y continúa con su soliloquio particular, haciendo de las conversaciones un verdadero diálogo de besugos. Sus comentarios con los clientes tampoco demuestran mucho más, llevando las conversaciones a estupideces sobre el tiempo, sobre que ya es miércoles y queda menos para el fin de semana, y otras que provocan en mí la necesidad de buscar una pala, hacer un agujero en la tierra y meterme dentro.
Por la tarde tengo que dar una pequeña sesión de formación. En estas sesiones siempre, por sistema, hay una serie de personajes: el gracioso, el que se duerme, el que no se entera de nada, el listillo que busca reventar la formación… afortunadamente, esta vez tan solo han habido un par de durmientes, que en el fondo, no me molestan.
Por la tarde, tengo que ir tirando hacia Valencia, donde otra solitaria habitación de hotel me espera. Una retención considerable me hace llegar hacia las ocho. Estoy cansado y decido ponerme cómodo y pedir algo del servicio de habitaciones para cenar. No hay gran variedad, pero tampoco soy muy exigente. Y aunque la hamburguesa parecía estar hecha de goma, estoy muerto de hambre y me la como sin rechistar, mientras veo cómo el Milan se adelanta con un gol de lo más estúpido, que demuestra que justicia y fútbol son términos incompatibles. Aunque me alegro por un pedazode jugador como es Maldini.
Decido entonces cambiar de canal y ponerme a ver Factor X. El programa es una mierda, pero me gusta Miqui Puig. Es un tío que sabe mucho de música, soretodo de pop y de sonoridades negras (en sus acepciones, ambas dos, más interesantes, véase cosas como Love o Delfonics), y me gusta su papel de juez con mala leche, pero con un fondo mucho más consistente e interesante que el penoso referente de Risto Mejide. Y es autor de varias canciones muy buenas.
Acabado el programa, decido que es hora de retomar tantos días alejado del negro sobre blanco, y acabar una noche más en el hotel. Se encuentra en un barrio poco interesante, y la única opción sin tomar transporte parece ser el club Lorena que hay justo en la calle de al lado. En tanto que no me apetece compartir copas, charla y mucho menos líbido con la plantilla del Lorena, me temo que las chicas tendrán que prescindir de mi interesantísima conversación sobre Dean Martin, y de mi cartera.
Canciones:
Wolfmother: «Pleased to meet you»
Chris Cornell: «Preaching the end of the world»
Los Sencillos: «No hay nada nuevo»
22
May
07

Más muerte

Otra vez muerte. Tras unos días alejado del teclado entre tanatorios, forenses, ritos mucho más ancestrales de lo que pudiera parecer, y sobretodo mucha pena, no puedo dejar de darle vueltas otra vez al tema. Y es que la muerte es de las pocas cosas que nos atan a nuestra parte más animal, y que no nos diferencia del hombre de cromagnon. Y supongo que una de las razones de ser de cualquier religión. Como no hay explicación ni remedio, algún dios tiene que andar por ahí metiendo las manazas. Eso es lo que reconforta, al parecer.

Y es difícil deshacerse de estos ritos ancestrales. De velatorios, de responsos, de imaginería católica, de lugares de reposo, de ver cadáveres… en serio alguien (excepto el lector que sólo hace que buscar fotos del cadáver de Jim Morrison en google para acabar en NDK) necesita ver un cadáver?? de un ser querido?? por quién hay que sentirse apenado, por el que se va o por los que se quedan??

Y sin embargo estas líneas en el fondo no hablan de muerte, sino de vida. De una vida que no vale la pena malgastar con tonterías, aunque a menudo necesitemos que nos lo vayan recordando. Así que sirva este pequeño homenaje, no sé por qué, pero en seguida pensé en Blind Melon para ello.

17
May
07

Si hoy es jueves…

Si hoy es jueves, esto es Pamplona. La camarera del bar del hotel me sonríe con picardía e incluso, cuando acabo la cerveza, me despide con un «merci. Adéu, bona nit» del que me doy cuenta cuando ya enfilo hacia la habitación. Y me voy preguntando cómo diablos ha sabido esta chica que soy catalán, para acabar concluyendo que la barra de un bar de hotel curte mucho en lo que a psicoanálisis social barato se refiere. Me apetece tomarme unas cuantas cervezas más, incluso salir de copas. Pero claro, no me gusta estar bebiendo sólo en un bar. Tiene algo de deprimente, así que yo, y mis ganas de fiesta, nos vamos directos a la habitación, que Meredith Grey está moribunda, aunque algo me dice que no la palmará, tal vez el título de la serie. Y que no, que no soy capaz de largarme solano hacia el centro de una ciudad en la que he estado varias veces y de la que no conozco absolutamente nada, en busca de algo de alcohol y diversión. Eso se lo reservo a los protagonistas de las películas.

Mañana es viernes y vuelvo a casa, y cada vez me da más pereza conducir en trayectos que me lleven más de tres horas. Aprovecho para escuchar música. Últimamente me bajo un disco cada día, entre novedades o discos que en su día me prestaron y que no me grabé, o que lo hice en una cinta de cassette, o que simplemente no les hice caso en su momento, como puede ser el «Live Through This» de Hole. Qué disco más bueno, sin duda redime todas las tonterías que Courtney Love hiciera y haya hecho. Igual sí que va a ser cierto el rumor de que la autoría era de su difunto marido.

Y aquí estoy, en la minúscula habitación de un hotel bastante decente, retomando mi cita con NDK que comencé ayer y que, cuando tenía escrita la entrada, una inoportuna desconexión a Internet me hizo perder. Me he planteado reescribirla, pero no. No me apetece, no recuerdo lo que había puesto, y me jode. Así que en el limbo de los blogs andará esa entrada que había titulado «Lost in the supermarket». Tal vez en otra ocasión. Y mientras escribo, mirando de reojo ETB con el mute activado, sentado en la cama, pienso que igual la camarera hubiera tenido una conversación agradable para un par de cervezas más. Aunque ya es tarde para eso.

Canciones:

Hole: «Miss Wolrd»
The Doors: «Whisful, sinful»
The Twins: «Face to face»

13
May
07

Muerte

Un anciano recibe una llamada. Uno de sus hermanos, algo menor que él, ha muerto. Sabían que estaba enfermo, y que había pasado por el hospital. Pero, como suelen ser estas cosas, en pocas horas lo que parecía una mejoría tuvo un cambio de aspecto y un final repentino. Hacía algunos años que no se veían, aunque solían llamarse tres o cuatro veces al año. Simplemente vivían muy lejos uno del otro. Eso ocurre un domingo. El entierro es el martes. El anciano no reacciona a tiempo, y decide, deprisa y corriendo, no ir al entierro. Hay que coger un avión, luego hacer unos cientos de quilómetros con coche, y todo eso en un par de días. Y él, a sus ochentaytantos, ya no tiene edad. El día del entierro, la tristeza le invade. Pero sobretodo, hay un sentimiento que le consume, y es el arrepentimiento por no haber ido a dar el último adios a su hermano.
La muerte produce fenómenos curiosos. Una mayoría de personas se sienten necesitadas de dar una despedida al difunto, y de estar presente en la ceremonia. Una ausencia en un funeral es mucho más notoria y criticada que en cualquier otro evento. Lo cuál no deja de ser una paradoja, tal vez sería más interesante mostrar apoyo, cariño, comprensión o respeto en vida. Cuando la persona está en la caja, ya poco importa lo demás. Y sin embargo, si en algún momento habías querido a la persona, si la respetabas en vida, hay que estar presente en su funeral. Pero es que la muerte saca a la luz las contradicciones de nosotros, quienes nos decimos seres racionales.


El entierro del Conde de Orgaz – El Greco

A mí me acojona la muerte. Es algo irracional y a lo que procuro no dedicarle mucho tiempo de mi pensamiento. No me fío de aquellos que dicen no temer a la muerte. O son estúpidos, o tienen sorbido el seso con supersticiones, o su vida es tan desastrosa que ni les importa. O son unos mentirosos, lo cuál ya me lo creo más. Puede que se trate de una visión propia de la edad. En general suelo ser bastante insensible a las tragedias televisadas (accidentes, atentados, fenómenos naturales devastadores, crímenes, …), lo cual no quiere decir que cuando alguien muere a mi alrededor, aunque sólo sea por unos segundos, un extraño mecanismo me recuerda que tal vez yo pueda ser el próximo.

Canciones:

Manic Street Preachers: “ Suicide is Painless”
Alice in Chains: “Down in a hole”
Frank Sinatra: “It was a very good year”




mayo 2007
L M X J V S D
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28293031  

Sígueme en Twitter

Categorías