Archive for the 'kiss' Category

03
Abr
17

Canciones y años

Ah, el tempus fugit y todas esas mandangas que han inspirado al ser humano desde tiempos inmemoriales. El vértigo que provoca darte cuenta de que no eres el amo de tu vida. Es sólo eso. Esos versos de Gil de Biedma, tan repetidos, tanto que casi desdibujan su verdadero significado, quizás también porque expresan algo tan difícil de advertir e imposible de corregir: “que la vida iba en serio, uno lo empieza a comprender más tarde”. Cuando eres más joven, no te importa una mierda nada, la mayor parte del tiempo, y son los años quienes acaban dándole la vuelta a eso: es el tiempo a quien no le importas una mierda.

Los años son una impostura, un invento del papa Gregorio XIII, una cifra que nos ayuda a recordar, pues los recuerdos son lo que somos. Los recuerdos que yo tengo de mi romance con aquella joven Kate Moss, allá por 1999, son tan vagos  y borrosos que ya me entra la duda de si me lo habré inventado yo. ¿O sería 1989? Esas cuatro cifras fatales que quieren decir algo. Lo que sea. Algo querrán decir. Ni que sea para inspirar a peludos que se suben a un escenario.

1916

Para Lemmy, de Mötörhead, ese 1916 estaba marcado por la I Guerra Mundial, y como tal quiso plasmarlo en esa canción que a su vez daba título al disco con el que traspasaban la década de los noventa. Un tema distinto, fuera del estándar del trío, de velocidad y fiereza. Lemmy era un gran amante de la historia bélica. Yo nunca he sido un gran amante de Mötörhead, por más que ahora, y muerto el hombre, parece que salen fans de debajo de las piedras. Me temo que a Lemmy le ha pasado un poco (a menor escala, eso sí) lo que le ocurrió a Bob Marley, o a James Dean o al Che Guevara: se han convertido en un póster, en un estampado de camiseta o (horreur!) una frase de muro de Facebook.

1939

Algo parecido le pasó a Brian May, de Queen, cuando compuso el tema “’39” inscrito en el celebérrimo “A Night At The Opera”, también conocido como el-disco-de-boemianrapsodi. En este caso, May no es un experto en historia bélica, sino en astronomía y astrofísica. La historia relata un experimento en el que unos exploradores son enviados al espacio y a su retorno han pasado cien años, según la teoría de la dilatación del tiempo en la teoría de la relatividad de Einstein. Hubo quien quiso ver algún tipo de alegato belicista, sin embargo May siempre lo negó y su trayectoria científica da más peso a la primera versión. Al final, esa “’39” es una canción que cantó el propio Brian May y suena más cercana a los dos primeros discos de La Reina que al LP en el que se incluyó.

1969

Saltamos treinta años para meternos en terreno grasiento, sucio, que huele a alcohol y a violencia gratuita. ¡Son The Stooges, hombre! Todo en esta canción está bien colocado, todo tiene sentido en el marco en el que se circunscribe, comenzando con esa intro de guitarra que raspa como papel de lija, y con Iggy declarando, “all right”, antes de comenzar con un ritmo casi tribal y de acabar como acaba, a voces.  Fijémonos en la letra:

It’s another year for me and you
Another year with nothing to do
Last year I was twenty one I didn’t have a lot of fun
And now I’m gonna be twenty two I say oh my and a boo-hoo

Seguramente Gil de Biedma lo dijo de una manera más bonita, no obstante, en el fondo, acaba siendo lo mismo.

1970

Y el reverso aún más oscuro y más depravado nos lo proporcionaban los mismos The Stooges, un año más tarde, en el siguiente LP del grupo. Un Iggy Pop más chulesco todavía declarando “I feel alright”. Si alguien me preguntara cuál es la mejor canción de The Stooges, probablemente diría que esta “1970”. Y si alguien me preguntara acerca del mejor solo de saxo en el rock n’ roll, seguramente mencionaría el que cierra el minutaje del tema, sonando tan sucio y descarnado como la guitarra más distorsionada.

1976

Más que una canción, una declaración de intenciones, esta “1976” de Redd Kross. Una visión edulcorada de una década en la que los miembros del grupo vivieron su primeriza adolescencia y niñez. ¿Cómo sonaría una canción si yo escribiera un tema llamado “1993”? La pregunta es una estupidez, yo apenas soy capaz de tocar tres acordes seguidos en una guitarra sin meter la pata. Pero seguramente, a nivel espiritual, sería parecido, porque el tiempo constituye un prisma cabrón que deforma los recuerdos, en especial los de esa época de pre-adolescencia, y una vez más, Gil de Biedma, otro cabrón que tenía razón. Como nota curiosa, en dos ocasiones, antes del estribillo, canta alguien que suena igual a Paul Stanley de Kiss, y tratándose de una banda tan fanática de Kiss como los Redd Kross, pudiera ser. Pero no lo es, en aquellos tiempos Redd Kross eran muy minoritarios y no tendrían el dinero suficiente para que el tío Stanley moviera su culo. En realidad se trata de su guitarrista de entonces, quien, hay que decir,  lo clava.

1979

“1979” de Smashing Pumpkins, podría ser el reverso a la canción de los Redd Kross, pero con ese aura más intensito que gastaba Billy Corgan. Menos sutil y menos divertido que Jeff McDonald, de Redd Kross, compone sin embargo una buena canción, aunque no puedo dejar de preguntarme si el tema hubiera sido tan apreciado por los fans de la banda de no ser por ese videoclip que lo acompañaba.

1984

Aunque podría referirme a ese corte instrumental que abría el disco de Van Halen. Pero no, en esta ocasión me refiero a la canción de David Bowie de su disco “Diamond Dogs”. Una empanada inspirada por la clásica novela de George Orwell, quien quiso ver un futuro en ese año (Orwell, no Bowie) que tardaría unas décadas más en producirse. Aunque el disco lo grabó aún sin el guitarrista Carlos Alomar, aquél LP ya rezumaba lo que iba a ser la encarnación de Bowie para el siguiente lustro, el del enamorado de la música negra, y con Alomar de mano derecha (quien se incorporó para la gira de “Diamond Dogs”). ¿La canción? Un trepidante estallido de soul funk elegante.

1999

Y si hablamos de temas futuristas, puedo mencionar la que es mi canción favorita de Prince, “1999”. Del disco que la contenía, titulado también “1999” la gente suele recordad “Little Red Corvette”. No se me ocurre un mejor inicio para un álbum, no obstante, que esta “1999” -la canción-  que contenía un rollo proto-futurista con vistas a ese temible año 2000 que acechaba y que, ya ves, pasó, y ni un triste avión cayó del cielo en aquella nochevieja de 1999. Un timo, vaya.

21
Jun
15

Back In Black

Vuelvo a la blogosfera. Ha pasado un largo año y medio, sí. Pero también os lo avisé, ¿recordáis? Ambos sabíamos que esto iba a ser temporal, porque en realidad soy un animal de costumbres, y un narcisista de mierda, para qué engañarnos. Así que he vuelto. Tampoco sabría decir exactamente por cuánto tiempo, y realmente, qué importa. Aquí estoy. El show debe continuar.

picture by @carloskarmolina

Herramienta de trabajo (by @carloskarmolina )

Hace dieciocho meses los chimpancés amaestrados que me escribían los artículos y entradas de este blog, se me escaparon. ¿Cómo consiguieron hacerse con la llave de los grilletes? Quién sabe. Y no os podéis imaginar lo que me ha costado, la de semanas por las selvas del África meridional consiguiendo nuevos monos que sustituyeran a aquellos ingratos simios que llenaban estas páginas y daban vida a este blog. Pero por fin los tengo.

Mis más fieles colaboradores (by @carloskarmolina)

Mis más fieles colaboradores (by @carloskarmolina)

No negaré que estoy algo superado. Me siento como supongo se debían sentir los Kiss cuando decidieron volver a maquillarse y vestirse con su iconografía clásica, a mediados de los 90s. O como cuando los New York Dolls se subieron de nuevo a un escenario, en 2004 después de tener a la banda en barbecho desde aquél ya lejano 1977.

Habrán cambios, seguro, yo mismo he cambiado, de entrada, un año y medio más viejo. Pero al final, no nos engañemos, esto va de las filias de siempre: el rock and roll, los libros, las películas, las tontunas… poquita cosa más. Así que yo vuelvo, y espero que vosotros, los que me leéis, también.

Total NDK!

Yeah!

Canciones:

Metallica: «Sad But True»

Frankie Valli and The Four Seasons: «The Night»

QOTSA: «Make It With Chu»

05
Nov
13

jitazos fugaces. hoy… Deee-Lite

Ando releyendo ese gran libro que es “Por favor, mátame. La historia oral del punk”. No tiene nada que ver con la muerte de Lou Reed, en realidad es pura casualidad. Sin embargo, quisiera tomar una cita que da el Lou Reed iniciático, en los inicios de la Velvet. “La música es sexo, drogas y felicidad. (…) No tengáis miedo. Mejor que toméis drogas y aprendáis a amar el plástico.” Como frase, es completamente abierta y se puede interpretar de muchas maneras. Además, a Lou nunca había que tomarle muy en serio. Pero por alguna razón me ha recordado a “Groove Is In The Heart”. Tal vez la visión hedonista.

Nunca me ha gustado la expresión “buen rollo”. Más odiosa todavía si se usa el diminutivo, “buen rollito”. Será porque últimamente parece que ando cabreado con todo. Y sí, pero no. Por eso necesitaba un poco de desintoxicación. La música puede ser divertida e invitarte a menear el culo. “Groove Is In The Heart” es como “buen rollo”. Pero mejor.

Nos dice esa suerte de Oráculo De Delfos actual que resulta ser Wikipedia que lo que se conoce como “groove” es “la «sensación», rítmicamente expansiva, o el sentido de «swing» creado por la interacción de la música interpretada por la sección rítmica de una banda (batería, bajo eléctrico o contrabajo, guitarra y teclados). El groove es un factor importante en los distintos subgéneros del jazz, y de ahí a otros géneros como salsa, funk, rock y soul. El término suele utilizarse, también, para describir un tipo de música que incita al movimiento o al baile. (…) Se ha afirmado que el «groove» es una «comprensión del patrón rítmico», o un «sentimiento», y «una sensación intuitiva» de un «ciclo en movimiento», que surge a partir de «patrones rítmicos cuidadosamente dispuestos», que ponen en movimiento al oyente.” … hablando en plata, el Groove es aquello que nos hace mover el buyate. Más o menos. Eso lo tenían muy claro el trío de Nueva York Deee-Lite.

De nuevo un Jitazo Fugaz noventero. En esta ocasión, diferente. La cosa va de música de baile. Cada vez que pensamos en los 90s, por lo menos en su primera mitad, habitualmente, por lo menos el que suscribe, nos acordamos de señores con los pelos largos, perillas y pantalones tejanos raídos, tocando acordes tríadas con la distorsión a tope. Habían, claro, muchas más cosas. Lo que ocurre es que no me interesaban. Claro que en la piel de toro lo que se puso de moda en lo que a música de baile se refiere, y de un modo muy popular, fue lo que se llamó “bakalao” en un principio y luego, directamente, “máquina”. Y cuando yo era un chavalín, para mí, era el enemigo a batir. ¿Os acordáis de esa entrañable película “Cero En Conducta”, producida por los Kiss, que narraba, entre otras, las peleas entre los rockeros y los fans de la música disco? Pues algo parecido, pero entre la máquina y el grunge/rock noventero.

En definitiva, por estos lares, eso del house fue para iniciados, por lo menos hasta finales de la década. Y claro, eso de los Deee-Lite era una rareza que me llegó vía videoclip, lo cual no era de extrañar: el videoclip del clásico “Groove Is In The Heart” era cachondo, psicodélico y lo suficientemente colorista como para llamar la atención, o provocar ataques epilépticos, una de dos. La canción, en realidad, es una empanada que toma del house tanto como del funk, del hip-hop, incluso del jazz. Y qué queréis que os diga, me gusta. Me da buen rollo (JUAS). Tan básico y  simple como eso.

“Groove Is In The Heart” fue el primer single del debut, en 1991, de Deee-Lite, un trío formado por dos DJs y una cantante, la guapísima Lady Miss Kier, quien además se ocupaba de embutirse en un ajustadísimo traje de una pieza y bailar para el videoclip. Y, sinceramente, no os puedo decir gran cosa más acerca de ellos, por lo menos no más de lo que se pueda encontrar en la mencionada Wikipedia. Y para eso, casi que lo busquéis vosotros mismos.

Los señores de Wikipedia dicen que no, que Deee-Lite tuvieron una vida más longeva que este “Groove Is In The Heart” que yo diría que es más recordado en su formato videoclip. Tengo mis dudas. Para mí, un Jitazo Fugaz en toda regla. Alguna vez ya lo he confesado… cuando voy a alguna discoteca de esas que ponen la llamada “música de baile” (aunque menudos bailoteos me he pegado yo con The Stooges o The Cult), mi parte favorita es cuando la hora de cierre se acerca y pinchan temas antiguos, alejados de lo que lleva sonando toda la jodida noche, Jitazos ochenteros y de principios de los 90s. El alcohol hace mella, claro, es el momento de darlo todo. Pues bien, “Groove Is In The Heart” podría significar ese momento. DJ’s del mundo, pinchad más “Groove Is In The Heart”, hostias!

08
Sep
13

The Rolling Stones y el pop

Los Rolling Stones son una banda de rock. Esa es una obviedad. No solo son “una” sino que tal vez, incluso, debería decir son “la” banda de rock. Por eso quisiera centrar las siguientes líneas en una faceta que mucha gente desconoce, y es la de los Rolling Stones como banda de pop. Fue hace mucho tiempo. Además, sin duda, habrá una mayoría de entendidos o de fans que calificarán esos escarceos como fruto de una banda que estaba, todavía, tejiendo su propia personalidad. Y parte de razón no les faltará.

Aquello sucedió entre 1966 y 1967. Aproximadamente. Si se considera que la primerísima etapa stoniana, la de grabar una mayoría de versiones de blues, rock y R&B, fue una etapa de purismo (1963-1966), y que los Stones “de verdad” nacen con discos como “Beggar’s Banquet” (1968), nos queda un período de indecisión intermedio.

Ésa era la imagen...

Ésa era la imagen…

Muchas cosas pasaron entre esos dos años que pudieran hacernos entender ese cambio de tendencia, aunque fuese de modo temporal. Por un lado, tenemos el hecho de encontrarnos a una banda que decide ya no grabar versiones sino canciones propias, y que crece desmesuradamente. Por otro lado, está también la influencia del momento. Los Stones pasan de ser una banda de rock a ser superestrellas, a codearse con la gente guapa, a ser admirados, pero también perseguidos. Es en 1967 cuando tras una redada en casa de Keith Richards, detienen a éste último y a Mick Jagger y les colocan a un paso de sufrir una injusta, por ejemplarizante, condena de cárcel por devaneos con drogas. 1966 es el año de gran explosión de lo que se dio en llamar el “Swinging London”, y los Rolling Stones pasaron a formar parte de ello.

Pero aún hay más. El desarrollo como multi instrumentista de Brian Jones, especialmente latente en el LP “Aftermath” (1966) abrió posibilidades a incluir algo más que la clásica estructura guitarra-guitarra-bajo-batería. Finalmente, la aparición de discos como “Pet Sounds” de los Beach Boys (1966), el celebérrimo “Sergeant Pepper’s Lonely Hearts Club Band” de los Beatles (1967) y el debut de Pink Floyd “The Piper At The Gates Of Dawn” (1967) influye poderosamente al grupo, que en esa época es más permeable que nunca.

Muy gráfico...

Muy gráfico…

Finalmente, podríamos destacar que los problemas con las drogas, y por ende, con la justicia, de Brian Jones hacen que el grupo no pueda girar en USA, ni en varios otros países fuera de su Reino Unido natal, por lo que la actividad sobre los escenarios baja. Y ya sabemos que cuando un grupo vive de gira en gira y de escenario en escenario, suele endurecer su sonido y, hablando en plata, rockear más, mientras que el estudio da más posibilidades para la experimentación con otras sonoridades.

De este modo, las primeras incursiones stonianas en el pop más típicamente sixties británico lo podemos encontrar en singles como ese “Have you seen your mother, baby, standing in the shadow?”, en donde una corte de trompetas y trompas acompañan a una estructura más o menos clásica. Es 1966 y definitivamente, aquello no suena a blues por ninguna parte. Otra nota más clara podemos encontrarla en una de las canciones más célebres de su LP “Between The Buttons”, también un ejercicio de brit-pop 60s que fue “Ruby Tuesday”. Esos arreglos clásicos y ese estribillo que reina en la canción no son, definitivamente, el estilo de lo que conoceríamos como el rock stoniano.

La portada y el título del recopilatorio de 1967, “Flowers”, no dan pie a equívoco. Aunque los temas recogidos no lo son, ese estilo es puramente pop psicodélico. En ese 1967 publicaron también un single con dos canciones que seguían esa senda que se comenzaba a trazar, “We Love You” y “Dandelion” (caras A y B, respectivamente). No aparecieron en ningún LP, si bien constituyen un ejercicio de estilo. Coros, pianos, guitarras en segundo plano, arreglos de orquesta, aires orientales… lo teníamos todo.

El paso final acabó siendo un LP que todo el mundo calificó como “la respuesta de los Rolling Stones al “Sergeant Pepper’s” de los Beatles”, si bien, personalmente, le vería más relación con el debut de Pink Floyd: “Their Satanic Majesties Request”. El título es genial, la portada es una maravilla psicodélica, y solo por ello, vale la pena la adquisición en formato vinilo. De la música, qué puedo decir… Durante años consideré que lo mejor del disco era su portada. Lo reconozco, se les fue de las manos, y ¾ partes de su duración es insoportable. Efectos, guitarras casi inexistentes, theremin, coros,… Hay, no obstante, tres joyas que no puedo dejar de mencionar. En primer lugar, la preciosa “She’s A Rainbow”, donde el piano de Jack Nietsze suena como una delicada caja de música, o la inquietante “In Another Land”. Y desde luego, también, “2000 Light Years From Home”, quizás la pieza más rockera del álbum. Lo demás, pasa entre lo aburridillo y lo insoportable. Esa es mi opinión, pero viendo la increíble versión que Ace Frehley en Kiss se marcó de un insulso tema del disco, “2000 Man”, igual estoy equivocado y hay mejor material de lo que parece.

La pregunta sería, ¿cómo dos tíos como Keith Richards y Brian Jones, tan ajenos, en apariencia, a estas zarandajas de las modas, cayeron en ella? Dejo a Mick Jagger al margen, por ser estilísticamente más abierto y porque al tío Mick la fama siempre le ha perdido. Pensemos en Brian Jones, un verdadero purista del blues a quien las canciones de Jagger y Richards no le acababan de satisfacer. Pues sorprendentemente, parece ser que no quedó insatisfecho con “Their Satanic…”, puesto que por esa época descubrió la psicodelia californiana, que le encantó. Y de todas formas, apenas tenía ni voz ni voto en los Stones, por lo que ya no los consideraba como su banda y se podía permitir el lujo de experimentar. En cuanto a Richards, a pesar de su eterna pose de rockero malote, siempre ha sido más permeable y abierto de lo que jamás le ha gustado reconocer.

El batacazo ingente que se pegaron con “Her Satanic Majesties Request” hizo que se replantearan el sonido. Así mismo, los tiempos corrían que se las pelaban, y las alegres canciones pop de 1966-1967 daban paso a sonidos más duros y más oscuros, como el hard rock blues, que se puso de moda. Y ya nunca más practicaron ese pop de sonido más estándar pero de bonita factura. Lo bueno estaba por llegar, claro, pero yo no despreciaría nunca esa época.

Canciones:

Phoenix: «Everything is everything»

Big Star: «Thirteen»

Supersuckers: «The Evil Power of Rn’R»

29
Mar
13

EL NEVERENDING TOUR SE DETIENE EN PARÍS (DÍA 5): … Y AL FINAL…

Qué bonito es París, ¿eh? Pues debe serlo, pero yo me he quedado en uno de los suburbios colindantes. ¿O qué os pensábais? ¿Que iba a darme un paseo por los Campos Elíseos arropado por una gabardina y con la boina calada mientras fumaba un Gitanes? La realidad, amigos, es siempre mucho más aburrida. Como también lo es el suburbio de Créteil, donde he tenido la suerte de dar con mis huesos. Es lo que hay. Por cierto, han caído también cuatro copos de nieve. Que no nos falte de ná.

Y allí me tenéis, ufano, tratando de comunicarme en mi paupérrimo francés y dándome cuenta de que una lengua, o se practica, o se pierde. Es una perogrullada, pero no vale de nada estudiar un idioma extranjero en el colegio, si no se utiliza, de una manera o de otra, aunque sea sólo con películas, libros, prensa o música. Y poniendo un poco de interés, claro.

Y al final, un vuelo de vuelta con Vueling, desde París Orly, y con una parte considerable del pasaje compuesto por familias que regresan de Eurodisney, o Disneyland París, o como quiera que se llame ahora. Esos niños ataviados con orejas de Mickey y gadgets varios. Esos padres entre extasiados de amor y agobiados de aguantar a sus vástagos hiperestimulados. Ay, Eurodisney… se abrió en 1992, y aunque me pillaba un pelín mayor, con 12 años todavía pensaba que debía ser el lugar más divertido de la Tierra. Hoy en día, me regalan unas entradas y todavía me daría pereza ir. No creo que deba tomarse como una crítica, viniendo de un tío que ha acudido a dos conciertos de Kiss (y de buena gana acudiría a un tercero).

De modo que con esta jornada, se acaba mi periplo europeo de la semana. Entonces NDK volverá a la normalidad y dejará de ser esta tontiguía Lonely Planet para viajeros tarados, y para desahogo emocional de su autor. Hasta la siguiente.

 

Canciones:

Iggy Pop: “Les Feulles Mortes”

Los Gritos: “Tuset Street”

Jamiroquai: “When Are You Gonna Learn”

17
Ene
12

31 Songs – Kar: Bizarre Love Triangle (2)

Al principio me tomé este asunto de mi atracción por la canción “Bizarre Love Triangle” como una especie de guilty pleasure. Entonces estaba en ese momento de obertura de mente, de descubrimiento de bandas y discos. Un buen día, pasabas por una tienda y comprabas tu primer disco de Neil Young o un colega te prestaba el debut de Blind Melon y se abría un mundo nuevo. A veces, y digo sólo a veces, tengo la sensación de que nada me sorprenderá tanto como la primera vez que escuché un disco de David Bowie o el arranque del “Led Zeppelin I” o incluso el “Forever Blue” de Chris Isaak. Todo eso son pamplinas, claro. Pero la capacidad de sorpresa, un poquito, sí que la he perdido. No hay muchos Frank Sinatra, ni muchos Kiss, ni muchos Temple Of The Dog. Y sí, en su momento, descubro el debut de Wolfmother o de los Strokes y me dejan noqueado, pero sabes que no son unos nuevos Doors o unos nuevos R.E.M. Y aunque parece que me estaba yendo por las ramas, en realidad no. En realidad, en esa época había pasado de escuchar el rock alternativo de mi adolescencia a empaparme de clásicos para pasar luego a seguir a toda aquella banda que fuera glosada en Popular 1. De ahí la rareza de lo de “Bizarre Love Triangle”.
New Order no eran una banda de rock. Ni siquiera una banda de pop como las que yo estaba acostumbrado a disfrutar. Aquello podía calificarse como una suerte de techno-pop. Uuuufff… la fatídica etiqueta… techno-pop… Y me rompió los esquemas el quedarme prendado con una canción como “Bizarre Love Triangle”. También estaba “Blue Monday”, pero aquella era más electrónica al uso. Al uso de 1987, claro, pero al uso. Y desde luego, en el Popu seguramente la habrían puesto a caldo. Al “Bizarre Love Triangle”,a New Order y todo lo que ello significó. Yo descubrí, sin embargo, que había algo más allá del rock. Pero sobretodo, había algo más allá de los dictados de Popular 1, revista que a día de hoy sigo comprando religiosamente, sí, pero con mi propio criterio, no con el de César Martín.
No me las voy a dar ahora de gran fan de New Order, grupo al que ventilo con un buen recopilatorio (por ejemplo, “Substance 1987”) y que aunque pueda disfrutar mucho, no me provoca la necesidad de tener que indagar más en su carrera o en sus LP’s. Y sin embargo, “Bizarre Love Triangle” me parece una canción redonda, en donde nada falta ni sobra, comenzando por la letra y acabando por su ritmo sintetizado.
Aquella fue una buena época… sabéis cuando se dice que la universidad es la época más divertida, la del desmadre, la de las fiestas, y todas esas bobadas? Pues bien, para mí, no fue así. Mi etapa universitaria fue un pedazo de mierda aburrida, llena de exámenes parciales, finales, prácticas, y para colmo, tener que trabajar en los típicos trabajos de estudiante. Con lo cuál, el acabar la universidad y comenzar a trabajar… bueno, aquello sí que supuso una pequeña liberación. De repente, tenía mis horas de trabajo, claro, pero nada de estudiar ni de hacer informes en casa. Y luego está el desagradable asunto pecuniario, que, quieras que no, tiene su importancia. Así que esa fue una etapa divertida. Todo un sueldo mensual para gastar en discos. Fines de semana completamente libres. Descubrimiento de los jueves por la noche. Alcohol. Rock n’ roll. Y por qué no, acabemos la noche en cualquier discoteca, que a partir de ciertas horas intempestivas acaban pinchando “oldies” y tanto New Order como Depeche Mode o incluso Soft Cell o INXS acabarán cayendo.
No quisiera acabar sin mencionar la versión que Jewel hizo de “Bizarre Love Triangle”. No está nada mal la vuelta de tuerca que le dio a la canción, lo cuál, es lo mínimo que se le debería pedir a una versión. El problema fue que acabó tratándose de un corte que se usó como jingle en anuncios y en cortinillas de televisión, y por supuesto, se quemó. Afortunadamente, no fue así con el original de New Order.
04
Ene
12

Cronología musical

Así es como veían el año 1969 Iggy & The Stooges, para su debut homónimo, poquito en común con otros compañeros generacionales que lo pintaban todo de paz y amor. Lo suyo era más destrucción y mala leche. Lo de las drogas sí, lo tenían en común. Me encanta esa guitarra, tan básica y tan sucia, y esa manera de cantar de Iggy. Ok, no es poesía pura, pero escuchar a Mr. Ostenberg cantando eso de Last year I was 21 / I didn’t have a lot of fun / And now I’m gonna be 22 / I say oh my and a boo hoo dice mucho con muy poco.

Y un año siguiente, para su segundo disco, The Stooges grababan otro tema, en este caso, 1970, otro bombazo, donde cada vez que Iggy escupe “I feel allright” te llega el olor a alcohol, humo y sudor. De acuerdo, dicho así, suena desagradable, pero a veces, eso es el rock n’ roll. Ahora, mi parte favorita es el movimiento final, con ese saxo que suena más duro que cualquier guitarra amplificada al 11.
1976 sería descrito de un modo muy diferente por unos pipiolos Redd Kross, que metían este corte en su 4º disco, Third Eye (1990), trabajo a partir del cuál, para mi gusto, comienza lo realmente interesante de su discografía. Una rareza en esa época, demasiado alternativo para las radios, demasiado chicle para el rock alternativo, demasiado naïve, demasiado todo para el hard rock ochentero, demasiado… demasiado bueno, hostias! Por cierto, para la parte en la que cantan “This is the era, this is the time / You know you’ve got to boogie ‘cuz your platforms are fine” contaron con un imitador de Paul Stanley. En su siguiente disco, el imprescindible Phaseshifter (1993) incluyeron en el libreto una foto muy cachonda de los hermanos McDonald (almas de Redd Kross) junto con Gene Simmons (y Kim Gordon de Sonic Youth).
1984era el año apocalíptico en el que George Orwell situaba una sociedad paranoica y constantemente vigilada por un ente al que llamaban Gran Hermano… se equivocó por 20 años… en cualquiera de los casos, esa novela, que, dicho sea de paso, no me entusiasmó tanto como esperaba, inspiró el primer disco del Bowie post-Ziggy Stardust, un movimiento que hay que reconocerle a David Bowie como valiente: en lugar de seguir exprimiendo el personaje y el estilo que tanto éxito le había dado, hace un giro bastante radical hacia el soul, el funk y otras negritudes variadas. Y sale airoso, qué duda cabe: su “Diamond Dogs” (1974) es un disco que mantiene el alto nivel de sus predecesores e incluye esta visión Orwelliana del año en cuestión.
Sin embargo, no sería la única visión de 1984 que daría la música. Cuando Van Halen publicaron su sexto disco, estaban en lo más alto del hard rock y de su popularidad, prueba de ello es, entre otras muchas, lo que Marty McFly le hace escuchar a su padre en Regreso Al Futuro, por ejemplo. Ellos no sólo titularían una canción 1984, sino un disco entero, que abrían con una intro instrumental de título, también, 1984, mostrando la inusitada pasión que Eddie Van Halen mostraba, de repente, a los sintetizadores, para dar paso luego a la celebérrima Jump, luego Panama… un no parar.
Y cerramos con otro año, 1999, al que Prince dedicó un álbum doble, ni más ni menos, en 1982, os podéis imaginar, una empanada referente al cambio de siglo que en el año de Naranjito se veía cercano, pero todavía como algo más propio de la ciencia ficción, que pintaba ese siglo XXI como algo maravilloso donde la tecnología resolvía los problemas de la humanidad, y los que vivimos ese cambio de siglo, nos dimos cuenta de que en realidad, no había para tanto, y que el 1 de enero de 2000 eramos la misma raza de simios atontados. Sea como fuere, el disco lo abría el tema homónimo, 1999, y a la postre, mi canción favorita de Prince.

Y tengo que dejar esta particular cronología aquí, porque no se me ocurren más canciones tituladas como años, pero si conocéis algún tema con este tipo de títulos, no dejéis de decírmelo!
02
Dic
11

Lista NDK Noviembre 2011

En este segundo mes de resurrección de éste, vuestro blog favorito, me ha parecido bien, por aquello de la continuidad, volver con lo de la lista de reproducción de Spotify. Por supuesto que yo también quisiera que fuera gratuito sin limitación de tiempos, veces de reproducción, y sobretodo, sin esa constante y frecuente publicidad. En fin, todos sabíamos que aquello no podía durar mucho así. Era demasiado bueno. Ahora, por momentos se torna insoportable… y sin embargo, tampoco encuentro una opción mejor, por lo menos gratis. De modo que de momento continuamos con Spotify.

Así que tanto si tienes Spotify gratis como de pago, puedes conseguir aquí la Lista NDK Noviembre 2011.

Como siempre, no están todas las que son, pero sí son todas las que están. Que no es poco. A saber, unos U2 que sin darme cuenta repetí en dos entradas diferentes, con un mismo tema, ese delicioso «So Cruel» que incluían en su «Achtung Baby». Con U2 tengo sentimientos enfrentados. Por una parte, durante mucho tiempo los odié. Y hoy en día reconozco tenerles bastante manía. Por otra parte, no puedo sino plegarme ante discos como el mencionado o como mi favorito, «Rattle & Hum». Hay también algunos descubrimientos de este mes, como el disco clásico de Miguel Ríos, otro fulano al que le tengo bastante manía, lo cuál, sin embargo, no me impide disfrutar de un disco enorme como «Rock & Ríos». De ese trabajo se cuela «Banzai».

Hypes como el tema de los créditos de «True Blood», hard rock de la mano de Van Halen, Poison, Kiss y UFO, los 90’s en forma de Radiohead, Afghan Whigs y The Muffs, moderneces como los Vampire Weekend o los LCD Soundsystem, y por ahí se cuelan también Keith Richards o Koko Taylor. No está mal para afrontar el último mes de 2011, ¿no os parece?
20
Oct
11

PJ20

Hacía ya unos días que no actualizaba, y estoy seguro de que los millones de seguidores para quienes significo la luz que ilumina sus tristes vidas andaban ya preocupados, creyendo que ésta resultaría ser una de mis, últimamente más frecuentes, travesías por el desierto, a veces de 40 días con sus 40 noches, otras más cercanas a los 40 años. Sea como fuere, no se trata de eso, y por aquí sigo, dando guerra. Así que atenta la compañía.
Y si un evento me alegró la semana pasada (esta semana, si eso, la obviamos), ése fue el pase de PJ20, la película documental de Cameron Crowe para conmemorar el 20 aniversario de Pearl Jam. Se realizaba un único pase en la ciudad, el jueves 13 en los cines Icaria. Única oportunidad de ver la cinta en pantalla grande. No me lo iba a perder, a pesar de que los 12€ de la entrada me parecieron excesivos. Qué dura es la vida del fan.
En fin, queda claro que del sumatorio Cameron Crowe + Pearl Jam difícilmente podían salir malas cosas. Así, si me pongo a hablar muy brevemente de la cinta en sí, sólo puedo decir que me gustó, y mucho. Aunque resulta innecesario ponerme a detallar el documental que resume los 20 años de carrera musical de los de Seattle, porque seguro que a estas alturas, a golpe de click, pueden dar con reseñas llenas de datos y frías como témpanos. No, si alguien busca eso, mejor salga de esta página. O se vaya a buscar porno, que es lo mejor que se puede encontrar en la red. Aquí, en realidad no hablo de PJ20. Hablo de mí. Yo y mis circunstancias.
Que 20 años no es nada, que febril la mirada
No por manido, voy a dejar de hacer el comentario. 20 años, menuda cifra, da puro vértigo. No dejó de regalarme el visionado un poso de melancolía al ver ciertas imágenes y escuchar ciertas canciones. Y eso que no sonó mi canción de Pearl Jam favorita, “Rearviewmirror”… ¿o tal vez sería Elderly Woman Behind the Counter in a Small Town”? El caso es que allí nos reunimos un grupo de personas, casi nadie por debajo de los 25, la mayoría entre los 30 y los 35 años, lo cuál dice bastante poco de la renovación del público que arrastran los Vedder, Gossard y compañía.Todos nosotros celebrando un pasado.
Veréis, estoy acostumbrado a consumir material rememorando bandas que no viví en su apogeo, como pueden ser Kiss, por poner un ejemplo. El caso de los Guns n’ Roses es diferente, porque los gunners actuales muy poco tienen que ver con los que me encandilaban tiempo atrás. Por alguna razón, con Pearl Jam fue diferente. No es que me guste más su música que la de Axl Rose. No es eso. Ni siquiera sé decir exactamente qué es. Las imágenes se iban sucediendo y yo iba recordando escuchar “Rearviewmirror” en aquél bar, pillando en la radio el primer single de Vitalogy, “Tremor Christ”, descubrir la historia de Mother Love Bone, comprarme No Code, la pequeña decepción de su concierto en el St. Jordi del 2000 y la reconciliación con su directo en el Azkena años después. Melancolía, pero también me hizo sentir bien. Lo que los escritores cursis aprovechan para usar expresiones como “sentimientos enfrentados” o “sensación agridulce”, como si de un menú del chino de abajo se tratara.
Ya que en la cinta apenas tienen la delicadeza de mencionarlos, Dave Abbruzzese y Jack Irons, o el maravilloso mundo de coger las baquetas en Pearl Jam.
Como la carrera de Pearl Jam, la película va de más a menos, especialmente emocionantes son las imágenes de Andy Wood con Mother Love Bone, y esa primera gira de Pearl Jam con ese Eddie Vedder desbocadísimo. Cameron Crowe sabe lo que tiene entre manos y no erra el tiro. Cosa que, por ejemplo, no puedo decir de Scorsese, grande entre los grandes, pero que nos brindó un docu-concierto con todos unos Rolling Stones que supo bastante a poco. Mención aparte a ese Chris Cornell luciendo un aspecto rarísimo, no sé si sería ese color de piel o esa pinta de llevar un bottox mal puesto.
Y al final, qué nos queda de Pearl Jam? Pues supongo que queda lo mismo que de lo que éramos nosotros hace 20, 15 o 10 años: poco. Tampoco creo que como banda estén acabados, pero la realidad es que sus últimos cuatro discos se mueven en niveles mucho más bajos. Alguno más inspirado (el aguacate) otros más flojos (Riot Act). Probablemente esté siendo benevolente porque en realidad no me gusta admitir que si se van Pearl Jam, no sabría encontrar un recambio. Una banda que proporcione rock sincero, grandilocuente, con toques de épica, detalles de clasicismo, aires generacionales, himnos, ética y estética. Y seguramente ahora mismo hay chavales de dieciséis años que pensarían que no, que esa banda existe, que les acompaña y describe sus sentimientos, lo que ocurre es que yo ya no lo puedo ver. Pero me darán el beneficio de la duda, no?
Canciones:
Mink DeVille: “Bad Boy”
Hockey: “Song Away”
Rocket From The Crypt: “Born in 69”

25
Oct
10

Guns n’ Roses en Badalona 2010

Un hombre y un bigote: Axl Rose

Esto de Internet y su inmediatez me crea una cierta sensación de ansiedad. A día de hoy, cuando todavía no hace ni 24 horas que terminó el concierto de Guns n’ Roses en el Palau de Badalona, seguro que ya rondan por la red varias decenas de reseñas, artículos y crónicas, todas ellas adornadas con fotografías tomadas a metro y medio de la banda, y con datos concretísimos y veraces… no es esa, sin embargo, la intención de estas líneas. No, aquí no descubriréis cuántas rayas esnifó DJ Ashba esa noche ni el número de botellas de Cristal de las que dio cuenta Axl antes de sentirse preparado para salir al escenario. Hablaré del concierto, claro… de mi concierto, y de lo que de ello aconteció.
Y es que aunque ya tuve ocasión de ver a los “nuevos” Guns n’ Roses en 2007 en aquél festival en Bilbao, la emoción por verles en casa era grande. Que son muchos años siguiendo a los Gunners, desde que yo tenía unos 12 años y el grupo reinaba por todo lo alto, y me refiero también en las radios y los programas de televisión musical más generalistas. Que lo más parecido que había podido disfrutar de un concierto con la formación más o menos clásica de los Guns n’ Roses había sido aquel concierto de París que se emitió en su día en Antena 3.
En esta ocasión, ya, por fin, teníamos el dichoso “Chinese Democracy” en nuestras manos y parecía que tras un arranque de su etapa post-publicación del “Chinese…” con demasiados claroscuros, Guns n’ Roses volvía a ser una banda, haciendo lo que se supone que debe hacer una banda: girar. Hagamos, pues, un pequeño resumen de lo que fue su concierto en Badalona.
De entrada, el tema de los horarios daba muestras de que el término “normalidad” no encaja en el planeta Axl. Si en sus anteriores conciertos en el estado, retrasos de dos horas como ocurrió en Madrid, hicieron que se liara, la solución muestra de la picaresca hispánica no fue otra sino publicar oficialmente únicamente la hora de apertura de puertas. A partir de ahí, uno sabía que tocaría Sebastian Bach (presumiblemente una hora) y luego Guns n’ Roses. ¿Cuándo, exactamente? Bueno, como quiera que Sebastian Bach no me interesa especialmente, y haciendo cálculos rápidos, pude presuponer que Axl & co. saldrían a escena sobre las 22’30, de modo que por si acaso, me aseguré de estar en la pista a las 21’30. Y no me equivoqué de mucho, al final las luces se apagaban cuando pasaban 10 minutos de las diez. Axl estaba magnánimo. A pesar de los problemas de aparcamiento, cosas de vivir fuera de la urbe, llegué con puntualidad y con tiempo de dar buena cuenta de una cerveza y un frankfurt en el bar de la esquina, como mandan los cánones.
La primera decepción fue ver a gente comprando entradas en ese momento, señal inequívoca que el Palau no presentaba lleno. Pensemos que yo descubrí y me enganché a Guns n’ Roses cuando llenaban estadios de fútbol de toda Europa y América Latina (ya no digamos USA), en plena gira Illusions. Y claro, darme cuenta de que en 2010 ya no pueden llenar las 13000 personas que puede acoger el Palau Olímpic de Badalona, me dio de bruces con una realidad… esto hace mucho tiempo que no es lo que era. Kiss presentan una gran entrada en el Sant Jordi, Aerosmith menos, pero también un buen número, y Guns n’ Roses, a pesar del morbo, a pesar de los 17 años transcurridos desde su última (y única) cita catalana, a pesar de esa moda que parece haber de acudir a los conciertos de ciertas bandas clásicas de rock (AC/DC o los mismos Kiss), no son capaces de llenar. Cierto es que los 55€ podían tirar atrás a cualquiera, que este no era un concierto de revival ni mucho menos, que “Chinese Democracy” es un disco que ha creado mucha división de opiniones y que la absurda falta de promoción de los Guns n’ Roses desde su vuelta a escena (por desidia de Axl, por supuesto) jugaban en su contra.
Y el público, pues un poco de todo, pero poca gente por debajo de los 25 años, y mucha entre los 25 y los 40, lo cuál da que pensar que el tema renovación de público no lo llevan muy bien. Y nostalgia, mucha nostalgia. Diablos, que dicho así, ahora, en 2010, cuesta de creer, pero que Guns n’ Roses fueron MUY populares por estos lares a principios de los 90’s.
En cuanto al concierto, ejecución, repertorio y demás aspectos visuales, hay que reconocerle un mérito a Axl Rose, y es el tener los cojones más grandes que el caballo de Espartero y colocar en el set list hasta 8 temas de “Chinese Democracy”. Cualquier hijo de vecino tocaría cuatro cancioncitas del disco nuevo y luego a tirar de repertorio clásico. Pero Axl, para bien o para mal, no es cualquier hijo de vecino. Y eso, claro, hizo ensombrecer algunos momentos del concierto, porque a mí que me perdonen, pero “Chinese Democracy” ( la canción) me suena tan mediocre como la primera vez que la escuché, y “Shackler’s Revenge” es totalmente prescindible. Si a ello le sumamos que se dejó en el tintero dos de los mejores cortes del disco, “There Was A Time” y “Catcher In The Rye” (que junto a “Streets Of Dreams” conforman el triplete mágico de “Chinese Democracy”), la cosa no deja de resultar extraña. El resto del repertorio, como era de esperar, sencillamente sólo al alcance de los grandes, de esos grandes que todos tenemos en mente.
En cualquiera de los casos, si alguien reinó, ese fue Axl Rose. Puedo comparar fácilmente con el Axl que había visto en Bilbao en 2007 y decir que el Axl Rose de 2010 es un mucho mejor cantante que el de 2007. y sigue siendo una estrella. Mucho más delgado y con un look que rockea mucho más que esas lamentables trenzas y esa camisa abierta a lo Bisbal que solía lucir hacia 2007. Pero lo más importante, pletórico de voz, y eso sí que no me lo esperaba, no olvidemos que tiene ya 48 años. Por si fuera poco, bailó, hacia el final del concierto incluso bromeó e hizo uno de sus extraños speeches que solía hacer antaño, y, oh, sorpresa, por momentos parecía que disfrutaba de estar allí arriba. Es evidente que los Guns n’ Roses de 2010 son una banda subyugada a ese reyezuelo inconstante e impredecible que es el amigo WAR, que tan pronto desaparecía y tenía a los músicos improvisando hasta que volvía a salir, como de repente engrasaba la máquina y la ponía a muchas revoluciones.
Y el resto de músicos, pasado el trauma de no ver allí a Izzy o a Duff, pasadas las idas y venidas de tipos como Paul Tobias Huge o Robin Fink, y tras varios meses en la carretera, parece ser más un grupo que un conjunto de mercenarios, e incluso su majestad Axl interactúa con casi todos ellos. Sigue siendo a todas luces ridículo el tener a 2 teclistas (Dizzy “Fuckin’” Reed y Chris Pittman), así como contar con 3 guitarristas, que se reparten los solos en las canciones como necesitados de robarse, los unos a los otros, los momentos de lucimiento. El circo, claro, vuelve a estar ahí. Para mi gusto, sobra uno de ellos, probablemente Richard Fortus o Ron “Bumblefoot” Thal, por tener menos carisma que el “nuevo” DJ Ashba, una agradable sorpresa. Aunque a decir verdad, Ron Thal se descubrió como un tipo muy talentoso. En cualquiera de los casos, una banda necesita un guitarra rítmico y uno solista. Richards y Wood. Perry y Whitford. Stanley y Frehley. Lo demás, son tonterías.
El concierto duró dos horas y media, larga duración que se agradece, aunque tanto solo o “instrumental jam”, como lo disfrazan ahora, aburre a cualquiera y rompe el ritmo de un modo espectacular. Si bien es cierto que en la gira de los Illusions siempre hubo solos, de guitarra y también un coñazo de solo de batería que se marcaba el pesado de Matt Sorum. Por lo menos anoche no hubo solo de batería.
Podría decir muchas cosas más acerca de la banda, del repertorio, de lo que anoche sentí. Y sin embargo, no quisiera acabar estas líneas sin hacer una reflexión acerca del público. Igual es que yo soy rarito, pero cuando voy a un concierto, bueno, me pillo una bebida justo antes de que empiece el show, y luego aguanto hasta el final, igual hasta los bises. Jamás entenderé esa gente que se pasea por toda la pista una y otra vez, en busca de bebida, como tampoco entiendo a esos que van a un concierto y se pasan toda la noche de charleta. Pero ayer tuve que sufrir a lo que me pareció mucha gente yendo y viniendo, con lo que eso conlleva, que un fulano sudoroso se te arrime y frote su pringoso torso buscando pasar entre el mínimo hueco que hay entre tú y el tío de delante. Puto ascazo. Está Axl Rose en pleno éxtasis de “This I Love” y un ser peludo y sudado de repente se pega a ti, para pasar por delante. Eso, claro, rompe cualquier tipo de magia. Pero insisto, igual soy yo, que soy rarito.
Canciones:
Guns n’ Roses: “This I Love”
Guns n’ Roses: “Rocket Queen”
Guns n’ Roses: “You Could Be Mine”



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