Archive for the 'chris isaak' Category

24
Dic
19

Vuelve a casa por navidad

Cuando los blogs tenían algún sentido, había una tradición, casi una norma no escrita, que obligaba a publicar una entrada en navidad, en nochevieja y también el día de tu cumpleaños. Naturalmente, todo eso ahora nos suena a cosa del pleistoceno inferior, y razón no le falta, lo que en su momento se conoció como “La Blogosfera” está criando liquen. Fallecida. Caput. No le interesa a nadie, en los tiempos de los malditos vídeos de Tik Tok y “el insta”, y, claro está, un blog que lo lee nadie es un acto de valentía ridículo, como el del soldado japonés que a mediados de los años cincuenta fue avistado, solo, en una isla del Índico, vigilando el fuerte que el Ejército Imperial le había encomendado.

Por todo ello, me produce una satisfacción especial retomar este blog un año y medio más tarde (¡!) resucitando cual Jesucristo, aunque molando más. Y hacerlo ahora, con las prisas, que no se me pase este 2019 sin haber escrito nada, ignorando si habrá o no continuidad, si no se tratará solamente de la flor de un día. Pero esta noche es nochebuena y mañana, navidad, y me parece un buen momento, porque de algún modo, me he reconciliado con la navidad. Cosas de la edad, supongo. Cuando era un zagal, naturalmente, me gustaba, y conforme fui creciendo, pasé por etapas más punk cuando me repateaban las fiestas, la bondad y andar escuchando “pastorcillos, pastorcillos” cada vez que entraba en un establecimiento. De acuerdo, este chiste, por escrito, pierde bastante, pero insertado en una actuación de Pepe Rubianes, os prometo que tenía gracia.

Será la edad, insisto, o será mi querencia por el simbolismo, que forma parte de los humanos, nos guste mucho o poco. Leía esta mañana en Twitter, desde hace demasiado, mi mayor fuente de (des)información de un tiempo a esta parte, algo así como “me gusta el brilli-brilli de la navidad, la gente piripi, la sensación de poder empezar de cero”. Esto último es uno de los axiomas fundamentales de las expresiones culturales navideñas (novelas, canciones, películas, etc.) desde que Dickens pusiera esa piedra angular de todos estos aspavientos festivos con su “Cuento de Navidad” (o “Canción de Navidad”) hace más de ciento cincuenta años, ya sabéis, toda esa historia del señor Scrooge y los fantasmas. Marley estaba muerto. El clérigo, el funcionario, el propietario de la funeraria y el que presidió el duelo habían firmado el acta de su enterramiento. También Scrooge había firmado, y la firma de Scrooge, de reconocida solvencia en el mundo mercantil, tenía valor en cualquier papel donde apareciera. El viejo Marley estaba tan muerto como el clavo de una puerta. ¿Cuál es la lección más valiosa de sus páginas? Por mucho que la jodas, siempre puedes volver a hacer las cosas bien.

navidad

Alegoría de la Navidad (by @carloskarmolina)

A estas alturas de la historia ya he visto esa película de Netflix en la que el pobre Kurt Russell, avejentadísimo, hace de Papá Noel, dos veces. Nada del otro jueves, pero no está mal, y el gran Little Steven mete un número musical, algo forzado, no os digo que no, pero efectivo no obstante. No me acaba de gustar ver a Kurt Russell (¡Snake Plikssen!) como el abuelo de pelo cano y barba de similar tono cromático que, sin embargo, es (68 añazos, los del andoba). Me hace sentir más mayor. Ayer escuchaba “Little Drummer Boy” por Bing Crosby, paruapampam, hoy otro clásico que se le puede comparar perfectamente como es “Last Christmas” de Wham. No se me escandalicen, ambas son pop, acócope de “popular”. Hoy también procederé a escuchar mi disco navideño favorito de todos los tiempos, el de Chris Isaak. Tom Waits y su carta de la puta de Minneapolis que está embarazada, regalando un poco de malditismo de baratija a la historia, los especiales de navidad de Los Simpson, los de los años noventa, y ya lo tendríamos. Siempre he preferido la navidad americanizada, la de la tele. Los brillos, brillan más, y los dramas son menos reales. A mí me va la astracanada, la exageración. Soy un snob y no me gustan los villancicos hispánicos de niños que lo fueron en los años sesenta, con esas voces estridentes. Y por eso me envuelvo de estas canciones, historias e imágenes, que un día como hoy no son de los demás, sino sólo mías. Por esto tengo los santos huevos de titular esta entrada tirando de ese tópico infame que me retrotrae a la tele que veía de niño, y a mi abuela.

Pero me canso rápido. Por eso escribo este texto ahora, en la mañana del 24 de diciembre. Porque sé que pronto me agobiaré de la paz y el amor, ahondando en los trampantojos de la compasión, y estaré deseando que vuelva la apatía y el mal ambiente habitual. Es mi fiesta y lloraré si quiero. Porque, a partir de cierta edad, y con ciertas cosas en la mochila, uno ya sabe interpretar las situaciones. Pero el camino, a igual que la vida, sigue. Así que por si acaso, no olvidéis que el viejo Marley estaba tan muerto como el clavo de una puerta.

Canciones:

Duran Duran: “Boys Keep Swinging”

The Screamin’ Cheetah Wheelies: “Boogie King”

Fontaines DC: “Roy’s Tune”

17
Ene
12

31 Songs – Kar: Bizarre Love Triangle (2)

Al principio me tomé este asunto de mi atracción por la canción “Bizarre Love Triangle” como una especie de guilty pleasure. Entonces estaba en ese momento de obertura de mente, de descubrimiento de bandas y discos. Un buen día, pasabas por una tienda y comprabas tu primer disco de Neil Young o un colega te prestaba el debut de Blind Melon y se abría un mundo nuevo. A veces, y digo sólo a veces, tengo la sensación de que nada me sorprenderá tanto como la primera vez que escuché un disco de David Bowie o el arranque del “Led Zeppelin I” o incluso el “Forever Blue” de Chris Isaak. Todo eso son pamplinas, claro. Pero la capacidad de sorpresa, un poquito, sí que la he perdido. No hay muchos Frank Sinatra, ni muchos Kiss, ni muchos Temple Of The Dog. Y sí, en su momento, descubro el debut de Wolfmother o de los Strokes y me dejan noqueado, pero sabes que no son unos nuevos Doors o unos nuevos R.E.M. Y aunque parece que me estaba yendo por las ramas, en realidad no. En realidad, en esa época había pasado de escuchar el rock alternativo de mi adolescencia a empaparme de clásicos para pasar luego a seguir a toda aquella banda que fuera glosada en Popular 1. De ahí la rareza de lo de “Bizarre Love Triangle”.
New Order no eran una banda de rock. Ni siquiera una banda de pop como las que yo estaba acostumbrado a disfrutar. Aquello podía calificarse como una suerte de techno-pop. Uuuufff… la fatídica etiqueta… techno-pop… Y me rompió los esquemas el quedarme prendado con una canción como “Bizarre Love Triangle”. También estaba “Blue Monday”, pero aquella era más electrónica al uso. Al uso de 1987, claro, pero al uso. Y desde luego, en el Popu seguramente la habrían puesto a caldo. Al “Bizarre Love Triangle”,a New Order y todo lo que ello significó. Yo descubrí, sin embargo, que había algo más allá del rock. Pero sobretodo, había algo más allá de los dictados de Popular 1, revista que a día de hoy sigo comprando religiosamente, sí, pero con mi propio criterio, no con el de César Martín.
No me las voy a dar ahora de gran fan de New Order, grupo al que ventilo con un buen recopilatorio (por ejemplo, “Substance 1987”) y que aunque pueda disfrutar mucho, no me provoca la necesidad de tener que indagar más en su carrera o en sus LP’s. Y sin embargo, “Bizarre Love Triangle” me parece una canción redonda, en donde nada falta ni sobra, comenzando por la letra y acabando por su ritmo sintetizado.
Aquella fue una buena época… sabéis cuando se dice que la universidad es la época más divertida, la del desmadre, la de las fiestas, y todas esas bobadas? Pues bien, para mí, no fue así. Mi etapa universitaria fue un pedazo de mierda aburrida, llena de exámenes parciales, finales, prácticas, y para colmo, tener que trabajar en los típicos trabajos de estudiante. Con lo cuál, el acabar la universidad y comenzar a trabajar… bueno, aquello sí que supuso una pequeña liberación. De repente, tenía mis horas de trabajo, claro, pero nada de estudiar ni de hacer informes en casa. Y luego está el desagradable asunto pecuniario, que, quieras que no, tiene su importancia. Así que esa fue una etapa divertida. Todo un sueldo mensual para gastar en discos. Fines de semana completamente libres. Descubrimiento de los jueves por la noche. Alcohol. Rock n’ roll. Y por qué no, acabemos la noche en cualquier discoteca, que a partir de ciertas horas intempestivas acaban pinchando “oldies” y tanto New Order como Depeche Mode o incluso Soft Cell o INXS acabarán cayendo.
No quisiera acabar sin mencionar la versión que Jewel hizo de “Bizarre Love Triangle”. No está nada mal la vuelta de tuerca que le dio a la canción, lo cuál, es lo mínimo que se le debería pedir a una versión. El problema fue que acabó tratándose de un corte que se usó como jingle en anuncios y en cortinillas de televisión, y por supuesto, se quemó. Afortunadamente, no fue así con el original de New Order.
28
Nov
11

Chris Isaak – Baby Did a Bad Bad Thing

De acuerdo, tal vez se trate simplemente de un calentón. Pero no me negaréis que semejante canción, sumada a esa insinuante Laetitia Casta de 1999 no es como para tenerlo… No me extraña que Stanley Kubrick tomara este tema como canción principal de su película dedicada a las fantasías, las parafilias y la relación de pareja, “Eyes Wide Shut”. Lo que me resulta extraño es toparme con una canción como ésta abriendo un disco sombrío y depresivo como ese maravilloso “Forever Blue”, lo mejor que jamás grabó Chris Isaak. O lo mismo sí, recordemos que esa colección de canciones surge de la separación del cantante con su mujer. ¿Me pongo o no me pongo a hacer conjeturas? ¿Qué os viene a la mente cuando oís este corte? ¿Y si luego dais con un resto del disco en el que todo son lamentos por la ruptura? En fin, dejaremos el momento Salsa RockSa para otro día, ¿sí? Y dejadme disfrutar de mi momento cerdete con la Casta (un apellido muy propio) luciéndose en lencería fina.

Canciones:

Led Zeppelin: «Down By The Seaside»
Jace Everett: «Bad Things»
Kiss: «God Gave Rock n’ Roll To You»
17
Nov
11

Blue Hotel

La tarjeta que abre la puerta de mi habitación no funciona. Qué rabia da cuando uno llega a la habitación, mete la tarjetita en la ranura y la luz se ilumina en rojo. Bajo a la recepción. Hago la cola pertinente y le explico el caso a la persona que me atiende. Escruta la pantalla de su ordenador. Me pide el número de habitación. Veintiuno veintidós. Decir “dos mil ciento veintidós” me resulta poco ágil. Vuelve a mirar la pantalla y me dice “esta tarjeta no corresponde a la veintiuno veintidós”. Llevo tres noches en este sitio. Mira de nuevo extrañada la pantalla y comienza a hablar. Dice “dónde…” y de repente se calla, como cuando comienzas a decir algo y te arrepientes, pero las primeras palabras ya han salido de tu boca. Me da la sensación de que me iba a preguntar “dónde ha estado durmiendo”. Me entra la risa y le digo “le aseguro que llevo tres noches en la misma cama”. Y me dice “pues tiene la tarjeta de la veinte cero dos”. Yo no entiendo nada. Pero me da igual. Sólo quiero subir a mi habitación. Desde donde escribo ahora mismo. 2122, que lo sepáis. Claro que ahora me pregunto qué debía haber en esa 2002 que, por lo visto, mi tarjeta podía abrir. Qué o quién.
Aunque, por otra parte tampoco sería la primera vez que me equivoco de número de habitación. Y no, no se trata de una “equivocación” intencionada de esas de comedia de enredos. En alguna ocasión he intentado entrar en la habitación con el número que tenía… en el hotel anterior.
Un tío con clase
Los hoteles son sitios curiosos. Lugares fríos e impersonales como pocos, donde todo el mundo te trata de usted y te rinde una falsa pleitesía. Si pasas allí bastantes días, reconoces a las personas de los diferentes turnos, pero, en general, ellos no a ti. Como en todos los lugares, no obstante, uno se genera una serie de hábitos. Resulta sorprendente lo rápido que nos adaptamos a los ambientes. Bajamos al buffet del desayuno y comemos cosas que nunca tomaríamos en casa, donde nos apañamos con un cortado y, haciendo un exceso, dos galletas. Durante una época, tenía siempre la televisión de la habitación encendida, un canal de noticias como CNN o BBC News, sin verlo, como sonido de fondo. De un tiempo a esta parte, puedo pasar nueve noches en una habitación de hotel sin haber encendido el televisor. Y por la mañana, nada más despertarme, hacer sonar mi reproductor de música mientras me espabilo.
Personalmente, lo suelo dejar todo desordenado. No me gusta la gente que llega a una habitación de hotel y lo primero que hace es deshacer la maleta y colgar la ropa bien ordenadita en el armario. Yo lo voy acumulando todo y por la mañana, antes de salir, parece que alguien haya puesto una bomba en mi maleta y al estallar, haya desperdigado todos mis enseres. Pero me gusta cuando llego por la noche y todo está pulcramente colocado. Y vuelta a empezar. Como el día de la marmota en versión retrasado mental. Soy un tío simple.
Qué gran personaje, el de Bill Murray
El hall y el bar son sitios interesantes de visitar, especialmente cuando uno está solo. Todo es de una limpieza aséptica que acongoja. Gente que pasa, que espera a otra gente, empleados del hotel, siempre de punta en blanco (“buenas tardes, señor”). Y en el bar, algunos grupos, pero también mucha gente sola. Revisando algunas notas, o simplemente estando allí, bebiendo Stella Artois o alguna mierda similar. Algunos le dan la vara al camarero, que con resignación, aguanta.
En un acto de constricción por la cena opípara del día anterior, vas al gimnasio del hotel. Con torpeza, intentas sudar la mala conciencia en unas máquinas que no conoces, intentando no pasar más de cinco minutos mirando la pantalla para tratar de averiguar cómo hacer que la dichosa cinta comience a girar a un ritmo soportable.
Y aunque se le tache de snob, de cultureta, de comedieta romántica disfrazada de cool, y de muchas otras cosas más, una película como “Lost In Translation” es capaz de expresar varias de las sensaciones de estar viviendo en un hotel, en un destino lejano, constantemente de paso. Y el personaje de Bill Murray mola. Y Scarlett Johansson está muy buena.
Canciones:
Chris Isaak: “Blue Hotel”
Koko Taylor: “That’s Why I’m Crying”
Radiohead: “Exit Music (for a film)”
20
Feb
10

Sueños 2010: Inauguramos temporada

Hace ya tiempo que no relato ningún sueño, y no me refiero al sentido metafórico de la palabra, sino a los sueños de verdad, de los que pasan por nuestra mente mientras dormimos. Últimamente sueño mucho, y aunque habitualmente esas circunstancias suelen dejarme sensaciones más o menos angustiosas, no ha sido así esta semana. Me despertaba, probablemente con la cabeza poco despejada después de esas vivencias oníricas, pero no con sensación de poco descanso. Sin embargo el sueño de anoche supera la tónica de rareza de las últimas noches, y hoy sí me he despertado desconcertado. En fin, que supongo hubiera sido mejor escribir estas líneas recién despertado, por aquello de que los ejercicios de memoria nunca han sido lo mío, pero bueno, ahí va:
Entro en un bar de copas. No uno de esos bares de copas de rollo moderno y cool, sino de un bar, casi diría tasca, tirando a cerduno, de esos que suena rock y hay posters amarilleando en las paredes y puedes beber cerveza, calimocho (ver apunte #1) y comer algún bocata o una ración de patatas fritas aceitosas. Seguramente he estado ahí, pero no lo sitúo. Tiene pinta de ser uno de los locales de Poble Nou de Barcelona, pero no lo sitúo. En fin, volvamos al sueño. Entro y me siento en una mesa, me pido una cerveza y estoy allí, simplemente, sentado. No hay nadie más en la tasca.Al poco, entra en el local Chris Isaak, no va muy elegantemente vestido, pero como siempre, lleva ese fantástico tupé y de pese a la camisa de cuadros, tiene el porte de la estrella que es. Va con dos chicas. Le miro y le reconozco, pero extrañamente no actúo como un fan histérico, no le persigo cado movimiento que hace con la vista, ni intento decirle ninguna chorrada. Los tres (Chris Isaak y las chicas) se sientan en la mesa de al lado. Al poco, los tres se levantan y vienen a mi mesa. El tío tiene ganas de hablar, y comienza una conversación agradable conmigo, nada profundo, pero me dice que está un poco agobiado de gente que no le deja tranquilo, que no para de mirarle, o que le agobia con el rollo fan. Estamos un rato charlando banalidades, acabo mi cerveza y me voy, sin más.

Mi colega Chris

Tengo la sensación de que he quedado con alguien, y voy caminando por algún lugar que no reconozco, pero ya es de noche. Entonces me topo con el rey Juan Carlos I y su esposa, que resultan ser los que me estaban esperando. En realidad no tiene la imagen del rey, sino que es Lluís Homar caracterizado como Juan Carlos I para esa peli. La reina permanece en segundo plano, pero con ellos vienen sus dos hijas. En mi sueño, sus dos hijas no son las mongólicas infantas de España, sino dos guapísimas gemelas que apenas deben tener 18 años, ambas llevan un vestido primaveral y no llevan ropa interior.

Rockin’ with the king

Los cinco nos vamos paseando por una zona de copas, ahora parece una de esas zonas de terrazas pijas que suelen haber en los puertos o en las riberas de los ríos. Creo que es la de la zona del Tíber en Roma, pero ya se sabe cómo van esto de los sueños, nada es lo que parece. El rey-Lluís Homar no para de parlotear conmigo, se pone algo pesado, pero le aguanto el rollo amablemente, me sabe mal por él, y además, me interesan sus hijas, que van detrás cuchicheando. En un momento de la noche me encuentro a un amigo que hace un par de años que no veo, un tipo que ya tiene una familia y con el que trabajé en el pasado. Me saluda con un abrazo, sin reparar ni en mi real acompañante ni en las gemelas. Me recomienda que vayamos a un local muy guapo, del que me da referencias.

Un imprescindible de Los Angeles

De este modo, nos vamos hacia ese local, y cuando lo encontramos, tiene pinta de ser una sala de conciertos, parece el Wisky A Go-Go de Los Angeles, pero tiene también piso de abajo. Está todo oscuro, suena rock n’ roll y vuelven a haber posters. Entro con las gemelas, por alguna razón los reyes no entran. Luego bajo al piso inferior, las gemelas se han quedado arriba. Abajo no hay nadie, sólo yo en la pista, las paredes oscuras y los posters mugrientos…

Y ya está. Ahí me desperté. Lo de la presencia del rey Juan Carlos I con el aspecto de Lluís Homar lo entiendo, ya que me quedé dormido en el sofá mientras veía en la tele la película esa del 23F. Lo de Chris Isaak debe ser la ansiedad por estar atento a cuando salgan las entradas de su concierto a la venta. De lo demás, prefiero no hacer interpretaciones.

apunte#1 –> beber calimocho en un bar es algo tristísimo. El calimocho tiene que ser «homemade», y beberse en la calle, o en su defecto, playa, parking o camping. Y debería estar prohibido para mayores de 25.

Canciones:

Chris Isaak: «Beautiful Homes»
The Answer: «Dead of the night»
Soundgarden: «Pretty Noose»

15
Mar
09

Lo mejor de la semana. Semana 5

Semana de la rima fácil, me hubiera gustado tener a Chris Isaak triunfando una vez más. En esta ocasión, no por la grata noticia de su vuelta al ruedo musical, sino por haber escuchado su disco y haberme convencido una vez más de que este tipo es grande. Pero no. El disco no lo he encontrado aún en las tiendas de Barcelona, y eso que en su web indica la «release date 2/24». Pues nada, desaparecido. Y de momento prefiero esperar, y no tirar de Internet. Hasta que la paciencia aguante. Dicho lo cuál, no puedo dejar de hacer un llamamiento a todos mis cientos de miles de lectores, pidiendo que si alguno de ellos, de vosotros, encontráis el dichoso disco a la venta en alguna tienda (física, nada de webs), por favor, me lo haga saber. Y con ello, pasamos al top tres de la semana:

3.- Michael Jackson: Será porque está tieso, pero que el tío tenga los huevos de programar 50 conciertos en Londres (a un ritmo infernal, ojo al dato) y agote entradas, tiene su mérito. Y yo, sin ser un fan de Jackson, pero que le reconozco buenos momentos en su buena época, reconozco que me gustaría ver unos de esos shows. El factor morbo está ahí, claro, pero, y aún reconociendo que gran parte de su música suena hoy en día desfasadísima, hay que recordar que este tipo grabó temazos como Beat It, Billie Jean, Man In The Mirror o Don’t Stop ‘Til You Get Enaugh. Ahora, lo que me gustaría tener es una autobiografía sincera, con sus luces y sombras. O biografía sin más, con carroña, pero sin ser un panfleto. Un ejercicio de semi honestidad, como el de su ex-amigo Slash.

2.- Delta 72: Uffff, no escuchaba a esta banda desde la universidad. Cómo acabó su disco en mi iPod el otro día? Qué extraño mecanismo de mi mente lo hizo resurgir a la luz, desenterrándolo en mi recuerdo? Ni idea. Ni tampoco puedo dar muchas más referencias de este grupo, que me recomendó un amigo de entonces, y del que no sé gran cosa más (del grupo, no del amigo). Practican un rock a medio camino entre el groove que tenían por aquél entonces la JSBX y los stones de Exile On Main St. Se separaron en esa época en que yo los descubrí, pero prometo investigar algo más.

1.- Primavera: Ok, es probablemente demasiado pronto. Pero diantre, esta semana las temperaturas han sido totalmente primaverales, la estación, oficialmente, llega en una semanita, y parece que el horroroso invierno está predestinado a marcharse. Vete ya, joío, que queremos sol, días largos, cerveza fresca en las terrazas, noches calurosas y playa. Por lo menos yo.

Canciones:

Delta 72: «The doctor is in»
Toots & The Maytals: «Never grow old»
Creedence Clearwater Revival: «Born on the bayou»

08
Mar
09

Lo mejor de la semana. Semana 4.

Esta semana, estando todos los días en Milán, pensaba que al llegar a hoy, algo de esa experiencia entraría en el top 3 en esta cuarta edición. Lamentablemente, la cosa no ha sido tan interesante como me planteaba en un inicio. Apenas me llevo en el recuerdo un paseo por el Duomo del lunes, un resfriado por el frío y la lluvia constante del resto de días, y un kilillo de más por hincharme a pasta cuál Robert DeNiro preparando su papel en «Toro Salvaje». Y no sé si una cita o una amenaza: me toca volver en quince días. De modo que vayamos a ver qué nos reporta la tríada de esta semana:
3.- Porta a Porta. Sí! Los que frecuenten hoteles y/o zappeen con parabólica, se habrán dado cuenta. Por la noche, después de cenar, uno se planta con el mando y comienza a ver los diferentes canales internacionales que hay disponibles. Y cuando llegas a la RAI, qué es lo que ves? «Porta a Porta». Esta semana me daba cuenta. Siempre que pongo la RAI por la noche dan «Porta a Porta». Se trata de una especie de debate de temas de actualidad, más o menos. Los 30 segundos que le dedico no me dan para saber mucho más. Pero investigando, me entero de que no voy mal encaminado, «Porta a Porta» es un programa que lleva desde 1996 en antena. Una cosa bastante horrorosa, según me decían mis colegas italianos. Pero diablos, merece mi homenaje, ni que sea por esos 30 segundos que le doy cada noche!!

2.- Tarantino & Rodriguez. En este viaje he aprovechado para ver una peli de esas que se supone que todo el mundo ha visto pero no yo: «Abierto hasta el amanecer». Por alguna razón, nunca la había llegado a ver. Y la verdad es que es entretenida, sin más. Hasta que acaba el tremendo baile de la estupenda Salma Hayek, la película va muy bien y me gusta. A partir de ahí cae en picado y antes de que acabe ya estoy mirando la hora. Pero no está mal para un divertimento. Y remantando la semana del dúo Tarantino & Rodriguez, hoy he recuperado la BSO de Kill Bill, no tan exuberante como la de Pulp Fiction, pero con alguna gema semi oculta, como esa versión del clásico «Malagueña Salerosa» que se marca Robert Rodriguez con su banda, Chingón. Muy grande.

1.- Chris Isaak. Como no podía ser de otro modo. Y es que es lo que tiene el tirarse unas semanas desconectado de Internet, que uno se pierde la actualidad. Y esta a veces es triste, como la muerte de Lux Interior, y otras está trufada con buenas noticias, como la que he leído esta misma mañana en el blog del amigo Manurhill (hagan clic en enlaces, oigan!!): Chris Isaak ha publicado nuevo disco. Tras siete años desde el irregular «Always Got Tonight» y con el divertido pero irrelevante «Xmas» de por medio, ha llovido mucho desde que no tenemos colección de canciones nuevas de un Chris Isaak a quien daba por perdido, demasiado metido como estaba en la TV y otros menesteres. Pero mira por dónde, sorpresa, habemus disco nuevo, titulado «Mr. Lucky». Esta semana me lo compro fijo. Y si hiciera gira europea (cosa que dudo mucho, pero que mucho, mucho), sería ya la leche. Porque la vida puede, a veces, ser maravillosa!!

La portada del disco. Ya os hablaré de él en cuanto caiga en mis manos.

Canciones:

Malcom McLaren: «About her»
Neil Young: «Cinnamon Girl»
Captain Beyond: «Ranging River of Fear»

03
Dic
08

Odio los blogs

De este modo se expresaba un asiduo al Foro de Riff-Fanzine, no hace mucho. Y no se crean, aun orgulloso poseedor de este, el mejor blog de la ciber-historia, entiendo tal opinión. Lo cierto, por otra parte, es que un comentario como éste, es similar a decir «odio los periódicos» o bien «odio las revistas». Está claro que son muy diferentes revistas como Popular 1, Época, Lecturas o Cáñamo. Así como también de blogs los hay de todos los pelajes y condiciones.

Se podrían hacer, sin embargo, ciertas generalizaciones que pueden llevar a la comprensión hacia comentarios como el del amigo forero. Por un lado nos encontramos blogs que son tipo diario personal. El autor cuenta lo que hace, su día a día. Y aunque eso puede alimentar al cotilla que todos llevamos dentro, lo cierto es que resultan muy aburridos. Las personas, en general, llevamos una vida bastante cutre y vulgar, de manera que verla plasmada en un texto no tiene gracia alguna. Hay, claro, algunas honrosas excepciones. Esas excepciones tienen interés, pero son muy poco frecuentes. Está la opción que se trata de un diario más o menos personal (o habitualmente, «de gira») de algún artista. Chris Isaak llevaba hace un tiempo un blog en el que contaba sus bolos, y esas cosas. Si eres fan de Isaak, tiene su gracia. Si no, no. Claro.

Qué lleva a una persona a narrar abiertamente su día a día? Qué clase de exhibicionismo personal conduce a la autobiografía por entregas? Egos de tamaño industrial o bendita inocencia? En otras ocasiones, las cosas serían más interesantes si se plasmaran con cierto pulso narrativo. Lo cual es casi imposible de encontrar. Y finalmente está la variante de llevar un blog para explicarse las andanzas entre un grupo de amigos. Trufados de referencias y bromas internas, definitivamente, si no perteneces a ese grupo de amigos, es tontería enfrentarse a él. Pero tranquilos, Facebook está acabando con esta modalidad.

Entonces nos quedan 2 tipos, que se pueden resumir en uno: los blogs de opinión. Puede tratarse de opiniones sobre lo que podrían resumirse como inquietudes culturales, sea música, cine, teatro, conciertos, y demás. Si es que todo fan llevamos un crítico dentro. Y al revés también. Y finalmente los blogs de opinión política, social o simplemente acerca de reflexiones. No suelo consumir estos últimos, pero de los que he llamado «de inquietudes culturales», algunos leo asiudamente. El problema principal de los blogs de estas raleas es esa gran virtud de Internet que es la facilidad, la inmediatez y la plasmación más real imposible de la idea punk del «Do It Yourself». Cualquiera, con una facilidad que acojona, puede escribir lo que le venga en gana, y de repente, hacerlo accesible al mundo. Y claro, opinar, puede opinar cualquiera. De cualquier cosa.

La cuestión es, ¿el mundo necesita más opiniones? Probablemente interesaría más rigor y objetividad, cosa de la que Internet carece casi por completo. ¿Internet es la puerta a la sociedad de la información? A la sociedad de la desinformación, diría yo. Al final se reduce a una cuestión de confianzas. Y de ensayo/error. Tal vez leo un blog donde dicen que «nosequé» es fantástico. Convencido, compro «nosequé», y mira por dónde, no me parece tan fantástico. Probablemente deberé relativizar la opinión de ese blog en futuras ocasiones. La cuestión es que hay tantos blogs y tantas opiniones que a menudo es muy difícil separar el grano de la paja.

Claro, todo lo expuesto es realmente absurdo viniendo de un blog, éste que lees ahora mismo, que no sólo se permite el lujo de mostrar sus opiniones, sino que por si fuera poco, en ocasiones se dedica a narrar ciertos aspectos de la vida de su autor, es decir, yo mismo. Pero claro, os he hablado antes del concepto de ego, ¿no?. Y del «do it yourself», ¿no?. Podemos tener facebooks, myspaces, flikrs, messengers y lo que vosotros queráis. Yo sigo siendo un apasionado de la blogesfera. Sigo pensando que es un medio fantástico, para expresarse y para buscar la información de la mano furiosamente sincera del fan. Necesitada de relativización, claro. Pero interesantísima.

Canciones:

The Cult: «Heart of Soul»
Yardbyrds: «Shapes of things»
Eric Satie: «Gymnopedies»

28
Oct
08

Forever Blue

Parece mentira que ya haga 13 años de la publicación de “Forever Blue”, de Chris Isaak, uno de los discos que más me han gustado nunca, y de los que más he escuchado. 13 años… cómo pasa el tiempo!! Yo no lo descubrí hasta, a ver, haciendo un inesperado y herculíneo ejercicio de memoria, diría que 1999. Hummm, nostalgia tal vez? Un poquito, y no sé exactamente por qué, dudo que en 1999 estuviera mejor que hoy, pero sí era más joven y más inocente (a ver, sigo siendo joven e inocente, pero entonces, la palabra pipiolo me definía a la perfección!).
“Forever Blue” era el quinto album de Chris Isaak, nacido en Stockton en 1956. No es que me importe en absoluto el dato de su nacimiento, pero el nombre de su pueblo natal me ha recordado al mítico base de los 90’s. John Stockton. En fin, pajarreos aparte y si no tenemos en cuenta un recopilatorio que sacó, a raíz del exitazo de la canción Wicked Game, decía que se trataba del quinto album. Y desde luego en ese disco se salió. Había grabado discos buenos, algunos muy buenos, pero “Forever Blue” rezuma a clásico por todos sus surcos, y la sensibilidad, a la par de clase que desprenden todas y cada una de sus trece canciones es casi insuperable. Ni siquiera para el propio Chris Isaak, quien hoy, diez años y cuatro discos después, nunca ha llegado a tal nivel otra vez.

Incluso la portada tiene clase, un Isaak mirando al infinito delante del típico coche americano que nos recuerda a las películas de los 60’s. Forever Blue (qué buen título) relata un mal momento sentimental en la vida de Chris Isaak, su separación, y por ello la tónica del disco es depresiva. Sin embargo, y a diferencia de muchos discos depresivos, que siempre me habían acompañado durante el otoño y el frío invierno, “Forever Blue” siempre me ha parecido un disco muy veraniego. El lirismo que desborda este trabajo, capaz de hundir la moral al más pintado, lo emparenta con otros discos como por ejemplo “Scraps at Midnight”, pero así como Mark Lanegan era purito otoño, es en las tardes de agosto, cuando el sol se esconde y la playa queda vacía y algo desangelada cuando “Forever Blue” te transporta a su verdadera dimensión. Playas vacías, carreteras largas, tardes húmedas…

Por lo visto, durante esa época Chris (permitidme la familiaridad, es que son ya muchas escuchas) se había divorciado de su mujer y había exorcizado sus fantasmas a base de canciones hirientes a veces, despechadas otras, y en ocasiones, simplemente tristes. Y como los humanos somos así de estúpidos y nos regocijamos en nuestro dolor a base de conocer el dolor de nuestros semejantes, sentirse mal y escuchar “Forever Blue”, es todo uno.

Cool!!!

Mis primeros recuerdos de este disco se remontan al propio 1995, cuando me quedé prendado del single “Somebody’s Crying” y de su videoclip, que alguna vez pasaban por el programa de Los Cuarenta Principales en Canal +, y varios años después descubrí el disco entero. Y también recuerdo escuchar la mencionada canción y “Graduation Day” en una tarde de agosto, solo, porque no había nadie más y solo por la soledad que en aquella tarde sentí, tan lejos del mundo.

Y, por supuesto, “Baby did a bad thing” que el sabio Kubrick utilizó en Eyes Wide Shut, película que pese a no acabar de gustarme, hizo aflorar en mí mi lado más cerdete. Y no sé por qué, sospecho que caí en la trampa de Kubrick, quien precisamente pretendía un poco eso.

Como decía, Chris Isaak no ha vuelto a grabar nunca un disco tan bueno. Su siguiente album, “Baja Sessions” estaba muy bien, pero no era “Forever Blue”. “Speak Of the Devil” es irregular, “Always Got Tonight” flojea un poco y sinceramente, su último disco, un disco con canciones de navidad, está muy bien, pero espero mucho más. Hay que partir de la base de que actualmente, a Chris se la trae floja si sus discos alcanzan el calificativo de obras o no, y se encuentra muy bien como personaje público, actor ocasional, showman y presentador de TV además de músico. Pero qué debe sentir cuando piense que por más que lo intente, superar ese disco es una tarea titánica? Porque… ¿debe pensarlo? ¿Es consciente de ello?

Canciones:

Chris Isaak: «Graduation Day»
Ocean Colour Scene: «For Every Corner»
The Who: «Baba O’Riley»

24
Dic
06

Santa Claus is coming to town…

24 de diciembre. Supongo que no soy más que un romántico, o que mi madurez, una vez más, da muestras de estar bajo mínimos, o que soy un animal domesticado por esta sociedad corrupta y vendida al vil metal. Pero me gustan las navidades. Me gusta este punto hortera que tienen. Me gusta recibir regalos y hacerlos a quienes aprecio. Me gusta hincharme a comidas pantagruélicas y dulces varios. Me gusta ver los especiales de navidad de Los Simpson. Me gustan mucho los estándares navideños americanos. Este año hay dos discos que me tienen absorbido. Uno repite posición, “Boggie Woogie Christmas” del gran Brian Setzer con su Orquesta, el otro es “Christmas” del no menos grande Chris Isaak, un tipo al que se le echa mucho de menos en el circuito musical de discos/giras, que tiene muy abandonado a favor de su faceta de actor y presentador de la tele. Un año más, tengo varios días de vacaciones en estas fechas, lo cual, obviamente no está nada mal. El tema familiar no me agobia, mi familia es poca y mal avenida, por lo que las reuniones no son muy diferentes en número de las que se podrían hacer para un cumpleaños, por ejemplo.


Pero puedo entender que haya gente que se sienta agobiada en esta época. En general el ambiente se pone muy pesado con el tema de la paz, el amor y la felicidad, y hay estados de ánimo en los que sencillamente, no estás feliz, ni quieres a nadie, y la paz te importa un carajo. También entiendo que puede resultar aburrido si has de tragar con soporíferas reuniones de familiares varios que no pueden significar menos en tu vida.

Hay una cosa que jamás he tragado, y son aquellos que se critican la realización de obras benéficas en navidades, subrayando que necesidad hay todo el año. Eso lo podría aceptar de alguien que realmente sea altruista y haga todo este tipo de donaciones o acciones benéficas constantemente a lo largo del año. Pero lo más cómico es que en general, los que realizan esas críticas contra los altruistas ocasionales navideños no son altruistas profesionales de todo el año. Al final no deja de ser criticar por criticar.

La intención para hoy era escribir un cuento. Un cuento de navidad. Pero sin espíritus ni moralinas, ni borrachos solos bebiendo en un sórdido bar mientras ven pasar a las viejas camino de la misa del gallo. Pero no he sido capaz. Así que se ha quedado en nada. Lo que sí que voy a hacer es un top five de las mejores canciones/versiones navideñas:

1.- Chris Isaak: Santa Claus is coming to town

2.- Harry Connick Jr. : Sleight Ride

3.- Otis Redding: Merry Christmas Baby

4.- Brian Setzer: Jingle Bells

5.- Frank Sinatra: Little Drummer boy




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