Archive for the 'Hawaii' Category

02
May
17

Vicios y virtudes

Para todos aquellos agoreros que durante los años 90 se les llenaba la boca hablando de la robustez del formato CD frente a la fragilidad del disco de vinilo. “Un CD dura toda la vida oyéndose siempre bien”, decían. Pamplinas. Esta semana descubrí con lástima que mi copia del CD de Duff McKagan “Beautiful Disease” ha muerto. Fallecido. Ni una pista se reconoce, oiga. Una pérdida, porque este era un disco con historia. Duff McKagan (por si hay algún despistado, bajista de Guns n’ Roses, entre otras encarnaciones) grabó ese disco en 1999, como el primer trabajo que registraba tras su salida de Guns n’Roses y tras su fallo pancreático que le dejó saludando a la parca. Pero, y ahí reside la gracia de la historia, ese disco jamás llegó a ver la luz. Por lo menos no de un modo oficial. Por lo visto, se grabó con la discográfica Polygram poco antes de que Universal la absorbiera y decidiese que, oh, cielos, no era un disco rentable para publicar, con los gastos de publicación, distribución y promoción que conlleva, y acabó en un cajón. ¿Cómo llegó, pues, a mis manos, se preguntará el lector? O tal vez no lo haga, hoy en día, buscando por internet, se puede encontrar hasta una grabación de Bob Dylan en la ducha cantando los éxitos de Falete. No importa, el caso es que me grabó una copia un tipo que trataba por aquél entonces, que escribía para la revista Popular 1, quienes en su momento entrevistaron a Duff y fue el mismo bajista quien entregó una copia de ese disco fantasma que, total, no le iba a rentar ni un dólar. Sospecho que a partir de ahí, copias de ese CD fueron pasando de mano en mano por toda Barcelona con la redacción de Popular 1 como epicentro, y de ahí, a vaya usted a saber. Esa era mi copia, con su historia, y le tenía cariño.

Tampoco es que sea un drama del siglo XXI, si uno escribe la cadena de palabras duff+mckagan+beautiful+disease en Google, no es difícil dar con algunas descargas. También se pueden encontrar copias de promo a la venta en ese sitio infernal para cualquier adicto a la compra de discos que es Discogs. No se encuentra, sin embargo, y como podría ser lógico, en Spotify. Y hace poco sentí la necesidad de escuchar uno de esos temas. Da igual que la época de la universidad haya quedado atrás hace lustros, pero la juventud es lo que tiene; igual te sorprende con una vieja canción que te pone en la piel de los veinte años.

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Los archivos centrales de Spotify (by @carloskarmolina)

En una época admiré mucho a Duff. Hoy, sin embargo, su pose me parece algo cargante. La historia es relativamente común, un joven rockero descarriado y muy desfasado, una situación que se convierte en vórtice (en este caso, su colapso pancreático y su marcha de Guns n’ Roses) del que sale hecho un hombre nuevo, virtuoso, amante de su familia, deportista, intelectual y, desde luego, limpio de adicciones. Demasiado perfecto. Tanto como para no creérselo. El mismo Duff llegó incluso a tener una columna acerca de política y economía en un semanario. Se nos ha convertido en una amalgama de dignidades.

Qué quieren que les diga, estos rockeros tan perfectos me aburren. Todas las familias dichosas se parecen pero las infelices lo son, cada una a su manera. En este tema, me viene siempre a la mente Eddie Vedder. ¿Hay algún ser en la tierra más perfecto que Eddie Vedder? Tiene una banda maravillosa, canta estupendamente, ha sido la imagen de los 90. Por si fuera poco, es políticamente comprometido con las causas más nobles, siempre cercano a la izquierda, no ha protagonizado escándalos, mantiene a su grupo desde hace ya 25 años. ¿Más? Es un surfero, guapo y al parecer, bastante cercano. Se le puede perdonar la frivolidad de haberse casado por segunda vez con una modelo, tras un primer matrimonio con una bajista de Seattle bastante feúcha. Vedder es también padre de dos hijos. Y ahora se va paseando por los escenarios con un ukelele… con un maldito ukelele con el que se dedica a grabar discos. Y aunque esto último sí que es imperdonable, pues un ukelele sólo puede ser utilizado si eres hawaiano o Marilyn Monroe, sigue siendo Eddie Vedder.

Yo estoy más con el rockero decandente, el que se gasta dinerales en estupideces o el que sigue dándole al alpiste. Me cae mejor. Hace unos meses pillé, por casualidad, una película por televisión, algo que habitualmente no hago. Y la vi, casi toda, menos el final, que me dormí, así que no se preocupen por los spoilers. Se trata de la película “Nunca Es Tarde” (2015), con Al Pacino como protagonista. En la cinta, Pacino interpreta a un rockero que en su senectud, sigue viviendo gastando a espuertas, esnifando cocaína y girando sin parar interpretando aquellos temas que le dieron fama en los 60 y que le sirven para ingresar más dinero constantemente. En la película, su productor le regala una carta que le envió John Lennon en los 60, alabando alguna de sus canciones, y conminándole a seguir con esa carrera. Todo ello provoca una crisis en nuestro protagonista, quien se pregunta si cantar una y otra vez aquellos hits de los 60 que sólo quieren escuchar gente de su edad, sin volver a escribir ni una sola nota, es lo que esperaba de su carrera musical. El resto de la película se mueve en unos términos más sensibleros y sinceramente, no creo que nadie se esté perdiendo nada del otro jueves si no han visto “Nunca Es Tarde”. Se deja ver, y entretiene, sin más. Yo disfruté, pese a todo, con la composición del personaje del viejo rockero Danny Collins que dibuja Al Pacino. Y en esa imperfección, en ese derroche, en esa torpeza para moverse en un mundo real, en esa querencia a las sustancias, yo puedo ver personajes a los que tener más simpatía que a los pluscuamperfectos Eddie Vedder y Duff McKagan.

CANCIONES:

Southern Culture On The Skids: “Shotgun”

Jack Nitzsche: “The Lonely Surfer”

Nada: “Senza Un Perché”

28
Jul
08

El saludo surfero

Esta curiosa historia me la contaron cuando estuve en Hawaii el año pasado. ¿Verdad? ¿Mentira? De hecho, ¿a quién le importa? Me la explicó un guía, que trataba de explicarme el por qué del clásico saludo surfero, ya sabéis, con los dedos pulgar y meñique estirados (y el resto cerrados en puño). El que popularizó por estos lares Ronaldinho.
El ídolo caído

Pues bien, se dice que en los 50’s se celebraban en Honolulu unos grandes fastos que conmemoraban la victoria del gran rey Kamehameha, concretamente el 11 de junio. Este personaje histórico verídico, con nombre que nos lleva directamente a la serie Dragon Ball, fue el artífice de la creación del pueblo Hawaiano. Kamehameha I el grande vivió en el siglo XVIII y unificó el archipélago de Hawaii a base de batallas, creando el Reino de Hawaii. Su dinastía reinó hasta que a finales del siglo XIX, los EUA desplegaron su influencia por esas islas hasta acabar anexionándolas.

Kamehameha I El Grande

Pues bien, los 11 de junio se celebraban una suerte de desfile/rúa carnavalera en la que había varias carrozas, y en la más importante, un ciudadano interpretaba el papel del rey Kamehameha I, que saludaba al pueblo sentado en su trono. En esa época, hubo un carpintero que solía interpretar, año tras año, al rey Kamehameha. Se disfrazaba y saludaba con la mano al pueblo desde su carroza. Era un personaje muy querido.

Resultó que una vez, este carpintero sufrió un accidente que le hizo perder tres dedos de su mano derecha, el índice, el corazón y el anular. Muy apenado, rechazó volver a interpretar al rey. Cómo iba a ser el gran Kamehameha un pobre lisiado. Sin embargo,sus convecinos insistieron mucho para que no desistiera. Llevaba años siendo el Kamehameha perfecto y ese accidente no podía dejarlo en el olvido.


Uno de los mejores surfistas del mundo. Cuando aún tenía pelo participó en la 2ª temporada de «Los Vigilantes de la Playa»

De modo que ese año, una vez más, volvió a subirse a la carroza y a saludar al pueblo. Sólo que en esa ocasión, la gente, desde la calle, no veía al rey moviendo su palma de la mano, sino tan sólo los dedos pulgar y meñique. Y respondieron a su rey devolviéndole el saludo del mismo modo.

Qué injusticia se cometió con Poochie!!

Y esta es la historia del saludo clásico hawaiano. Y en tanto que el surf es el deporte nacional de Hawaii, ese saludo fue adoptado por todos los surferos, desde Kelly Slater hasta el perro Poochie. Y no, que nadie me pregunte por qué diablos el dichoso Ronaldinho también lo usaba.

Canciones:

Pink Floyd: «Take it back»
Eli «Paperboy» Reed: «Take My Love With You»
Aerosmith: «Angel»

29
Nov
07

USA Kar Tour 2007. Día 13: Epílogo con jet lag

Bueno. Ya está. Se acabó la aventurilla. Podría decir que se acabó el sueño (americano), pero es que de sueño (el de verdad), tengo un rato largo. Era el primer viaje transoceánico que hacía, y yo que siempre pensé que esto del jet-lag era una pijada… me he dado cuenta de que no. Y ahora estoy, levantándome a las 6 como si hubiera dormido hasta mediodía, y luego, durante el día, durmiéndome por las esquinas.

Estoy cansaooooo

Atrás quedaron las calles de San Francisco, las playas de Hawaii, el vicio de Las Vegas y ese todo que es L.A. (calles, playas y vicio). Y me he vuelto con la sensación de que no he tenido tiempo de casi nada. Para un futuro (esperemos que no muy lejano) queda un viaje a California, dos semanas, alquilando un coche en San Francisco y dejándolo en San Diego , con una noche en la ciudad del juego, las luces de neón y el vicio, pasando por el desierto de Mojave y por Joshua Tree, visitando la frontera mexicana y circulando por la mítica Route 66. En fin, esperemos que no muy lejano.

Y yo? Pues a volver a la realidad. Qué remedio me queda. Y diablos, que me quiten lo bailao. Espero que hayáis disfrutado del relato. A partir de ahora, NDK volverá a su temática dispersa de siempre. Y a ahorrar tocan. Ale, besos, abrazos y arrumacos varios.

Canciones:

Miqui Puig: “Segundo Premio”
Maurice Ravel: “Bolero”
The Offspring: “Nitro (youth energy)”

23
Nov
07

USA Kar Tour 2007.Día 11: Adios… y malaho

Efectivamente, como cantaban Medina Azahara, todo tiene su final. Y el de mi estancia en Hawaii, y a la postre, de mi periplo americano, acababa hoy. Y malaho es otra de las pocas palabras del idioma original (¿hawaiano?) que se mantienen. Significa gracias.
La sensación era extraña. Parece mentira lo rápido que me adapto a las situaciones y los lugares. En seguida se me hacen familiares y soy capaz de adquirir todas esas pequeñas rutinas que cualquier ser humano necesita. Por ello, la sensación de saber que mañana todo ya habrá cambiado, me molesta. Y sin embargo, bueno, todavía tengo un largo día en la isla que tengo que aprovechar. De entrada, a la playa. Aprovechando que, como comenté hace unos días, mis horarios se han, digamos, adelantado, me desperté pronto, me marché a la playa con tiempo antes de que llegara la fatídica hora de las doce y del abandono obligatorio de mi habitación. Despedida de la playa de Waikiki, donde se celebró (ojo, anécdota estúpida) la ceremonia de la boda de Kurt Cobain y Courtney Love, supongo que sería 1992 o 1993.
El trámite de hacer la maleta fue costoso: ida, dos personas, tres maletas. Vuelta, dos personas (las mismas, eso sí), cuatro maletas. Y a duras penas!!! Por un momento pensé que debíamos comprar la 5ª maleta, y sólo con un esfuerzo de compactación considerable de enseres lo pude evitar. Odio la situación en los viajes,de ese último día. Sabes que debes marchar. Que la hora de marcha al aeropuerto pende cual espada de Damocles. Por mí, lo mejor sería marchar directamete ese día, justo al salir del hotel. Pero claro, por otra parte, quien puede renunciar a un soleado día más en Waikiki??
La comida de hoy es, para despedirme, en Jack In The Box, empresa de la que decido, debo abrir una franquicia en mi pueblo. No triunfaría, pero joder si comería a gusto. En fin, por más checkout que haga, mi siesta hawaiana no me la quita hoy ni el puto rey Kamehameha, reunificador de las islas. Aunque sea, esta vez en las hamacas de la piscina. Lo cuál me demuestra otra vez lo fácil que hubiera sido hospedarse en un hotel más barato y disfrutar de la terraza y la piscina de mi hotel. En fin, la próxima vez.

Él pone el arte… la fiera de los negocios es ella

Por la tarde decido dar un paseo y veo a un artesano en la calle tallando un tiki en madera. Ok, tikis he visto por todas partes, pero todos parecían muy artificiales, muy cutres. Sin embargo, este parece «auténtico». Los tikis molan. Son representaciones de dioses que tienen diversos significados en Hawaii, como salud, felicidad, espantar a los malos espíritus. Según me dijo la mujer del artesano, toda casa hawaiana debe tener uno. Qué me iba a decir, por otra parte. Pero vamos, sobra decir que me lo llevé. En mi defensa alegaré que la señora me hizo un descuento. Y para despedirme de la isla, disfrutar de una puesta de sol mientras saboreo algo que hacía años que no probaba y volví a tomar en la isla, la deliciosa y empalagosamente adictiva Vanilla Coke!! Es una pena que en España se sea tan tradicional con las bebidas. Casi nunca han triunfado sabores «alternativos», y menos si se trata de colas, a saber, la grunge Cherry Coke, la cutre Coke Lemon, la psicodélica Pepsi Crystal. Todas ellas llegaron y se estrellaron en la Celtiberia. La Vanilla Coke no llegó. Una pena.

Ríase vd. del Möet Chandon

En el aeropuerto, ya por la noche, vuelvo a tener una muestra de que Hawaii is different e incluso el personal de vigilacia es amable. Por esta vez, y a esto ya me había acostumbrado en EEUU, no me rastrean el equipaje como si de un delincuente se tratara. Supongo que esta vez me me largo del país, y claro, la cosa cambia. Y para despedirme de la isla, nada mejor que un espectáculo de hula, que lo ofrecen en el propio pasillo de las puertas de embarque del aeropuerto!! En serio, este sitio no deja de sorprenderme. Atrás quedan unos días fantásticos y por delante muchas, muchas horas de vuelo.

Canciones:
Jeff Buckley: «Mojo Pin»
David Bowie: «Life on Mars?»
Led Zeppelin: «Ramble On»
21
Nov
07

USA Kar Tour 2007. Día 10: Pearl Harbour o la conexión Catalunya-Hawaii

Hoy el día tiene un nombre propio, y no es otro que el de Pearl Harbour. Efectivamente, en la isla de Oahu está la base naval americana de Pearl Harbour, que en 1941 pasó a la historia por ser bombardeada por la aviación japonesa y precipitar, así, como quien no quiere la cosa, la entrada “oficial” de los EEUU en la 2ª Guerra Mundial. De modo que por la mañana tomo un autobús camino a la base militar. Yo, como otras decenas de turistas, esta vez abunda, sin embargo, el turista americano viejuno. De hecho, la visita real está en el Memorial USS Arizona, ya que obviamente, el recinto militar es privado. Es en esta base donde transcurre la historia en “De aquí a la eternidad”, que vi no hace mucho, y claro, cuando llego y observo al tipo de la recepción, vestido con el uniforme y ese sombrero de ala ancha militar como el que llevaba el sargento Maggio/Frank Sinatra, eso y recordar el film es todo uno. Por cierto, me encantan los autobuses hawaianos porque especifican muy claramente lo que está prohibido hacer dentro!!

En los autobuses hawaianos está prohibido mear, cagar y escupir… ¿está claro? Como en los de Barcelona no indica nada, supongo que se podrá…

Sin embargo, hay un problema. Hay una visita guiada, que es la que realmente te lleva al dichoso Memorial USS Arizona, y extrañamente es gratis, lo que ocurre es que se ha de pasar por grupos predeterminados, en un tour que incluye un documental, una visita y finalmente el monumento. Y me comunican que me debo esperar 2 horas… me temo que mi interés por Pearl Harbour no es tanto. Así que desisto y me doy un paseo por el museíllo que hay y por la parte visitable de la base. Todo muy peliculero, claro. Una pena lo del monumento, se trata de uno de los barcos que el bombardeo hundió, lo tienen bajo el agua y se puede ver desde una suerte de estructura por encima. Pero vamos, que no. Mi sorpresa del día viene al ir a salir y toparme en la recepción con una serie de trípticos explicativos, en varias lenguas, todas ellas indicadas en un cartel, con la bandera del país correspondiente. Cuál sería mi sorpresa cuando veo una senyera, entre todas esas banderas. Extrañado, le pregunto al militar por el panfleto en catalán. Parece no entenderme, y me pide que le señale la bandera. Al hacerlo, me dice “ah, castilian”. Al mirarle extrañado, me dice que ellos lo llaman así, que si no es eso. Le comento que no, que es “catalan” (así, en esdrújula en inglés) y me pregunta que qué diablos es eso del catalán. Y ya me ves a mí explicándole la realidad nacional catalana a un militar americano en Hawaii. Cuanto menos, surrealista. En fin, me hacía ilusión este fetiche, más sabiendo que ningún museo ni europeo ni español tiene información en catalán. En el tríptico reza “Agraïm la vostra donació”… hummm, me temo que la US Army se va a quedar sin donación por parte de Kar.

Por lo demás, la vida pasa apacible en estas islas. A la puesta de sol hay un espectáculo de Hula en el paseo de la playa. El hula es el baile típico de Hawaii, mezclado con muchas influencias de la música americana de los 40’s y 50’s. Esta noche, una orquestilla de 4 músicos y un cantante que es la versión hawaiana de Falete tienen espectáculo. Los bailarines son hombre y mujeres, y rompiendo el topicazo, ellas no van con faldita de paja (o lo que sea), sino con un vestido que estampado como la típica camisa hawaiana. Y para romper otro tópico diré que (y que se vea que generalizo impunemente) la hawaina auténtica, la de raza polinesia, no es una belleza ni mucho menos. Por lo general son unas gordas de pelo muy largo y eso sí, unos rostros agraciados. Pero vamos, otro mito por los suelos. El espectáculo, sin embargo, está bastante entretenido. Por la noche, para la cena, me reencuentro con un viejo amigo que seguro echaré de menos a mi vuelta a casa: Jack In The Box. La mejor hamburguesería de USA también en el estado 50º.

Una cuadrilla pasa después la mopa para limpiar los fluídos vaginales

Esta noche me dedico también a mirar por la tele otro programa que me tiene enganchado, también en VH1, se trata de Rock Of Love. En este caso, se trata de una suerte de Gran Hermano en el que una docena de chicas se encierran en una casa con un objetivo, conquistar a Brett Michaels, quien antaño fuera un rockero, cantante de Poison (banda que tuvo algunos singles majos en los 80’s) y ahora es una parodia de sí mismo. Pero mola, las chicas son todas aspirantes a camarera de bar rockero, bastante buenorras en general, bastante patéticas también. Y Brett se dedica a pasearse de tanto en tanto por la casa (no vive allí), a lucir modelazos que harían las delicias del actual Steven Tyler, a poner morritos en su cara repleta de botoxx y a dejarse querer. En fin, ya lo comentaba hace unos días con Peter Fonda. Es evidente que Brett Michaels no fue nunca Axl Rose, ni Poison una banda que pasará a la historia del rock n’ roll, si bien hits como “Talk dirty to me” o “Every rose has its thorn” están más que bien. Supongo que todo el mundo tiene derecho a ganarse la vida. Michaels, por cierto, es un amante del arquetipo rubia con tetas, de hecho mantuvo una larga relación con Pamela Anderson antes de que esta se casara con Tommy Lee, cosa que atestiguan algunos videos cerdos de la pareja que rondan por ahí. Pero vamos, que después de haber visto a Ozzy o a Gene Simmons, yo ya no me sorprendo de nada.

Canciones:

Paul Westenberg: “Dislexyx heart”
Weezer: “Undone (The sweater song)”
Poison: “Talk dirty to me”

19
Nov
07

USA Kar Tour 2007. Día 9: Sandy Beach, baby

Se supone que estoy en Hawaii, ¿no? Se supone que esto debe estar lleno de playas más o menos paradisíacas, alejadas del bullicio de Waikiki. Una vez más mi perrería para alquilar un coche me pasa factura, y sin embargo, me entero de que hay una playa maja alejada de Honolulu, a la que se puede acceder con cierta facilidad mediante un autobús. De modo que aunque hoy el día ha despertado gris y el cielo cubierto de nubes, diablos, tengo que ir a ese lugar, ni que sea por su sugerente nombre: Sandy Beach.

Ok, el día está chungo, y más a medida que nos acercamos a Diamond Head, cuya cumbre está siempre nublada, lo cuál proporciona una estampa bonita cuando uno ve un sol resplandeciente en Waikiki y una cumbre borrascosa al fondo. Cuando llegamos, tras unos cuarenta minutos de bus, definitivamente el día no mejora, y hace un aire considerable. Mejor, pues se trata de una playa perfecta para los surfistas, que pueblan sus aguas. Y al fondo, nada de hoteles enormes. Sólo una montaña y vegetación. Mola. Al acercarme al agua, me doy cuenta de que la cosa está chunga. Un oleaje atroz y una corriente peligrosa. Me meto, claro, pero pronto me doy cuenta de que mejor no alejarme más de 10 metros de la orilla. Soy un buen nadador, y me gusta nadar en el mar, alejándome de la orilla. Pero por eso, precisamente, sé que sería una imprudencia muy peligrosa hacerlo en Sandy Beach. Tal vez sea por ello que en una playa no tan grande hay 2 casetas de vigilante, y que en toda la playa hay plantados unos carteles de lo más gráficos.


Que no se diga que no avisan…

Pero está bien, y me divierto como un enano saltando olas verdaderamente grandes y potentes. Poco después me entero de que Sandy Beach es la playa con más avisos a emergencias de todo Hawaii, muchos mueren por rotura de cuello (por los revolcones con las olas), otros sufren lesiones medulares, y hay un gran número de ahogados cuyos cuerpos no se encuentran, debido a que la playa da a la corriente del canal entre islas. Ni que decir tiene que disfruto como un enano.


La mar está brava en Sandy Beach

Llevo bastantes días fuera de casa y mi alimentación ha dejado mucho que desear, de modo que me propongo, en lo sucesivo, comer más decentemente. Y es que es muy fácil acostumbrarse a los desayunos continentales, a las hamburguesas para comer y a cualquier otra mierda para cenar. Esto es América, aquí es todo grasiento y sobre todo, muy grande!!

Durante estos días me he enganchado a un programa titulado I Love New York, de VH1. En realidad es un reality en el cual una serie de maromos (10 o 12) han de convivir y pasar una serie de pruebas para ligarse a una tal Tiffany Pollard, conocida como “New York”. Y aunque con un cuerpo voluptuoso, la tal New York es una negra fea y gritona, una individua con la que no aguantaría yo ni 10 minutos en la misma habitación. Y sí, el programa proporciona vergüenza ajena en cantidades industriales, pero hey, me he enganchado!! Antes de mi siesta, necesito saber qué tal van los avances de los pretendientes!! Y por supuesto, mantenerme al día de la actualidad de la Pantoja de USA, Britney Spears y el show con sus hijos.

Canciones:

Dean Martin: “That’s Amore”
Más Birras: “Cass, la chica más guapa de la ciudad”
Mott The Hople: “The Golden Age of Rock N’ Roll”

17
Nov
07

USA Kar Tour 2007. Día 8: Waikiki mon amour

Está claro que la cosa, en esta isla, no va de grandes visitas culturales, ni de emociones fuertes, ni siquiera de gran actividad, por lo menos no otra que no consista en retozar en la playa y aprovechar las bonitas puestas de sol en Waikiki para dar paseos, entremezclándome con la muchedumbre de pintoresco turismo.
Hoy hay una absurda visita que nos lleva a los pies del Diamond Head, el volcán más famoso de la isla de Oahu, y una pequeña tournée por Honolulu. Comenzaremos por el final diciendo que Honolulu es una ciudad bastante fea, con un interés casi nulo. Hablo, obviamente, de la Honolulu «real», no ese extraño Port Aventura que constituye el sector de Waikiki. A la ladera del Diamond Head está una urbanización más o menos de lujo, exáctamente donde vivía Higgins, el jefazo de Magnum. Pero vamos, que el interés acaba ahí. Nuestro guía es un argentino que se llama, cómo no, Diego. Desde que uno aterriza, por todas partes oye recomendaciones de una especie de parque temático que es el Centro Cultural Polinesio. La visita dura un día entero y cuesta pasta, y la verdad, no estoy convencido. Cuando ya cojo algo de confianza con nuestro guía para esa cutre excursión por Honolulu, Diego, le comento mis reservas ante esa visita al Centro dichoso. Le acabo sonsacando que es «una mierda» (dixit) y que se «avergüenza de llevar a los turistas allí». Ok, se puede decir más alto pero no más claro. Nada de Centro Cultural Polinesio.
Una cosa me llama la atención, y es el orgullo que siente este pueblo, de su extinta monarquía. Resumiendo, un rey de nombre muy cachondo, Kamehameha, fue capaz de unificar a base de invasiones a todos los pueblos del archipiélago, y establecer una dinastía monárquica que se extendió hasta finales del s.XIX. Resulta curioso ver la admiración hacia esa familia real, que durante el s. XIX había adquirido las estructuras y los hábitos de cualquier rancia monarquía europea. Como comenté, la monarquía Hawaiana fue derrocada a finales del s.XIX con la connivencia de los Estados Unidos, y ahora poco queda, más allá de estatuas y algún que otro monumento. Pero insisto, no estoy por la labor de ir poco más allá del relax, playas y paseos.
La temperatura es muy buena, no hace un calor aplastante y por la tarde, cada día, cae lo que doy en llamar «la lluvia de las seis». Efectivamente, todos los días, sobre esa hora caen cuatro gotas, durante unos minutos, lo suficiente como para refrescar un poco el ambiente. Mis horarios cambian totalmente, me levanto antes, como antes, ceno mucho antes y me retiro al hotel a horas en las que en casa ni habría pensado. En mis paseos por Waikiki aprovecho para adaptarme a la costumbre turística local y adquiero abalorios (collarcitos y pulseras) que obviamente uno puede encontrar en cualquier mercadillo jipioso, pero diablos, estoy en Hawaii, y es lo que toca. Aprovecho también para hacerme con una camisa hawaiana. Sospecho que se trata de una prenda que es posible sólo luzca en estas tierras, y llegado a casa, acabe por no ponerme. Cosas de ser un mitómano (y tener un punto hortera, lo reconozco). Por las noches abundan los locales rancios, de hace varias décadas, donde se recluyen los turistas americanos más mayorcetes. Una pequeña banda toca estándares como «Sway» y esta ranciedad, el ambiente asiático y estas melodías antiguas hace que me recuerden a las localizaciones de Saigón de las películas sobre Vietnam de los 70’s.

Los moteros más míticos del cine de los 70’s

Como me dedico a vaguear, aprovecho para leer la última novela de James Ellroy, «Loco por Donna», y para ver algo de tele americana. Me llevo una pequeña decepción cuando veo al mítico Peter Fonda, coprotagonista de Easy Rider, presentando un anuncio de teletienda en el que se vende una colección de CD’s con música de los 70’s. El anuncio ahonda en el más triste patetismo (ya sabéis, ese tono que lo mismo sirve para vender cuchillos que un aspirador o que, en este caso, una colección de CD’s). Entiendo, claro, que todo el mundo tiene derecho a vivir y a ganarse cuatro perras, aunque sea a base de arrastrar por el barrio la leyenda del motero más mítico (con permiso de Dennis Hopper) del cine. En fin, que una pena.
Canciones:
The Bellrays: «Fire on the moon»
Raging Slab: «Don’t Dog Me»
Smashing Pumpkins: «Drown»
14
Nov
07

USA Kar Tour 2007. Día 7: Aloha from Hawaii

Es demasiado temprano como para ni siquiera mirar el reloj, cuando nos dirijimos al aeropuerto, hacia el último destino de mi periplo americano, ni más ni menos que Hawaii!!! (sufrid, mortales). Pues sí, damas y caballeros, y es que tras el palizón de kilómetros y el aluvión de nuevas experiencias, unos días de descanso en un paraiso tan idílico como repleto de mitología como Hawaii está más que merecido.

Hawaii, the Aloha State

La llegada al aeropuerto de Honolulu tiene el plus de recibimiento con collarcito de flores, de lo más asquerosamente tópico. Yo hubiera preferido recibir el presente de manos de una bailarina de hula en lugar de las de un canario al que avatares de la vida llevaron al archipiélago hawayano y hoy nos acerca al hotel. Haciendo una lección de geografía rapidita, hay que decir que Hawaii es el estado 50º de los EEUU, y aunque está formado por varias islas, el 80% de la población se encuentra en la isla de Oahu, donde está la capital, Honolulu, mientras que en el resto de islas, la población es testimonial, inexistente o formada únicamente por científicos vulcanólogos. Honolulu es, pues, un lugar de contrastes. Por un lado está el hecho de tratarse de una ciudad plenamente asiática, más cercana a Manila o a Bankok que a cualquier capital de estado americano. Lo cuál le da un encanto especial, por lo menos para un europeo. Sin embargo, tiene un downtown de altos edificios de oficinas, como mandan los cánones de las ciudades americanas. Y finalmente está la parte de Waikiki, que es la que concentra los hoteles, las playas y el 99% del turismo.

La mejor playa de Waikiki

Y hay que decir que a nivel de complejo hotelero playero no difiere mucho de lo que puede ser cualquier otro situado en cualquier otra parte del mundo, a saber, un paseo en la playa, bordeada por los hoteles de mayor lujo, y por las calles adyacentes, hoteles de menor lujo. Mi hotel es de los primeros, y en seguida me doy cuenta del error. Desde luego que para bajar a la playa tan sólo debo cruzar la calle, sin embargo, por las calles de detrás hay otros que tienen una pinta parecida, para acceder a la playa tan sólo hay que caminar 5 minutos y a buen seguro que son bastante más baratos. En fin, para la próxima vez… si la hay.

De lo primero que llama la atención de Waikiki en particular, y de Hawaii en general, es el hecho de que el 70% del turismo es japonés, y el resto lo componen una mayoría americana, chinos y algunos europeos. Pero vamos,que japoneses, a punta pala. De hecho, muchos de los carteles están en inglés y japonés, idioma que también hablan muchos locales. Por otra parte, la población Hawaiana autóctona (vamos, polinesia) es escasa, y se mezclan con blancos americanos y mucho oriental (descendientes de inmigrantes chinos, japoneses y coreanos que llegaron para trabajar los cultivos a finales del siglo XIX y primeros del XX).

La playa de Waikiki es la típica playa de arena fina y palmeras, pese a tratarse de una playa «urbana». El mar es traicionero en esta zona, de modo que en algunos tramos han construido un pequeño muro que recoge un poco el agua y protege a las familias japonesas de los envites de olas y de corrientes con mala leche, convirtiéndola en una especie de piscina de agua salada. Afortunadamente, no toda la playa es así, y definitivamente es mejor la parte «no protegida».En seguida uno nota la total dedicación al turista que tiene este pueblo. Todo está previsto para que el turista pueda disfrutar de comodidades y gaste su dinero. La zona de Waikiki está llena de tiendas de chorraditas, pero también de tiendas de ropa y complementos, de medio nivel hasta de lujo, así como también de bares y restaurantes. Y la amabilidad hawaiana bordea la repelencia.

El muro de protección de la playa de Waikiki

Aloha es la palabra que se escucha constantemente. Aloha significa «hola», «adios» y «amor». La lengua originaria hawaiana casi ha desaparecido, sin embargo algunas palabras se mantienen. Aloha es una de ellas. De hecho, cada estado de USA tiene una denominación, por ejemplo, California es el «Golden State», denominación que se plasma en las placas de las matrículas de los coches. En los de Hawaii, hasta hace muy poco, era «Hawaii, rainbow state», con un arco iris dibujado. No hace mucho, lo cambiaron por «Hawaii, Aloha State», por aquello de evitar la relación Rainbow-homosexuales. En fin, que aloha por todas partes.Y japoneses, también por todas partes, logrando lo que no lograron en el 1941, invadir la isla. Me encantan los japoneses, son totalmente extremados al vestir, tanto ellos como ellas, especialmente los más jóvenes, llevando todas las modas al límite, y sin embargo, con una actitud tan recatada. A pesar de lo extremadamente turístico que es, sin embargo, Hawaii mantiene su encanto asiático y su mito, reforzado por las películas de los 50’s y 60’s,por Elvis, por Magnum y por los surfers. Lo dificil es encontrar la esencia hawaiana más polinesia. Y es que parece que la esencia hawaina que permanece es la de las pelis de Elvis y Magnum.
Canciones:
Iggy Pop: «Nightclubbing»
Christina y los Subterráneos: «Dile a papá»
Pixies: «Where is my mind?»



junio 2023
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