Archive for the 'Michael Jackson' Category

17
Ene
13

michael jackson y las leyendas ochenteras (y 2)

Segunda y última parte esta serie de entradas dedicadas a aquellas leyendas urbanas ochenteras que iban de boca en boca por el patio de mi colegio, entre mis primos y primas y por los descampados donde nos reuníamos la chavalería en los años 80s, que tenían a Michael Jackson como protagonista.

Habíamos dejado a Jacko con una extravagante tendencia de airear falsos rumores que le pintaban como un tipo rarito. Seguro que pronto se arrepentiría de ello. En cualquier caso, para Michael suponía, además de publicidad gratuita, una pequeña venganza hacía la prensa, que solía inventar historias sobre él. Ahora resultaba que era Michael quien les colaba una falsa historia. Sí, definitivamente suena a una idea muy ingenua.

Y es que la siguiente leyenda ochentera sobre Jackson, que no salió promovida por su entorno, le hizo mucho daño. Hablamos del supuesto proceso de blanqueamiento de la piel que Michael habría estado llevando a cabo. Recuerdo muy claramente cuando esto salió a la luz, si bien no era algo que surgiera de la noche a la mañana (no hay más que ir viendo fotos entre 1982 y 1988), sí puedo acordarme de familiares míos leyendo esa noticia en La Vanguardia, y escandalizarse.

A grandes rasgos, la cosa se había vendido como que Michael Jackson se estaba blanqueando la piel. Entonces se hacían elucubraciones ridículas, como que quería dejar de parecer negro. Como que se avergonzaba de ser negro. Y trufaban el artículo con declaraciones de músicos negros criticándole por ello.

La explicación oficial por parte del entorno de Jackson era que sufría de vitíligo, además de lupus discoide, que es una enfermedad autoinmune. Ambas producen despigmentación en varias zonas de la piel, generalmente, en extremidades, manos y nalgas. A partir de ahí, la amalgama de teorías médicas, y de tratamientos comienza a marear. Al parecer, entre otras, le diagnosticaron una serie de cremas que además, aclaran la piel.

No es menos cierto, sin embargo, que desde principios de los 80s, tanto Michael como Janet Jackson utilizaron una crema llamada Benoquin, que aún hoy se puede encontrar, y que aclara la piel. Algunos médicos sostienen que el vitíligo pudo haberse desarrollado por el abuso de esas cremas blanqueadoras de piel (no el lupus, que es autoinmune).

Si a ello le sumamos esos cambios en el pelo, y sobretodo su nariz y labios, que había esculpido a golpe de bisturí para alejarla de su nariz y labios originales, desde luego los rasgos característicos de su raza quedaban muy atrás. Por si fuera poco, Michael iba siempre extremadamente maquillado.

De modo que no, no es que quisiera dejar de ser negro. O de parecer un negro. Seguramente fue un tratamiento estético que se le fue de las manos, pero no renegó de su raza, aunque puedo entender ciertos argumentos que surgieron entre la comunidad negra, como lo son el hecho de que, por ejemplo, nunca dejó que hombres negros llevaran su carrera, sino que sus abogados y mánagers solían ser siempre blancos.

Sea como fuere, para el caso que nos ocupa, entre la chavalería de mi barrio, Michael Jackson pasó a ser un negro que quería ser blanco. Vamos, lo que los negros llamarían “un Oreo”, pero al revés.

Así que teníamos a un negro blanquecino que dormía en cámaras de oxígeno para alargar su vida… no me negaréis que para un niño de 8 años este tío era una mina…

Imagen del accidente de Jakcson...

Imagen del accidente de Jakcson…

Pero si algo molaba cuando era un crío, eso era el tema de la supuesta persecución de fantasmas y espíritus que habría padecido Michael. Ah, el espiritismo y el ocultismo en general, que daban cague pero a su vez, generaban historias con un magnetismo más irresistible que un bollycao.

Por todos es conocido que, en 1984, Michael sufrió un accidente mientras rodaba, con sus hermanos, un anuncio para Pepsi. Una bomba de magnesio de las utilizadas para la pirotecnia que se usaba en el rodaje, simulando los efectos de un concierto, explotó y algunas llamas alcanzaron al divo en el pelo, que acabó sufriendo quemaduras del cuero cabelludo. Lo normal sería pensar en las prisas del rodaje, en un fallo en la coordinación de los elementos, o incluso en la mala suerte. Pero obviamente eso no era suficiente para la chavalería, que conocíamos LA verdad.

Y la verdad no era otra que una venganza de los espíritus (dicho así, como un colectivo, como quien cita a las Nuevas Generaciones) porque durante el rodaje del mítico videoclip de Thriller (1983) se habría mofado de fantasmas, muertos y hectoplasmas variados. Los más osados incluso aseveraban que Jackson había recurrido al espiritismo (cómo no, la práctica ocultista más cool para un niño de los 80s) durante el rodaje. Y nos lo creíamos. Y nos quedábamos tan anchos, oiga. Igual serían los mismos que se cargaron a la niña Carol Ann de Poltergeist… en definitiva, un gremio, este de los espíritus, con mucha mala leche, la verdad.

Para acabarlo de rematar, y de paso enlazarlo con otra corriente que por su popularidad en esa década en la Celtiberia y por su carácter hermético, nos llamaba la atención a los niños, había quien metía a los testigos de Jehová en el pack. Así, en uno de esos contubernios conspiradores que tanto agradaban antaño, espiritismo y testigos de Jehová era como mezclar Bayley’s y Coca-Cola, y tenía esas consecuencias.
En fin, lo único real en todo esto es que, efectivamente, Michael Jackson tuvo su polémica con los testigos de Jehová debido, entre otras, al dichoso videoclip. Resulta que Katherine, la adorada madre de Michael, era una testigo de Jehová fanática, y su retoño, más por agradar a mami que por convicción, se había apuntado a la fiesta. Sin embargo, a los jefazos de esa organización no les gustó nada lo que consideraban como una apología del ocultismo, y amenazaron con su expulsión de la congregación. Y aunque esas amenazas no les gustaron nada a un Jackson que ya se veía en cierto modo todopoderoso, acabo transigiendo y añadiendo una nota en el metraje del clip en el que decía que el vídeo “no manifiesta creencia alguna en lo oculto”. Lo cual era una sandez. Y al final, testigos de Jehová y Jacko acabaron mal. Claro.

Y con esto acaba el trío de las leyendas ochenteras más molonas de las protagonizadas por Michael Jackson. Había muchas más, por supuesto, podría dedicar un par de entradas más, pero lo dejaremos aquí. Y sin embargo, me lo he pasado francamente bien rememorándolas.

Canciones:

Bob Dylan: «Po’ Boy»

MSP: «(It’s not war) Just the end of love»

Chet Baker: «How high the moon»

14
Ene
13

Michael Jackson y las leyendas ochenteras (1)

Para los que fuimos niños en la década de los ochenta, nos resulta inevitable olvidar a Michael Jackson, porque independientemente de sus aptitudes musicales, la realidad es que fue la gran superestrella de la década, con una popularidad que hacía difícil el mantenerse desconectado de aquello que hacía o dejaba de hacer. O por lo menos de lo que nos llegaba a nosotros. Porque amigos, aquello eran los ochenta, y en España. Y nosotros unos criajos. Esta ecuación daba como resultado un estado de desinformación con su consiguiente generación de mitos y leyendas que veo hoy en día con una mezcla de ternura y vergüenza.

En esa época había sólo tres canales de televisión, los dos generalistas españoles, más la TV3. Tampoco había, por supuesto, Internet. Como he dicho, éramos unos niños, y no leíamos, claro, la prensa. La información que no se daba en la tele, la captábamos como podíamos de conversaciones entre adultos (el clásico “mi padre dijo…” o “mi hermana me ha contado que…”) o de furtivos visionados de revistas, por casa, en el dentista o en la peluquería. Las revistas tenían fotos y eran más sencillas de leer por un chavalín, que los periódicos, ya sabéis. Si la anécdota en cuestión era amable, iba al ¡Hola! o al Lecturas de mi abuela, o incluso a la Súper Pop de mi hermana. Si había situaciones escabrosas o podía contener algún carácter delictivo, la podías leer en Interviu, Época o Cambio 16. Si se trataba de verdadera carroña con poca credibilidad, se podía leer en el Pronto. Esas eran, claro, las informaciones más divertidas.

Uno adquiría esos datos y automáticamente tenía el deber moral de compartirlo o comentarlo con los compañeros de clase. Tal vez alguien más podía aportar algún otro apunte. Por entonces, la cosa iba generalmente de comportamientos extraños, de muertes o de supuestas historias de miedo. Recordemos que en esa época el sexo seguía siendo tabú, por lo menos para niños de ocho años, quienes si pillábamos en la tele un pase de una película española, entrábamos en shock. Por supuesto, temas como la homosexualidad eran inexistentes en la vida “normal”, ya no hablemos de ningún tipo de parafilias. De modo que no, no comentábamos si no sé quién resultaba ser marica o a no sé quién otro le habían pillado vestido con la ropa interior de su pareja. Y sin embargo, leyendas urbanas como la de la muerte de la cría que interpretaba el papel de Carol Ann en “Polstergeist”, por supuesto, porque se había practicado espiritismo para su rodaje y unos fantasmas cabrones se habían puteado, causando tan cruel venganza, estaban a la orden del día.

Una de las fuentes de comentarios y chascarrillos de mi niñez ochentera era, sin duda, Michael Jackson. Está claro que en esa época, Jackson era una estrella pop que todo el mundo conocía. Y cuando digo todo el mundo, me refiero a todo el mundo. Pero además, en esa época se dedicó a cultivar una fama de freak, cuando ninguno de la chavalada podía imaginar, siquiera, qué quería decir eso de “freak”. Permítanme subrayar el hecho de que desde el propio equipo de Jackson, cultivaban esa imagen de tipo rarito y extravagante. Está claro que Michael Jackson era raro y extravagante, y eso resultó sólo el principio de la espiral en la que se estaba metiendo y de la que ya no saldría, ni siquiera post-mortem. Y sin embargo, durante los 80’s, Jackson y su camarilla practicaban el viejo proverbio de “que hablen de mí, aunque sea mal”.

Bien, para la chavalería de mi entorno, habían tres temáticas acerca de Michael Jackson que daban para una larga tertulia:

1.- La Cámara Hiperbárica en la que dormía. Por supuesto, para nosotros el término “cámara hiperbárica” era demasiado científico. Sería algo así como “una cama especial, como frigorífica, en la que duerme para no envejecer”.

2.- Su proceso de blanqueamiento de la piel.

3.- Los espíritus, que le perseguían y puteaban, enfadados como estaban por su videoclip de “Thriller”. Sí, los espíritus y su mala leche eran un tema común entre los críos, como podéis observar.

¿Importaban acaso “Beat It” o “Man In The Mirror”? ¿Los millones de copias despachadas de “Thriller”? ¿La genialidad del moonwalk? ¡No! Importaban esas tres historias escabrosas, y el hecho de que se llevaba la mano a la entrepierna cada dos pases de baile, cosa, obviamente, de lo más escandalosa. Con el tiempo, he podido conseguir echar un poco de luz a esos tres asuntos que nos tenían en vilo. Así que vayamos a ello.

Aquí Jacko, echando una siestecita...

Aquí Jacko, echando una siestecita…

La historia de la cámara hiperbárica es de lo más ridícula, y una clara muestra de la locura en la que se movía Michael Jackson y su entorno a mediados de los ochenta. Parece ser que el origen de todo está en 1984, cuando Jackson se recuperaba de su accidente tras el spot de Pepsi, en el Brotman Memorial Hospital. Allí había una cámara hiperbárica que se usaba para ayudar a la curación de víctimas de quemaduras muy graves (mucho más que las que Jackson sufrió). Uno de los médicos de ese centro, el Dr. Hoefflin, su cirujano plástico, tenía la particular teoría de que dormir en esa cámara podía prolongar la vida, teoría con una base endeble, pero que fascinó, como no podía ser de otro modo, a Michael, quien en seguida quiso comprar ese artefacto. Su representante de esa época, Frank Dileo, le persuadió de gastarse el dinero en aquel trasto, aunque desde luego, podía pagarla. Y Michael, por capricho, quiso, al menos, fotografiarse dentro.

La fotografía en cuestión, y la historia, fue filtrada al National Enquirer, y desde el propio entorno de Jackson (y el propio Michael), decidieron darle cancha a esa historia, afirmando que realmente sí había comprado la dichosa cámara hiperbárica, de ahora en adelante, una cámara especial para dormir que le alargaría la vida hasta los 150 años. Consideraron que era una promoción gratis para su gira. Era entonces 1986 y el Bad Tour comenzaba.

Por supuesto, ésa fue la historia que me llegó de crío. Por alguna razón, Michael Jackson creía que una historia que le pintaba irremediablemente como un freak, le iba bien, publicitariamente hablando. Probablemente no calculó la proyección que todo aquello iba a tener, y las consecuencias que a la larga le repararía el ser “el rarito del pop”. Las superestrellas de la música han hecho muchas excentricidades, comenzando por Elvis, por ejemplo. La diferencia es que no las filtraban a la prensa, como Michael. Aquello fue un error táctico se mire por donde se mire.

CONTINUARÁ

Canciones:

Nick Cave & The Bad Seeds: «Running Scared»
R.E.M. : «Tongue»
REdd Kross: «Uglier»

05
Dic
12

Sueños… Guest star: Michael Jackson

Marchando una de sueños extraños. No es la primera vez que hablo de mis sueños, podéis ver más aquí… El de anoche comienza conmigo en la oficina. Veamos, es mi oficina, porque estoy allí trabajando, pero el aspecto no es, en realidad, el de mi oficina. En una sala cerca de mi despacho hay un aula, como de colegio. Es decir, ahora mezclamos mi oficina con mi instituto… vamos bien. En esa aula hay reunido un grupo de gente, sentados en los pupitres, y en lo que sería el pupitre del profesor nos encontramos a Michael Jackson y a su hermano. ¿Será Tito? ¿Randy? ¿Germaine? Qué más da, si eran todos iguales. Ambos lucen como en los 80’s, Michael es todavía medio negro y el hermano (TitoRandyElQueSea) lleva uno de esos afros oleosos tan caracterísiticos de la época. Lo curioso es que es el hermano el que lleva la característica chupa roja del videoclip de Thriller, y no Michael.

La chaqueta...

La chaqueta…

Ambos están ahí sentados, esperando a que el auditorio o aula (a estas alturas el espacio se ha difuminado) termine de ver un vídeo que se está proyectando. Curiosamente, ese vídeo que se proyecta es la grabación de un concierto de R.E.M. de los 80’s también, de cuando Michael Stipe aún tenía pelo. Lo cuál no deja de ser francamente raro.

Un compañero de trabajo me viene a buscar al despacho, para avisarme de que Michael Jackson está allí. No parece muy emocionado, como si fuera algo rutinario tener a Michael Jackson en la oficina. Así que ambos esperamos pacientemente a que acabe el pase del vídeo, y con ello, la función de los dos Jackson se acaba, y el aula se desaloja. Ahí se quedan, en el vestíbulo, Michael y su hermano, esperando algo.

... O tal vez sería Jermaine

… O tal vez sería Jermaine

Yo me acerco a saludarles. Michael se muestra tímido pero su hermano, que de cerca parece un armario ropero de grande, adopta una pose chulesca, como de matón de cole. Sin embargo, yo ignoro a TitoRandyElQueSea y hablo con Michael. Me dice que está esa noche en Barcelona pero que tiene que irse al día siguiente porque tiene un par de conciertos en la península Ibérica. Lleva en la mano el típico mapa del centro de la ciudad con el logo de El Corte Inglés que te dan en los hoteles. Le ofrezco algo para beber, y me pide un refresco. A punto estoy de decirle que en la máquina expendedora no hay Pepsi, sólo Coca-Cola, pero me corto, por si acaso la broma no le hace gracia.

¿Y queréis saber qué más ocurría, llegado a este punto del sueño? Pues a mí también me hubiera gustado, pero el despertador me lo ha impedido. Sí, queridas y queridos, jamás sabremos qué iba a hacer Michael Jackson ese día en Barcelona. Yo, por si acaso, no voy a tratar de interpretar qué diablos significaba ese sueño (que juro que es verídico)… por si acaso.

Canciones:

Lou Reed: “Romeo and Juliet”

Joe Cocker: “Woman To Woman”

The Hives: “Hate To Say I Told You So”

24
Dic
11

1991

En 1991 cumplía yo 12 años, y me pensaba que ya era todo un proyecto de jovencito. Un Holden Cauldfield de El Guardián Entre El Centeno. O mejor aún, un Rusty James en Rumble Fish, novela que “me trajeron los Reyes” en esa época y que me marcó. Por alguna razón, recuerdo ese año como un buen año. Quién sabe por qué, la memoria es traicionera y tiende a pasar por un extraño prisma los recuerdos, para deformarlos y dejarlos más bonicos de lo que realmente eran.

Para la música fue un año estupendo, eso lo vemos ahora que se celebran 20 aniversarios de muchos discos clásicos, a saber, y ojo con la lista:

Guns n’ Roses – Use Your Illusion
Nirvana – Nevermind
Pearl Jam – Ten
R.E.M. – Out Of Time
Red Hot Chili Peppers – Blood, Sugar, Sex, Magik
Metallica – Metallica
Queen – Greatest Hits II & Innuendo
The Cult – Ceremony
U2 – Achtung, baby
Michael Jackson – Dangerous

Aunque debo decir que en aquella época sólo disfrutaba de los de R.E.M., Nirvana, Guns n’ Roses, Michael Jackson y Queen. Todo lo demás llegaría a mi vida más tarde. Freddie Mercury moría aquél año en el que yo me rendía a ese Greatest Hits II que siempre fue despreciado por los puristas, en favor del primer recopilatorio, o lo que es lo mismo, los Queen 80’s vs. los Queen 70’s. Ya comenté que aunque con el tiempo descubrí que lo bueno estaba en sus primeros discos, no renegaría jamás de los hits ochenteros de la reina. No era el único que moría, claro, en el mundo de la música. 1991 vería caer a Miles Davis, Steve Clark de Def Leppard, Eric Carr de Kiss, Serge Gainsbourg o a Johnny Thunders. Sí, aunque todos recordemos al Thunders que se arrastraba por los escenarios en los 70’s, aguantó con vida toda la década posterior, aunque en un estado heroinómano lamentable, y fue la heroína la que se lo llevó en ese año capicúa.

1991 fue también el año en el que se creó el primer videojuego de Sonic, de SEGA… bueno, en aquella época, o eras de SEGA o eras de Nintendo. Yo era de los primeros. Más que nada porque en mi casa me tuve que conformar con una videoconsola Master System II, en lugar de poder tener una Super Nintendo, que era lo más aquél año. También era el año en el que Antena 3 comenzó a emitir un clásico de la televisión: Los Vigilantes De La Playa … hummm… todavía no estaba Pamela Anderson, pero sí una Erika Eleniak (Shauni) que pasó fugazmente y apenas pudo disfrutar de sus 15 minutos de fama. Nosotros sí que pudimos disfrutar de la suya, y de sus contoneos en bañador rojo.

Podría colar como anuncio de desodorante Sanex…
Se estrenaba “Terminator 2” y todos flipábamos con Arnie como robot apocalíptico, y esa banda sonora, con Guns N’ Roses, o con ese tema principal instrumental, que algún desaprensivo remezcló a ritmo de mákina. Eran los años del descubrimiento de que existía ese estilo musical discotequero que reventaría las pistas de baile hispánicas. Pero amigos, otra moda musical y cinematográfica se adueñó de las calles: 1991 fue el año de ese invento infernal que fue el Grease Megamix. Su nombre es definitivo, un mix bastante cutre de las canciones de la película musical, que aprovechando la coyuntura, fue emitida varias veces por las novatas cadenas privadas de televisión. Increíblemente, esa mierda de remezcla se hizo muy popular. Aunque, por supuesto, el mundo de las remezclas y los megamixes, y todas esas martingalas, tiene un rey: Jive Bunny & The Master Mixers.

En 1991 la chavalería descubrimos el SIDA, de la mano del malogrado Freddie Mercury y también de Magic Johnson, quien declaró ser portador de anticuerpos de VIH. Lo que quiera que eso significara. Se iba a morir, como Freddie? Los niños sólo sabíamos que había un virus mortal por ahí suelto. Todo el mundo andaba revuelto ese año. Los gringos habían comenzado la Guerra del Golfo, y cada mañana, antes de ir al cole, podía ver por la tele los bombardeos de Bagdad, que eran unas imágenes en negro y verde fosforito. Hasta entonces, Bagdad era, para mí, la ciudad que alojaba la corte de las historias que nos contaban de “Las Mil y Una Noches”.

Pero como digo, el mundo estaba cambiando, y ahí estaba yo para contarlo. Ese año creamos, un par de amigos y yo, el periódico infantil escolar: La Gacela… el número #1 se llamaba La Gaceta, pero luego vimos que ya existía una cabecera con ese nombre (malditos!) y bueno, de una L a una T no había tanto. Mi aventura periodística duraría lo que nos cansaríamos de pasarnos los sábados por la mañana haciendo el dichoso periódico. Pero diablos, yo estaba encantado, y me sentía como un reportero explicando los trepidantes acontecimientos internacionales (guerras, revueltas, países que se independizan, …) que apenas llegaba a comprender. Tras varios meses, y justo antes de los exámenes finales de verano, La Gacela publicó su último número, y con ello, se cerró una etapa del periodismo nacional. Por lo menos, el de mi barrio.

Canciones:

Red Hot Chili Peppers: «If You Have to Ask»
Michael Jackson: «Gone Too Soon»
R.E.M. : «Radio Song»

29
Sep
09

Dangerous

De todos los discos de la etapa clásica de Michael Jackson, “Off The Wall” (1979), “Thriller” (1982), “Bad” (1987) y “Dangerous” (1991), es este último el que probablemente suene más desfasado, aun siendo el más actual. “Dangerous” no es un mal disco en absoluto, pero demostró que la cima creativa de Jackson ya quedaba más lejana. Puedo decir que hablo con conocimiento de causa, ya que en las navidades de 1991 me regalaron ese disco en su formato cassette. Dios bendiga al viejo cassette (o “cinta”, como había sido siempre para mí). Y durante ese año 1992 lo estuve escuchando constantemente. Luego otros tomarían mejores posiciones en mi walkman top 5 particular, y muy pronto vendrían muchos otros más, más ruidosos y con los pelos más largos. Pero claro, uno no puede dejar de tener un cierto cariño especial por ese “Dangerous”.
Recuerdo cuando se estrenó el single-videoclip, el celebérrimo “Black or White”. Aquella intro con Slash guitarreando y con el niño de “Solo en Casa”, aquellos efectos especiales, en su momento, espectaculares, y sobretodo aquella ridícula escena final con Jackson bailando solo, sin música, destrozando un coche, que generó bastante polémica y acabó por retirarse.

Este primer single es una muestra de que Michael Jackson todavía tenía golpes escondidos y podía recuperar esa fusión de rock blanco, y soul y música de baile negra que tan buenos resultados le había dado en el pasado. Siempre me llamó la atención, sin embargo, a qué venía esa letra, y qué se le pasaba por la cabeza cuando la posicionó como primer single, después de sufrir él mismo una transformación de su color de piel. Difícilmente sabremos si en realidad el aspecto blanquecino que lucía entonces era fruto de una enfermedad, de un tratamiento para blanquear un poco la piel en plan estético que se le fue de las manos o, como si se decía por ahí, y eso lo dudo mucho, un intento de, sencillamente, no parecer lo que era, negro. En cualquiera de los casos, una letra como esa, en un primer single, o era cosa de una inocencia absoluta o de una ironía muy fina.

Alguien puede decirme qué hostias significaba esta portada???

Pese a todo, ese era uno de los escasos momentos de grandeza de un disco que carecía de ellos. Pudiera ser el hecho de que prescindió de los servicios de Quincy Jones, tal vez ni siquiera Jones hubiera podido cambiar gran cosa. La cuestión es que todo el disco se movía por un estilo de lo que se dio en llamar “New Jack Swing”, una etiqueta de música negra que se hizo popular entre finales de los 80’s y principios de los 90’s. Era una especie de punto intermedio entre el R&B, la música de baile de sintetizadores y el rap en su versión más suavizada. Es decir, Jackson se apuntaba a un estilo musical, más que desarrollar el suyo propio. Lo cuál, y sumado a la larga duración del disco (14 canciones), hacía el resultado general un poco tedioso.

Hablemos de los buenos momentos del disco, aparte de la mencionada “Black Or White”, había otra colaboración con el gran Slash, en “Give In To Me”, una canción de ritmo lento y guitarra dura, con un cierto parecido a aquél “Dirty Diana” que se incluyó en “Bad”. Sin que sirva de precedente, en esta ocasión Slash no ofreció uno de sus solos insulsos que suele colar en sus colaboraciones, sino todo lo contrario. Finalmente podríamos hablar de “Gone Too Soon”, una balada elegíaca de bonita melodía. Y como propina también prodríamos salvar, seamos benevolentes, “Remember The Time”. Lo demás, un puro ejercicio de estilo de la música negra que era popular por aquél entonces, y que al final, acaba facturando varias canciones demasiado parecidas entre ellas.

Mención aparte a esa horrorosa “Heal The World”, balada babosa hasta la saciedad, con letra bienintencionada y en definitiva, una hija bastarda (completamente innecesaria) de aquél otro horror que era “We Are The World”.

A pesar de todo, fueron 7 singles (7!!! Definitivamente, eran otros tiempos) los que se extrajeron de “Dangerous”, con una serie de videoclips que se hicieron muy populares, con cameos de Eddie Murphy, Michael Jordan o Naomi Campbell, y con un Michael Jackson que ya lucía un aspecto lechoso y una cara casi destrozada por la cirugía estética, con esa nariz y esa barbilla ridículas.

Qué fue lo que falló? Seguramente le faltó contención y le sobraron influencias externas. Nadie dice que Jackson no debía evolucionar respecto a su sonido de los 80’s, pero ocurre que algunas de las canciones de “Dangerous” podrían haber estado perfectamente en discos de otros artistas de la época y que ahora están desaparecidos en el limbo de los tiempos. Y al final, por todos es conocida la historia: en enero del 92 el “Nevermind” le quita el primer puesto de Billboard y en 1993 Jackson es demandado por vez primera por abusos sexuales. Y de ese modo, la caída comenzó a ser evidente.

28
Jun
09

Elegía para Michael Jackson

Michael Jackson is dead. Ayer tarde veía la noticia, en el aeropuerto. Lo cierto es que llevaba un rato mirando de reojo una pantalla que emitía Sky TV, sin volumen, diferentes vídeos de la etapa clásica de Jackson, y me ha pareció extraño a estas alturas, pero poco más. Sin embargo, al cabo de unos pocos minutos, me fijé en el titular y leí eso: Michael Jackson is dead. Rápidamente fuí donde los periódicos, y efectivamente, los periódicos británicos titulaban así en portada (los que se publican por la tarde, claro). Y puedo decir, con total sinceridad, que me ha sabido muy mal.
Michael Jackson era un freak. Y hacía 15 años que estaba completamente acabado, artísticamente. De otras facultades, ni lo sé, ni me importa. Seguramente ni siquiera su cacareada tanda de conciertos londinenses lograrían sacarle de su encasillamiento de excéntrica superestrella venida a menos. Pero diantre, era Michael Jackson. Un icono. La gran estrella de los 80’s, que veía de niño por la tele. Se ha muerto una parte de mi pasado. Probablemente por eso me sepa peor la muerte de Jackson que la de Lux Interior o Ron Asheton. Michael Jackson, sus canciones, su personaje, era algo que tenía grabado en el subconsciente.

Todos sus discos eran buenos discos. Por lo menos hasta 1991, casi podría decir que “Dangerous”, aún siendo el más moderno, es el que suena más desfasado. Aunque probablemente lo mejor de Jackson no eran sus discos, de hecho, su carrera en solitario la podríamos resumir en un buen recopilatorio de 20 canciones y sería suficiente. Pero qué 20 canciones!! Ahí sí que era insuperable, una máquina de fabricar singles como “Beat It”, “Man In The Mirror” o “Rock with you”, realmente perfectos. Y sin embargo, como iba diciendo, lo mejor de Michael Jackson no sólo eran sus canciones, sino su concepto de estrella. De mito. Todo el mundo conoce algo de Michael Jackson. Todo el mundo se ha llevado la mano a la entrepierna y ha gritado un hi-hi alguna vez. Todos reconoceríamos ese guante plateado o seríamos capaces de imitar, torpemente, el moonwalk.


Adios…

Era un freak, medio demente, tal vez demente entero, y probablemente un pederasta. Seguramente no mucho peor que los padres de esos críos que se enriquecieron a su costa. Ahora ha muerto, y las especulaciones carroñeras se dispararán mucho más de lo que jamás se hizo en vida, pero Jackson siempre fue pasto de ellas, sobretodo en su época más gloriosa. Cuando en los 80’s se supo que dormía en una cámara de oxígeno, se armó el gran revuelo. Cuando se reveló que Raúl González también lo hacía, no pasó nada. Qué importa si le dio al alpiste más de la cuenta, si su corazón simplemente se paró o si se ha ido a la isla de Elvis con Jim Morrison y Ziggy Stardust. Ah, no, que Ziggy Stardust no era de verdad. Y Michael Jackson, era de verdad? Por lo menos nos queda Luixi Toledo.

Y ahora llega el momento confesiones: por casa todavía debo tener el cassette original de “Dangerous”, que me trajo Papa Noel y escuché hasta la saciedad durante varios meses, hasta que Nirvana, Guns n’ Roses y Aerosmith metieron el rock en mi vida. Y por supuesto, durante casi todos los 90’s renegué de su música. Resultaba extraño encontrarme con “Ben” o “Billie Jean” en la radio… y saber, que no reconocer, que me gustaba. Con el tiempo, claro, me reconcilié con su música. Descanse en paz el hombre. Que viva el mito.

Canciones

Michael Jackson: «Beat it»
Michael Jackson: «Man in the mirror»
Michael Jackson: «Don’t Stop ‘til you’ve get enough»




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