Archive for the 'fun lovin’ criminals' Category

04
Abr
13

The Huey Show!!!

El otro día hablaba del programa de radio “Viva Las Vegas”, y pensé que ya nunca escucho música en la radio. Tan sólo dos excepciones, la mencionada de “Viva Las Vegas”, y también  “The Huey Show”, que conduce Huey Morgan, cantante de mis adorados Fun Lovin’ Criminals, para la BBC6. Ambos programas no los escucho en un aparato de radio, sino vía podcast. Cosas de los tiempos modernos y sus comodidades.

Es una lástima que la radio musical actual sea tan chunga. No dudo, seguro, que haya programas en algunas emisoras de corte menos generalista, que valgan la pena, el espectro es amplio y ahora, vía podcast, no existen las limitaciones geográficas de la FM. Cualquier sugerencia será bienvenida. No negaré, sin embargo, que echo de menos poder encender la radio en el coche y dejar que alguien pinche música por mí. Música que valga la pena, claro. Hace unos años todavía escuchaba algo de Radio3, “El Bulevar” y “Sateli3”, principalmente, pero hace ya bastante que no lo hago.

Para mi gusto, lo bueno de la radio musical no es escuchar lo que ya conozco, lo que ya escucho, lo que podría tener en mi iPhone almacenado, sino escuchar cosas nuevas, canciones que no conozco, músicos a los que probablemente, a priori, no me acercaría. Tener a alguien, ya digo, haciendo una selección musical.

Huey Morgan is in tha House...

Huey Morgan is in tha House…

Pues bien, Huey Morgan demuestra su buen hacer al respecto en su programa, que se emite cada domingo de 14h a 16h, hora española. Aunque tiene un invitado cada semana, no es un show de entrevistas, sino que se dedica a pinchar canciones… canciones enteras, como debe ser, de todo tipo y pelaje. Ya sé que es un tópico, y os reconoceré una cosa, a mí, la gente que afirma que “escucha de todo” o que “le gusta todo tipo de música”, me da repelús… porque en general, no acaban la frase, en realidad esa afirmación continúa con “que emiten en Los 40 Principales”.

En el caso de Huey Morgan, si escucháis los discos de su banda, podréis imaginar que la amalgama de sonoridades que influencian al trío de NYC, están presentes en su programa de radio: rock, soul, funk, hip-hop, jazz latino, blues, swing… Sin complejos, Morgan puede pinchar a Big Star, seguir con Foo Fighters, continuar con N.E.R.D. para poner a Louis Prima a continuación. Y así, durante dos horas. Claro, no todo lo que pincha me gusta, faltaría más, pero el porcentaje de canciones que me atraen y, especialmente, el porcentaje de canciones que desconocía y que resultan gustarme, es bastante amplio. Todo ello aderezado con sus comentarios, con su charla socarrona y chulesca, y con ese estilo de un Fun Lovin’ Criminal.

Sólo un par de pegas. La primera, no se puede descargar como podcast, sino que se puede escuchar online en la web de BB6 durante la semana posterior a su emisión, aunque está indicada la lista de los temas, el intérprete y el disco que lo contiene, lo cual resulta francamente útil. La segunda pega es que, por alguna razón, ese sitio web no funciona bien con el navegador Safari, por lo que no lo puedo escuchar con iPhone o iPad. No puede ser todo perfecto.

 

Canciones:

Liquido: «Narcotic»

Soundgarden: «I wanna be king»

Tom Petty & The Heartbreakers: «The last DJ»

29
Oct
12

Huey & The New Yorkers

Esto de escuchar en streaming un disco que todavía ni siquiera se ha publicado, no deja de ser algo que me cuesta de asimilar. Ahí demuestro que soy un tío chapado a la antigua. Cuando yo tenía unos trece o catorce años, tenía un amigo con el que íbamos a mirar, y ocasionalmente (muy ocasionalmente, en tanto la economía lo permitiera, que era casi nunca) a comprar música en CD. Entonces no nos referíamos a ello por el acrónimo, y todavía usábamos esa palabra que ha quedado tan en desuso para referirse al formato, el “compact”. Nosotros íbamos a comprar un disco en “compact”. En fin, el caso es que mi amigo tenía (tiene) un hermano que sería como cinco o seis años mayor que nosotros. Mi amigo compraba música en CD, y la escuchaba en el único reproductor de CD que tenía en esa casa, el del ordenador. Su hermano, sin embargo, se resistía a comprar música en CD, y continuaba con el formato que había usado siempre, el cassette. Esa obstinación me sorprendía. Tenía su colección de cassettes originales, perfectamente colocada y ordenada, y no quería pasarse al CD. Está claro que si yo tuviera un hermano menor, me miraría raro, acumulando todos esos CDs.

El otro día leía el correo del Popular 1 de septiembre. Sí, el de septiembre, el número de octubre todavía lo tengo sin leer, últimamente se me acumulan, muestra de que Popular 1 ya no me interesa, ni de largo, tanto como antes. En ese correo había la carta de un chaval de ventipocos que decía que jamás había comprado un disco. Pude entender que jamás había pagado por la música, que toda se la bajaba de Internet. En fin, no quisiera retomar viejos debates aburridísimos y que ya traté en entradas dedicadas a ello, como ésta o ésta. La cuestión es que la música, tal y como la conocía, en lo que a su distribución se refiere y a la implicación que eso tiene como industria, está acabada. Lo cuál tiene muchas cosas que me disgustan, sí. Pero también tiene algunas cosas positivas.

Una de esas cosas positivas es el hecho de que haya podido escuchar el disco en solitario de debut del gran cantante de los no menos grandes, mis adorados Fun Lovin’ Criminals, sin que el trabajo esté a la venta aún. Sí, Huey Morgan se ha montado un proyecto personal, al que llama Huey & The New Yorkers, que no implica el final de mi trío neoyorkino favorito, y cualquiera puede escuchar un streaming de ese nuevo trabajo en el siguiente link:

http://www.clashmusic.com/features/listen-huey-the-new-yorkers-say-it-to-my-face

Ni que decir tiene, me parece una idea muy interesante. La oferta musical es ingente, el dinero a invertir, limitado, y vale la pena pegarle un tiento a los discos antes de gastarte los cuartos. Aunque se pierda un poco el romanticismo, no lo negaremos.

 

El más chulo del barrio…

Yendo al disco en cuestión, que titula “Say It To My Face”, a mí me ha gustado mucho. Claro que yo soy muy fan de los FL’C, y eso, quieras que no, influye. El fan de la banda reconocerá rápidamente territorios comunes entre los discos del trío y la música del proyecto personal de Huey Morgan. Si algo se le puede achacar a Morgan es eso, experimentación, poquita. Medio disco podría haber pasado como temas de los FL’C, si bien camina por una senda menos hip-hop y menos electrónico que los originales de los criminales. Ignoro si será un proyecto que tendrá continuidad, o si podremos ver a Huey girando con los New Yorkers en lugar de hacerlo con Fast y Frank, lo cuál sería francamente raro. Mientras tanto, creo que vale la pena disfrutar de esta colección de canciones, a la espera de una nueva entrega de los FL’C.

Canciones:

My Morning Jacket: “Circuital”

Generation X: “Revenge”

Ocean Colour Scene: “Can’t Get back To the Bassline”

02
Nov
11

Lista NDK Octubre 2011

Una idea que se me ocurrió, por aquello de darle un poco más de vidilla al blog, fue la de publicar la lista de las canciones que voy citando al final de cada entrada en Spotify. La realidad es que ahora mismo, la versión gratis de Spotify es un verdadero coñazo, con tanta publicidad, pero no deja de ser la opción que me parece más viable para estos menesteres. Por lo menos hoy en día. En lo que a disponibilidad de temas se refiere, la mayoría de los que he ido usando para cerrar cada entrada están disponibles. Por lo menos de momento. Alguno se ha quedado en el tintero, pero una minoría.



Tanto si tienes Spotify gratis como de pago, puedes conseguir aquí la lista NDK Octubre 2011.

Tres nombres sobresalen este mes: Pearl Jam, Mink DeVille y mis queridos Fun Lovin’ Criminals. De los primeros, ya hablé suficiente. Como también del trío de Nueva York. La presencia de Mink DeVille es gracias al descubrimiento de su disco definitivo, «Le Chat Bleu».

Una nota comercial, con Adele, una modernez probablemente carne de hype, como los cachondísimos Vaccines, la nostalgia del denostado disco de debut de Chris Cornell, que poco hacía presagiar lo difíciles que serían sus siguientes movimientos para la parroquia rockera, un oscuro tema de los muy reivindicables Generation X (con Billy Idol al frente), el debut de Nirvana o algo que parece perdido en el túnel de los tiempos como Rocket From The Crypt… tenemos un poco de todo, señora! A disfrutarlo con salud.
31
Oct
11

100% Colombian

Volví ayer de un viaje de trabajo a Colombia. Venga, reconocedlo… ha sido acabar la frase y todo el mundo ha pensado en hacer el chistecito. Que si me he traído bolas de coca metidas en mi estómago (u otra parte de mi cuerpo). Que si me había secuestrado la guerrilla. Que si había estado en una fiesta en casa de uno de los capos de Cártel de Cali y habíamos acabado borrachos de ron disparando las uzis. Sí, por más que les pese al los colombianos (el tema salió en varias conversaciones), los tópicos pesan mucho. En todos los países, claro está. Lo que ocurre es que en Colombia los tópicos son francamente chungos, y apenas pasan de la violencia, la corrupción, la droga y la Guerrilla. Si hasta Steven Tyler, en la biografía de Aerosmith (excelente, “Walk This Way”, de 1997) se refería a su etapa de mayor adicción a la cocaína con una frase que venía a ser algo así como “he relanzado la economía de Colombia”. Tampoco me andaré ahora con otro clásico de los reportajes de viajes, “Colombia es un país maravilloso” y blablabla. Pero sí es cierto que hay mucho tópico por superar.
En realidad se trataba de mi segundo viaje al país este año, a Bogotá, concretamente. Lo que ocurre es que el anterior lo realicé en medio de esa travesía por el desierto que me alejó de este, vuestro blog favorito, y bueno, por lo que sea, jamás hablé de él. En fin, mis viajes laborales son particularmente poco atractivos para el relato. En un viaje por trabajo, habitualmente, no hay tiempo de hacer turismo, y uno pasa por los sitios sin ver ese monumento, ese museo, esa playa o esa calle tan característica. Tampoco se puede decir que me de margen para “diluirme con la población nativa” y todo ese rollo tan de libro de viajes. En general, hay demasiado de ese triunvirato mágico aeropuerto-hotel-oficina que, lamentablemente, apenas tiene diferencias apreciables por todo el mundo. Lo intento, no obstante, buscar un poquito de tiempo para el turismo y, sobretodo, más por ser casi lo único que puedo conseguir, tratar de mezclarme con la gente del lugar.
 
Venga, un poquito de exotismo, que no se diga…
Una de las cosas que me llamó la atención fue el ritmo de trabajo. Reconozcámoslo, todo el mundo tiene en mente la idea de una cierta, digamos, relajación laboral. Bueno, supongo que de todo habrá, pero tengamos en cuenta un detalle: la jornada laboral en Colombia es de 48 horas semanales. Es decir, se trabaja los sábados. O en ocasiones, se trabaja 9 horas semanales y sábados alternativos. No sólo eso, sino que además hay tan sólo 15 días (naturales!!!) de vacaciones al año.
Bogotá es una ciudad enorme, con unos diez millones de habitantes, situada a entre 2600 y 3000 metros por encima del nivel del mar. Eso, que parece un dato intrascendente, es algo que noté al despertarme la primera noche. Una sensación como de congestión nasal, pero sin tenerla. Entre la respiración un poco más costosa (me pregunto cómo será en La Paz o Cuzco) y el desbarajuste del cambio horario, no resultan ser las mejores condiciones para trabajar. Pero amigos, uno es un profesional y lo afronta todo con la mayor dignidad de la que puede hacer gala. Mi contacto en Bogotá me recoge en el hotel y nos disponemos a llegar a la oficina. Las calzadas de las calles están destrozadas, en pleno centro financiero hay unos socavones que hacen necesarios unos buenos amortiguadores en el coche. El tráfico es caótico, pero no sólo por la cantidad ingente de coches que hay, sino por el desprecio a las normas más elementales de seguridad al volante. Sin embargo, y como suele ocurrir en estas situaciones, nadie se cabrea, nadie toca el cláxon. En Barcelona, una indecisión o un cambio de carril inesperado provocará una pitada monumental con mención a la madre incluida por parte del conductor de detrás. No era el caso de Bogotá, donde todo el mundo aceptaba ese caos con resignación y calma. Para tratar de mejorar eso, el ayuntamiento restringe la circulación a días tres días de la semana por número de la matrícula del vehículo. Es decir, el conductor de Bogotá no puede sacar su vehículo un par de días determinados de la semana, que el local define con una expresión graciosa, “tener pico y placa” (??), y el fin de semana es abierto para todos los coches.
No está nada mal…

 
Tres acontecimientos marcaban el pulso de la semana: la cercanía de Halloween, las elecciones municipales que se han celebrado hoy, domingo, y la final de la Copa de Colombia. Como suele ocurrir en casi toda América Latina, la influencia de los USA es muy fuerte. Por eso, si en España, cásica, orgullosa, rancia, católica, apostólica y romana, resulta cada vez más difícil evitar la incorporación de Halloween a la festividad de Todos Los Santos, en Colombia ya forma parte del imaginario colectivo, con niños disfrazándose y pidiendo caramelos incluidos. Todos los locales de ocio de la ciudad estaban decorados con telarañas de pega, calabazas, lápidas y muñecos de brujas. Las fiestas prometían ser grandes, aunque se adelantaban al fin de semana, ya que al caer el día 1 en martes, se trasladaba el festivo a un lunes de otra semana. Sin embargo, había un problema: las elecciones municipales del domingo. Y por qué suponía eso un problema, se preguntará el lector de estas líneas. Pues porque en Colombia, la jornada de reflexión previa a la cita electoral incluye el establecimiento de Ley Seca. Es decir, desde las seis de la tarde del sábado, estaba prohibida la venta de alcohol tanto en bares como en licorerías y supermercados. Con lo cuál, había un cierto stress en comprar las botellas antes de esa hora para consumirlas en casas, en fiestas particulares o antes de, como dicen allí, “irse de rumba” (ya me perdonaréis, a mí, que soy tontito, me hacen gracia estas expresiones).
Y aunque el fútbol colombiano hace tiempo que está de capa caída, y los años de gloria de la selección colombiana quedan muy atrás, sigue siendo un entretenimiento muy seguido. El jueves se jugaba la final de Copa (partido de vuelta), y muchas personas de la oficina donde trabajaba esa semana se reunían para ver el partido en un bar, así que me invitaron a unirme a ellos. Todos los bares llenos a rebosar de hinchas siguiendo con ese entusiasmo que todo el mundo relaciona con el fútbol argentino para ver el partido: Millonarios de Bogotá contra Boyacá Chicó. En fin, ni siquiera beberme varias botellas de cerveza Club Colombia me hizo superar mejor un partido que definiría el gran José María García de ramplón, ramplón. Pero amigos, en ese bar se podía sentir la Pasión. Al final, que sé que andábais en un sinvivir, y pese al penalty fallado, acabó ganando Millonarios, “los millos”, lo que desbordó la alegría en las calles por parte de los hinchas (y el puteo por parte de la vecindad, supongo). Después, una cena a base de picada, un plato para compartir a base de patata criolla, morcilla y salchichas, en el cerro Santa Bárbara, y un canelazo, licor caliente y muy dulce para una noche como ésa, lluviosa y algo fresca, como fue toda la semana.
Vista de la ciudad desde el cerro, con un canelazo en la mano.
En fin, por supuesto que también trabajé. Lo malo de esos viajes que, para ser en el otro lado del mundo, acaban siendo cortos, es que entre la jornada y el mal dormir por el cambio de hora, uno llegaba al hotel bastante cansado. Y los cachondos del hotel, además de surtir el baño con los clásicos jabones, pasta de dientes y demás, incluían un preservativo en el kit. Me pregunto si lo renovarían al día siguiente, en caso de que lo hubiera usado…
Canciones:
Mother Love Bone: “Stargazer”
Fun Lovin’ Criminals: “Up On The Hill”
Vampire Weekend: “Mansard Roof”
10
Oct
11

Fun, Live & Criminal

Ya he hablado muchas veces de mi condición de fan de los Fun Lovin’ Criminals. Han sido unos asiduos a estas líneas, como podéis comprobar haciendo click en la etiqueta que lleva su nombre. Es por ello que la publicación de un disco en directo del trío neoyorkino debería suponer una noticia grata. Y lo es, que no quepa la menor duda. Sin embargo, no deja de haber un poso agridulce en la misma, que a la postre, es sintomático de cómo está el mundo de la música hoy en día, de rock y del pop, digamos, “no mainstream” (para el caso del rock esa acotación ya no es necesaria, el rock hace demasiados años que no es de consumo al gran público). Ya comenté cuando hablé en su momento de “Classic Fantastic” (2009) que el combo estaba pasando por momentos definitivamente muy lejos de épocas pretéritas. La publicación y difusión de ese trabajo fue costosa, y a través de una compañía pequeña, la suya propia, KiloHertz. Y no hay nada malo en ello, claro, pero verse obligados a trabajar en compañías que no pueden invertir en bandas, en promos y en buenas grabaciones, demasiado a menudo, provoca que la banda acabe cerrando la barraca. Afortunadamente, de momento no es así. Pero si la presencia de “Classic Fantastic” en las tiendas era más bien escasa, casi testimonial, la de este disco en directo, “Fun, Live & Criminal” (2011), es nula, y sólo se puede conseguir haciendo un pedido en su sitio web.

Bonito packaging
De hecho, para poder sacarlo al mercado, FL’C hizo algo ahora cada vez más común, y es pedir órdenes de compra por adelantado, para poder financiar el proyecto. Para un grupo que vendió miles de copias de sus tres primeras grabaciones, resulta ser algo extraño, el hallarse en esta tesitura. Por un lado me alegro de que la banda siga adelante, esté en muy buena forma (“Classic Fantastic” es un gran disco) y no haya acabado como otros nombres de los 90’s que, aunque rebosaran calidad, no llegaron a los niveles de popularidad esperados, más por las compañías aunque a veces también por ellos mismos, y decidieran abandonar. Por otro lado, me jode no poder encontrar los discos de FL’C en cualquier tienda, al alcance de cualquiera, que no estén copando portadas de los medios y, sobretodo, que sea difícil que los promotores españoles se animen a traerlos por aquí. Claro que, por otra parte, tampoco quisiera que mi vecina de enfrente tuviera “City Boy” de politono en el móvil o que sus conciertos fueran noticia porque los jugadores del Barça estaban en la zona de celebrities de la sala. Qué complicados somos los fans.
En fin, por supuesto que hice mi pedido del disco y diligentemente, al cabo de unos pocos días recibía mi paquete en casa. La muchacha de KiloHertz me mandó un e-mail diciéndome que lo sentía, que se iban a retrasar un par de días, los que tardaría Huey en pasarse por la oficina y firmar el ejemplar. Al final, un majestuoso triple CD en directo firmado por Huey, Fast y el que es su batería desde hace ya unos años, Frank. Qué más puedo pedir?
Tres firmas para personalizar una copia

Permitidme que os explique una anecdotilla. Creo que en alguna ocasión ya lo había contado, es igual. Cuando me puse Internet en casa, hará unos diez años, y comencé a trastear por webs, una vez entré en el sitio oficial, por aquél entonces, de Fun Lovin’ Criminals. Había, claro, una dirección de contacto, y allí estaba, al ipso facto, vuestro buen amigo Kar, joven, despreocupado, lozano y algo naïve, mandando un correo a la banda, a la que acababa de ver por segunda vez en concierto, un correo lleno de elogios y sugiriéndoles que tenían que grabar un disco en directo, al tratarse, como son, de un grupo que dota a sus temas de un tratamiento muy diferente en estudio que sobre el escenario. La respuesta no tardó en llegar, un lacónico“Thanks for the love”. El disco en directo tardaría una década más.
Supongo que ponerme a juzgar el contenido de los 3 CD’s sería un poco obvio. Acabaría hablando de lo buenos que son, de lo mucho que me gustan sus canciones y de lo bien que suenan en directo. Personalmente, les he visto tres veces sobre las tablas y nunca me han fallado. De modo que trataré de contenerme. Lo primero que remarcaría es, para todos los miembros de la parroquia rockera a quienes los aires más hip-hop de sus discos en estudio les tira para atrás, que en directo suenan a una banda de rock. Sí, es cierto, usan muchas bases programadas, algo lógico e incluso necesario para la traslación de sus canciones al directo contando con sólo 3 miembros. Sí, es cierto, en ocasiones Huey Morgan rapea más que no canta. Y sin embargo, qué guitarra, señores. Bluesy cuando debe, potente en ocasiones, siempre omnipresente. Y qué batería, el fichaje de Frank fue todo un acierto, el tipo tiene pegada y sabe lo que se trae entre manos. Lo cuál deja espacio a Fast para jugar con el bajo, los teclados, la trompeta, la armónica, las programaciones, y lo que se le eche por delante.

Triple CD de lujo
En algunos temas, las partes pregrabadas restan capacidad para la improvisación, eso es cierto. En general, no obstante, las relecturas de sus canciones resultan francamente interesantes. No se trata de un concierto entero, sino de grabaciones de varios de sus shows. Luego, cada uno de los 3 CD’s que componen el disco está mezclado y estructurado como si de 3 conciertos diferentes se tratara, con tres setlists distintos. Así, en todos ellos hay momentos para el rock n’ roll, para los himnos, para los aires más groove y las baladas.
Personalmente considero que los temas escogidos son los mejores y más representativos, y no me quejo por la exclusión de ninguno en particular. Así, nos topamos con grandes momentos como “Big Night Out”, “City Boy”, “Classic Fantastic”, la épica de “The Ballad Of NYC” (en una versión que supera claramente la original) o el clásico imprescindible “Scooby Snacks”. Incluyen tres temas nuevos, que tampoco son para tirar cohetes, pero no están mal, y una versión, amén de su conocida interpretación de “We Have All The Time In The World”, de “Live Have Love”, que estaba como bonus track de “Livin’ In The City”.

Con ediciones así, quien se conforma con un triste archivo de mp3 ???
Poco más puedo decir. Para los fans, obligatorio. Para los neófitos, puede ser un buen comienzo, aunque yo escogería antes uno de sus trabajos de estudio. Para los rockeros más cerriles a quienes su particular sonoridad no acababa de convencer, puede ser una buena opción. Y para los que les perdieron la vista en los últimos años, oportunidad de oro para el reencuentro.
Por cierto, podéis comprar vuestra copia en http://funlovincriminals.tv/
Canciones:
Nirvana: “Love Buzz”
The Gaslight Anthem: “American Slang”
Dinnosaur Jr. : “Just Like Heaven”

31
Mar
10

Classic Fantastic

Llega un momento en el que te das cuenta de que las cosas han cambiado. A veces es un acontecimiento lo que hace llegar a esa conclusión. Otras veces, y amigos, esas son las peores, no hay nada que actúe de catalizador. De repente te das cuenta de que las cosas han cambiado, y ya está. No tiene por qué tratarse de algo dramático. Te deja un poco de mal sabor de boca, eso sí.
Cinco largos años nos han tenido esperando estos señores. Cinco años en los que la verdad es que el futuro de la banda nunca había estado muy asegurado. Ya sabéis, las cosas han cambiado, los grupos ya no venden discos y muchas discográficas se desprenden de parte de su catálogo. Algo así como un ERE para rockeros. Y entonces es cuando muchas bandas se dan cuenta de que es demasiado complicado luchar, que ya no son unos jovenzuelos que tienen energía para aguantar carros y carretas, y que, tal vez, no sé, tal vez sería hora de dejarlo.

Lo de los Fun Lovin’ Criminals podría haber sido un ejemplo. Ya fueron expulsados de EMI en 2002, y ficharon por Sanctuary Records. Sin embargo, su último disco, publicado hace unas semanas, llevaba el sello de una discográfica llamada Kilohertz, y en una pirueta del extraño mercado en el que vivimos, distribuye una empresa llamada Absolute vía Universal Records. Si alguien lo entiende, que me lo diga. Pero esta complicación al explicar cómo llegó «Classic Fantastic» al mercado da que pensar en la complicada situación que la banda parece que vivió.

Back in the New York groove!

Poco importa, sin embargo, ahora que ya tengo «Classic Fantastic» en mis manos, por cierto, muy buen título. Como nota curiosa, y prometo que con esto cierro el capítulo de la distribución, vi el disco anunciado en la web de esa multinacional francesa que todos tenemos en mente y que tiene tiendas en … bueno, qué más da, en la web de FNAC (de los cuales aceptaré agradecido un taloncete por la publicidad gratuíta). Y para la FNAC que me fuí, preguntando por el disco en cuestión. El muchacho me dijo que no había ninguno todavía, que estaban por llegar… pero que sólo les iban a llegar 2 copias (???) y que si quería que me lo reservara. Por supuesto que quería que me lo reservara… ¿2 miserables copias en todo un FNAC de Diagonal Mar? Definitivamente el mundo del disco como formato físico está chungo. Ok, Fun Lovin’ Criminals no son Coldplay precísamente, pero 2 copias me parece como un chiste.

En fin, había curiosidad. Tras la inactividad en el estudio, y tampoco es que prodigaran mucho en los escenarios, tras esos 5 años, tras el salto a una discográfica pequeña… ¿se resentiría su música? Bueno, podemos respirar tranquilos, «Classic Fantastic» mantiene un alto nivel. De hecho, el inicio del disco es muy, muy grande, especialmente ese tema homónimo, «Classic Fantastic», a la altura de eso, de sus grandes clásicos, con una lección de cómo usar un sampler incluída. Siendo «Classic Fantastic» un ejercicio de estilo, del estilo al que FL’C nos tienen acostumbrados, tan particular suyo, quizás el trabajo se escora más en unas bases hip-hop más marcadas, más que en su predecesor, mucho menos uso de la trompeta de Fast.

A pesar de ello, el disco tiene un bajón considerable hacia su segunda mitad, tras 4 temas como un inicio arrollador. Pero paciencia, el disco remonta otra vez con «We, The Three» y «How Low?», un hip-hop guitarrero marca de la casa. Ya no recupera el gran pulso con el que abren el trabajo y que hacía pensar que tal vez sí, esos 5 años les habían teletransportado a sus grandes momentos pretéritos. Sí se mantiene, desde luego, en un alto nivel que no hace que temamos por encontrarnos a unos FL’C publicando discos indignos o arrastrándose por los escenarios. Probablemente no es el disco con el que cosechen legiones de nuevos fans, pero desde luego los fans de toda la vida deberíamos estar satisfechos.

Canciones:

Fun Lovin’ Criminals: «Classic Fantastic»
Fun Lovin’ Criminals: «The Originals»
Fun Lovin’ Criminals: «Rewind»

28
Oct
09

Fun Lovin’ Criminals – pt.3 (y última)

Este domingo, no sabes por qué, te has levantado muy temprano. Apenas las siete y media y estás con los ojos como platos. Un afeitado, una ducha, una camisa bien planchada y antes de salir, un repaso al pelo: todo en orden. Sales a las calles de la ciudad, y parecen raras. No hay mucha gente, pero lo que sorprende es que hay gente. Quien lo iba a decir, un domingo. No sabes qué te lleva a ello, pero tomas el metro y te paras en la misma estación y a la misma hora donde, algunos años atrás, solíais cogerlo. En sentido contrario. Hacia casa. Paseas por ahí, y todo te parece extraño. No estás acostumbrado a verlo con tanta luz. De repente, entre ese taller y el edificio amarillo hay un solar y te resulta inquietante. Tardas un par de minutos en darte cuenta de que allí estaba el Squier, ahora reducido a la nada. Con el golpe bajo recién encajado, giras la segunda a la izquierda. La licorería sigue allí, pero al entrar, los koreanos no son los mismos. No suena constantemente Bob Seger. Menudas risas nos hacíamos con aquél koreano, que hablaba un inglés ruinoso pero era fan a muerte de Bob Seger y de los Giants. Por lo menos Louie’s sigue en pie, allí al fondo está. Vaya, parece cerrado. Claro, es pronto. Te asomas por la ventana y todo está demasiado lleno de polvo. La sábana blanca cubriendo el billar es la prueba definitiva. No es que ahora está cerrado, es que está cerrado. Lo que todavía está es ese bar donde tantas veces habíais acabado tomando un café antes de volver a casa. Te sientas y te tomas un café. Y por un momento te pones triste. Dónde están Max, Norah y Silke? Cuánto tiempo hace que no hablas con Ed? Desde que se mudó, casi. Y a Hannah, parece que le va demasiado bien como para perder su tiempo con nosotros. O tal vez soy yo el que ya no tiene tiempo. Echas de menos todo aquello, y durante unos minutos miras el móvil y piensas que deberías mandar un sms a todos, pero estás jodido y quieres regodearte en tu tristeza. Pero tomas un sorbo de café y recuerdas todo aquello. Diablos, lo pasábamos bien. Y no puedes evitar una sonrisa dibujándose en tu cara.

Esta es su máxima actividad diaria

“Loco” (2001), el tercer disco (si no contamos “Mimosa”) de los FL’C, es como una gran resaca. Como un domingo de boca pastosa y dolorcillo de cabeza. No es la mejor mañana del mundo, pero lo has pasado tan bien la noche anterior que estás de buen humor. Estaba claro que “Loco” difícilmente iba a poder superar el listón de “100% Colombian”. «Loco» no es un disco tan pretencioso, y si 100%… era perfecto para escuchar de un tirón, lo primero que se puede apreciar de su sucesor es que es una colección de canciones sin tanta correlación entre sí, y bastante distintas. Abren con Where The Bums Go, una canción puramente punk. Pero luego las aguas vuelven a su cauce con el single Loco, que cuenta con aires latinos y una guitarra que puede recordar al Santana actual. Y sin embargo, a la segunda escucha uno no puede quitarse la melodía de la cabeza. Y la tercera canción, The Biz retoma los aires más hip-hop vacilón de su debut. Tres canciones muy diferentes entre sí. Sintomático de lo que es el disco.

Probablemente lo peor sea que algunos cortes son algo flojos, lo que le resta uniformidad a la grabación. Para mi gusto, se debería destacar un bloque con tres canciones de aspecto más reposado, como “She’s my friend”.

Con él llegó la polémica

Pero en definitiva, “Loco” nos muestra a unos Fun Lovin’ Criminals a medio gas, con momentos muy grandes, pero con otros algo más olvidables. Quiere eso decir que “Loco” no es un disco recomendable? En absoluto. Y sin embargo las comparaciones pesan demasiado.

En la grabación de “Loco” vuelve a constar Mackie a la batería, quien además les acompaña en la correspondiente gira, en la que una vez más recalan en Barcelona, en un concierto no tan espectacular como el anterior, pero que demuestra quien sigue mandando, con o sin momentos más regulares en su disco. Mackie sin embargo no duraría mucho, y el cuarto disco de la formación aparece firmado simplemente por Huey y Fast.

Así, “Welcome To Poppy’s” sale a la luz en 2003, en unas condiciones bastante diferentes. EMI ya no distribuye sus discos, sino que se ocupa una discográfica menor, Sanctuary Records. Entre eso y que su popularidad queda más lejana (jamás tuvieron un superhit equiparable a aquél clásico “Scooby Snacks”), el disco aparece con mucha menos promoción, casi de puntillas. Y es una pena, porque sin ser un disco superior a “Loco”, como aquél, “Welcome To Poppy’s” resulta un ejercicio de estilo muy interesante. A diferencia de “Loco”, en esta ocasión el bloque vuelve a ser más compacto, y el nivel no tiene los altibajos de su predecesor. Sin embargo, tampoco destaca por tener canciones memorables como el anterior trabajo. Todo el disco en general está bastante bien, pero no hay muchas de esas canciones que colocarías en un CD que le grabaras a aquella amiga que te pide un recopilatorio de FL’C.

Uno… dos… un momento, pero no eran un trío???

A destacar, por ejemplo, que se acabaron los experimentos con el rap más primitivo o con ciertas sonoridades ambient. Y que la guitarra de Huey Morgan tiene mucho más peso. Es evidente que la banda no pasa por su mejor momento, pero sigue ahí, con un nivel que ya quisieran para sí muchas otras bandas.

Así, qué disco es mejor, “Loco” o “Welcome to Poppy’s”. Difícil pregunta. Yo casi destacaría “Loco” porque algunas de sus canciones me parecen geniales. Pero tal vez sea porque me trae buenos recuerdos, simple y llanamente.

No se harían esperar mucho, sin embargo, para publicar “Livin’ In The City” (2005), el que a la postre, ha resultado ser el último disco de los neoyorquinos hasta el momento. Y en esta ocasión, otra vez en formato trío, pues a Frank ya se le presenta como batería y miembro oficial de la banda. Pero detalles de formación aparte, lo importante es que se sacan de la manga un discazo fantástico. No supera a los dos primeros, pero yo lo colocaría muy, muy cerquita de “Come Find Yourself”. No te digo ná y te lo digo tó. Olvidaos del single “Mi Corazón”, un ejercicio oportunista de confundir a quienes pudieran relacionar al trío con sonoridades latinas. Es la peor canción del disco.

La portada no es gran cosa, pero menudo disco se esconde en su interior!!

Por lo demás, tenemos a los FL’C más callejeros, tenemos rap, rock, soul, estribillos míticos, acercamientos al funky, momentos sosegados… qué más se puede pedir? Tenemos algunas joyas como ese “How It Be” con esa intro tan funk setentero, o “City Boy” con ese estribillo pegajoso. Si incluso se permiten el lujo de incluir un pasaje del babosísimo “Love Story Theme” y salir airosos. Quizás se podría decir que “Livin’ In The City” compila los diferentes estilos que el trío ha ido practicando en su carrera, y algunos temas suenan más a su debut, y otros al mítico “100% Colombian”, pero “Loco” también planea en el horizonte. También es un disco más corto de lo que nos tienen habituados, y eso le hace ganar enteros. Corto, conciso, sin bajones, con una coherencia global pero con momentazos de esos que les surgían en 1999.

Y hasta ahí la historia. Lamentablemente, han pasado ya casi 5 largos años, y no sólo no hay continuación, sino que tampoco hay noticias de nuevo disco. Lo cuál no deja de irritarme. Está claro que la industria ya no es la que era y cuando ni siquiera su myspace (única fuente fiable de noticias suyas) muestra gran actividad, sólo me tranquiliza el saber que de tanto en tanto hacen algunos conciertos en festivales europeos, alguna cosita en USA y varios bolos en UK e Irlanda, donde sorprendentemente siguen siendo muy apreciados. Pero 5 años sin disco de los Fun Lovin’ Criminals son demasiados. Se les echa de menos. FIN.

23
Oct
09

Fun Lovin’ Criminals – pt.2

Imaginemos una tarde de mayo en Nueva York. El tiempo ha dado una tregua y el sol primaveral luce calentando agradablemente. Te acercas a la ribera del río, bajo el puente, en el lado de Brooklyn. Los almacenes reconvertidos en talleres de artistas parecen tranquilos, y los locales todavía no han abierto. En la zona de césped hay mucha gente, familias, gente con sus perros, unos chavales jugando con el balón, aprovechando cualquier intento de placaje para retozar sobre la yerba. Te sientas en una de las rocas y contemplas el puente, el río, y al fondo, la Manhattan, y parece que todo está bien. Un cigarrillo tras otro y en un ratito el sol se ha puesto. Recibes un sms en el móvil. Nos vemos a las ocho en Louie’s. Sonrisa pícara. Claro que sí. Allí nos vemos. Te levantas, espolsas un poco el pantalón, te pones la americana de nuevo, el sol ya se está escondiendo y ya no hace ese calorcito agradable, y enfilas hacia el metro.

Más o menos por aquí… la foto es mía (juas, sufrid, mortales!)

Si “Come Find Yourself” era un gran disco que vino precedido por uno de esos singles que sonaron y sonaron, su continuación cerró muchas bocas (alguien dijo hype?) y dejó a otros tantos sorprendidos. Señores y señoras, “100% Colombian” no sólo es el mejor disco de Fun Lovin’ Criminals sino también es uno de los mejores discos de la década de los 90’s. Así de claro.

Barry White les salvó la vida…

Esa portada, con ese trío trajeado, con fundido en negro y pose de “Uno de los Nuestros” no da pie a confusión. Clase. En este disco acentúan su faceta más soul tranquilo, en detrimento de algunas bases más hip hop, y tal vez de algunos riffs más durillos. Por lo demás, la fórmula de su debut, pero depurada y superada. Menudas canciones!!

El primer single, “Love Unlimited”, homenaje clarísimo a Barry White con estribillo memorable (“Barry White/Saved my life”) no tiene esa capacidad de aparecer en todas las radios y teles. Claro, tampoco tiene un sampler de Pulp Ficition. También es 1998, y la MTV ya no está por la labor de promocionar alt rock, y el hip hop es cosa de Puff Daddy y no de esos blanquitos. Pero le pueden dar a la MTV. En “100% Colombian” hay desde cortes puramente rockeros, como “Korean Bodega”, “10th Street” o “Big Nigh Out” (con un sampler genial de Tom Petty) hasta pequeñas maravillas de soul rap, como “Sugar” o “Back on the Block”, incluso hay espacio para el hard rock en “Southside” y el blues en “Mini Bar Blues”, con el mismísimo B.B.King poniendo su Lucille al servicio de los criminales.

Una copa?

Las letras y la actitud siguen la estela marcada anteriormente, urbana, macarrilla, gangsteril (en el sentido más Scorsese de la palabra), pero también elegante. El trabajo de Fast en los teclados y la trompeta es incontestable, y uno de los sellos identificativos de la banda. No puedo dejar de emparentarles con otras bandas que hacían de la clase, la actitud y un particular sentido de la elegancia su bandera: Urge Overkill y Afghan Whigs.

Lo cierto es que en 100%… resulta difícil destacar un tema sobre los demás, ya que es un disco hecho para escuchar de un tirón, y no puedo más que encadenar un elogio tras otro. Ideal para aquellos que se quieran iniciar en el mundo de clubs humeantes, mujeres con traje de noche, fiestas en las terrazas de New York City y dry martinis que proponen Fun Lovin’ Criminals.

Dando de comer a las palomas

La gira de “100% Colombian” recaló en Barcelona, en la sala Bikini, y no se me ocurre mejor marco para un concierto de estos tipos. Lógicamente suenan muy diferentes en directo, más guitarra y más improvisación, a pesar de las bases programadas, pero sobretodo con un Huey Morgan derrochando glamour y simpatía. Al final del concierto les esperé en la salida, donde había un pequeño grupito de fans, y Morgan salió, saludó a todos, firmó autógrafos y aún sin perder su aureola de estrella, se portó de un modo amabilísimo atendiendo a todos los allí presentes. Por cierto, en esa gira, Steve-O, batería original, ya había abandonado la banda y ahora era Mackie quien se ocupaba de las baquetas.

El siguiente movimiento de la banda no tardó en llegar, y en 1999, sólo un año después de la publicación de “100% Colombian”, publican “Mimosa”, un un compendio de versiones de temas ajenos y relectura de los propios, de corte marcadamente lounge y apto para fans hambrientos de material. Para todos ellos, constituyó una sabrosa golosina.

Es en las versiones donde gana enteros este Mimosa. La primera, un corte totalmente funky que me enganchó durante una temporada, original de 10CC, para mí, es de lo mejor. El tono general es, sin embargo, muy lounge, muy calmado. Junto con el cantante de Echo and the Bunnymen, hacen una versión del The Summer Wind, del gran Sinatra, que no acaba de convencerme. Todo lo contrario que ese Crazy Train original de Ozzy Osbourne, genial , donde la banda demuestra tener un background rocker. Las relecturas de temas propios son claramente inferiores a las originales, si bien la de Scooby Snacks en plan blues acústico no está nada mal. Lo dicho, material apto para fans.


Poniendo esta foto podría haberme ahorrado tanta palabrería tratando de describir «Mimosa»

Y mientras esperamos la continuación de la historia, os dejo con deberes (menudos deberes más buenos!!), escuchad esos dos discos mientras revisáis las fotos de las carpetas interiores, que dan una idea muy clara de lo que es ser un Fun Lovin’ Criminal.
(CONTINUARÁ)

23
Oct
09

Fun Lovin’ Criminals – pt.1

Un gordaco negro vestido con un traje también negro, te abre la puerta metálica (negra) permitiéndote el paso, mientras de dice “adelante” con cara de decirte “me cago en la madre que te parió”. Unos segundos antes te ha mirado de abajo a arriba, y vuelta otra vez hacia abajo, escrutando dios sabe qué. El humo y una cierto tono azulado de luz te dan la bienvenida y al caminar un par de pasos, una bonita camarera cruza por delante tuyo a toda velocidad, shorts, botas altas y escote generoso, sin apenas reparar en ti. Afortunadamente, todavía recuerdas aquella noche que fue simpática contigo cuando le hiciste aquella broma al pedir tu copa, y al corresponder tu chistecito, envalentonado por el alcohol, te pusiste tan pesado. Santa paciencia la de esas chicas. Escrutas un poco la zona. Al fondo un par de grupos habituales, en las mesas, aunque una de ellas está ocupada por gente nueva, claramente no son de la ciudad. Antes de ir a la barra, ves a Norah, guapísima con ese vestido, y su amiga alemana, Silke, menos elegante pero también muy guapa, que te saludan pícaramente desde el fondo, agitando sus manos que pasado mañana volverán a lavar cabezas en la peluquería. Esta noche, sin embargo, parecen reinas. Después de saludarlas, y antes de ir a la barra, compruebas que tu camisa está bien metida y el cuello en su sitio. Apartas un poco el flequillo de la frente y te apoyas en la barra. Siempre vas a esa, que regenta Pete. Las chicas bonitas sólo sirven en la barra de en frente, o en las mesas. Te choca con esa mano enorme y sudada, pero diablos, es un buen tío, y no necesito pedirle la copa, se limita a girarse y a decirme “lo de siempre, ¿no?”, y antes de contestar ya ha cogido la botella de Bombay Saphyr y un botellín de limón. En la pista hay bastante gente, muchas chicas bailando, y eso que todavía no ha comenzado el DJ, un grupo está tocando. Pete me pasa la copa mientras me dice “escucha a esta banda, tío, son buenísimos”. Y realmente lo son. El guitarrista saca magia de su Gibson negra mientras le hace caída de ojos a la primera fila, y aunque nunca me han gustado los grupos que tienen partes pregrabadas, esto suena diferente. Y ese riff? Pero si es “Smoke on the water” mal tocado! Y mientras se atusa la americana, el que está detrás de unos teclados, ha dejado el bajo y ahora está tocando la trompeta. El batería aprovecha la base grabada para salirse del ritmo y lucirse un poco, pero esa cara de universitario fumado no le pega con esa preciosa corbata que lleva. Son buenísimos.
No nos engañemos, si Fun Lovin’ Criminals no hubieran incluido ese sampler de Pulp Fiction en “Scooby Snacks”, en pleno 1995, con el resacón Tarantiniano en pleno apogeo, tal vez no hubieran alcanzado nunca el estatus y quizás nos hubiéramos perdido a este trío fantástico. Eso, que nos pareció un guiño divertido en uno de esos singles incontestables de los 90’s, a Tarantino le pareció una ocasión para reclamarles su tajada por derechos de autor. Claro, eso fue cuando el disco “Come Find Yourself” escaló puestos en las listas, especialmente la británica. Y es raro, porque es en el Reino Unido y también en Irlanda donde estos chicos siempre han tenido mayor éxito, casi más que en su América natal.

Menudas caritas de fumeteo que llevan… porque de haberse despertado a las 5 de la mañana, como que no.

Hablar de Fun Lovin’ Criminals sin mencionar aspectos extramusicales se convierte en una difícil tarea. Elegantes, bon vivants, cachondos, cinematográficos, mitómanos, algo macarras, gangsteriles, con clase. Son un poco de todo eso. Huey Morgan, voz y guitarra, Brian “Fast” Leiser, teclados, trompeta, bajo y programaciones variadas. Y un batería que ha ido cambiando a lo largo de los años de formación. Neoyorquinos orgullosos hasta la médula.

Y su música? Es rap? Es rock? O tal vez ambas cosas? Pero claro, cuando se habla de mezclar rap y rock aparecen rápidamente los nombres de Beastie Boys, y de Rum DMC, y de RATM o incluso de Ántrax. Y creedme, no se parecen a ninguno de ellos. Claro, usan bases programadas y samplers, pero esa guitarra es hard-rockera a veces, blues en otras ocasiones. Y luego aparecen esos teclados o sacan la trompeta, y la cosa se pone más soul. Y cuando menos te lo esperas, se descuelgan con alguna sonoridad más tradicional, o con acercamientos al lounge. No me pidáis que lo defina. Demasiado complicado.

Su debut aparece en 1995, “Come Find Yourself”, y ese primer single de base rockera y estribillo pegadizo les abre muchas puertas. Y muchas más que les abrirá ese videoclip. Efectivamente, en el videoclip de “Scooby Snacks” además les sirve para presentarse protagonizando una historia de golfos entrañables que deciden forrarse robando un banco, en una historia, lo adivináis? Sí, muy tarantiniana. Y yo, que no había escuchado rap en mi vida, ni ganas, me engancho a esto que no sé muy bien lo que es, pero me gusta. Claro, algunos cortes son netamente hiphoperos, pero otros son puro rock, bailable y desinhibido, con algunos riffs muy buenos. Y con samplers declarados de “Free Bird” y no declarados de “Smoke on the Water”. Porque vamos, que me aspen si el riff de “Bombin’ the L” no es el riff clásico de Ritchie Blackmore, con un par de notas omitidas. También hay momentos más tranquilos, como esa bonita versión del clásico de John Barry “We have all the time in the World”, o esa bluesy “Methadonia”.

Las referencias a NYC son explícitas, por ejemplo, “the L” es un tren que cruza de Manhattan a Brooklyn, y con homenaje a John Gotti, el último mafioso clásico, ilustre habitante de la ciudad de los rascacielos.

En definitiva, un gran debut de un grupo que se hizo muy popular y que aprovechó su tirón para pasearse por festivales y hacer conciertos en las salas de medio mundo, cuando el rock todavía era popular, aunque capitalizado por los sonidos “alternativos”. Gran debut, sí, pero nada nos hacía presagiar lo que vendría después. Pero eso, amiguitos, será otro día. Así que os doy tiempo para pinchar “Come Find Yourself” y continuamos para bingo. (CONTINUARÁ)

30
Dic
08

Fan Fatal

Me tengo por un tipo más o menos frío, poco dado a mostrar mis emociones, sentimientos y a veces hasta opiniones en público. Poco dado a los aspavientos, en definitiva. Pero amiguitos, todo el mundo tiene un lado oscuro. Tiene un momento de pérdida de papeles. Todo el melómano, o cinéfilo o similar tiene en su haber un fan fatal (efecto sonoro de peli de terror). Y efectivamente, el viejo Kar también ha tenido su momento de fan histérica, ya me perdonareis el uso del femenino. Así, que yo recuerde, he tenido tres o cuatro momentos fan, de esos de contacto cara a cara con el ídolo en cuestión. Tampoco os vayais a pensar que llevo un Travis Bickle en mi substrato más hondo. Aún así, y conociéndome, me extraña que me dedicara a buscar el contacto directo. En fin, ahí van.
Uno de los más cachondos y de los que guardo mejor recuerdo es de los Fun Lovin’ Criminals. Aquella noche, damas y caballeros, había sido la hostia. Yo llevaba una semana muy mala, y los criminales presentaban su mejor disco, «100% Colombian» en la sala Bikini de Barcelona, lo que se dice un marco incomparable para este trío. El concierto fue perfecto. No se me ocurre mejor adjetivo. Y al acabar, saliendo de la sala me fijé en la bajada al parking anexo a la misma. Para mi sorpresa, por ahí entran los equipos a la sala, por lo que tenía acceso directo a ella, y sí, un reducido puñado de fans estaba a frente a unas cutre vallas de obra que separaban la zona reservada para el camión del equipo de sonido de la zona de aparcamiento puro y duro. Lo que se dice una zona cool, ya veis. Y no tuve que esperar ni cinco minutos para que apareciera el gran Huey Morgan, dicharachero, sonriente con su traje impoluto. Y efectivamente, nos saludó, nos firmó, en mi caso, la entrada y la carátula del CD que no me pregunteis por qué, llevaba encima, nos estrechó la mano, y en definitiva, estuvo simpático. Una guinda bonita para una buena noche.

Huey Morgan, es un truhán, es un señor.

Ya había descubierto el truco, el gran secreto de la sala Bikini. O eso pensaba. De modo que para el siguiente concierto allí, ya estaba preparado. En ese caso, eran los Hellacopters. De entrada, y nada más acabar, me encontré con Tyla, de los Dogs D’Amour en el concierto. Y no sé por qué, le pedí la dichosa firmita. Como no tenía dónde, me firmó en el libreto del CD de los jelacas. Al tío le extrañó, pero le hizo gracia. Nadie más le estaba agobiando, aunque la verdad es que saludó, firmó y aire. Claro que con quien quería charlar era con los Hellacopters, banda que por aquél entonces me encantaba, y estaban en su mejor momento. Así que al acabar el show, salí dirección al parking… pero estaba cerrado con una reja. Y efectivamente, tras la reja, al fondo, se veían a los pipas de la banda y a los propios jelacas entrar y salir. Me recuerdo como un histérico llamando a gritos a Robert Hellacopter, pero el muy hideputa se limitó a saludar con la mano, por no subir 40 metros de cuesta y firmar a través de la reja. Cosas que pasan, pero claro, no hablamos de Mick Jagger, hablamos del puto bajista de los jelacas. De modo que esa noche el autógrafo de Tyla fue el único que conseguí.

Algo rancios… pero grabaron buenos discos.

Hablando de Mick Jagger, se dice, se comenta que al acabar el primer concierto que vi de los Stones, gira «Bridges to Babylon» en el 98, sería, se fue a pegarse unos bailoteos en el Luz de Gas de Barcelona, la única sala de la ciudad abierta 365 días al año. No frecuento ese lugar, pero desde luego sería un subidón encontrármelo, ni que fuera de camino a su reservado VIP. Ahora me temo que a sus 65 años, ya no creo que esté para irse de fiesta post-concierto. O tal vez sí.

Otros que se mostraron simpáticos fueron Simon Fowler y Steve Craddock, de Ocean Colour Scene (banda a reivindicar!!!), quienes hicieron un conciertillo acústico para fanses en FNAC y luego firmaron y saludaron a la gente. A ver, sus discos me gustan mucho, pero aquello fue más que nada cosa de Lae, verdadera fan fatal. Tanto es así que le acabé regalando mis CD’s que habían firmado con su nombre. Yo me compré otras copias.

Ahora, el momento más fan fatal, pero que sin embargo, no recuerdo con ridículo (como sí lo hago con el tema Hellacopters) sino con cariño fue en un concierto de Iggy Pop. El bueno de Iggy presentaba su disco en solitario Avenue B, de hecho, creo que no ha vuelto a hacer más giras en solitario por estos lares, cosa que creo que viene siendo ya necesaria. Que disuelva a los Stooges y vuelva a tocar solico. En fin, el caso es que ya se sabe cómo es Iggy, siempre busca el contacto con los fans. Lo que ocurre es que en esa ocasión, los seguratas de Razzmatazz se ensañaron más de la cuenta, incluso durante la interpretación de «The Passenger», en la que Iggy invita al público a subir a las tablas. El propio Iggy les llamó la atención en varias ocasiones. El caso es que durante un momento de la actuación se acercó al borde del escenario, hacia la zona donde estaba yo, y de repente, como un resorte, salté directo a estrechar la mano de la iguana. Y lo hice. Yo y varios fans más, quede claro, pero ya os digo, me veo en la tesitura y no me reconozco saltando como un ninja y chocando la mano de Mr. James Osterberg. Qué tío. Iggy, me refiero.

Ojito, que este señor está a punto de cumplir los 62 años.

Finalmente, y para cerrar esta sarta de anécdotas fan, contaré que una vez les envié un e-mail a los Fun Lovin’ Criminals. Fue hace unos años, al principio de ponerme Internet en casa. Me metí en su página, y vi el típico e-mail de «contact us». Les mandé un mail con todo el rollo soysfantásticosmaravillososgeniales y además les dije (algo que todavía suscribo) deberían publicar un disco en directo, puesto que sus temas cambian bastante en vivo. Recibí respuesta, sí. Un lacónico «thanks for the love». Ahí acabaron mis momentos fan fatal. Por lo menos hasta ahora.

Canciones:

The Beatles: «Drive my car»
Aimee Mann: «Wise Up»
The Firm: «You’ve lost that feelin'»




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