Archive for the 'Francia' Category

29
Mar
13

EL NEVERENDING TOUR SE DETIENE EN PARÍS (DÍA 5): … Y AL FINAL…

Qué bonito es París, ¿eh? Pues debe serlo, pero yo me he quedado en uno de los suburbios colindantes. ¿O qué os pensábais? ¿Que iba a darme un paseo por los Campos Elíseos arropado por una gabardina y con la boina calada mientras fumaba un Gitanes? La realidad, amigos, es siempre mucho más aburrida. Como también lo es el suburbio de Créteil, donde he tenido la suerte de dar con mis huesos. Es lo que hay. Por cierto, han caído también cuatro copos de nieve. Que no nos falte de ná.

Y allí me tenéis, ufano, tratando de comunicarme en mi paupérrimo francés y dándome cuenta de que una lengua, o se practica, o se pierde. Es una perogrullada, pero no vale de nada estudiar un idioma extranjero en el colegio, si no se utiliza, de una manera o de otra, aunque sea sólo con películas, libros, prensa o música. Y poniendo un poco de interés, claro.

Y al final, un vuelo de vuelta con Vueling, desde París Orly, y con una parte considerable del pasaje compuesto por familias que regresan de Eurodisney, o Disneyland París, o como quiera que se llame ahora. Esos niños ataviados con orejas de Mickey y gadgets varios. Esos padres entre extasiados de amor y agobiados de aguantar a sus vástagos hiperestimulados. Ay, Eurodisney… se abrió en 1992, y aunque me pillaba un pelín mayor, con 12 años todavía pensaba que debía ser el lugar más divertido de la Tierra. Hoy en día, me regalan unas entradas y todavía me daría pereza ir. No creo que deba tomarse como una crítica, viniendo de un tío que ha acudido a dos conciertos de Kiss (y de buena gana acudiría a un tercero).

De modo que con esta jornada, se acaba mi periplo europeo de la semana. Entonces NDK volverá a la normalidad y dejará de ser esta tontiguía Lonely Planet para viajeros tarados, y para desahogo emocional de su autor. Hasta la siguiente.

 

Canciones:

Iggy Pop: “Les Feulles Mortes”

Los Gritos: “Tuset Street”

Jamiroquai: “When Are You Gonna Learn”

28
Mar
13

EL NEVERENDING TOUR SE TRASLADA DE PRAGA A PARÍS (DÍA 4)

Ahora mismo estoy en el aeropuerto de Praga y camino a París. Me gusta decir que soy un mercenario, aunque en realidad soy más bien una puta. O escort, que queda más fino. Un grupito de adolescentes americanos están a mi lado, en lo que parece ser el clásico tour europeo que tanto vemos en las películas, y su entusiasmo y su manera de hablar, como disparando varias palabras por segundo, como si de una UZI del inglés se tratara, me rodean. No me hagáis caso. Habla la envidia. Y más vale que la haga callar, por no ponerme en un plan intransigente demasiado odioso incluso para mí.

Os voy a confesar una cosa. Los que llevéis tiempo leyendo estas líneas ya sabréis que soy un urbanita. Los que no, no, pero da lo mismo, ya os lo he dicho. En fin, que tengo mi centro de operaciones en lo que consideraríamos área urbana de Barcelona y cercanías. Y que no tengo un “pueblo” al que acudir en vacaciones. Es por eso que el concepto de la nieve es algo que me sigue resultando relativamente exótico. Yo soy de esos que el único puto día del año que nieva en Barcelona, baja a la calle a tocar la nieve. Y de los que piensan que sí, que la nieve es muy bonita, hasta que te das cuenta que moja, que es fría, que resbala y que, en general, da por saco.

De modo que hoy, cuando he salido esta mañana del hotel, ya en la puerta me he quedado mirando cómo los coches tenían una fina capa blanca espolvoreada, como si fuera el azúcar glass de los bizcochos. Y al no ver, a priori, nada cayendo del cielo, he dudado acerca de qué era. Luego he salido a la calle, y me he dado cuenta de que sí, que estaba nevando. El caso es que no caían copos gruesos de nieve, sino finísimas motitas que flotaban en el aire y que apenas notaba su humedad cuando me caían encima. No sabía que podía haber nieve así, supongo que sí. Esto me recuerda a la escena de “Forrest Gump” cuando comienza a explicar todos los tipos de lluvia que vivía en el Vietnam.

Debry den. Lo único que he aprendido en checo. Una especie de “buenos días” que puedes utilizar hasta que es negra noche. Qué bonito es esto de aprender idiomas. Qué tipo de mundo me siento. En fin, adiós Praga, adiós a su goulash y a su cerveza, a sus muchachas con esas caras eslavas tan bonitas y a sus estudiantes de conservatorio. Esta noche, próxima parada en París, y se acabó la función por esta semana.

Canciones:

Steve Earle: “Trascendental Blues”

Cream: “Crossroads”

The Shazam: “On The Airwaves”

 

31
Ene
13

Moto-Taxi en París

La última vez que estuve en París era de paso, yo había estado en Lille y tenía que regresar a Barcelona, tenía un vuelo desde Orly a media tarde. Era un mes de marzo y un día lluvioso, para variar. Tomé un TGV a mediodía que me dejaba en la Gare Du Nord unos 90 minutos antes de la salida del dichoso vuelo. Se podía decir que iba muy justo.

¿Qué hacer? De Gare Du Nord al aeropuerto de París-Orly hay, según Google Maps, media hora. Pero claro, se trataba de una franja horaria complicada, con un pico de tráfico por la gente saliendo de los trabajos. Así que me recomendaron que pasara de un taxi convencional y cogiera un moto-taxi.

Como suena, un moto-taxi es ir de paquete en una motocicleta que, a modo de taxi, te llevan, aprovechando las características de la moto, sorteando coches, carriles y tapones de tráfico. Yo lo había visto en Asia, pero no en Europa.

La idea, a priori, no me resultaba muy atractiva, porque no había ido casi nunca (en alguna ocasión, siendo un chavalín) de paquete en una moto. Pero tampoco quería perder mi vuelo y llegar a las tantas, así que no parecía haber mucha mayor opción. Así que fui a una zona de la salida de la estación donde estaban las moto-taxis. Se trataba de una especie de maxi-Scooter potente. El conductor me indicó que me sentara, y le diera mi bolsa, que amarró a la moto. Me proporcionó un casco y unos guantes, y después de ocupar mi sitio, me dio una suerte de mantita que me tapaba las piernas y protegía del invierno parisino. De acuerdo, era agradable no pasar frío, pero qué queréis que os diga… ir de paquete en esa moto y con una matita es demasiado abuelismo para mí, y reconozco que me pareció un poquito humillante.

... pues sería un fulano de estos...

… pues sería un fulano de estos…

Me dejé hacer, sin embargo, al final no estaba para tonterías, y había que llegar. De modo que entre mi poco francés y el poco español que chapurreaba el tipo que conducía, un chico que no tenía que tener más que mi edad, nos entendimos. Y bueno, no se trata del viaje más cómodo y seguro que he hecho nunca. Se dedicó a callejear, evitando las grandes avenidas y las rondas y autovías, que sin duda estaban repletas. Sí, un bucólico paseo por el París de los barrios céntricos, pasando incluso por Louvre y por St. Germain. Pero hubo momentos que temí por mi integridad. No así el conductor, que parecía disfrutar de sortear los coches al límite.

Y al final, llegué a tiempo, sí. La broma me costó cara, casi el doble de lo que costaría un taxi común, pero cuando hago esta clase de viajes, en los que obviamente paga la empresa, suelo perder la concepción de lo que es caro o barato, y algo que jamás pagaría en un viaje personal, siendo por trabajo, lo abono sin pestañear. Es el gran engaño de los viajes laborales, es la vida irreal que conllevan. Así que al final, lo veo como una experiencia más. Por lo menos una que contar en el blog.

Canciones:

The Black Crowes: “Nebakanezer”

The Screaming Trees: “End Of The Universe”

The Isley Brothers: “Footsteps In The Dark”

 

04
Abr
10

Viaje a Carcassonne

Regreso de unos días (cortos) de vacaciones por la zona de Carcassonne y el Llenguadoc, rodeados de castillos e historia medieval, con franceses rancios y satisfecho, que no es poco. La cosa iba de cuatro amigotes metidos en un coche, de decir barbaridades, de hablar cada 5 minutos de mujeres, de comer bien, de cerveza, de cuescos, de bromas y en fin, de echar unas risas, en general. Podría decir que éramos 4 caballeros en busca de un grial mucho más sagrado que el de la leyenda artúrica: el de la vida y los buenos momentos. Pero realmente, sería dotarlo de un maquillaje recargado, excesivo y demasiado romántico para ser real.
Una pequeña lección de historia rápida: la zona se caracteriza por su pasado cátaro, corriente del cristianismo que se creó hacia el siglo XII y se basaba en una visión más espiritual del cristianismo corriente de esa época. Y a decir verdad, tuvo un éxito inédito en esa zona del sur de Francia y el norte de Italia. Por supuesto, rechazaban a la entonces todopoderosa Iglesia Católica, y cuando al papa Inocencio III se le hincharon los huevos, la cosa se puso fea. Ahí entra en la escena el rey de la Corona de Aragón Pere I, también llamado el católico, un tipo que de repente se vió en una encrucijada, ya que era devoto y amiguito del Vaticano, pero a su vez era también señor del Llenguadoc, cuna y enclave fuerte de los cátaros. Y claro, no quedaba bien que se emprendieran hostilidades hacia quienes, al fin y al cabo, eran sus súbditos. El tío intentó usar la diplomacia para resolver el asunto, tratando de aplacar no sólo al papa sino también a los señores de Tolosa y otras zonas del centro de Francia que querían aprovechar la coyuntura para hacerse con esos territorios, todos ellos encarnados en la figura de Simó de Monfort. Pere I incluso llegó a proponer un matrimonio entre su hijo de tres años (el futuro Jaume I) y la hija de Monfort, cosas culebroneras de la edad media. Monfort no aceptó, y al final hubo una guerra civil que enfrentó a tropas que comandaba Monfort contra tropas catalanas con el Llenguadoc como escenario y con Carcassonne como plaza fuerte. El resultado fue que la Corona Catalano-Aragonesa capituló y Pere I perdió la vida en la batalla de Muret. Eso acabó con las ansias expansionistas catalanas hacia el norte, más allá de Perpinyà.

Castillo de Peyrepertuse (o lo que queda de ello)

El atractivo de la zona se basa en su naturaleza de montaña y en sus múltiples vestigios medievales, unos conservados con mayor fortuna que otros. Por ejemplo, el primer día estuvimos en el Castillo de Peyrepertuse (de nombre hilarante, léase castillo de passepartout o de pay-per-view) y en el Castillo de Queribus (otro que tal). En fin, la excursión es maja, ambos castillos están en lo alto de montañas, uno deja el coche en la ladera, paga los preceptivos 5€ y hace el paseíllo más o menos difícil a través del camino de montaña y accede al castillo. Ambos castillos están en un estado de conservación bastante flojito, aunque eso sí, el paisaje, con el Aneto de fondo, tiene su aquél. Por otra parte, el plato fuerte era Carcassonna, posiblemente la ciudad medieval mejor conservada de Europa, aunque también es cierto que esa restauración y la MULTITUD de gente que hay siempre entre sus murallas, hacen de la villa una especie de Port Aventura de lo medieval. Así que ni tanto ni tan poco.

No cabe duda de que hay, no obstante, pueblecitos muy majos por los alrededores, ninguno de ellos especialmente conocidos, pero todos mencionados en cualquier guía de la zona, como por ejemplo Lagrasse, con (otra vez) un castillo medio reduído y un monasterio con una iglesia gótica que vale la pena. Y si no, otra opción es ir a Cotlliure, de bajada hacia Barcelona, pueblecito costero encantador donde reposan, además, los restos del escritor Antonio Machado, quien murió allí.

En fin, como quiera que últimamente sólo hablaba de lamentables viajes por trabajo, quede claro que de vez en cuando también hago algún viaje vacacional divertido!

CANCIONES:

Pereza + Sidonie: «Dulce niña de papá/Fascinado»
Caifanes: «Aquí no es así»
Eric Clapton: «Motherless Child»

08
Sep
09

París… ¿Texas?

Travellin’ Kar vuelve de nuevo a hacer aparición, esta vez en París, aunque qué más dará, París que Milán que Madrid o que Bruselas. Cuando voy a Francia siempre intento hablar mi horroroso francés, que apenas sirve para darme cuenta de:a) mis 2 años estudiándolo no sirvieron de gran cosa
b) estos hijosdeputa de los franceses no hacen el menor esfuerzo por comprender lo que dices

En cualquiera de los casos, me está bien empleado, porque sólo hablo francés para dármelas de hombre de mundo. En realidad, me entienden mejor cuando uso el inglés. En el avión me encuentro a Sergi López, y como si no lo tuviera ya aborrecido, de tal brutal promoción que se ha hecho de su película, me lo vuelvo a encontrar en la cafetería del aeropuerto, ya en París.

Por otra parte, todo el mundo sabe que los franceses son imbéciles. Los ingleses también, pero por lo menos ellos tenían música interesante y algunos actores míticos. Hay que decirlo más. Jamás entendí este afrancesamiento de la que quiere ser llamada algo así como la élite cultural o social de Catalunya.

Ceno en un restaurantillo y me pongo como un gorrino de cous-cous, que muertico de hambre estaba, mientras leo un libro de Roberto Bolaño porque todo el mundo anda que no caga con Roberto Bolaño, seguramente porque es un escritor muerto, y los escritores muertos molan, como el sueco ese que está tan de moda. Y aunque de momento me está gustando, lo cierto es que tuve en las manos la celeberrima «2666» y me eché atrás porque sus casi mil páginas me pareció algo excesivo, y elegí este otro, más corto. ¿Os he contado alguna vez que no soporto dejar un libro a medias? Aunque sea un coñazo.

No hago gran cosa más, y es que el madrugón está haciendo mella y encima, el mando de la tele no funciona, y amigos, no hay nada más triste que ver la tele en un hotel y no poder hacer zapping. Pónganle a esto un fondo con el característico bending del tema de Paris, Texas. De modo que apagada queda. Cambio y corto.

Canciones:

The Scorpions: «Rock You Like a Hurricane»
Gabin: «Doo uap, doo uap, doo uap»
Stevie Ray Vaughan: «Theme from Paris, Texas»




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