Archivo de diciembre 2007

31
Dic
07

Los mejores discos de 2007

De un tiempo a esta parte, me cuesta bastante confeccionar una lista de los mejores discos del año. Me he vuelto perezoso para las novedades, o tal vez consumo cada vez más material de cualquier época. En fin, que no se diga que no hago el esfuerzo para los lectores de NDK: Ladies and gentlemen, los 5 mejores discos del año 2007, por Kar:

5.- Nouvelle Vague: Bande Apart
En el 5º puesto, una banda que descubrí con su debut, y que aunque silenciosamente, han vuelto a sacar este año un discazo a base de versiones en clave bossanova y lounge.

Y a mí, no me queda más que desear un muy feliz año nuevo 2008 a todos los lectores de NDK, a los habituales y a los ocasionales, a los fijos y a los que vienen buscando fotos de Harvey Keitel o Belén Esteban en cueros. Feliz año nuevo!!
31
Dic
07

Route 66 (get your kicks on)

No cabe duda de que no hay ninguna carretera en el mundo con más glamour y aureola mítica que la Ruta 66. Se trata de una antigua carretera que se creó en 1926, y que recorre una gran parte de los Estados Unidos desde Chicago hasta Los Angeles, aproximadamente unos 4000 km. Esta carretera está íntimamente ligada al rock, y ahora enseguida se relaciona rock y Ruta 66, prueba fehaciente de ello es la cabecera de una de las grandes revistas musicales de España, que se llama precísamente así.

Todo se debe, parece ser, a la canción que lleva por título «Route 66 (get your kicks on)», celebérrima, y que es un verdadero homenaje a dicha carretera. Sin embargo, y pese a que hoy en día es algo así como un standard de rock, el compositor y la pieza original poco tienen que ver con el rock. Esta canción la compuso el músico de jazz Bobby Troup, en 1946, inspirado por un viaje que recorrió casi toda la carretera en cuestión. Y es que la Route 66 fue, durante muchos años, el camino que recorrían las personas que emigraban hacia el oeste, como en las novelas de John Steinbeck. Volviendo a Bobby Troup, compuso este tema y se lo prestó a Nat King Cole, quien fue el primero que popularizó la canción:

Como veis, una versión diferente a la que estamos acostumbrados. Nat King Cole fue un cantante de jazz que aquí sólo recuerdan las abuelas, por aquello de que un buen día le dio por ponerse a cantar rancheras en un castellano macarrónico («si adelittaahh se fuerra con otrouu»). Pero vamos, que su carrera tenía más interés que aquello. En cualquiera de los casos, fue Chuck Berry el que le diera al tema un barniz rockero que a la postre, convertiría la canción en el clasicazo que es hoy en día:

Esto ya es otra cosa, ¿no? Esta ya os suena más, seguro. Chuck Berry, sin duda un genio. Algún día alguien tendría que dejarlo bien clarito. Y quienes se empaparon de Chuck Berry y decidieron hacer su versión fueron unos primerizos Rolling Stones. De hecho, los primeros discos de los Stones tienen mucho de saqueo del legado de Berry, cosa que, por otra parte, muy bien le vino al viejo Chuck, quien vivió mucho tiempo de los dividendos que le generaban esos ingleses.

Esta es, para mi gusto, la mejor versión de «Route 66 (get your kicks on)» de la historia. Tempo adecuado, unos Stones jovencísimos con toda el ímpetu de su juventud, instrumentación cruda… magistral, una versión que supera los originales. Y seguramente, la versión más popular del tema. A partir de esta, se convitió, ya digo, en un standard, con muchísimas versiones, algunas más fieles, otras más atrevidas. En este caso, por ejemplo, The Cramps hacen una versión muy a su estilo, de blues primitivo oscuro:

Ahora, que para versión «diferente», la de Depeche Mode. Ok, algunos le tienen ojeriza a esta banda. Yo mismo, la odié durante años. Qué puedo decir, hoy en día me encantan. Esta versión la grabaron a finales de los 80’s, y muestra como hacer una versión que realmente aporte y suponga un cambio respecto a la original:

No se puede decir que hayan caído en la convencionalidad. Otro que no ha caído en la convencionalidad ha sido Brian Setzer, quien con su orquesta, hizo también la pertinente cover. Pero Setzer la hizo no de la versión rockera, sino de la original jazz. Algo diferente a lo que estabamos acostumbrados:

En fin, cientos de versiones, y las que quedarán, que hacen de «Route 66 (get your kicks on)» un clásico en toda regla. Pero no quisiera cerrar esta entrada sin mostrar la versión hispánica definitiva, a cargo de Los Sirex, sí, esos que perpetraron el crimen de componer «Si yo tuviera una escoba», que en una pirueta con mortal, se cepillan la letra, eliminan toda referencia a la carretera americana, y la titulan «San Carlos Club». Olé sus huevos.

Y lo he de decir… en el fondo… me gusta esta versión!! es puramente American Graffitti, pero en versión barcelonesa. Para acabar, os dejo la letra (la original), para que podáis cantar, que sé que os gusta, tunantes!!

ROUTE 66
(Troup)

Well if you ever plan to motor west
Just take my way that’s the highway that’s the best
Get your kicks on Route 66

Well it winds from Chicago to L.A.
More than 2000 miles all the way
Get your kicks on Route 66

Well goes from St. Louie down to Missouri
Oklahoma City looks oh so pretty
You’ll see Amarillo and Gallup, New Mexico
Flagstaff, Arizona don’t forget Winona
Kingman, Barstow, San Bernadino

Would you get hip to this kindly tip
And go take that California trip
Get your kicks on Route 66

Well goes from St. Louie down to Missouri
Oklahoma city looks oh so pretty
You’ll see Amarillo and Gallup, New Mexico
Flagstaff, Arizona don’t forget Winona
Kingman, Barstow, San Bernadino

Would you get hip to this kindly tip
And go take that California trip
Get your kicks on Route 66

30
Dic
07

El nadador melómano

Debe ser que este año he sido muy bueno. Debe ser, porque he recibido varios regalos, que Santa me ha dejado. Pero de entre ellos hay uno que me ha molado mucho, que hoy mismo he probado y me ha encantado: un reproductor mp3 sumergible. Qué sensación más guapa, tirarme a la piscina y ponerme a hacer largos mientras sonaban Bob Marley, King Khan, The Strokes o Lynyrd Skynyrd!!!
Hace muchos años que nado, pero no nos engañemos, más allá de la sensación del esfuerzo o de poder superarse en velocidad o en aguante, la natación no es precisamente un deporte trepidante. Es un deporte solitario, es un deporte además que permite una abstracción del mundo (estás sólo tú y el agua), es un deporte que permite darle a la cabeza, aprovechar para ordenar pensamientos entre brazadas, o comerse la olla, simple y llanamente. Es un deporte grunge, vamos. Por eso, desde hace muchos años pensaba que el día que se pudiera estar escuchando música en la piscina, eso sería fantástico. En una piscina, con suerte, sólo escuchas berridos de críos. Si tu suerte es peor, te topas con una piscina en la que tienen puesta algún tipo de cadena radiofónica o hilo musical, con los peligros de cutrez que eso conlleva. No ha sido así hoy!! Probablemente esta sensación sólo la comprendan realmente quienes practiquen o hayan practicado natación.


La natación: un deporte grunge

Por otra parte, el nadar es una práctica dura… cansa, a veces aburre, el agua está fría y cuando en la calle hacen 6ºC, lo último que apetece es tirarse a la piscina, si estás una temporada sin nadar, la sensación de cansancio y descontrol de la respiración aparece enseguida… Yo llevaba varios meses sin tirarme al agua, hasta hoy. Y lo cierto es que a ver si vuelvo a coger el hábito, que estoy completamente oxidado!! Pero vamos, hoy, rockeando en la piscina, estaba encantado de la vida.

Canciones:

Depeche Mode: «Route 66»
Jamie Cullum: «What a difference a day makes»
King Khan: «I wanna be a girl»

28
Dic
07

Como Robert Capra

Esto de llevar siempre la cámara de fotos incorporada en formato móvil hace que a uno le salga de vez en cuando el venazo Robert Capra. Qué le voy a hacer, si en el fondo siempre quise capturar la realidad para manejarla a mi antojo…

Esto es lo que pasa en el interior de una sala de museo cerrada: que se acaba acumulando el arte como cuando llevabas ocho meses prometiéndole a tu madre que ibas a recoger tu habitación. Esto es el Museo del Louvre.


Es la nave de «Encuentros en la tercera fase»??? Es la familia de ET, que ha venido a por él? noooo, son The Rolling Stones en directo, el verano pasado. Unos tíos humildes, nada, cuatro tablas para escenario, dos guitarras,…


Pura manualidad en forma de arqueología rockera. Una cartulina grande, unas cuantas fotocopias, la mayoría de ellas de Popular 1, y listos. Quién necesita posters, cuando te los puedes hacer tú mismo? Se pasó más de una década en mi habitación de casa de mis padres. La redacción de NDK regala un lote de productos Cacaolat a quien sea capaz de enumerar todos los grupos y artistas que aparecen en el collage.

Este poster me lo regalaron cuando cumplí 18. Entonces acababa de descubrir a Kiss, y creedeme, eso fue un descubrimiento!! También se tiró bastantes años colgado de esa pared. Detrás, mis amigos entonces hicieron aquello tan típico de firmar. Apuesto a que, de todas las rúbricas, sólo mantengo contacto con dos o tres de sus propietarios/as.

Ya se lo dije a Lorenzombie que la moda de piel era el negocio definitivo: chupas, pantalones de cuero, botas camperas, cinturones de tachuelas… la moda piel rockea!!

Canciones:

The Sonics: «Don’t You Just Know It»
The Offspring: «Gotta go away»
Alice Cooper: «Elected»

27
Dic
07

Canciones para un 27 de diciembre

Seguro que los lectores más avispados habrán podido ver en la parte inferior de cada entrada un apartadito donde pone «canciones» y donde detallo tres canciones que, por la razón que sea, han rondado por mi cabeza (o corazón, o entrañas) en ese día o esos días. Soy un apasionado de las canciones. Un mundo condensado en unos pocos minutos. Claro, encontrar artistas o bandas con discografías espectaculares es fantástico. Esa clase de discos que te acompañan y de los que uno se puede conocer todos los recovecos, los riffs, cambios de ritmos, coros y solos. Y sin embargo, cómo negar que a veces una canción puede redimir discografías enteras… esos pocos minutos de gloria que de repente te asaltan una mañana. ¿O acaso jamás os habéis levantado tarareando, de repente, y sin saber exactamente por qué, una canción en concreto? Supongo que para los de la generación del IPod esto que voy a decir es una perogrullada, pero para los que nos pasamos toda la adolescencia pegado a un walkman, esto de poder conectar el reproductor al PC y grabar esa canción que súbitamente ha entrado en nuestra vida, es poco menos que magia. Y de la misma, y que no me miren mal los de la SGAE, rara vez lo hago con un grupo o cantante español, ¿no es menos magia el recordar una canción, teclear el título y a los pocos minutos, poder disfrutar de ella?

A la venta en todas las gasolineras y mercadillos

En fin, preámbulos aparte, estas son las 5 canciones que durante esta semana no paran de sonar en mi IPod, en mi equipo de música o en mi cabeza:

Sepultura – «War for territory»

Nunca he sido un gran fan de los brasileños, por lo que esta es prueba fehaciente de cómo una canción puede redimir discografías enteras. Jamás, de hecho, he sido capaz de aguantar uno de sus discos enteros. Y esta canción ni siquiera pertenece al famosísimo «Roots» que sonó por todas partes, sino de su disco anterior. En fin, me encanta esa brutalidad contenida y ese cambio de ritmo. Y sobretodo, el poder desgañitarme cantando… waaaar for territoryyyyyyy!!!!

Huey Smith & The Clowns – «Don’t You Just Know It»

Ok, lo reconozco… no tengo ni idea de quién es el tal Huey Smith y sus Clowns. La canción estaba en la BSO de la peli «Una Historia del Bronx», que a la postre, es de lo último interesante que ha hecho Robert De Niro. La BSO en cuestión está trufada de gemas del soul, R&B y el doowoop. Y esos coros de los Clowns, que me aspen si no son adictivos. Recomiendo a toda personita de bien que teclee ese título y nombre en un emule cualquiera. Creo que The Sonics hicieron una versión, tengo que chequearlo.

Bob Marley – «Redemption Song»

El reggae es uno de esos estilos que me gustan, pero solo un rato. Vamos, que me gustan los clásicos de Marley, los grandiosos singles de Inner Circle (quienes, sin duda, merecerían una entrada aparte) y poquita cosa más. Con Bob Marley tengo momentos. A temporadas, no puedo soportar su música. En otras ocasiones, escucho con frecuencia su recopilatorio. No sé por qué. Esta canción, sin embargo, me parece una pequeña maravilla. Quizás por estar más cerca del cantautor o del blues acústico que del reggae. Muy bonita.

Miqui Puig – «Segundo Premio»

Bueno, ya podéis ir a por mí. Tengo la guardia alta y puedo esquivar los golpes. Por partes, comenzaré recordando que ME GUSTAN LOS PLANETAS. Por lo menos sus primeros discos. y este «Segundo Premio» me parece una canción sencillamente fantástica. Cuando, no sé cómo, leí por ahí que Miqui Puig hacía una versión, pensé «esto tengo que escucharlo». Y, oh sorpresa, una versión de las buenas. De las que le dan la vuelta a la canción. En este caso, transforman un tema guitarrero que bebe de unos, por ejemplo, Dinnosaur Jr. en una suerte de tema tex-mex. Bueno de verdad. Sí, ya sé que lo canta Miqui Puig. Pero en serio, que es muy buena.

Daft Punk – «One More Time»

La escuché el otro día, un trozo, haciendo zapping en la radio. La de tiempo que no la oía. Me transportó de golpe a hace unos años, a una noche en Razzmatazz, donde la pusieron un par de veces, creo. Combinación perfecta entre pop y música de baile. Qué puedo decir, es escucharla y tener ese estribillo en la cabeza durante horas, con una sonrisilla estúpida en la cara. Tenían algún single majo, estos franceses Daft Punk. En su época, publicaciones gafapastiles como Rockdelux o Mondo Sonoro los situaban a la altura de unos New Order de los 90’s. Lo dudo mucho, pero no me negaréis que el nombre del grupo tiene su gracia.

27
Dic
07

La Catedral del Mar

Cuando uno se enfrenta al llamado «fenómeno literario» del año, no puede evitar hacerlo con cautela. En mi visión snob del mundo, lo que gusta a mucha gente en general no me gusta. O eso a veces me da por pensar. O tal vez se trata de lo que me gusta a mí, que no gusta a mucha gente. O sí. Bueno, no lo sé. El caso es que «La Catedral del Mar» rondaba por casa desde hacía más de un año, y nunca le había prestado el menor interés. Y lo reconozco, si me acerqué a ese libro, fue sólo y exclusivamente porque en aquél momento, me había acabado el último y no tenía nada que empezar. No sé exactamente por qué, lo tenía en su versión catalana, cuando el libro fue originalmente escrito en castellano. Tampoco sé por qué, en el título catalán se sustituye el término «catedral» por «església» (iglesia). En cualquiera de los casos, enfrentarme a ese ladrillazo de libro me daba más que pereza. Pronto descubriría que lo de ladrillo iba básicamente por el formato, pues su contenido no se hace especialmente duro, cosa reseñable si se tiene en cuenta la extensión de más de 600 páginas.

El libro en cuestión se hizo famoso por ser una novela que se publicó en marzo de 2006 y que en diciembre de 2006 había superado la friolera del millón de ejemplares vendidos. Y también, o a colación del tema, porque se trata del debut de un autor novel, un tal Ildefonso Falcones, un abogado de profesión que tenía en la escritura una mera afición. Lo cuál, digamoslo abiertamente, me da una rabia que te mueres. Está claro que una obra no se puede juzgar por su aceptación comercial, y sin embargo, diablos, no olvidemos que se trata de un libro, no de una película o una cancioncilla. Tiene su mérito.

Interior de Sta. Maria del Mar

En fin, que ufano me lancé a la lectura de la novela, pensando que se trataría de una novela de «inspiración» (y tómese ese término como sinónimo cercano a copia) en «Los Pilares de la Tierra», especialmente en esta época en la que la novela histórica engloba tantas novedades y algunas, de tan dudoso interés y tanto plagio más o menos encubierto. La historia narrada no es la más original del mundo. Y la estructura es, a veces, algo cercana a un guión de teleserie. Pero hay que reconocerle un mérito, y es que como en algunas teleseries, la trama engancha, tiene ese punto de adicción estúpida y las casi 700 páginas pasan sin apenas darse cuenta. Por si alguien no lo sabe todavía, explica la vida de Arnau Estanyol, el hijo de un siervo huído a la Barcelona del siglo XIV, y su relación con la catedral Santa Maria del Mar.

Para mí, que he vivido casi toda mi vida en Barcelona, resulta de un localismo curioso el tener entre manos una novela que pisa terreno conocido, y le añade un plus de interés. Sin embargo, y yendo más allá, lo segundo que más se puede apreciar del libro, además de su lectura ligera, es su rigor histórico, y su narración de la situación económica y social de la vida en la urbe durante la alta edad media. De libros con temática medieval hay muchos, y la mayoría detallan los aspectos más novelescos, véase conquistas, la vida militar, incluso la vida religiosa y monástica. «La Catedral del Mar» hace referencia a los usos y costumbres de las ciudades que monopolizaron la importancia en la alta edad media, dando paso al renacentismo. Referencias a la Crònica de Pere III y a Lo Crestià, de Francesc Eiximenis (hitos de la literatura medieval catalana) dan fe de un buen trabajo de documentación.

Total, que mira por donde, y a pesar de, insisto, un argumento algo sencillo, me ha gustado, y no puedo sino recomendarlo a todo aquél que le guste la historia y la novela histórica, eso sí, con buena base.

Canciones:

Oasis: «Roll with it»
Huey Smith & The Clowns: «Don’t You Just Know It»
Beck: «Lord only knows»

26
Dic
07

Santa Claus is coming to town

No creeríais que el mero hecho de ser hoy navidad me iba a eximir de sentarme frente al teclado… en fin, 25 de diciembre, etcétera. Feliz navidad. Y si no, que se lo digan a un tipo en Australia, llamémosle, por ejemplo, Paul. La noticia no me la invento, viene de la agencia Reuters, agencia que, por supuesto, envía sus noticias constantemente a la redacción de NDK, donde trabajan 250 chimpancés amaestrados que me redactan la mayoría de los textos. El de hoy, por ser día señalado, me digno a escribirlo yo mismo. Ya me perdonaréis la ortografía y la falta de estilo. En fin, a lo que iba.
Santa ya os está mirando, para el año que viene

Nuestro amigo Paul trabajaba de Papá Noël en la bonita localidad de Cairns, en Australia. Su trabajo, os lo podéis imaginar, una tarea dura y que requiere de un profesional como la copa de un pino. Paul, estaba ilusionado con su trabajo. Le permitiría ganar unos dólares y gastárselos en una bacanal de Foster’s la noche del 26 de diciembre. Sólo tenía una condición. La empresa para la que trabajaba estaba muy al día, y por lo tanto, totalmente concienciada con la necesidad de la corrección política. Resulta que se supone que Papá Noël, o Santa Claus, debe reírse constantemente, y su risa debe sonar como ho-ho-ho (no una ni dos veces ho, sino tres). Pero claro, el responsable de esta empresa se había dado cuenta de que en slang americano, ho es un término peyorativo, algo así como puta. Se supone que es una derivación de la palabra whore. Claro, lo que no se podía permitir es que ninguna potencial clienta se sintiera insultada con la interpretación de Santa por parte de Paul.

En el fondo, Paul se imaginaba su trabajo así…

De modo que la única instrucción específica que Paul recibió es que nada de utilizar el tópico (mas potencialmente ofensivo) ho-ho-ho, y debía sustituirlo por un inocuo y suave ha-ha-ha. «Sin problema», pensó Paul. Era un trabajo sencillo. De modo que se calzó sus botas, se puso el traje rojo, se colocó la barba blanca y cogió la campana. Ilusionado, salió a la calle. Todo era movimiento de compras, madres con sus hijos, ambiente navideño, en definitiva. Comenzó a agitar la campana. Y como inconscientemente, al acercarse una señora con su preciosa pequeña, de la boca de Paul surgió, de repente, la expresión prohibida: ho-ho-ho. Nada más acabar el tercer ho, Paul se dió cuenta de su error y en un gesto casi reflejo, se llevó las manos a la boca. De nada le sirvió el propósito de enmienda. Fue fulminantemente despedido. Había mancillado la navidad.

Se empieza con el ho-ho-ho y se acaba así…

En fin, no quisiera acabar sin anunciaros que Santa Fuck me ha dejado un regalo para todos vosotros. Se trata de un recopilatorio de Mark Lanegan, que podéis descargar (vía megaupload) haciendo click aquí. Espero de todo corazón que las canciones del bueno de Mark os acompañen en este frío y duro invierno, recordándoos vuestras miserias, los amigos que os fallaron, la vez que caísteis en la traición y ese arrepentimiento que os reconcome, el amor que os rompió el corazón, lo cerca que la muerte os acecha, la sinrazón humana, las flaquezas y, en definitiva, la dureza de una vida que no atiende a razones. Conmigo lo hace. Feliz navidad.

Canciones:

Chris Isaak: «Santa Claus is coming to town»
Harry Connick jr. : «Sleight Ride»
Otis Redding: «Merry Christmas, baby»

24
Dic
07

Los fantasmas atacan al jefe

Hoy es un gran día para revisionar dos películas que representan la navidad, por lo menos para mí. Me refiero, por supuesto a «Los Fantasmas Atacan al Jefe» y a «Gremlins». Películas que antaño eran un fijo en la televisión de estas fechas. Lamentablemente, las buenas costumbres se pierden a un ritmo alarmante.

«Los Fantasmas Atacan Al Jefe» (1988) se tituló, en su versión original, «Scrooged», lo cuál da más pistas acerca de qué va el tema. Efectivamente, no deja de ser una revisión del clásico Cuento de Navidad de Dickens, con un genial Bill Murray ejerciendo de un moderno Evenizer Scrooge, reconvertido esta vez en un ejecutivo de TV. Que nadie se lleve a equívoco, no obstante. No se trata sino de una comedia de las que solía interpretar Murray en los 80’s. Es evidente que la base es la del cuento dickensiano y por lo tanto, al final la clásica historia de arrepentimiento y glosa a la Navidad está ahí. Y sin embargo, ahí está Murray, reinando, con ese humor socarrón y con más mala leche de lo que hoy en día se puede ver en televisión. Una película realmente divertida y sin caer en los tópicos babosos que en estas fechas nos acechan. Claro que no era ni la primera, ni la última vez que se llevaba el cuento de Dickens a la gran pantalla. De hecho, si Dickens cobrara derechos de autor, sería millonario, pues ese relato se ha revisitado para cine y televisión en multitud de ocasiones, desde principios del s.XX, con actores reales, con dibujos animados (por ejemplo, esa versión de Disney con el Tío Gilito de Scrooge, mítica también), una bizarra versión con los teleñecos y con Michael Caine en el papel del viejo avaro (??). Pero ninguna supera a «Los Fantasmas Atacan al Jefe».


Qué grande, Bill Murray

Gremlins (1984) ya es otro rollo. Y si la cito es porque la historia transcurre en Navidad, y la solían programar en estas fechas. De hecho, el mogway Gizmo es un regalo de Navidad de un padre demasiado ocupado para su hijo. Ya se sabe, la cosa se desmadra por no seguir unas estúpidas instrucciones y bueno, eso da lugar a una juerga Gremlin por la ciudad. Pertenece a esa serie de películas que en los 80’s fueron producidas por Spielberg. Solían ser películas de temática infantil/juvenil y contar con efectos especiales que, vistos 20 años más tarde, nos parecen sonrojantes, pero en su tiempo fueron un hito. Algunas imágenes eran algo violentas, para tratarse de una película a priori infantil. Y quizás lo que comienza como una comedieta para críos acaba en una línea algo más seria, y más cercana a la acción que a la comedia. Para la historia quedan esos Gremlins, Gizmo y el punky Stripe, y para olvidar, la secuela que se rodó en 1990.


Los punkies atacan la navidad!!

En los 80’s las películas navideñas todavía tenían interés, y una visión irónica de la que carecen totalmente las películas navideñas de los 90’s y en adelante, trufadas de tópicos y corrección política. O tal vez será que en los 80’s era un crío y en los 90’s ya no tanto.

Canciones:

Chris Isaak: «Santa Claus is coming to town»
Mark Lanegan: «Message to mine»
Neil Young: «Trough my sails»

23
Dic
07

Jive Bunny & The Mastermixers

Anoche fuimos a cenar y después, los últimos de Filipinas decidimos salir a tomar unas copas y de fiesta. Salió como por casualidad en la conversación de la noche, y por qué no, propuse ir al Q3, bar discoteca de los clásicos de Poblenou. Hacía mucho tiempo que no iba allí. Hacía incluso bastante que no iba por Poblenou, y lo recordaba como algo un poco desangelado, como si a nivel de zona de ocio, ya no «estuviera de moda». Sin embargo, me sorpendió encontrarme la zona de bares de la calle Pere IV llena, no con la exageración y riadas de gente de antaño (ver también esta entrada), pero bien. En fin, el Q3 hace honor a su nombre, pero me hizo gracia volver a entrar después de tanto tiempo. No nos engañemos, el mayor mérito de este local era ser una discoteca donde no se cobraba entrada, ni consumición mínima, ni nada, y el mitiquísimo 2×1 en cubatas, del que ayer di buena cuenta y hoy padezco. Pero no es de este local de lo que quería hablar. Sino de música. Y es que en un momento de la noche pusieron el ya clásico tema de Jive Bunny & The Mastermixers. Si lo recordáis, seguid leyendo. Si no, también.
Bajo este absurdo nombre, y una no menos absurda imagen de un conejo de dibujos animados se escondía un proyecto de DJ que surgió a la luz en 1989 y se dedicaba a hacer megamixes (y entiéndase con el formato más rancio ochentero) de megaclásicos del rock 50’s. Leo navegando por la red que esta gente se ha dedicado a publicar discos de mixes, ora de clásicos setenteros, ora de ABBA, en fin, mil y un tonterías varias. Nunca, claro, llegaron a tener la cota de popularidad que su primer trabajo con clásicos de los 50’s adquirió. La cosa era sencilla: una base de batería y a enlazar clásicos con un ritmo similar (o ajustado con el pitch). De este modo, en 1989 sacaron este single, que fue, de hecho, el que pincharon anoche en Q3:

Y aunque parezca increíble, recordemoslo, esta tontería tuvo su éxito. Es evidente que los trozos de canciones que suenan son joyas: «In the mood», «Wake up little Suzie», «Rock around the clock», «Pensylvania 6500», «Tutti Frutti», y demás. Por otra parte, también hay que recordar que en esa época todavía coleaba un cierto revival 50’s que se veía reflejado en películas como «Gran Bola de Fuego», «La Bamba», «Regreso Al Futuro» o «Rebeldes». Y los megamixes todavía eran consumidos, quizás más como una curiosidad divertida, como la novedad que eran. En fin, mil y un excusas para no reconocer lo inevitable: ¿cómo se podía ser tan hortera?

¿Alguien podría evitar comprar un LP con semejante portada?

Y sin embargo, si es cuestión de confesar, os confesaré una cosa. En esa época tenía yo 9 o 10 años… y aquello me encantó! Incluso recuerdo a un amigo que tenía ese disco en LP de vinilo que me hiciera una copia en cinta de cassette. Y sí, me comencé a interesar por el rock, por lo menos en su vertiente más clásica, a partir de Jive Bunny & The Mastermixers. Tal vez si esta tontería de cancioncilla nunca hubiera surgido a la luz, yo jamás me hubiera interesado por el Rock n’ Roll y ahora este blog estaría dedicado a glosar la carrera de Celine Dion. Diablos, voy a pulsar otra vez el play.

Canciones:

Frank Sinatra: «It was a very good year»
Daft Punk: «One more time»
New York Dolls: «We’re all in love»

22
Dic
07

A sailboat called freedom

Qué? No os suena? Vamos, seguro que sí… echemosle un vistazo de nuevo al título… ¿ya? Claro que sí… Un velero llamado Libertad, de José Luís Perales. Ellos se llaman Dwomo, y son una banda española, o como se autodenominan, un «dueto cósmico». Sinceramente, su música no me parece gran cosa, y que vaya por delante que esta opinión es fruto del prejuicio, pues muy poquito he escuchado aparte de este tema. En fin, el caso es que esta versión es… diablos, es muy buena. Ese tempo acelerado y esa instrumentacion a lo Dylan engañan. Pero se trata de una de las cancioncillas del baboso oficial de la música española, José Luís Perales. Ni incluso a un amante de la caspa como yo, o de lo kistch, si queremos utilizar un término menos peyorativo, le acaba de gustar el cancionero de Perales. Minipunto, pues, para los tales Dwomo, que convierten una canción insulsa en un temazo.

Canciones:

The Rolling Stones: «Rocks off»
Nirvana: «Dumb»
Radiohead: «Everything in its right place»




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