Posts Tagged ‘Los Simpson

24
Dic
19

Vuelve a casa por navidad

Cuando los blogs tenían algún sentido, había una tradición, casi una norma no escrita, que obligaba a publicar una entrada en navidad, en nochevieja y también el día de tu cumpleaños. Naturalmente, todo eso ahora nos suena a cosa del pleistoceno inferior, y razón no le falta, lo que en su momento se conoció como “La Blogosfera” está criando liquen. Fallecida. Caput. No le interesa a nadie, en los tiempos de los malditos vídeos de Tik Tok y “el insta”, y, claro está, un blog que lo lee nadie es un acto de valentía ridículo, como el del soldado japonés que a mediados de los años cincuenta fue avistado, solo, en una isla del Índico, vigilando el fuerte que el Ejército Imperial le había encomendado.

Por todo ello, me produce una satisfacción especial retomar este blog un año y medio más tarde (¡!) resucitando cual Jesucristo, aunque molando más. Y hacerlo ahora, con las prisas, que no se me pase este 2019 sin haber escrito nada, ignorando si habrá o no continuidad, si no se tratará solamente de la flor de un día. Pero esta noche es nochebuena y mañana, navidad, y me parece un buen momento, porque de algún modo, me he reconciliado con la navidad. Cosas de la edad, supongo. Cuando era un zagal, naturalmente, me gustaba, y conforme fui creciendo, pasé por etapas más punk cuando me repateaban las fiestas, la bondad y andar escuchando “pastorcillos, pastorcillos” cada vez que entraba en un establecimiento. De acuerdo, este chiste, por escrito, pierde bastante, pero insertado en una actuación de Pepe Rubianes, os prometo que tenía gracia.

Será la edad, insisto, o será mi querencia por el simbolismo, que forma parte de los humanos, nos guste mucho o poco. Leía esta mañana en Twitter, desde hace demasiado, mi mayor fuente de (des)información de un tiempo a esta parte, algo así como “me gusta el brilli-brilli de la navidad, la gente piripi, la sensación de poder empezar de cero”. Esto último es uno de los axiomas fundamentales de las expresiones culturales navideñas (novelas, canciones, películas, etc.) desde que Dickens pusiera esa piedra angular de todos estos aspavientos festivos con su “Cuento de Navidad” (o “Canción de Navidad”) hace más de ciento cincuenta años, ya sabéis, toda esa historia del señor Scrooge y los fantasmas. Marley estaba muerto. El clérigo, el funcionario, el propietario de la funeraria y el que presidió el duelo habían firmado el acta de su enterramiento. También Scrooge había firmado, y la firma de Scrooge, de reconocida solvencia en el mundo mercantil, tenía valor en cualquier papel donde apareciera. El viejo Marley estaba tan muerto como el clavo de una puerta. ¿Cuál es la lección más valiosa de sus páginas? Por mucho que la jodas, siempre puedes volver a hacer las cosas bien.

navidad

Alegoría de la Navidad (by @carloskarmolina)

A estas alturas de la historia ya he visto esa película de Netflix en la que el pobre Kurt Russell, avejentadísimo, hace de Papá Noel, dos veces. Nada del otro jueves, pero no está mal, y el gran Little Steven mete un número musical, algo forzado, no os digo que no, pero efectivo no obstante. No me acaba de gustar ver a Kurt Russell (¡Snake Plikssen!) como el abuelo de pelo cano y barba de similar tono cromático que, sin embargo, es (68 añazos, los del andoba). Me hace sentir más mayor. Ayer escuchaba “Little Drummer Boy” por Bing Crosby, paruapampam, hoy otro clásico que se le puede comparar perfectamente como es “Last Christmas” de Wham. No se me escandalicen, ambas son pop, acócope de “popular”. Hoy también procederé a escuchar mi disco navideño favorito de todos los tiempos, el de Chris Isaak. Tom Waits y su carta de la puta de Minneapolis que está embarazada, regalando un poco de malditismo de baratija a la historia, los especiales de navidad de Los Simpson, los de los años noventa, y ya lo tendríamos. Siempre he preferido la navidad americanizada, la de la tele. Los brillos, brillan más, y los dramas son menos reales. A mí me va la astracanada, la exageración. Soy un snob y no me gustan los villancicos hispánicos de niños que lo fueron en los años sesenta, con esas voces estridentes. Y por eso me envuelvo de estas canciones, historias e imágenes, que un día como hoy no son de los demás, sino sólo mías. Por esto tengo los santos huevos de titular esta entrada tirando de ese tópico infame que me retrotrae a la tele que veía de niño, y a mi abuela.

Pero me canso rápido. Por eso escribo este texto ahora, en la mañana del 24 de diciembre. Porque sé que pronto me agobiaré de la paz y el amor, ahondando en los trampantojos de la compasión, y estaré deseando que vuelva la apatía y el mal ambiente habitual. Es mi fiesta y lloraré si quiero. Porque, a partir de cierta edad, y con ciertas cosas en la mochila, uno ya sabe interpretar las situaciones. Pero el camino, a igual que la vida, sigue. Así que por si acaso, no olvidéis que el viejo Marley estaba tan muerto como el clavo de una puerta.

Canciones:

Duran Duran: “Boys Keep Swinging”

The Screamin’ Cheetah Wheelies: “Boogie King”

Fontaines DC: “Roy’s Tune”

05
Feb
16

Jazz

«¿Músicos de jazz?¡Bah! ¡Si se lo inventan sobre la marcha! ¿Qué mérito tiene? Eso también lo sé hacer yo, mira: tu-tut-turut-tut…»

Homer Simpson

Miren, no soy yo muy de Jazz. Alguna cosa por aquí y por allá. Muy fan de Frank Sinatra, quien tenía una vertiente jazzy especialmente en los 40s y primeros 50s. Me encanta Chet Baker, más en su faceta de cantante-trompetista que en su faceta más de banda. Pero sin embargo desconozco la música de John Coltrane o Miles Davis, por decir algo. Supongo que tarde o temprano me acabaré metiendo en ello. Y sin embargo, reconozco que esta vez he hecho algo de trampa… Mirad esto:

jazz

¿Mola o no mola?

Se trata de un cartel que un artista muy majete, mi contacto en la mafia oscense Lorenzo Caudevila, ha presentado al concurso del Festival de Jazz de Donostia. Y es vuestra oportunidad de votar y hacer que el cartel resulte ganado… podéis hacerlo en el siguiente link, buscáis «Trompetista» y votáis… no porque os lo diga yo, vuestro amado líder espiritual, sino es el mejor de todos ellos:

http://posterheinekenjazzaldia.com/es/carteles/?fv-scroll=fv_toolbar&fv-sorting=popular

Ojo, que ya no quedan muchos días (hasta el 10), y se puede votar una vez al día. No lo hagáis por mí: hacedlo por el arte.

«Si fuera un wrestler guipuzcoano, me haria llamar Don Hostia»

NDK

Canciones:

Niños Mutantes: «Electricistas»

Tony Bennet: «Anything Goes»

Black Sabbath: «Changes»

27
Oct
13

El Peor Videoclip de la historia

Llevo unas semanas enganchado a las últimas temporadas de “Padre De Familia”, y lo puedo decir sin rubor, “Padre De Familia” me gusta más que cualquier otra serie de animación. Que nadie me entienda mal, adoro “Los Simpson”, es una serie que llevo viendo, casi ininterrumpidamente desde que tenía once años y se estrenó en horario nocturno en aquél programa de modernas de la dichosa movida en el que se incluía un episodio, en la 2 (por aquél entonces, TVE2). Menuda cara puso mi padre cuando le dije que quería ver una serie de dibujos a las once de la noche. ¿Alguien más en la sala que viera la serie por vez primera entonces? Sin embargo, la realidad es que han pasado 22 años y la sobreexposición ha sido brutal. Y sobretodo, no nos engañemos, las últimas temporadas de “Los Simpson” resultan tremendamente aburridas. Sigo siendo capaz de descojonarme de risa con el episodio de (por escoger uno al azar) Gabbo, pero veo uno de estos episodios que Antena 3 anuncia a bombo y platillo como nuevos, y me deja frío. De hecho, puede que sea una macabra casualidad, puede que no, pero desde que el actor que doblaba a Homer falleció, los episodios, en general, comenzaron a decaer. También puede ser que Carlos Ysbert tomara las riendas del malogrado Carlos Revilla (quien doblaba a Homer Simpson y a … KITT, el coche fantástico!!) en la temporada 12, y claro, una docena, son muchas temporadas.

El caso es que el otro día, viendo “Padre De Familia”, en una escena Peter está aleccionando a sus hijos Chris y Meg, y menciona lo que califica como “el peor videoclip de la historia”. Ahí saltaron las alertas. El documento que seguía a continuación era espeluznante. Peter Griffin estaba en lo cierto. Es el peor videoclip de la historia. Es el clip de “Dancing In The Street” de Mick Jagger y David Bowie.

Pero antes, pongamos unos antecedentes. Se trata de un dueto que Jagger y Bowie grabaron en 1985. Si repasamos las carreras de ambos en aquella época, podemos concluir que no estaban en su mejor momento artístico. Bowie tenía 38 años por entonces, y estaba en una de sus etapas más flojas, acababa de grabar “Tonight” (1984), que seguía la estela de la fama que le proyectó aquella decepcionante mutación que sufrió su personaje con “Let’s Dance” (1983), si bien conquistó un público y un mercado más masivo. Jagger tenía 42 años, y a los Stones en barbecho, en una de sus crisis de los 80s. De hecho, acababa de grabar su primer LP en solitario, “She’s The Boss” (1985), poniendo sus esperanzas en poder triunfar a lo grande sin necesidad de tener que aguantar a Keith Richards y a su pasado en los 60s y 70s. Algo que no ocurriría jamás.

Total, ambos eran unos cuarentones (Bowie, casi), reliquias de un sonido pretérito que la chavalería veía como algo alejado. Nada que no le pasara a la mayoría de los popes del rock de los 60s y 70s, que iban dejando de ser jovencitos, y perdiendo el respaldo mayoritario de la Juventud (dicho así, en mayúsculas), lo que los llevaba, a menudo, a realizar movimientos absurdos. Una crisis de los cuarenta en plena regla. Échenle la culpa a Pete Townshed y a sus versos lapidarios como “I hope I die before I get old”.

Como mínimo hay que valorar que se trataba de un proyecto de carácter benéfico, enmarcado en los fastos del celebérrimo “Live Aid” de Bob Geldof. La idea que tenían los dos prendas, Bowie y Jagger, era cantar en directo un dueto, estando Sir Mick en el JFK Stadium de Nueva York y Bowie en Wembley. Parece ser que al final lo vieron demasiado complicado, y decidieron tomar un atajo más sencillo. De modo que se lanzaron a la grabación de este clásico del soul, “Dancing In The Street”, que popularizaron Martha & The Vandellas en 1964, y que co-escribió nada más y nada menos que Marvin Gaye. Una gran canción, sin duda. ¿Por qué esa versión y no otra? Podría ser malvado y decir que Bowie estaba dispuesto a grabar cualquier cosa que conjugara el verbo “dance” en su título. Pero en realidad no tengo ni idea del por qué.

Lo que sí que está claro es que en 1985 la MTV era lo más de la modernidad, y la grabación de videoclips resultaba ser algo obligatorio para tener cierta presencia en el mundo de la música. Obviamente, Bowie y Jagger no se iban a conformar con la publicación de un EP de 7”, expresión, dicho sea de paso, que suena tan antigua como el pleistoceno superior.

Y allí es donde la cagan. Porque la verdad es que la versión del tema en cuestión no está nada mal, si bien no aporta gran cosa más que la producción ochentera. Pero bien, en general. No obstante, veamos el vídeo y luego continuamos:

Decorado de mierda, un muro ruinoso y un exterior en lo que parece una mezcla entre hangares y polígono industrial. De noche. Y unos aspectos que asustan. Jagger, no lo olvidemos, ya en la cuarentena, luciendo una de esas camisas de corte anchísimo que se gastaban en la época, pantalones de pinzas vaporosos y unas bambas blancas. Nunca ha sido el paradigma de la elegancia en escena, de acuerdo. ¿Y Bowie? Lo de David Bowie no tiene perdón de dios. Una suerte de mono de una pieza, o pantalón y camisa del mismo tejido, no acabo de apreciarlo, en unos tonos negros y estampado de camuflaje militar. Diríase que ha sido confeccionado a base de bolsas de basura. Y una gabardina digna del detective Colombo.

El clip al completo se compone de los dos divos, solos, bailando la cancioncilla. Bailando. Parémonos en este punto. ¿Vosotros recordáis cuando José Mota (lo siento, me hace gracia este tipo) se pone el disfraz de Blasa y se pone a bailar? Pues algo así. Como si la coca y el alcohol hubiera corrido a mansalva durante las seis horas previas a la grabación, y ambos estuvieran en pleno subidón eufórico. Como cuando te tajas tanto que te desinhibes y acabas en una discoteca a las cinco de la mañana bailando los hits ochenteros de revival como si te fuera la vida en ello, rodeado de tus amigotes que presentan un estado igual de lamentable que el tuyo y os tomáis el bailar “Take On Me” de A-Ha como un trabajo de equipo. Por favor, reconoced que vosotros también os habéis visto en esa tesitura.

Me avergüenza un poco el comentario, por tener un cierto tufillo homófobo, pero es de lo más gay que les he visto hacer a estos dos pollos, Bowie y Jagger. Quiero decir, parecen una imitación del mariquita bailongo hecha por Arévalo. Un chiste de sarasas en una discoteca. Y puedo reconocer que como amante de los hits más ochenteros, me gusta mucho esta “Dancing In The Street”, y que probablemente hacer el monguer de esa manera es la mejor manera de mover el buyate a su ritmo. Pero, y ya me perdonaréis mi mitomanía y mi seriedad, no me gusta ver a dos colosos como David Bowie y Mick Jagger dejando para la posteridad un documento gráfico más digno del de mis primos en la boda de nuestra prima segunda. Por favor, repasad momentazos como el minuto 2:35 , 2:05 o 1:55.

Y ya está. Y ese es el videoclip. Ni un cuerpo de baile. Ni un decorado de más. Todo grabado en una noche, como si fueran esos furtivos que no tienen permiso de rodaje. Hay que reconocerles, no obstante, su sentido del humor, o de la oportunidad, mírese como se quiera, para grabar un vídeo meneando sus culos juntos, haciéndose esas carantoñas, después de los ríos de tinta que corrieron en su época sobre una supuesta relación erótico-festiva entre ambos cantantes en los 70s. Verdad o mentira, la ladina Angie Bowie, ex-esposa de David, se encargó de propagar que los había pillado en la cama. Otros van más allá y hablan de una relación amorosa, no sólo sexual. Lo cual pudiera ser cierto, claro, y me parecería muy bien. Solo que no me lo acabo de creer.

Al final, la canción en cuestión resultó más exitosa que la propia carrera en solitario de Jagger. Y desde luego mejor que los discos de mediados de los 80s de Bowie. Pero para la posteridad nos legaron este terrorífico documento gráfico. El peor videoclip de la historia. Como les dice Peter Griffin, muy serio, a sus hijos Meg y Chris: “Y nosotros… lo permitimos…”.

 

Canciones:

Hanoi Rocks: «Tragedy»

Morcheeba: «The Sea»

Toot & The Maytals: «Never Grow Old»




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