Archive for the 'frank sinatra' Category

05
Feb
16

Jazz

«¿Músicos de jazz?¡Bah! ¡Si se lo inventan sobre la marcha! ¿Qué mérito tiene? Eso también lo sé hacer yo, mira: tu-tut-turut-tut…»

Homer Simpson

Miren, no soy yo muy de Jazz. Alguna cosa por aquí y por allá. Muy fan de Frank Sinatra, quien tenía una vertiente jazzy especialmente en los 40s y primeros 50s. Me encanta Chet Baker, más en su faceta de cantante-trompetista que en su faceta más de banda. Pero sin embargo desconozco la música de John Coltrane o Miles Davis, por decir algo. Supongo que tarde o temprano me acabaré metiendo en ello. Y sin embargo, reconozco que esta vez he hecho algo de trampa… Mirad esto:

jazz

¿Mola o no mola?

Se trata de un cartel que un artista muy majete, mi contacto en la mafia oscense Lorenzo Caudevila, ha presentado al concurso del Festival de Jazz de Donostia. Y es vuestra oportunidad de votar y hacer que el cartel resulte ganado… podéis hacerlo en el siguiente link, buscáis «Trompetista» y votáis… no porque os lo diga yo, vuestro amado líder espiritual, sino es el mejor de todos ellos:

http://posterheinekenjazzaldia.com/es/carteles/?fv-scroll=fv_toolbar&fv-sorting=popular

Ojo, que ya no quedan muchos días (hasta el 10), y se puede votar una vez al día. No lo hagáis por mí: hacedlo por el arte.

«Si fuera un wrestler guipuzcoano, me haria llamar Don Hostia»

NDK

Canciones:

Niños Mutantes: «Electricistas»

Tony Bennet: «Anything Goes»

Black Sabbath: «Changes»

12
Nov
15

Big Time

“Big Time: La gran vida de Perico Vidal”. Desde luego el título no podía estar mejor escogido. No negaré que disfruto de libros que, en realidad, me deja mal cuerpo, porque desprenden un nihilismo y una visión negativista, tal vez realista, pero en definitiva, capaces de hundir en la miseria al más pintado. ¿Alguien dijo Huellebecq? Del mismo modo, sin embargo, ciertos libros me resultan un chute de lo que en un anuncio de Coca-Cola llamarían “ganas de vivir”. De hacer cosas, de experimentar, de disfrutar, de buscar el placer, de divertirse. La autobiografía de Errol Flynn podría ser uno de ellos, lectura que recomiendo a cualquiera. Y en este caso, sin caer en la sorna y el sentido del humor de Mr. Flynn (y de sus mentirijillas a la hora de explicar su supuesta vida), en ese mismo conjunto incluiría este “Big Time”.

El proyecto en realidad no nació como un libro, sino que se fue publicando por capítulos en el blog que Marcos Ordóñez tiene en El País. Allí fue donde yo, de un modo casual, lo descubrí, y lo fui siguiendo, fielmente, a cada entrega. Por suerte al final Marcos Ordóñez se ha decidido a publicarlo en el formato que le corresponde, el del libro. Y es que, en el fondo, soy una abuela, y me encantan los libros en papel. Leo mucho en tablet o móvil, periódicos, publicaciones, webs, blogs… y sin embargo, para novelas, me gusta tocar papel.

Y ahora la gran pregunta: ¿Quién era Perico Vidal? ¿Por qué una biografía suya? Pedro, o Perico Vidal fue un asistente de cámara y ayudante que colaboró, principalmente, en las grandes producciones que se rodaron en España entre los 60s y los 70s. Vidal supo ganarse la confianza y la amistad de tipos como David Lean, Orson Welles, Nicholas Ray o el gran Frank Sinatra. Se logró meter en el mundo del cine y destacar, y en una España tan triste como la de la época, supo hacerse un nombre.

Otros tiempos, probablemente, con más clase... (by @carloskarmolina)

Otros tiempos, probablemente, con más clase… (by @carloskarmolina)

Y todo aquello le llevó a vivir una vida de amor al cine pero también a la música (jazz, principalmente), de muchos viajes y también de muchas fiestas, siempre bien rodeado de esos mitos que los mortales sólo vemos en una pantalla. Así, el mismísimo Frank Sinatra, quien hizo buenas migas con Perico Vidal, se lo llevó a Los Angeles y Las Vegas en su época de reinado, por poner un ejemplo de experiencia que vale por años de gris vida de otras muchas personas.

Tras recoger mucho material a base de grabar entrevistas con Vidal, ya en el ocaso de su vida, pues murió en 2010, Marcos Ordóñez comenzó a recopilar y escribir sobre aquello para acabar publicando este libro, que a su vez, se complementa con una parte fina narrada por la hija de Vidal, Alana. Y si bien la parte de Alana pierde un poco el interés, ayuda a complementar un contexto.

Big Time. Yo soy muy fan del inglés como lengua y del uso de anglicismos, soy así de vulgar, y desde luego no se me ocurre mejor definición para esa vida. Admiro mucho a las personas que se esfuerzan en vivir la vida que quieren, la libertad, con los riesgos que conlleva. Y resulta la clase de lectura que te lleva a querer aprovechar nuestro tiempo en este mundo, y te deja con una sonrisa en la boca.

Canciones:

Siouxee and the Banshees: “The Passenger”

Lenny Kravitz: “Come on get it”

Placebo: “Without you I’m nothing”

30
Dic
13

y 34

Por segundo año consecutivo, incumplí esa norma no escrita de todo bloggero que obliga a subir una entrada el día de tu cumpleaños. De modo que, como la disciplina nunca fue lo mío, con un mes de retraso, ahí estamos. Happy birthday to me. Una de esas malas costumbres que arrastro desde 1979, la de cumplir años cada 30 de noviembre.

34 son cosa seria, claro que ideas como esa las vengo barruntando cada otoño desde que cumplí 27. Precoz que es uno. Ahorráos los comentarios acerca de que si 34 no son nada, que si es una buena edad, y blablablá. Ahora mismo me siento como esas divas hollywoodienses que la peor afrenta que podían sufrir era que se revelara su edad. Quizás no hay para tanto. Quizás.

De todas formas, no puedo quejarme. Aposentado en una madurez que sería absurdo soslayar, me permito el lujo de saltármela de tanto en tanto. Y al final, sigo con mis cosas. Me falta un año para llegar al tercero de esos hitos vitales que marcaba Frank Sinatra en aquella  maravilla de canción que es “It Was A Very Good Year”:

When I was thirty-five

It was a very good year

It was a very good year for blue-blooded girls

Of independent means

Wed ride in limousines

Their chauffeurs would drive

When I was thirty-five

Pero ojo, que ése resultaba ser el último de los “very good years” a los que el viejo Frank se refería. La siguiente etapa era ya sombría, y Sinatra la describía de un modo triste y resignado:

But now the days grow short

I’m in the autumn of the year

And now I think of my life as vintage wine

>from fine old kegs

>from the brim to the dregs

And it poured sweet and clear

It was a very good year

Así que, como decía aquel otro librepensador ilustrado, ahora paradigma del vividor de la sociedad catalana actual: Al loro, que no estamos tan mal!!!!

Canciones:

The Smiths: “Stop me if you think you’ve heard this one before”

Manic Street Preachers: “P.C.P.”

Vampire Weekend: “Unbelievers”

07
Nov
13

Bajo La Piel

Esta mañana me he despertado acordándome del dúo que hicieron Frank Sinatra y Bono hace ya 20 añazos. De hecho, acabo de calcular ahora mismo, mientras escribía, los años que han pasado de ese single y al teclear ese dos y ese cero me ha recorrido un escalofrío. 20 años, que se dice pronto. Claro que hace 15 que Sinatra cría malvas.

Volvamos a ese 1993 cuando el viejo Frank hace un movimiento comercial increíblemente exitoso para un cantante de su edad y de su condición artística, tan alejada del fenómeno pop que generaba tantos beneficios a las discográficas: su ya clásico disco de duetos “Duets”.

Aunque participaban cantantes de diferentes raleas y condiciones, todos recordamos ese “I’ve Got You Under My Skin” que cantó junto con Bono, como algo, digamos, revolucionario. Tengamos en cuenta que hoy en día Bono es un señor mayor que canta con un grupo para un público de cuarentones y hace conciertos en estadios que son más conocidos por su espectacularidad que por el rock o el pop. En 1993, sin embargo, Bono estaba en un punto muy álgido, y debo reconocer que sin ser yo gran fan de los U2, entre 1991 y 1993 grabaron lo que considero mis dos discos favoritos de la banda, “Achtung, Baby” y “Zooropa”. Además, hacía los numeritos en escena pero a su vez usaba su implicación política como bandera, por ejemplo, en aquel entonces, con la guerra de los Balcanes.

Seguramente a Sinatra, un tipo para quien “el rock n’ roll es música hecha por y para retrasados mentales” (dixit) el unir sus fuerzas con ese irlandés no significó más que un incordio para vender más discos. Bono, obviamente, estaba emocionado, más si tenemos en cuenta que es de los pocos participantes en el disco con quien Frank tuvo la deferencia de compartir el aire que respiraba, ya que las canciones se grabaron por separado con cada intérprete.

Para la posteridad queda este vídeo en el que se incluyen pequeños fragmentos del momento en el que Sinatra recibe en audiencia a Bono. Y he de decir que el dueto no está nada mal, y que esos falsetes de Bono combinados con el clasicismo swing de la pieza quedan francamente apañados. Y reconoceré que fue gracias a esta canción, o mejor dicho, a este videoclip, que yo descubrí la música de Frank Sinatra. Es posible que sin este vídeo, nunca me hubiera llegado a interesar por el viejo Frank. Y creedme, eso hubiera sido toda una pérdida…

02
Ago
12

Iggy (y 3)

Cierro mi particular trilogía sobre Iggy Pop y sus últimas historias recordando que la pasión de nuestro hombre por los standards jazzys y la música más tranquila no es algo que le venga de nuevo. De hecho, existen varias grabaciones en concierto de Iggy cantando el clasicazo «One For My Baby», que popularizara en su día Frank Sinatra. La primera vez que tuve constancia de esta versión (inusual, pensaba yo) fue cuando cayó en mis manos el disco «Nuggets», donde se recogen una serie de piezas registradas en diferentes conciertos de la iguana entre los 70’s y primeros 80’s. Ahí se encontraba una versión de este tema, con un sonido francamente infame, y que yo sepa, es la única grabación oficial u oficiosa que existe. En general, «Nuggets» tiene algunas canciones interesantes entre sus dos discos, pero ese sonido tan horroroso hace que nunca encuentre el momento para escucharlo. Ok, la música de Iggy Pop no requiere de una producción perfecta ni de una grabación minuciosa. Pero es que ese disco suena como el peor de los piratas, como si la banda estuviera tocando en el lavabo de tu casa, como si la grabación se hubiera hecho en el concierto con un teléfono móvil. Eso sí, me encanta su portada.

Me encanta esta portada!
De todas formas, en Youtube (quien necesita Spotify?) se encuentran algunas grabaciones de ese tema. Y de regalo, como sé que sois unos vagos y no os habéis parado a buscar ningún tema de «Préliminaires» o de «Après» a pesar de que os cantara sus excelencias en la entrada anterior, os dejo un par de píldoras, y ya me diréis…




17
Ene
12

31 Songs – Kar: Bizarre Love Triangle (2)

Al principio me tomé este asunto de mi atracción por la canción “Bizarre Love Triangle” como una especie de guilty pleasure. Entonces estaba en ese momento de obertura de mente, de descubrimiento de bandas y discos. Un buen día, pasabas por una tienda y comprabas tu primer disco de Neil Young o un colega te prestaba el debut de Blind Melon y se abría un mundo nuevo. A veces, y digo sólo a veces, tengo la sensación de que nada me sorprenderá tanto como la primera vez que escuché un disco de David Bowie o el arranque del “Led Zeppelin I” o incluso el “Forever Blue” de Chris Isaak. Todo eso son pamplinas, claro. Pero la capacidad de sorpresa, un poquito, sí que la he perdido. No hay muchos Frank Sinatra, ni muchos Kiss, ni muchos Temple Of The Dog. Y sí, en su momento, descubro el debut de Wolfmother o de los Strokes y me dejan noqueado, pero sabes que no son unos nuevos Doors o unos nuevos R.E.M. Y aunque parece que me estaba yendo por las ramas, en realidad no. En realidad, en esa época había pasado de escuchar el rock alternativo de mi adolescencia a empaparme de clásicos para pasar luego a seguir a toda aquella banda que fuera glosada en Popular 1. De ahí la rareza de lo de “Bizarre Love Triangle”.
New Order no eran una banda de rock. Ni siquiera una banda de pop como las que yo estaba acostumbrado a disfrutar. Aquello podía calificarse como una suerte de techno-pop. Uuuufff… la fatídica etiqueta… techno-pop… Y me rompió los esquemas el quedarme prendado con una canción como “Bizarre Love Triangle”. También estaba “Blue Monday”, pero aquella era más electrónica al uso. Al uso de 1987, claro, pero al uso. Y desde luego, en el Popu seguramente la habrían puesto a caldo. Al “Bizarre Love Triangle”,a New Order y todo lo que ello significó. Yo descubrí, sin embargo, que había algo más allá del rock. Pero sobretodo, había algo más allá de los dictados de Popular 1, revista que a día de hoy sigo comprando religiosamente, sí, pero con mi propio criterio, no con el de César Martín.
No me las voy a dar ahora de gran fan de New Order, grupo al que ventilo con un buen recopilatorio (por ejemplo, “Substance 1987”) y que aunque pueda disfrutar mucho, no me provoca la necesidad de tener que indagar más en su carrera o en sus LP’s. Y sin embargo, “Bizarre Love Triangle” me parece una canción redonda, en donde nada falta ni sobra, comenzando por la letra y acabando por su ritmo sintetizado.
Aquella fue una buena época… sabéis cuando se dice que la universidad es la época más divertida, la del desmadre, la de las fiestas, y todas esas bobadas? Pues bien, para mí, no fue así. Mi etapa universitaria fue un pedazo de mierda aburrida, llena de exámenes parciales, finales, prácticas, y para colmo, tener que trabajar en los típicos trabajos de estudiante. Con lo cuál, el acabar la universidad y comenzar a trabajar… bueno, aquello sí que supuso una pequeña liberación. De repente, tenía mis horas de trabajo, claro, pero nada de estudiar ni de hacer informes en casa. Y luego está el desagradable asunto pecuniario, que, quieras que no, tiene su importancia. Así que esa fue una etapa divertida. Todo un sueldo mensual para gastar en discos. Fines de semana completamente libres. Descubrimiento de los jueves por la noche. Alcohol. Rock n’ roll. Y por qué no, acabemos la noche en cualquier discoteca, que a partir de ciertas horas intempestivas acaban pinchando “oldies” y tanto New Order como Depeche Mode o incluso Soft Cell o INXS acabarán cayendo.
No quisiera acabar sin mencionar la versión que Jewel hizo de “Bizarre Love Triangle”. No está nada mal la vuelta de tuerca que le dio a la canción, lo cuál, es lo mínimo que se le debería pedir a una versión. El problema fue que acabó tratándose de un corte que se usó como jingle en anuncios y en cortinillas de televisión, y por supuesto, se quemó. Afortunadamente, no fue así con el original de New Order.
16
Ene
12

Lo mejor de la semana. Semana 13

La verdad es que el frío me destroza. De acuerdo, la semana ha sido durilla en lo que a trabajo, y esos asuntos terrenales que poca importancia tienen aquí se refiere. Pero estas temperaturas me dejan con muy pocas ganas de hacer nada. Vagancia. La baja frecuencia en las actualizaciones del blog son una clara muestra. Una entrada. Una sola entrada entre que os comentaba lo mejor de la semana 12 y hoy, en que comento lo mejor de esta semana 13. Vaaaaale, ahora tendré cientos de comentarios de los miles de lectores de NDK que viven en zonas mucho más frías que donde tengo mi mansión y mis 400 chimpancés. ¿Qué queréis? Yo soy yo, y mis circunstancias. De modo que espero que la semana que viene, el clima haya mejorado o bien me encuentre con más ganas de tener actividad. 

Un momento… me comunican por el pinganillo que he recibido el galardón a la redundancia, por haber repetido más veces la palabra «semana» en un párrafo. Enhorabuena, mis queridos chimpancés… Y con esta buena nueva, pasamos a lo mejor de la semana:

3.- «Homenatge A Catalunya», de George Orwell: Acabé esta novela, quizás poco conocida de un clásico como Orwell. Y aunque si hay un tema maniqueo y sobado en la Celtiberia, ése es el de la Guerra Civil, leer una novela como la de Orwell supone una verdadera bocanada de aire fresco. De entrada, porque puede hablar en primera persona de lo que él vivió, como miliciano en el frente e implicado, a la fuerza, en los disturbios de Barcelona del 37. Pone unos cuantos puntos sobre las íes, da una curiosa visión externa (por su condición de extranjero) e interna (por haberla vivido) de la guerra y muestra, además, una verdadera figura idealista, un romántico que se arriesgó su vida en un país que estaba anclado en el siglo XIX. Lo peor, una lamentable traducción a un catalán que casi parece una lengua distinta a la que usan Qim Monzó o Sergi Pàmies, por poner dos ejemplos.

2.- Ocean’s Eleven (2011), de Steven Soderbergh: Pues no, no la había visto nunca… si es que soy un puto snob. Pero una peli de robos y tal, con George Clooney, Brad Pitt y Matt Damon, pues como que me daba grimilla. Prejuicios, sí. Y la vi el otro día. Y mira por dónde, me gustó. Es divertida, y tiene un ritmo trepidante. No es una maravilla, como tampoco creo que lo fuera la original de Sinatra y compañía. Un Sinatra que, por cierto, mientras como cantante es, sencillamente insuperable, como actor siempre me pareció una medianía. E incluyo sus títulos más celebrados, como «El Hombre Del Brazo De Oro» y «De Aquí A La Eternidad». No me lo tengas en cuenta, Frankie, sabes que te admiro.


1.- Outtakes de los Rolling Stones: Hoy me he pasado buena parte de la tarde rastreando Internet en busca de un tema que una vez escuché en la radio, de unas sesiones de grabación de los Stones, y que jamás pude recuperar. La canción acabó por no publicarse nunca, y por alguna razón que no he sido capaz de descifrar, me ha venido a la cabeza. No os daré más detalles, porque pretendo dedicarle una entrada. Sólo diré una cosa, a menudo me da por pensar qué se les pasaba por la cabeza a la hora de incluir o descartar canciones en sus discos oficiales.

Canciones:

Joe Cocker: «Guilty»
The Shazam: «Nine Times»
Journey: «Wheel In The Sky»

30
Nov
11

32

Hoy es mi cumpleaños. Sí, amigos y amigas, 32 castañas que me caen. En realidad esto lo hago para recibir un puñado de felicitaciones online, porque el otro día oculté la fecha de nacimiento de mi perfil de Facebook, jodiendo así la vida de mis amigos desmemoriados. O de los que dicen serlo. Desmemoriados, no amigos. Cosas de ser 30 de noviembre. Sagitario. Un signo de fuego, me han dicho hoy. Huy, sí, un fuego de la hostia. Eso sí, cuando era un chavalín, molaba ser del mismo signo que Seiya, el de los Caballeros del Zodíaco. 
Tipos en armadura con personalidades basadas en signos del Zodíaco que se hostian… y luego se preguntarán por qué hay matanzas adolescentes en los institutos…
El término resulta interesante. Si buscamos en el diccionario el significado de “cumplir”, hay varias acepciones que encajan:

cumplir
1. tr. Ejecutar, llevar a efecto algo.
2. Dicho de la edad, llegar a tener aquella que se indica o un número cabal de años o meses. 
3. intr. Quedar bien
4. Acabar el tiempo señalado para algo.

Veamos, la número 2 parecería la más adecuada para este caso. Me encanta eso de “un número cabal”… nada de gilipolleces, un número como Dios manda. Y sin embargo, si miramos la número 1, bueno, estoy ejecutando o llevando a efecto un período de tiempo más en mi vida. Lo cuál nos lleva fácilmente a la número 3, quedar bien… ok, si no cumpliera más años, no veas el disgusto que se llevaría mi madre. No obstante, probablemente sea la acepción número 4 la más realista.

 La realidad, o la estadística, que a menudo pueden ser lo mismo, te indican que cumplir un año más, es acercarse un poco más a la muerte. Si te llamabas Johnny Thunders y es 1986, cumplir un año más resulta, simplemente, un milagro. No es el caso. La muerte, menuda jodienda. Aquellos que no temen a la muerte, o son unos pusilánimes, o, simplemente, mienten. La muerte… qué harían las religiones sin la muerte. La muerte resulta algo tan difícil de asumir por el ser humano que necesita inventarse de deidades que justifiquen, o incluso intenten dulcificar este asunto.

Entrada de concierto de Johnny Thunders en la desaparecida Studio 54 de Barcelona, 1986. Mil pesetazas de entonces era un dinerillo.
Por si acaso, yo ya tengo pensado qué canción quiero que suene en mi funeral. No os la voy a revelar, no seáis morbosos. Está bien que ahora en los funerales se haya normalizado esto de poner una canción que recuerde el finado, o que él mismo hubiera predispuesto. Preferentemente en vida. No como esa moda horrorosa de aplaudir en un funeral, al paso del féretro, como si fuera Jesulín de Ubrique.  Volviendo a las canciones, Internet está llena de listas Top Ten Funeral. Algunas de gusto dudoso, otras, curiosas, no más.

Si obviamos las piezas de clásica o ciertas arias operísticas, el mundo de la música “ligera” (me encanta este término) nos ofrece un amplio abanico. Un básico es “My Way” del grandísimo Frank Sinatra. Algo sobado, pero funciona. Canciones de corte religioso también triunfan, como “Hallellujah” de Leonard Cohen. Luego nos ponemos en plan baboso, con “Tears In Heaven”, “Candle in the Wind” o “Memory” de Barbra Streisand. Estas listas suelen ser de webs yanquis o británicas, estas modas, en la piel de toro, están menos extendidas. Y mejor, cualquier día alguien querría hacer sonar “Marinero de Luces” y todo perdería su sentido.

No parece que ninguna de estas opciones me convenzan demasiado.  Pero estoy con Nick Hornby y su “Alta Fidelidad”, donde en lo alto de su top 3 para un funeral situaba a Jimmy Cliff y su “Many Rivers To Cross”. Bonita sin ser babosa. Incluso con un punto relajante como para una situación que se supone debe ser poco agradable. Para los espectadores, no para el protagonista. Yo estoy también con los que deciden hacer sonar “Highway To Hell”. Al final, polvo somos y en polvo nos convertiremos. Espero que alguien pase el aspirador después.

Canciones:

The La’s: “There She Goes”
Buenas Noches Rose: “Buenas Noches Rose”
The Replacements: “Unsatisfied”


26
Jun
08

Viaje a NYC. Día 6 (y último): Estatua de la Libertad

Bueno, hoy hablaré de mi último día en la Gran Manzana, y… ¿no habíais echado de menos algo? Efectivamente, me faltaba la visita a la estatua de la libertad!! Llevaba varios días viendo en los partes meteorológicos que hoy llovería. Sin embargo, ayer, ya lo dije, tuve el día más soleado y caluroso de mi estancia, una temperatura primaveral tirando a veraniega. Pues nada, el jodido hombre del tiempo no se equivocó, y el día despertó lloviendo bastante. Y para colmo, despertó mucho más pronto de lo que debiera, pues tenía tickets para el ferry a las 8h. Briconsejo para quien quiera viajar a NY, si queréis visitar la dichosa estatua, coged los tickets con mucha antelación. Yo lo hice, por internet, cuatro días antes de partir, y la única fecha disponible era esta, el último día y a esas horas intempestivas. Total, que despertarme a las 6’30 no es mi ideal de vacaciones. En fin.
Tras una peripatética cola bajo la lluvia en el muelle, y un desagradable control policial con arcos metálicos como en los aeropuertos (fuera chaqueta, reloj, movil, cartera, gorra y los calzoncillos me los respetaron por decencia) subimos al ferry que nos llevaría a Liberty Island. Atracados en la isla, una nueva cola y la obligatoriedad de dejar la mochila en una taquilla (a 1$ dos horas) me acabaron de poner de mala leche.

Díganme clásico, pero creo que uno no debe irse de NY sin pasar por aquí

Desde 2001 ya no se puede subir hasta la cabeza de la estatua, de modo que sólo es posible subir hasta la base. La visión del monumento me relaja la mala leche, la verdad es que vale la pena, y supongo que las vistas serían de impresión. Lo supongo, tan solo, porque aunque ya no llueve, una bruma cubre la costa y el skyline de Manhattan no se divisa, apenas se puede vislumbrar. En fin, la verdad es que no deja de ser interesante, Manhattan, Brooklyn a un lado, y al otro New Jersey.

El siguiente punto de destino es Ellis Island, donde nos lleva otro ferry. Ellis Island es un islote cercano que alberga viejas instalaciones militares, pero su fama recae en que entre 1890 y primeros de los 50’s se convirtió en la aduana de la ciudad, donde recalaban millones de pasajeros, principalmente inmigrantes que eran inspeccionados legal y médicamente, confinados allí en condiciones bastante deplorables. Ahora esas instalaciones albergan el Museo de la Inmigración, con piezas bastante interesantes, especialmente fotografías, pero también documentación, material médico y otras. A la entrada hay un PC con una base de datos en donde puedes introducir tu nombre y comprobar si algún pariente tuyo pasó por esa frontera. Nada, no tengo ningún tatarabuelo americano.

Una cosa me resultó un poco molesta, y es el hecho de que el museo pintaba ese lugar como una suerte de Disneylandia para inmigrantes, aunque la realidad es que se asemejaba más a un campo de concentración. Especialmente para aquellos que por razones médicas o legales no les dejaban pasar (cuarentenas, papeles poco claros, …) y eran hacinados allí, en unos tristes camastros (que, por cierto, se muestran). La parte de exposición de objetos médicos resulta bastante tétrica, a Marilyn Manson le hubiera encantado.

Busco a Gordon Gekko

Cuando acabo la visita, ya de nuevo en Manhattan, ha vuelto ha salir el sol (hay que joderse). El muelle resulta estar al lado de Wall Street, de modo que me dirijo hacia allí, con curiosidad. Es la hora de comer y hay cientos de oficinistas buscando un puestecillo de perritos, de kebabs o de cualquier otra mierda que engullir. No puedo evitar pensar en Charlie Sheen en la película «Wall Street» cuando veo varios aspirantes a Bud Fox (su personaje en la cinta).

Obviamente, estoy muy cerca de la Zona Cero, y aunque no entraba en mis previsiones visitarla, al final me decido. Y quisiera comenzar diciendo que probablemente sea por una sobreexposición de tragedias en la tele, en los medios y demás, durante 28 años, pero lo cierto es que esas «tragedias televisadas» no me suelen afectar. Puedo estar comiendo tranquilamente mientras veo imágenes del último tsunami o del más reciente atentado. Para mí no es más que una imagen de la tele, o una foto. Estoy muy insensibilizado al respecto. Pero lo cierto es que la Zona Cero me causó impresión. De hecho, no hay nada. Es como la construcción de un inmenso parking en medio de varios rascacielos. Es una obra, con sus camiones, sus grúas y una valla que la rodea. Pero la verdad es que me impresionó. Están construyendo lo que parecen ser los cimientos de un edificio, por lo que sé, eso es seguro, pero no se han puesto de acuerdo aún en el memorial.

La Zona Cero

Y con esto, acaban mis peripencias neoyorkinas. No me extenderé mucho más en esa puerta del aeropuerto para el vuelo NYC-BCN repleta de paisanos con bambas nuevas, con iphones, con chaquetas nuevas, gafas de sol recién compradas y hasta portátiles. Nueva York es la nueva Andorra!! Tampoco me extenderé en las brutales turbulencias que he vivido, las peores que jamás he sufrido, y cogo un par de vuelos al mes. No me queda más que recomendar la experiencia a cualquiera, que por algo más de lo que cuesta un vuelo a Londres o a Oslo, tienes un billete a NY, y además la vida allí (hoteles, comidas, bebidas, …) es más barata que en Europa. Yo, si puedo, vuelvo el año que viene. Diablos, es la mejor ciudad del mundo!! O eso al menos decía Frank Sinatra!!

Canciones:

Prince: «Fury»
Kiss: «Christine Sixteen»
The 13th Floor Elevators: «You’re gonna miss me»

13
Jun
08

Viaje a NYC. Día 4: Central Park y Soho

Hoy es domingo, el día se levanta con un cielo limpio y un sol insolente que asoma sin piedad ya desde buena mañana. ¿Habría acaso mejor momento para ir a Central Park? Aunque de entrada, la primera parada es en el Metropolitan Museum, a la postre, anexo al famoso parque. Cogemos el metro hasta la parada 86th St. y al salir el paisaje urbano ya ha cambiado. Las moles de oficinas son sustituídas por majestuosos edificios de apartamentos de lujo, con portero uniformado y toldo en la puerta hasta el borde de la acera, para no mojarse los Manolos cuando llueva. La clase de bloque donde viviría Sherman McCoy, de «La Hoguera de las Vanidades». Apenas hay gente por las calles, apenas hay locales comerciales. Solo esa ristra de porteros en cada portal, disfrazados de húsares.
El Metropolitan Museum es uno de esos museos gigantescos que más vale no pretender verlo entero en una jornada. Al final, con esta clase de museos, he optado por no obsesionarme. Busco aquello que me apetezca ver especialmente y paseo tranquilamente un rato, sin esperar ver todas las salas. De lo contrario, uno acaba cansado, agobiado de tanta pieza y sin disfrutarlas. En el caso del Metropolitan, no se puede hacer de otro modo. Su colección de Egipto es muy interesante, y cuentan con muchas piezas de la América precolombina, África y Oceanía, que no me interesan tanto. De casualidad, me topo con una exposición especial dedicada a los superhéroes, de modo que me acerco a verla. Se trata de unas muestras de trajes que se lucieron en las adaptaciones al cine de los superhéroes clásicos (el traje de Iron Man, el que lucía Michelle Pfeiffer en Batman Vuelve, el de Spiderman o el del Superman de Christopher Reeve), algo cutrillo más propio de un Hard Rock Cafe cualquiera, junto a una serie de trajes que diseñadores de moda han hecho ex-profeso basados en los superhéroes (diseños de Armani o de John Galliano, que me hizo recordar ese inmenso gag de Muchachada Nui, de Joaquín Reyes-Galliano y su ayudante Lucianete-Carlos Areces). En general, menos interesante de lo que esperaba. Con decir que era mucho más interesante los carteles con informaciones de cómo los superhéroes son derivaciones de los héroes de la mitología clásica y de mitos y leyendas perdidas en el tiempo, de sus connotaciones políticas, de su simbología, etc…, todo eso más que las propias piezas. Acabo el museo viendo la parte de arte contemporáneo (con bonitas piezas de Picasso, Dalí, Miró o Kandinsky) y de Pop Art (por ejemplo, la clásica imagen de la sopa Campbell de Andy Warhol).


Esta zona se llama Quiet Lane… un cachondo, el que le puso nombre

Tras unas horas en el museo, toca disfrutar del sol del mediodía en esa enorme extensión verde, sorprendente en medio de la ciudad, que es el Central Park. Los neoyorquinos toman el sol en el césped, pasean sus perros o sus niños, juegan, hacen picnic. Y lo cierto es que ese lugar invita a tomar tu espacio en el cesped y relajarse. Comemos por ahí tirados y doy buena cuenta de una siesta al sol, a la sobra de los árboles y con los edificios al fondo.

Con las fuerzas recargadas, el plan es pasarse por la zona homenaje a John Lennon, antes de marchar. Se llama, claro, Strawberry Fields, y está en el lado del parque más cercano al edificio Dakota donde vivía. La zona resulta ser algo decepcionante, está llena a rebosar de gente, de unos fulanos tocando canciones de los beatles con las acústicas, en plan kumbayá y con ese horroroso mosaico en el suelo donde se lee IMAGINE y donde la gente deposita flores. En fin, todo muy tópico. No soy un fan a muerte de Lennon, de hecho siempre preferí a McCartney, pero lo que me carga a más no poder es esa imagen del Lennon como una suerte de bonachón pacifista bobo y hippioso que todo el mundo recuerda, aunque es una realidad deformada. E Imagine es una de esas canciones que para poder volver a disfrutarla debería dejar de escucharla en una década, por lo menos. A la salida te topas con el dichoso edificio Dakota, que no deja de tener un punto inquietante, aunque al parecer, nada de eso parece importarle mucho a Yoko Ono, quien mantiene su apartamento allí.

Little Italy (o lo que queda de ella)

El siguiente objetivo es un paseo por la zona sur. Tomo metro hasta Tribeca, zona famosa por la implicación que Robert deNiro tiene en el festival de cine de Tribeca, y por comenzar a ser una zona de implicaciones arty. Sin embargo, por la tarde es una zona algo degradada y sin mucho interés. Caminando llegamos al Soho (o más bien la zona Soho-Noho-Nolita), y eso es otra cosa. Cafeterías, bares, tiendas de diseño bohemio-pijo se van sucediendo en unas callejuelas pequeñas y estrechas para ser NY, pero resulta ser un paseo agradable.

San Antonio protegge a noi

Tengo interés en ver Little Italy. O lo que queda de ella. Hace ya años que los italianos no se establecen en gueto, y además, sus vecinos de barrio resultan ser un gigante voraz. Little Italy está al lado de Chinatown, y en las últimas décadas, Chinatown ha ido absorbiendo al viejo barrio italiano. Mulberry St es la única calle que mantiene el sabor del viejo barrio, y alberga algunos bares que frecuentaban Lucky Luciano, Frank Sinatra o el último gran capo, John Gotti, que murió en prisión donde estaba desde 1990, como el Mare Chiaro. Cuando llego, resulta que hay una suerte de fiesta mayor del barrio, lo cuál se me asemeja quizás demasiado a las Festes de Sants, con la calle cortada, las paradas de salchichas italianas, las tómbolas o los puestecitos de feria. El aspecto de la calle te lleva directamente a las películas de Scorsese, y una cutrísima imagen de San Antonio corona la calle. Y uno, entre el gentío, no deja de buscar a Silvio Dante, a Paulie o a Tony Soprano. O por lo menos a sus homólogos de la vida real.

Canciones:

Reverend Horton Heat: «Party in your head»
D-Generation: «She stands here»
Afghan Whigs: «My enemy»




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