Archive for the 'guilty pleasures' Category

19
Feb
13

Guilty Pleasures (5)

Los italianos son los mejores vendedores de humo del mundo. Ésa es una verdad universal. Salen predestinados para la venta de humo desde muy pequeños, desde la escuela y como educación social. Lo cual, ojo, no les ha ido pero que nada mal, como país, y como colectivo. Y por supuesto, tampoco como conjunto de turistas que, sea de vacaciones o sea de Erasmus, que para el caso, es lo mismo, suelen conseguir encandilar a las mozas de los pueblos y ciudades hispánicas que visitan. Bien por ellos. Hijosdeputa. Por eso me gustan. Son unos mamonazos con clase. Y en este mundo podrido, por lo menos, que no nos falte la clase. En serio.

La música italiana popular que suele llegar por estos lares acostumbra a basarse en solistas masculinos edulcorados que cantan al amor en el Festival De San Remo, y traducen sus letras a un castellano chapucero, insistiendo en el falso mito de que el italiano es un idioma sencillo que cualquiera que hable español puede entender fácilmente. Una vez comentaba con unos colegas de trabajo milaneses la música de su país que llegaba al oyente de la Celtiberia y los pobres se sentían francamente avergonzados.

Así que dicho todo esto, quizás pueda parecer una paradoja resaltar este tema de Marco Masini, “Bella Idiota” como un guilty pleasure mío, que lo es, y de los de manual. Todos recordaremos que en los 90s hubo un pequeño boom de música italiana, tipo canción ligera, en los charts españoles, encabezado por tipos como Eros Ramazzotti, Laura Pausini, Paolo Vallesi o el que nos ocupa, Marco Masini.

Lo de Masini me lleva a mi tierna adolescencia, era a principios de los 90s cuando escuché por primera vez a este tipo, vía cinta de cassette que alguna de mis compañeras de clase ponía cuando el profesor de dibujo, en las sesiones prácticas, nos permitía escuchar música en el aula. Entonces solía sucederse una pequeña batalla entre el sector fan fatal femenino, el sector rockero más masculino (lo siento por mis lectoras rockeras, era así) y el sector discotequero. Evidentemente la tolerancia y la diplomacia brillaban por su ausencia, y esta clase de actividades solían acabar con el profesor o monitor o conductor de autocar de turno hasta los huevos de criajos peleándose por qué mierda había que escuchar.

Pero vayamos al tema de Masini… “Bella Idiota”… no es muy sutil, que digamos. La cosa va de despecho, de las mujeres, que son muy malas, y de hombres enamorados que pierden la cabeza, la compostura, la cartera y muchas otras cosas, por su culpa. Un clásico, vamos. Desde el mismo Mester de Juglaría que ya se escribía sobre ello. Así que no hemos avanzado mucho en 600 años.

De hecho, esta letra le trajo algunos problemillas a Masini, pues si quizás en la traducción al castellano, el término “idiota” no es excesivamente ofensivo, el original “Bella Stronza” es algo más hiriente. Se le acusó, además, de misógino, por el contenido de este tema. ¿Pero sabéis qué es lo bueno de esta canción? Que el tipo, realmente, parece sentir todo ese despecho, y soltar la bilis en forma de coplilla.

Así, la cosa va de un fulano dolido y desesperado porque se enamoró de una mujer guapísima, tan ciegamente que dejó a su propia novia, se peleó con sus amigos, y ¿todo para qué? Para que ella, la muy guarra, se largara con otro… u otros, no queda muy claro… pero desde luego, con más dinero que nuestro protagonista. Y éste va declamando en esa forma tan curiosa y tan masculina de cagarse en sus muelas, pero a su vez, ofreciéndole una oportunidad de escaparse los dos, huir y hacer una nueva vida juntos. Es decir, más patético no puede ser. Pero así somos los hombres, queridas mías. Este es mi consejo para las miles de lectoras de NDK.

Y de este modo, se va sucediendo todo entre una guitarra acústica, principal, con la banda de fondo, y unas cuerdas, para darle la dosis necesaria de dramatismo. En fin, aunque Marco Masini tiene una voz rasposa estilo Brian Adams, para que nos hagamos una idea, y no lleva el rollo pulcro y elegante de algunos de sus compatriotas, sino que su pose es más, digamos, de cantautor rockero, en el sentido del término de esos maravillosos 90s en los que las guitarras distorsionadas estaban de moda, tampoco creo que nos estemos perdiendo una carrera musical trufada de grandes canciones. Ni falta que hace, claro, pues para algo estamos hablando de guilty pleasures.

17
Dic
12

Guilty Pleasures (4)

El guilty pleasure de hoy es durillo… lo admito, no sin cierto rubor… Así que a modo de justificación, dejadme que os cuente una historia. Hace unos años tuve un amigo. Habíamos sido amigos desde el parvulario, y fue así durante los siguientes 25 años, aproximadamente. No es que nada pasara, simplemente, éramos muy diferentes, tomamos tipos de vida diferentes, y si a todo ello le sumas un cóctel de pasividad, de orgullos mal llevados y de no decir las cosas cuando hace falta, bueno, el resultado es que la amistad se va, como lágrimas en la lluvia, y tal, que decía aquél.

Ese muchacho desde que empezó su adolescencia comenzó a tener una querencia por las rumbitas y esa clase de música odiosa. También le encantaba todo ese horroroso pop español de los 40 Principales. Así mismo, y aún siendo no más que un chaval, desarrolló un interés por los cantantes melódicos españoles, de esos que les gustaba a nuestros padres, y por si fuera poco, también la copla y la música tradicional. En definitiva, cuando íbamos en su coche, y era bastante a menudo, porque fue el primero del grupito en sacarse el carnet de conducir y en que su padre le dejara su coche, nos deleitaba con un festival hispánico en donde tenía cabida Estopa con Medina Azahara, pero también Manolo García con Junco, con Rocío Dúrcal, con Las Grecas y con El Canto Del Loco.

Por si no fuera suficiente, no era extraño, cuando hacía alguna tarea, por ejemplo, si estábamos de acampada y tocaba montar la tienda, que se pasara el rato cantando canciones de Antonio Molina o incluso retomando el cancionero popular, tipo “mi jaca galopa y corta el viento”… Papá Piquillo, le llamábamos. No os digo más.

Su cariño por los rumberos de aspecto más chungo de los 80s era jocosamente apreciado por nosotros, sus amigos, que, hablando en plata, nos descojonábamos de ver a un chaval con ventipocos cantando tonadas de Parrita, de Junco o de Manzanita. En fin, todos tenemos a un amigo así, ¿no? … ¿no? … por favor, que alguien diga que sí…

Y lo juro, me había olvidado de esta canción hasta que vi hace unos 3 o 4 años la película “Tres Dies Amb La Família” (Mar Coll, 2009), donde suena en una de las escenas principales. Por cierto, una sorpresa agradable, esta cinta. Muy buen guión, y la falta de pretensiones le suma muchos enteros.

Total, que ha llegado la hora de reconocer que me encanta la canción “Un Ramito De Violetas”, de Manzanita. Lo sé, la versión original es de Cecilia, pero no me gusta nada ese tratamiento de voz y esa ñoñez. Lo de Manzanita es más racial y le da un toque más dramático al tema, cuya letra es francamente buena.

Y ahora que ya he perdido toda mi credibilidad y que la parroquia rockera ya no se va a creer ningún otro elogio mío a cualquier banda de esas que todos respetamos, puedo continuar adelante. No sin antes hacer un inciso… no soy de esos que “escuchan de todo”. De hecho, hay quien me ha calificado de tener una actitud un poco talibán con ciertos músicos o ciertas corrientes. Dicho lo cuál, podemos volver a “Un Ramito De Violetas”.

Además de la letra, otro de los puntos fuertes de la canción es esa producción tan típica de la canción melódica o ligera española de finales de los 70’s y principios de los 80s. Una producción, lo digo aquí y ahora, muy buena. Esos vientos sutiles, esas cuerdas que dotan de dramatismo a la canción. Aunque no lo parezca, las compañías de discos grandes en España se gastaban los cuartos en sus producciones, y había grandes arreglistas.

En fin, no me voy a poner en plan estupendo, la canción me gusta, porque me recuerda a mi amigo, pero también porque … no sé… ¿por qué gusta una canción?

 

24
May
12

Guilty Pleasures 3

Hoy me encuentro en Praga. Llevo toda la semana aquí, cosas de trabajo. Como estos europeos tienen esa costumbre tan cachonda de comer a las 12 una mierdecica, por la tarde tenía hambre. De acuerdo, los europeos suelen ponerse hasta el ojete durante el desayuno, que ríete tú del clásico vasolechecongalletas hispánico, o el clásico laxante zumo de naranja más café. Pero esta mañana me he dormido cinco minutos más de la cuenta. O me he duchado cinco minutos más de la cuenta. O he tardado en ponerme el traje de luces cinco minutos. Es igual, sea como sea, se me ha hecho tarde, y no he desayunado.

Total, que esta tarde me he librado de todo compromiso social y he salido a dar una vuelta por la ciudad solo. Al pasar por la Plaza de Wenceslao (Václavské Námêstí) no me he aguantado la tentación de pararme en uno de los puestos callejeros de salchichas y comerme un clásico bocata de salchicha checa. Y por si acaso, no fuera a ser que hubiera adelgazado algún gramo, me he metido a cenar en un restaurantito no muy lejos de mi hotel, una pizza y una jarra de cerveza.

Ahora, claro, me siento un poco mal. Soy un jodido pozo sin fondo. Y mi estómago me lo está recordando. Se está vengando de mis excesos con chorretones de ácido. Qué le voy a hacer, si me gusta la basura. Sí, por supuesto que disfruto de un magret de pato o de un rape a la plancha en su jugo, de los melocotones de calanda y del té verde. Pero también me gusta comerme frankfurts, hamburguesas, pizzas, shawarmas o pollo frito. Por no hablar de las patatas fritas en todas sus variantes, la coca-cola, la cerveza, el Dr. Pepper… aissss…

Será por todo ello que me he acordado de los Guilty Pleasures… hacía ya algunas semanas que no mostraba mis vergüenzas al mundo, así que vamos a ello, directos y a la yugular.

Y comenzaré con una canción que para más inri pertenece a ese maravilloso pop español que promocionan en las cadenas cuarenta de la vida. Cómo llegué a ella? Cosas del amor, amigos, no preguntéis. Y es que hoy iba a mencionar al jitazo de Nena Daconte “Tenía Tanto Que Darte”… si es que me estoy avergonzando conforme lo estoy escribiendo. Todo en esta muchacha es vergonzoso. Participó en un concurso de cantantes de la tele. Se enrolló con uno de los músicos de sesión que participaban en una gira donde cantaban todos estos artistazos, y formaron un dúo al que bautizaron con ese nombre… ESE nombre…

Pero una cosa os diré… la canción funciona! Y no sé si es ese ritmillo, el órgano, las palmas o el reprise final con los vientos, pero me recuerda ligeramente al glam inglés. Alguién dijo Marc Bolan? Tratad de abstraeros de la voz y de la pinta de pánfila que tiene la muchacha. Tratad de olvidar la absurda rima. Ahora? Todavía no?

Y el siguiente corte-Guilty Pleasure es uno de esos hits que se convirtieron en incontestables de principios del siglo. Me refiero al clásico de Outkast “Hey Ya”. Bueno, que me aspen si no suena a una mezcla entre Stax y el chiclepop más sesentero. Una estructura de rock clásico de cuatro acordes y una tonada bailable y pegajosa. En su momento, la pillé por la radio, hace años, yendo en un coche alquilado, por lo que sólo podía disponer de lo que las ondas me proporcionaran. Y desde luego me alucinó. En esa época teníais que ver a éste, vuestro juntaletras favorito dándolo todo en la pista del dancing, en un deplorable estado etílico, mientras sonaban estas negritudes.

Con el paso de los meses y al final de los años, acabé aborreciendo la canción. Me carga particularmente ese intermedio del “shake it – sha – sha – shake – it”, etc… pero sigo considerando que la estructura es de una simplicidad que atrapa. Yo haría una relectura del tema con una producción diferente, y a triunfar. No soy el único que piensa eso, mi admirado Greg Dulli se pasó una temporada haciendo una potentísima versión rockera de este “Hey Ya” cuando giraba con sus Twighlight Singers. Y podemos decir que Greg Dulli sabe algo de música, ¿no creéis?

 
 
03
Abr
12

Guilty pleasures 2

Si es que esto de los Guilty Pleasures resulta ser, a menudo, meterse en un berenjenal peligroso de justificar. Pero ya que lo comencé, bueno, qué menos que darle continuación al asunto, ¿no creen? Total, la reputación no deja de ser una pesada carga que acaba resultando del todo prescindible. Queridos, les vendo mi reputación por un razonable precio. Y si pagan un poquito más, les incluyo en el pack mi sentido común y mi ética. No desaproveche estas rebajas, señora.
Y comenzaremos la tanda de hoy con un clásico de los Guilty Pleasures, las canciones-pop-desechables-con-chica… o como me decía un colega irlandés la semana pasada, “catchy songs sung by pretty girls”. Cuántas aberraciones se han cometido con ese epígrafe. Y sin embargo, todavía se puede sacar petróleo de ese pozo. Aunque este tema requiere de un esfuerzo extra… en fin, vamos allá… Hannah Montana, la virginal estrella infantil de la Disney, se nos hacía mayor, enfermedad por la que pasaron otras niñas que la empresa tenía en nómina, aunque me consta que están trabajando en su cura. Total, que la chica ya no quería ser Hannah, quería ser Miley Cyrus, o como yo la conoceré siempre, la hija de Billy Ray. Y para demostrar que la cosa iba en serio, se rodeó de un equipo de compositores profesionales que le parieron este “Party In The USA” para la chiquilla.
Bueno, no me negaréis que tiene una estructura pop muy clasicota, un ritmo que no molesta y una guitarrita que tiene su aquél. No es ni la típica balada edulcorada, ni el típico tema pseudo dance que suele inundar la MTV. No hay influencias hip-hop y tal vez si no se la hubieran vendido a Miley Cyrus, con una producción menos aséptica, se la podrían haber colado a Sheryl Crow.
Pero no, al final iba a ser la hija de Billy Ray la que se lanzara al ruedo con dieciséis abriles a cantar este tema, sin ser un derroche de voz, aunque sin desentonar, y a lucir tejanos extra cortos y botas vaqueras, y lo digo ahora que ya es mayor de edad… melafo…
 
Para este segundo tema tengo que reconocer que la influencia que ejercieron los Strokes en la música popular, hace ahora ya una década, fue mucho más alargada de la que jamás nos pudiéramos haber imaginado entonces. Personalizo el tema en la banda de NYC aún sabiendo que hubieron muchos otros, tal vez mejores, definitivamente muchos otros peores. El caso es que el pop se fue viendo inundado por ciertas poses que se movían entre el rock New Age, las sonoridades de los 80’s y una cierta querencia a las pistas de baile donde no sonara ni techno, ni house.
Obviamente todos estos comentarios les quedan muy, pero que muy grandes a estos tales Zenttric, de quienes lo desconozco absolutamente todo, y créanme que no siento curiosidad alguna. Pero, ah, amigos, hay una realidad inamovible: este “Sólo Quiero Bailar” es una canción muy bien ensamblada, con la aureola pop/rock suficiente como para no caer en la repugnante mediocridad del hit medio español pero con una capacidad de funcionar en las radiofórmulas. Dicho de otro modo, con capacidad para gustar a la muchachada pseudo indie sin muchos rubores y también al público consumidor de Melendis varios. Yo no me cuento en ningún grupo, ya dije que lo mío es una enfermedad y no vale hacer escarnio de ella.
Ignoro si la canción es propia de la banda o trabajo de compositores profesionales, pero la realidad es que nada más he vuelto a conocer de este grupo. Y me quedo con el estribillo como una buena filosofía de vida: “si no vas a venir, avísame pronto, que yo quiero bailar, sólo quiero bailar”. Pues eso, interpretémoslo como queramos, yo lo hago como un canto al hedonismo significado en el baile. Bailemos, joder, que el mundo se acaba pronto.
 
 
17
Dic
11

Guilty pleasures

Ok, no vale cachondearse. Imaginad que estamos en una reunión de alcohólicos anónimos. Todos sentaditos en círculo, mirando, instintivamente, en todas las direcciones, para que no parezca que estamos mirando a alguien en concreto y se pueda sentir violentado. Entonces me levanto y digo “Hola, me llamo Kar y soy alcohólico”… como es lógico, en ese momento nadie se reirá. Ningún individuo con un chaleco tejano y pantalones cortos se levantará, me señalará con el índice y espetará un sonoro “ha-ha”. Esto funciona así, ¿no? Pues tomémoslo del mismo modo. Porque la cosa va, hoy, queridos y queridas, bonicos todos, de lo que los angloparlantes llaman guilty pleasures.
Aaaah, el inglés. Le pese a quien le pese, el esperanto del siglo XXI. Y que me aspen si no se trata de una lengua agilísima, poco dada a manierismos, especialmente cachonda a la hora de la creación de nuevos términos. Este de guilty pleasures es fantástico. Por si alguien aún no lo sabe, se refiere a aquello que nos gusta, pero que nos avergüenza que nos guste. Que nos hace sentir culpables (guilty) y que, a menudo, consumimos en la intimidad. En el caso de la música, está claro. En un mundo tan lleno de pose como el del rock, como el del pop “auténtico”, el de “yonoconsumomúsicademasas” y todas esas pamplinas, la cosa se vuelve peliaguda. Un guilty pleasure es como ser un adicto a la heroína. Uno no comparte esas cosas con el mundo. Todo se queda en la intimidad de su habitáculo y su cinturón haciendo el torniquete en el brazo.
Pero bueno, se trataba de un rollo terapéutico. Así que no vale reírse. Yo tengo guilty pleasures. Muchos. Miles. No voy a decirlos todos. Citaré a tres que son más o menos “actuales”. Tres, porque es un número cabalísticamente interesante. Podrían ser 7 o 12, números, también, muy molones. Pero lo dejaremos en tres, ¿ok? Pues ahí vamos:
Los temas dance es lo que tienen. Enganchan cosa mala. Ponme un estribillo sencillo, y ahí tendrás a un Kar, amante del pop simplón como soy, tarareando, como en este ejemplo, eso de “I’ve just came to say hello / hello / hello-oooh-ooh-oh-oh”. Desconozco nada más de esta gente, de este tal Martin Solveig, y lo de Dragonette, suena a chiste. En el videoclip veo que sale el DJ John Sinclair (si esto fuera twitter escribiría #djsfrancesesqueanglificansunombre). Me gusta la base melódica cantada, además del dichoso estribillo… pensemos ahora en esta canción, con una producción Motown… ¿no sonaría guapo?
Si antes hablaba de estribillos, qué decir de esta canción, que es toda estribillo en sí? Venga, os haré otra confesión. Y ésta no la considero guilty pleasure, de hecho, hace tiempo que vengo pensando en hablar de ello por aquí. Me gusta el sonido disco funk de los 70’s. Sí, ya sabéis, Fiebre del Sábado Noche y todas esas cosas. Pues bien, desde mediados de los 90’s, muchos temas dance no dejan de ser una derivación, más o menos explícita, de las sonoridades que bailaba Mick Jagger en el Studio 54 neoyorquino. El uso de samplers hace el resto. Y esta canción puede ser un ejemplo claro. El tema, por lo demás, tiene todos los tics del dance actual… loops y crescendos, y dale, que ya ha caído otro palomino. ¿Qué más puedo decir? Dame una pista, dame unas copas de más, pincha esta canción y tendrás una escena lamentable de un Kar en un sonrojante estado, que me niego a describir.
Sí, me gusta. Y me odio a mí mismo por ello. Y hace que me plantee si la acera que transito es la correcta. Joder, voy a tener que ponerme un disco de Mötörhead pero ya! En fin, acabemos esto y sin dolor. Maroon 5 son un grupo de mierda, de esos que demuestran que la MTV es una mierda. Y lo peor es que éstos, para más inri, eran considerados como un grupo de pop rock blanco. Quiero decir, está la música de baile. Está esa basura que llaman RN’B pero que no merece tener el mismo nombre que lo que grababan Martha Reeves & The Vandellas. Está el hip-hop. Y luego el pop-rock blanco. Me recuerda a un episodio de Padre De Familia, en el que Meg se echa un novio, y éste le regala un CD de Maroon 5 porque sabe que le gusta “la música insustancial”. Las verdades, dichas en Padre de Familia, son más verdad. Y ahora me sacan este single. Malditos. Una vez más, un estribillo, mi perdición. En mi defensa diré que la guitarrica funkera (ok, de primero de funk, pero funkera, no obstante) tiene su aquél. Y al final, ese videoclip, con esos impersonators de Jagger y sus bailes, que sólo mantienen la dignidad si es el propio Mick quien los perpetra, me hace gracia. En fin, no diré nada más. Para no cagarla.
Canciones
Joe Cocker: “She came in through the bathroom window”
Neurotic Outsiders: “Nasty Ho”
The Brew: “Every gig has a neighbour”



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