Canciones:
Kiss: «Hotter than hell»
Los Salvajes: «Soy así»
My Morning Jacket: «Wonderful»
Canciones:
Kiss: «Hotter than hell»
Los Salvajes: «Soy así»
My Morning Jacket: «Wonderful»
La serie comenzó algo blandita y como una continuación con pocas ideas de aquella “Aquí no hay quien viva”, que por cierto, nunca me interesó. Y su comienzo fue flojito, las audiencias no acompañaron mucho y en su segunda temporada sufrió una retirada de la parrilla. Quizás fuera eso lo que provocó lo que creo que fue un replanteamiento de los personajes y las tramas, tirando más hacia la comedia gamberra que hacia la comedia familiar. Y allí estuvo el acierto. En esta tercera temporada, que es la que he comenzado a seguir, los guiones están desbocados y algunas situaciones son hilarantes. El presidente Recio tiene una amoralidad propia de cualquier episodio de “Padre de Familia” (la mejor serie de la TV??). Sí, podríamos decir que en algunas situaciones, “Padre de Familia” parece ser un referente de los guionistas. En otras, Muchachada Nui.
Sé que esta recomendación probablemente caiga en saco roto a causa de los prejuicios, y lo puedo comprender. Estáis leyendo un blog del rey de los prejuicios, y el sumatorio teleserie nacional + telecinco + comedia ha creado tantos desmanes que cualquiera se cree que esto es diferente. Pero que no se diga que lo advertí. Disfrutémosla hasta que la retiren de la parrilla o hasta que la fórmula se agote.
Canciones:
The Thrills: “Santa Cruz (you’re not that far)”
Rory Gallagher: “Tatto’d lady”
Rocket From The Crypt: “On A Rope”
Incluso la portada tiene clase, un Isaak mirando al infinito delante del típico coche americano que nos recuerda a las películas de los 60’s. Forever Blue (qué buen título) relata un mal momento sentimental en la vida de Chris Isaak, su separación, y por ello la tónica del disco es depresiva. Sin embargo, y a diferencia de muchos discos depresivos, que siempre me habían acompañado durante el otoño y el frío invierno, “Forever Blue” siempre me ha parecido un disco muy veraniego. El lirismo que desborda este trabajo, capaz de hundir la moral al más pintado, lo emparenta con otros discos como por ejemplo “Scraps at Midnight”, pero así como Mark Lanegan era purito otoño, es en las tardes de agosto, cuando el sol se esconde y la playa queda vacía y algo desangelada cuando “Forever Blue” te transporta a su verdadera dimensión. Playas vacías, carreteras largas, tardes húmedas…
Por lo visto, durante esa época Chris (permitidme la familiaridad, es que son ya muchas escuchas) se había divorciado de su mujer y había exorcizado sus fantasmas a base de canciones hirientes a veces, despechadas otras, y en ocasiones, simplemente tristes. Y como los humanos somos así de estúpidos y nos regocijamos en nuestro dolor a base de conocer el dolor de nuestros semejantes, sentirse mal y escuchar “Forever Blue”, es todo uno.
Mis primeros recuerdos de este disco se remontan al propio 1995, cuando me quedé prendado del single “Somebody’s Crying” y de su videoclip, que alguna vez pasaban por el programa de Los Cuarenta Principales en Canal +, y varios años después descubrí el disco entero. Y también recuerdo escuchar la mencionada canción y “Graduation Day” en una tarde de agosto, solo, porque no había nadie más y solo por la soledad que en aquella tarde sentí, tan lejos del mundo.
Y, por supuesto, “Baby did a bad thing” que el sabio Kubrick utilizó en Eyes Wide Shut, película que pese a no acabar de gustarme, hizo aflorar en mí mi lado más cerdete. Y no sé por qué, sospecho que caí en la trampa de Kubrick, quien precisamente pretendía un poco eso.
Como decía, Chris Isaak no ha vuelto a grabar nunca un disco tan bueno. Su siguiente album, “Baja Sessions” estaba muy bien, pero no era “Forever Blue”. “Speak Of the Devil” es irregular, “Always Got Tonight” flojea un poco y sinceramente, su último disco, un disco con canciones de navidad, está muy bien, pero espero mucho más. Hay que partir de la base de que actualmente, a Chris se la trae floja si sus discos alcanzan el calificativo de obras o no, y se encuentra muy bien como personaje público, actor ocasional, showman y presentador de TV además de músico. Pero qué debe sentir cuando piense que por más que lo intente, superar ese disco es una tarea titánica? Porque… ¿debe pensarlo? ¿Es consciente de ello?
Canciones:
Chris Isaak: «Graduation Day»
Ocean Colour Scene: «For Every Corner»
The Who: «Baba O’Riley»
Pues sí, cinco días en Menorca, isla paradisíaca y pachorrona donde las haya. Tranquilidad y descanso que, a la postre, es lo único que se puede hacer allí. Y mucha playa, lo cuál ya me está bien. Lejos queda ya la Menorca como refugio hippie, y tal vez deberíamos hablar de la Menorca como refugio turístico. Aunque a tenor de la verdad, debo decir que el contingente visitante de la isla es mucho menos agobiante, pesado, cutre y ridículo que en el resto de islas del archipiélago. En cualquiera de los casos, lo más parecido al vestigio hippie son los tropocientos puestecitos de venta de alaborios que te encuentras por doquier, y algún que otro perroflauta que hace auto-stop. Se dice, se comenta, que la isla fue algo así como una suerte de paraíso psicodélico-playero a finales de los 70’s, y que Jimi Hendrix y Eric Clapton pasaron temporadas allí.
Durante mis trayectos en el coche de alquiler de rigor, no tenía más remedio que tirar de radio, y descubrí la emisora Rock & Gol, que no tiene dial en la FM en Barcelona. Curiosa emisora ésta. Ya la conocía, aunque jamás la había escuchado. Pero dentro del tristísimo espectro radiofónico español, me gustó (nota mental: hablar del espectro radiofónico español). No puedo poner quejas a una emisora en la que suena “Born in the Bayou” de Creedence Clearwater Revival, Frank Sinatra, Jimi Hendrix, The Doors, Little Richard, y así, en plan radiofórmula. Todo muy estándar, lo más moderno que escuchaba era el single de Kid Rock “All Summer Long” que me descubrió Anxlsuperstar en el blog de Los Secuestradores de Iones (ver enlaces), en el que el tío tiene los huevos de samplear “Sweet Home Alabama”… y le sale bien la cosa! En fin, no deja de ser una emisora de oldies y estándares más o menos rockeros, con topicazos como “Hotel California” (de verdad, hay alguna emisora que nunca haya pinchado esa canción? Es necesario volver a emitir “Hotel California”?), lo cuál no le quita un cierto interés. Debo comentar que no había programación apenas, cosas del agosto, y leo en su web que en temporada convencional hay otras cosas. No sé qué tal será, pero yo disfruté de una emisora de rock clásico como existe en otros países.
Y ahora, pues nada, a apurar los últimos días, que el lunes estaremos de vuelta en el trabajo, y todo volverá a la triste normalidad. Saludos a tod@s.
Canciones:
Jeff Buckley: «Lilac Wine»
Little Steven & The Disciples Of Soul: «Solidarity»
Led Zeppelin: «I’m gonna crawl»
Como habitante novato de esta localidad, no tengo ese sentimiento de patria chica, y mis relaciones con las gentes del pueblo son escasas. Pero está bien para darse una vuelta las noches de fiesta. Y la primera noche, tras dar cuenta de la debida cena y de unas copichuelas en una terraza, fuimos hacia el parque donde los Hell Angels locales, los Imperiales (uuuhhhh) habían preparado un escenario para acoger el sector juvenil de fiestas. Y yo, que soy así de imaginativo, nada más ver un escenario y unos moteros ocupándose de la logística, no podía dejar de pensar en un Mick Jagger acojonado en Altamont . El concierto de esa noche, sin embargo, no lo abría Santana ni Jefferson Airplane, sino un horroroso grupo de perroflautas llamado La Troba Kung Fu, que hacía una suerte de música entre sudamericana, popular catalana y rumbera, algo horroroso que además duró la hostia. Pero que, oh sorpresa, tenía su tirón entre el público allí congregado.
La curiosidad de la noche y lo que me llevaba allí era que después había sesión de DJ Miqui Puig. Sí, señores, por si alguien no lo conoce, el orondo Miqui Puig es el que fuera cantante de Los Sencillos, jurado de cualquier concurso de cantantes y chorradas de la tele (desde el mitiquísimo Lluvia de Estrellas hasta el tremebundo Factor X), marisabidillo, hortera, y que también mete sus narices haciendo secciones de música y tendencias en cualquier programa de tele o radio en el que se lo permitan (desde el fenecido Ticket de La Sexta hasta programas de radio catalana). En definitiva, un tío que se ha colocado muy bien. Pero qué puedo decir, me cae bien. Es un pedante y un snob, pero hay que reconocer que el tipo sabe de música (sus comentarios no son estúpidos y no recomienda nada que no sea, mínimo, de Serge Gainsbourg). Tenía curiosidad por saber qué iba a pinchar como DJ, y hay que reconocer que la cosa comenzó muy bien. Empezó pinchando una selección de rocksteady, ska británico y soul que me gustó. La sesión pasó momentos más tópicos pop-rock y acabó en algo demasiado techno, demasiado convencional para lo que me pedía el cuerpo entonces. Así, DJ Gordiqui Puig fue de más a menos y acabé por marcharme sin que hubiera acabado. Aún con esto, esos primeros 45 minutos fueron divertidos y los bailoteos en ese glamouroso parque rodeado de esos paisanos, muchos de los cuales ni siquiera habían nacido cuando se publicó «Nevermind» estuvieron bien.
La cita en nuestro Altamont particular era el día siguiente, con un concierto que ya me interesaba más: Seguridad Social. Os voy a confesar una cosa: cuando tenía unos trece o catorce años, me gustaba esa banda. O como mínimo, los cuatro hits que tenía grabados en una cinta. Y bueno, estaban tocando gratis en mi casa. A la banda se la veía en la decadencia de esos grupos que vivieron los ochenta y parte de los noventa de los bolos veraniegos a costa de los ayuntamientos y que hicieron su agosto cuando el rock español tenía tirón. De manera que nada de florituras, cantante y tres músicos, que cuantos menos seamos, más tocamos a repartir. Lo cuál no le fue mal a la música del grupo. Batería, bajo y un guitarra bastante bueno que hacían sonar las canciones durillas, casi recordando sus inicios en la escena punk valenciana. Que nadie se lleve, de todas formas, a equívoco. El 80% de los allí presentes estaban para escuchar «Chiquilla». Y en ese sentido, el grupo fue honesto, y se dedicaron a desgranar sus singles más conocidos, que sorprendentemente, no son pocos. Como decía ese clásico slogan, «conoces más canciones de (-póngase el nombre de la banda que se quiera, en este caso, Seguridad Social-) de las que crees». A mí, es que me recuerdan a esa cinta que tenía grabada y también, como no, a esos locales de Poble Nou que frecuentaba y en los que hits como la mencionada «Chiquilla» o la skatalítica «Comerranas» eran un must. Y diablos, debo decir que lo pasé bien. No pagaría por ver un concierto suyo, pero me gustaron, sonaron bien y pasé un buen rato.
Tras Seguridad Social, tocaba otro DJ. No recuerdo su nombre, decían era el DJ residente de la sala Clap de Mataró. Como quiera que recuerdo haber estado alguna vez en ese sitio y que se pinchaba pop rock más o menos modernete pero bien, quise quedarme, a ver qué tal. La decepción fue mayúscula al toparme con una selección de rock latino (Los Fabulosos Cadillacs, Macaco, Jovanotti, Radio Futura,…), de modo que dejé a DJ Perroflauta y me largué, tratando de recordar si eso era lo que se pinchaba en Clap (y creo que no). La audiencia, he de decir, estaba encantada, mucho más que cuando el día anterior Miqui Puig pinchaba PIL, The Clash o The Jacksons.
Y con ello, ha acabado mi periplo por las fiestas locales, por lo menos, hasta el año que viene. No estoy por la labor de hacer valoraciones acerca de presupuestos, de la realidad de estas fiestas en el entorno del ocio del siglo XXI, ni estas cuestiones que se acercan a la temida camisa de once varas. Que estoy de vacaciones.
Canciones:
PIL: «This is not a love song»
Pixies: «Gounge Away»
The Jacksons: «ABC»
No, hoy hablo de la playa en el sentido más horrorosamente común. Leer un libro a 35º en pleno sol, sudando hasta que un leve vahído te indica que tal vez necesitas un baño. Conectarte al Ipod en modo aleatorio. Simplemente observar, parapetado en unas buenas gafas de sol, la fauna que allí se reúne, y también, claro, aunque más de soslayo, las chicas guapas que se lucen al día radiante. Y la gran sensación del baño. Parece una estupidez que reconforte tanto. En el agua, cuanto más lejos de la orilla, mejor. Por no hablar de los días con oleaje y corriente. Esos días son estupendos, cuando la mar se convierte en un pequeño reto pseudo deportivo.
Cierto es que las playas suelen reunir gentes de todo tipo y condición, bajas raleas, bajos instintos o directamente despertadores de odios ocultos. Todos sabemos cuáles son. Familias gritonas, gente que ensucia, niños que dan por culo, aparatos de música sonando, niñatos y no tan niñatos… ¿sigo? La playa semivacía es un ente idílico casi inexistente entre finales de julio y este ferragosto en el que nos encontramos. Y puedo entender que haya quien se agobie con todo esto. Yo supongo que me he acostumbrado a ello y puedo abstraerme.
Yo prefiero ir a menudo, casi a diario, pero poco tiempo. Con dos o tres horas tengo suficiente. Y cuando el tiempo deja de acompañar para este ritual, significa que el otoño ya está ahí, y el invierno a la vuelta de la esquina.
Canciones:
Soulsavers: «Trough my sails»
Jane’s Addiction: «Ocean Size»
Los Salvajes: «Las Ovejitas»
Conocí a Inner Circle en 1993, cuando sacaron un Jitazo Fugaz como el que os presento: «Sweat (A La La La La Long)»
Y desde entonces les perdí la vista. Tirando de esa herramienta de desinformación que es Wikipedia, leo que Inner Circle son una banda jamaicana creada en 1968 (en el mismo año que Joe South publicó el original del «Games People Play») y que publicó su primer disco en 1974 (??!!). La banda sufrió cambios en su formación, especialmente tras la muerte en 1980 de su solista original, que fue reemplazado por el gordo rasta que todos recordamos. Este mismo tipo enfermó gravemente en 1995, probablemente por eso ya no hubieron más veranos con Jitazo Fugaz Reggae. En la actualidad siguen adelante, con otro vocalista, y de hecho su carrera tiene chorrocientos discos. Pero como suele ocurrir en estos casos, poco importa lo que hubieran grabado, antes y después. Con vuestro permiso, me voy a tararear un rato más.
La cosa fue del siguiente modo: Big Mountain eran una banda californiana de reggae formada en 1990 que pasó sin pena ni gloria y utilizó varios nombres (como Rainbow Warriors o Shilo) y publicaron su debut, ya con el nombre por todos conocido en 1992. El caso es que tuvieron la gran potra de que el productor de cine Ron Fair les pidió que hicieran una versión del clásico de Peter Frampton «Baby I love your way» para incluir en el soundtrack de su última película, Reality Bites.
Esta canción en concreto la publicó Frampton en 1975 y la popularizó un año después en su celebérrimo «Frampton Comes Alive». ¿Qué extraño mecanismo hizo que el tal Ron Fair pidiera precísamente una versión de esta canción? Ok, Frampton fue toda una estrella en los 70’s pero en los 90’s no gozaba de gran popularidad, que digamos. El caso es que la película resultó ser todo un éxito. Dirigida por un Ben Stiller que todavía no había explotado al máximo su vis cómica, se definió a la cinta como un «reflejo de la generación X», una película para una generación, como lo pudo ser también Singles. Y esta versión reggae de Frampton era el tema central de la película. Vamos, que se puede decir que a los Big Mountain se les apareció Haile Selassie en forma de productor de cine, porque un grupete de lo más vulgar con una versión bastante ramplona del tema (nada, un ritmo reggae y a correr) de repente se vieron visitando platós televisivos de todo el mundo. Incluídos los de esta nuestra Celtiberia, todavía permanece en mi memoria una cutre visita que hicieron a un programa veraniego de videoclips que recibía el fantástico nombre de Clip, clap, vídeo. Un día debería dedicarle una entrada a este programa, sin duda daría mucho de sí.
Big Mountain aprovechó para colar este single en su disco «Unity», un pastiche de reggae de 2ª división. Por si a alguien le interesa, siguen en activo y en su web anuncian un tour 2008 (el horror!!). No obstante, evidendemente, como vinieron, se fueron, y quizás me sorprende que esa canción esté bastante olvidada en el túnel de los tiempos y no se programe ni en radiofórmulas «adultas» tipo M80. No mucho después, la bellísima Lisa Bonet interpretaba esa misma canción para la película «Alta Fidelidad». Pero aquello, claro, era otra historia.
Sin embargo, una moda asola nuestra geografía y amenaza nuestros bolsillos. Se trata de los festivales de música. Lo que al principio parecía una idea guapa, hoy en día, por multitud, se está convirtiendo en un coñazo. Un, dos, tres, responda otra vez: FIB, Bilbao Live, Summercase, Primavera Sound, Rock in Rio, Kobetasonik, Azkena, Doctor Loft, … Total, que ahora la cuestión recae en traerse al grupete de turno para tu festival. Lo demás, nada, un descampado, un puesto de cerveza rancia y cuatro desarrapados que toquen antes y ale, ya tenemos festival. Eso sí, a 60 euracos mínimo. El caso del Kobetasonik es flagrante, festival creado por y para Kiss, para justificar una visita de los cuatro maquillados (bueno, que sean dos). Lo cual es ridículo cuando con una diferencia de menos de un mes se lleva a cabo en el mismo recindo (o debería decir «prado») el Bilbao Live. Y claro, a pagar el dineral como mínimo de la entrada de un día. Para ver a Kiss y a 10 teloneros. No se crean, lo mismo ocurre con R.E.M.: se lo llevan la promotora Doctor Music y se montan un festival ex-profeso. Afortunadamente me pilla más cerca de casa, Castelló d’Ampúries. Otras opciones? Bilbao, one more time. O Madrid en ese horror que es el Rock In Rio. Pues nada, a l’Empordà, que la tramontana va bien para el cutis.
Me retrato para Kiss y los de Athens. Y cuando tengo tomada la decisión, me entero de que en el Summercase tocan nada más y nada menos que los Sex Pistols. Por si alguien no lo sabe, el Summercase es un festival de una jornada donde se juntan un puñado de grupetes de esos que molan tanto en el Mondosonoro o el Rockdelux. Y tienen los huevos de acoger la que es única fecha de los Pistols. 60 euracos me separan de ellos. Filthy Lucre Tour. Me niego. Pero claro, los Sex Pistols vienen a mi ciudad y no voy a ir. Está claro que no son los Pistols del 77, ni siquiera los del 96. Pero quieras que no, me jode.
Canciones:
Miqui Puig: “Segundo Premio”
Maurice Ravel: “Bolero”
The Offspring: “Nitro (youth energy)”