Archivo de junio 2015

29
Jun
15

Surfdog

El problema de la realidad es que no mola nada. La ficción, eso es lo bonito. Las historias, las habladurías, los recuerdos edulcorados, los sueños, las imaginaciones, las versiones pasadas por el prisma del tiempo, los chismorreos y los “creo que”… todo ello es siempre mejor que la realidad, que suele ser siempre decepcionante. Una noche de fiesta es siempre mejor cuando se recuerda al cabo de unos meses, y ya no digamos cuando se explica, con unas cuantas cervezas sobre la mesa. Como el sexo. Por poner un ejemplo idiota.

Cuando uno visita los sitios tiene que recordar siempre que un lugar no es sólo una localización geográfica, sino una conjunción de factores, a menudo más relacionados con lo que se cuece en nuestra cabeza, corazón, alma, tripas o entrepierna. Como decía el otro día referente a mi visita a Sky Valley, “el desierto es un estado mental”. De verdad que no recuerdo de quién es esa frase, lo mismo no es de nadie más que mía, y me está ocurriendo como a Paul McCartney cuando compuso “Yesterday” (Al parecer, Macca despertó un día con unos acordes en la cabeza y se puso a tocar la celebérrima melodía, pero, pensando que tal vez era una melodía de alguien, y que simplemente la había recordado sin ser capaz de situarla, anduvo preguntando a la gente de su entorno musical si la conocían o les sonaba de algo. No quería escribir todavía su letra hasta no tener la seguridad de que no le había traicionado el subconsciente). En fin, el desierto es un estado mental, frase que, si es original mía, cedo a la humanidad. Y casi podría decir que cualquier lugar es un estado mental.

Surfdog bar en Encinitas (by @carloskarmolina)

Surfdog bar en Encinitas (by @carloskarmolina)

El otro día volví a Encinitas, un pueblo costero al que acudí hace unos años, no muy lejos de San Diego, y que me había encantado. Había pasado una tarde de playa estupenda y guardaba un gran recuerdo de ella. Sin embargo, cuando volví el domingo pasado a ese lugar, me llevé una decepción. En pueblo, seguramente, no habría cambiado tanto, sino yo. No eres tú, soy yo. Y mis circunstancias.

Aunque para no cerrar de modo negativo, diré que por casualidad me metí en un bar de aires surferos, y una vez superada la decepción de que no servían cerveza, y que tenía que conformarme con un puto smoothie, advertí que se trataba de un local que pertenece a la disquera Surfdog, discográfica independiente pero que publica (y por ello la conozco yo), entre otros, los discos de Brian Setzer y lo último que se publicó de los Stray Cats, un directo que recogía su gira de reunión. Así que en el fondo, no estuvo tan mal. Alzo mi vaso de Dr. Pepper en vuestro honor.

Canciones:

The Heartists: “Belo Horizonti”

The Walker Brothers: “The Sun Ain’t Gonna Shine anymore”

Refused: “New Noise”

27
Jun
15

Soñando stones

Marchando una de sueños, ahora que hacía tiempo que no hablaba de ellos… claro que, de hecho, hacía tiempo que no hablaba de nada. El caso es que he estado tratando de buscarle, si no un significado, sí una razón por la cuál pudiera haberse gestado en mi cabeza tal situación onírica. Y la única realidad más o menos sólida es que sigo la cuenta de twitter oficial de The Rolling Stones, y actualmente la banda está de gira por los USA. Porque sí, amigos, he soñado con los Rolling Stones.

Como suele ocurrir, los sueños no tienen un hilo argumental muy claro. Pero desde luego, yo me encontraba en el parking del edificio donde vivo, y no muy lejos de la plaza donde aparco, llega un todoterreno negro del que salen una serie de personas, entre ellas, el mismísimo Mick Jagger. Están preparando un concierto que darán en breve en el pueblo del extrarradio de Barcelona donde resido y, de alguna manera, yo me encargo de gestionar el tema. Tened en cuenta que se trata de un sueño.

Al abrirse la puerta del vehículo, me acerco al grupo y saludo. Sir Mick está allí, e intento no mostrarme como una fan histérica, y le digo lo importante que ha sido su música para mí, y la ilusión que me hace nuestro encuentro, etcétera. Jagger, sonríe, se muestra amable, aunque extremadamente frío y altivo. Se le nota demasiado acostumbrado a estos aspavientos por parte de seguidores de todo el mundo y simplemente pone el piloto automático. Viste unos tejanos azules y una camiseta negra, y luce una boina gris, con un look que recordaría más al de Brian Johnson, de AC/DC, que al de Mick Jagger, y eso sí me cuadra más con los resortes de mi realidad que me han llevado a ese sueño, ya que estuve en el concierto de AC/DC del pasado 29 de mayo. Pero es Jagger, y no Johnson, quien está ahí.

Esta foto no es del Vallès Fest sino del concierto de AC/DC de barcelona (by @carloskarmolina)

Esta foto no es del Vallès Fest sino del concierto de AC/DC de barcelona (by @carloskarmolina)

Más tarde hay una reunión de grupo, con los organizadores del concierto, en la que también, aparte de Mick, está Keith Richards. Una vez más me abalanzo ante Keith, pose de malote de vuelta de todo, gafas de sol redondas estilo principios de los 90’s, y le suelto la clásica perorata del fan que adora a la banda de su vida y blablablá. Keith me saluda, sonriente, y parece mostrar una satisfacción más sincera que Mick, quien una vez más tira de su ademán de amabilidad profesional aunque poco creíble.

Una vez considerados los flecos del concierto en mi pueblo, se levanta la sesión, y al salir caminando, se me acerca Bill Wyman, quien en mi sueño, sigue formando parte de la banda, aunque su aspecto es el que tenía a principios de los 90s, en su última época como Stone. Mira que a mí, Wyman, siempre me ha parecido un sosainas con poco carisma. Sin embargo, se me acerca, con su traje color crema y su aspecto de estar descolocado, y me pide que disculpe a Mick. Que ya sabes cómo es, que puede llegar a ser muy frío, que no es nada personal.

Y entonces, el sueño se acaba. Desperté sin saber si se hizo el concierto. Y no sé qué había sido de Charlie Watts o de Ron Wood, que no aparecieron en mi evocación onírica Stoniana. Por si acaso, esta noche me concentraré a ver si averiguo si los Rolling Stones reinan en el Vallès-Fest. Como diría el malogrado Jordi Tardà (que en paz descanse): Pagggaula d’Stone!

Canciones:

Nouvelle Vague: «Love will tear us apart»

Carlos Segarra: «The rockin’ pneumonia and the boogie woogie flu»

Chris Isaak: «Two Hearts»

25
Jun
15

Sky Valley

Escribo estas líneas, una vez más, desde un hotel de San Diego, California. Dicho así puede parecer muy molón, cuando en realidad tiene menos glamour del que pudiera llevar a pensar. Los viajes por trabajo suelen ser bastante anodinos. Pero de eso ya he hablado en muchas, demasiadas ocasiones. Así que también tiene su parte buena, y en ella me quiero centrar. Son ya un buen puñado de años, con la broma, yendo de un lado para otro. Y al final, como una persona querida, que anduvo viajando en su época, me dijo, el trabajo se olvida, las penurias se pasan y el dinero se acaba gastando. Lo único que permanece son esos recuerdos, esas experiencias vividas, las que uno se lleva en la mochila.

Joshua Tree rearviewmirror (by @carloskarmolina)

Joshua Tree rearviewmirror (by @carloskarmolina)

Esa afirmación, por perogrullada que parezca, me hizo, en una etapa complicada, ver las cosas de otro modo. Y llegados a este punto, sí, puedo afirmar que tengo algunas de esas, en la mochila. Ver cómo se abren y cierran las esclusas del Canal de Panamá. Hacer surf en Manly Beach, Sydney. Entrar en la mezquita azul de Estambul durante la oración vespertina. Tomar un café en un bar de suburbio de Argel, con los parroquianos. Visitar el muro de las lamentaciones en Jerusalén. Comer arroz con camello en el suelo de un restaurante rústico de Riad. Ver la final de la Eurocopa de fútbol en el bar de un hotel en Doha. Ponerme fino a pintas de Guiness en el pub favorito de Phil Lynott en Dublín. Visitar un local de samba genuino para paulistas en Sao Paulo. Comprar discos en Amoeba Records en Los Angeles. Ir a trabajar en tranvía en Melbourne. Subir al edificio más alto de Taipei. Pasear por la muralla china. Comer ballena en un restaurante de Oslo. Vivir los días de la muerte de Hugo Chávez en Caracas. Ver la final de copa de Colombia en un bar de Bogotá mezclado con hinchas de Millonarios. Pasear por las calles del distrito de St. Pauli en Hamburgo. Beber chupitos de pálinka en Debrecen, Hungría. Y me dejo bastantes cosas en el tintero. No está mal. Y sobretodo no está mal ahora que precisamente estoy en una de esas noches en las que uno sólo piensa en volver y se siente solo y miserable. Ayuda.

Carretera del desierto (by @carloskarmolina)

Carretera del desierto (by @carloskarmolina)

Y sin embargo, de una de esas experiencias en concreto quería hablaros. La viví ahora hará un año, en mi anterior viaje a USA, cuando este blog todavía lo tenía en barbecho. Más vale tarde que nunca, dicen. El año pasado, aprovechando un fin de semana libre que tenía, agarré el coche y me dirigí a Palm Desert, con la intención de visitar el Joshua Tree Park y Sky Valley. De San Diego a Palm Desert hay dos horas y media de camino, conduciendo. A medida que te acercas a la zona de Palm Desert, el paisaje cambia, se hace más agreste y poblado de molinos de viento para la generación de energía, lo cuál me lleva directamente a una escena de la película “Mi Amigo Mac”, una cosa horrorosa de 1988 que vi siendo un niño, en el cine Waldorf de Barcelona. Estoy por crear una asociación de damnificados por la visión en tierna edad infantil de semejante cinta. Supongo que hay muchas películas con escenas de molinos de viento. A mí me vino a la cabeza esa, qué le voy  a hacer.

La foto es bastante mala, pero indica 124ºF (by @carloskarmolina)

La foto es bastante mala, pero indica 124ºF (by @carloskarmolina)

No sólo el paisaje cambia, sino que la temperatura se eleva de modo que cuando ves que el termómetro del coche indica 110ºF adviertes que la cosa va en serio. Llegando como llegaba a medio día, no pude más que meterme en el hotelucho con el aire acondicionado a tope y esperar a la tarde.

De Joshua Tree ya se ha hablado mucho, lamentablemente más por el álbum de U2, un buen disco, sí, pero no me apasiona, que por la historia de Gram Parsons, y el secuestro e incineración de su cadáver en Joshua Tree. Es también una historia conocida, que a mí me llegó a través de Popular 1 y no negaré que resultó emocionante estar allí.

Joshua Tree (by @carloskarmolina)

Joshua Tree (by @carloskarmolina)

Más emocionante incluso me resulto encontrar Sky Valley. Yo descubrí a Kyuss a finales de los 90s, como otros muchos, cuando ya no estaban en activo, y cuando un amigo de la universidad me dejó sus discos, aluciné bastante.  Aunque he de reconocer que yo soy de los raritos que consideran “…And Circus Leaves Town” como su mejor disco, mi segundo en la lista sería “Welcome to Sky Valley”, y eso nos lleva a mi destino de aquella mañana de domingo. Estando en aquél lugar uno puede entender bastante de por qué la música de Kyuss era así. Y reconozco que uno de los momentos de aquél viaje fue topar con el cartel de Welcome To Sky Valley, en la carretera.

welcome to Sky Valley (by @carloskarmolina)

welcome to Sky Valley (by @carloskarmolina)

Pocos entendían por qué había decidido buscar Sky Valley el fin de semana, tampoco me preocupé en dar muchas explicaciones. Por si fuera poco, aquél 2014 se cumplían 20 añazos de la publicación del LP en cuestión. Y bien, ¿cómo es Sky Valley?¿Qué hay en Sky Valley? Pues yo os lo diré: nada. Una nada con un cierto punto inquietante. Una carretera larga y recta, con un par de caminos no asfaltados. Arena y la poca vegetación que osa sobrevivir en aquél ambiente. Un calor asfixiante. Un par de casas, destartaladas, pegadas a la carretera, y que uno se pregunta qué lleva a una persona a vivir allí, y cuál es su modo de vida.

Sky Valley (by @carloskarmolina)

Sky Valley (by @carloskarmolina)

Llegué al cartel y me paré en la carretera para verlo y tomar unas fotografías. Luego me metí por un camino no asfaltado que dejó los amortiguadores de mi coche de alquiler finos, finos. Y en realidad no hay mucho más. Bueno, sí. Aura. Ambiente. Tal vez, seguramente, todo está en la cabeza. Creo que uno de esos músicos de la corriente stoner decía que el desierto es un estado mental. O tal vez me lo acabo de inventar, no sé. El caso es que estuve allí, y me alegro de ello.

Canciones:

Kyuss: “Gardenia”

The Rolling Stones: “Emotional Rescue”

The Killers: “Spaceman”

23
Jun
15

Motel Malibu

Hace algún tiempo ya os hablé de Pablo Poveda, concretamente de la que entonces era su última novela, “Ella es Punk Rock”, podéis retomar aquella reseña haciendo click aquí. Ha llovido bastante desde entonces… de hecho, hace ya demasiado tiempo de todo, por aquí. Pero el caso es que estoy de vuelta y quería hablaros otra vez de Pablo Poveda. Porque amigos, es un tipo que está persiguiendo su sueño con pasión, y esa es una cualidad que realmente admiro en una persona. Yo estoy ahora mismo en un hotel de San Diego mientras mis 50 monos amaestrados escriben estos textos, y Pablo Poveda está en Varsovia en su propia versión de Trópico de Cáncer vía este de Europa.

Y como, aunque no lo conozco, más allá de algún contacto vía redes sociales, me cae bien, no quiero dejar de publicitar que ha publicado novela nueva, “El Profesor”, y que podéis comprarla cómodamente en Amazon, que me consta que eso de mover el culo a las librerías no os va, mangurrianes.

El Profesor está a la venta en Amazon en estos enlaces:

Amazon ES
http://bit.ly/ELProfesorESP

Amazon US
http://bit.ly/ElProfesorUS

Sin embargo no es de “El Profesor” de lo que quería hablaros, sino de otra novela previa del amigo Poveda, “Motel Malibu”. Y como quiera que de hoteles sé un rato largo (hotel, dulce hotel), tras mi flechazo con “Ella Es Punk Rock”, no pude evitar lanzarme a la lectura de esta novela, previa, de hecho, a “Ella Es Punk Rock”. Y, oh, sorpresa, nos encontramos con un registro diferente a la novela que había leído. En este caso la parte de realismo y de corte autobiográfico queda relegada a la mínima expresión en beneficio de una atmósfera onírica donde lo extraño se convierte en lo cotidiano.

Motel Malibu, en papel, como ha de ser (photo by @carloskarmolina)

Motel Malibu, en papel, como ha de ser (photo by @carloskarmolina)

Martín llega a un motel de carretera dispuesto a apartarse del mundo y a olvidar, para acabar cayendo en una espiral de personajes grotescos y motivaciones ocultas de las que sólo ella (sí, siempre hay un “ella”) parece que le puede salvar. Pero nada es, claro, lo que parece. Imaginad que os encerráis una noche con los DVDs de Twin Peaks y discos de Los Nikis sonando a todo volumen, mientras os ponéis finos a calimotxo.

No os engañaré, me gustó más “Ella Es Punk Rock”, novela con la que tuve un, como decía anteriormente, flechazo. Y sin embargo, no puedo dejar de recomendar “Motel Malibu” como una vuelta de tuerca interesante y que engancha. Yo me la leí casi de un tirón. Y en papel, por dios, no me sean modernos.

Canciones:

Neil Young & Crazy Horse: «Farmer John»

Beck: «Lost Cause»

Kiss: «Psycho Circus»

21
Jun
15

Back In Black

Vuelvo a la blogosfera. Ha pasado un largo año y medio, sí. Pero también os lo avisé, ¿recordáis? Ambos sabíamos que esto iba a ser temporal, porque en realidad soy un animal de costumbres, y un narcisista de mierda, para qué engañarnos. Así que he vuelto. Tampoco sabría decir exactamente por cuánto tiempo, y realmente, qué importa. Aquí estoy. El show debe continuar.

picture by @carloskarmolina

Herramienta de trabajo (by @carloskarmolina )

Hace dieciocho meses los chimpancés amaestrados que me escribían los artículos y entradas de este blog, se me escaparon. ¿Cómo consiguieron hacerse con la llave de los grilletes? Quién sabe. Y no os podéis imaginar lo que me ha costado, la de semanas por las selvas del África meridional consiguiendo nuevos monos que sustituyeran a aquellos ingratos simios que llenaban estas páginas y daban vida a este blog. Pero por fin los tengo.

Mis más fieles colaboradores (by @carloskarmolina)

Mis más fieles colaboradores (by @carloskarmolina)

No negaré que estoy algo superado. Me siento como supongo se debían sentir los Kiss cuando decidieron volver a maquillarse y vestirse con su iconografía clásica, a mediados de los 90s. O como cuando los New York Dolls se subieron de nuevo a un escenario, en 2004 después de tener a la banda en barbecho desde aquél ya lejano 1977.

Habrán cambios, seguro, yo mismo he cambiado, de entrada, un año y medio más viejo. Pero al final, no nos engañemos, esto va de las filias de siempre: el rock and roll, los libros, las películas, las tontunas… poquita cosa más. Así que yo vuelvo, y espero que vosotros, los que me leéis, también.

Total NDK!

Yeah!

Canciones:

Metallica: «Sad But True»

Frankie Valli and The Four Seasons: «The Night»

QOTSA: «Make It With Chu»




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