Archivo de agosto 2013

31
Ago
13

jitazos fugaces. hoy … Liquido

El término “pop” es una derivación de “popular”, para denominar la música popular diferenciada de la música clásica, religiosa o de cámara. La música popular estaba hecha para la tradición oral, y las personas memorizaban esas canciones. Por ello, la repetición de fraseos y elementos de esas canciones, sean instrumentales o en la letra, era un elemento diferenciador de la música popular. Algo repetitivo era fácil de aprender y retener.

Pues bien, en el caso del Jitazo Fugaz que os presento hoy, esta teoría anteriormente expuesta cobra total relevancia. Es más, reto a cualquiera de vosotros a que escuche la canción y luego trate de recordar algo más que la frase de teclado sobre la que se estructura, y que se va repitiendo una y otra vez, hasta quedarse alojada en nuestro cerebro, como una sanguijuela que no te puedes despegar, y te tiene, constantemente, con esa coplilla en la cabeza: ti-ti-ti-ti-ti-ti-ti-tiriri-ti-ti-ti-ti-ti-tiriri-ti-ti-ti-ti-ti-tiriri-ti-ti-ti-ti-ti-ti-tiriri

Pues bien, no sufráis más: el tema se llama “Narcotic” y la banda es Liquido. Así, sin tilde en la primera i, porque los andobas eran alemanes… ya me perdonaréis, pero una banda de pop alemana, como que no. Los alemanes están muy bien para el heavy (esos Scorpions!!!), para el metal, para la electrónica decadente o para su rock progresivo, el Krautrock. Pero… ¿para el pop? ¿Acaso he de recordaros otro precedente llamado Fool’s Garden?

En fin, que “Narcotic” fue su jitazo de 1998, cuando, la verdad, toda esta historia del pop/rock alternativo como fábrica de hits para ser radiados estaba de capa caída. Tal vez haber nacido tres o cuatro años antes les hubiera beneficiado para tener una carrera más celebrada. Pero aunque no quiero ser cruel, sinceramente dudo que Stefan, Wolfgang, Tim y Wolle, el cuarteto que formaban Liquido, sean poseedores de nada más que remarcar para el mundo de la música.

Y bien: ¿cómo se te debe quedar el cuerpo cuando tus doce años de carrera (¡doce!) se pueden resumir en un fraseo de teclado de nueve segundos? Como mínimo, y por si les sirve de algo, por si leen estas líneas esos cuatro muchachotes teutones, que sepan que servidor se marcó sus buenos bailoteos (o saltitos, qué más da) en su época al son de este “Narcotic” que caía, irremediablemente, en los locales de Poble Nou como Sr. Lobo o Bóveda.

29
Ago
13

All my friends and lovers

¿Sabéis cuando, de repente, y sin saber muy bien por qué, una canción os pasa por la cabeza? Y no, no me refiero a que escuchéis, por casualidad, un tema que no recordábais, porque alguien lo ha pinchado, o porque ha sonado en una película o en un spot publicitario. No, me refiero a esas veces que efectivamente, esa canción, inesperadamente, se aposenta en tu mente, sin haberte rondado antes. Sin ninguna razón aparente. Simplemente, llega.

¿No os pasa? A mí me ocurre a menudo. Lo curioso es que me suele ocurrir con trozos de canciones, estribillos, puentes, un par de versos. Lo cual hace más difícil su identificación. Menuda rabia da ir canturreando un cachito de canción y haciendo un esfuerzo mental de identificar título o intérprete.

Hoy me ha ocurrido. Andaba yo canturreando eso de “all my friends and lovers…” y luego continuaba con tres o cuatro versos más que no recordaba, pero sí su melodía. Nada que un na-na-ná no resuelva. Afortunadamente, también recordaba al grupo, en este caso, eran los Counting Crows. De modo que, ventajas de las tecnologías, sólo he tenido que hacer una búsqueda en Google para salir de esa tremenda duda que no me dejaba continuar con mis quehaceres diarios. “counting crows lyrics all my friends and lovers”. Eso es todo lo que he tenido que escribir. Y la magia del Internet ha hecho el resto.

Automáticamente, ya tenía el corte identificado, “All My Friends”, que pertenece al disco “This Desert Life”, tercero de los Crows y que supuso un bajón cualitativo, si bien reconozco que hace años que ni lo escucho. Que en su momento, me gustaban mucho los Counting Crows. Mucho. Pero es inevitable reconocer que perdieron su, y me perdonaréis la cursilada, magia. Siguen sacando discos, y ninguno de ellos es un mal trabajo. Nada que ver, sin embargo, con aquellos dos primeros LPs que me alucinaron.

Canciones:

George Thorogood  & The Destroyers: «Bad To The Bone»

Tom Petty & The Heartbreakers: «The Waiting»

Johnny Burnette: «Train kept a rollin'»

26
Ago
13

Barry Weiss

Nos las prometíamos muy felices con la TDT. ¡Multitud de canales! ¡Oferta variada! Al final, como suele pasar en esta vida, y más si se trata de televisión, la TDT ha resultado ser un bluff considerable, y a los canales convencionales se les ha sumado una retahíla de emisoras en donde lo que reina es la cutrez o la repetición constante de la programación de los canales de toda la vida.

De todos ellos tan sólo salvaría los dos canales de películas, La Sexta3 y Paramount Channel, con todos los peros que se les pueda poner, que son muchos, y finalmente, Energy, básicamente por la emisión de shows de la TV americana doblados, a medio camino entre los reality y la divulgación. Y de todos ellos, me quedo con “Storage Wars” o como lo traducen en español, “¿Quién Da Más?”… no preguntéis qué clase de bromista le endosó ese título.

En fin, no deja de ser una tontería como otra cualquiera, de las muchas chorradas que me entretienen. Pero de quién quería hablar… qué diablos, hablar: mostrar respeto y admiración, es de uno de los protagonistas, Barry Weiss.

Los guantes!!!

Los guantes!!!

Lo que me interesa de Weiss es el hecho de que se trata de un señor mayor, no he encontrado datos acerca de su edad, pero más de sesenta seguro que tiene. Pero pese a su edad, luce un aspecto molón, fuera de los cánones que se esperan de un tipo de su quinta. Camisas de bolos, zapatos rockabilly, chaquetas de cuero… por no hablar de sus característicos guantes de esqueleto. Un tío con estilo.

Será que uno ya nota que no es el insolente jovencito que escribía por aquí hace unos años, no puedo sino respetar a alguien que a pesar de la edad, no ha sido engullido por los tópicos (éticos y) estéticos socialmente impuestos. Por si fuera poco, es un coleccionista de vehículos, entre muchas otras antigüedades.

Por lo poco que he podido averiguar sobre Weiss en Internet, parece ser que hizo bastante dinero, como para retirarse y dedicarse a su hobby y su pasión, las antigüedades. Por supuesto que cuando uno está bien calzado, es más fácil saltarse ciertas imposiciones sociales. Aunque lo que me atrae de ese personaje es el aspecto, reflejo de su ánimo de pasarse convencionalismos por el forro, pero también la pasión que refleja, aunque le cueste gastarse dinero en objetos que muchos calificarían de estupideces, y ese individualismo, ese ponerse el mundo por montera e ir como quiere y hacer lo que quiere, sin atender a opiniones externas o incluso mofas.

Hay sólo dos tipos en este mundo capaces de lucir dignamente una camisa como esta: Barry Weiss y Charlie Harper.

Hay sólo dos tipos en este mundo capaces de lucir dignamente una camisa como esta: Barry Weiss y Charlie Harper.

Qué queréis que os diga, en un mundo tan gris como el que vivimos, especialmente cuando uno se mete de lleno en el aburrido universo adulto de obligaciones y presiones sociales, respeto especialmente a quien lleva la vida a su manera. Y qué duda cabe, a quien viste de un modo tan molón. A sus años.

Canciones:

The Beatles: «Getting Better»

S.C.O.T.S.: «Banana Pudding»

D-Generation: «Frankie»

23
Ago
13

Ocean Colour Scene y los sueños – Mundo onírico

Vamos con otra de sueños. ¿Alguna vez os he dicho lo mucho que me fascina el mundo de los sueños? No es nada original, lo sé. Y sin embargo, cuando recuerdo mis sueños, me agrada pensar en ellos. Pensar sobre ellos. No creáis que me voy a poner en plan esotérico, y disertar acerca del significado de los mismos. Tampoco es una cuestión científica, un rollo freudiano. Lo realmente interesante de los sueños es que carecen de un código moral de conducta. En los sueños nos comportamos de una manera que, seguramente, no haríamos en la realidad. Claro que las situaciones que afrontamos tampoco son, aunque se parezcan, situaciones reales.

Del sueño de anoche, como suele ocurrirme, no recuerdo todo. Tampoco hay una secuencia lineal de los acontecimientos, lo que, a la hora de recordarlos, me cabrea. El caso es que estaba con un amigo en un concierto de Ocean Colour Scene. Toma ya. ¿Por qué Ocean Colour Scene? ¿Por qué ellos, precisamente, y por qué ahora? Haciendo memoria, en los últimos días no he escuchado su música. De hecho, escuché su último disco a través de Spotify hace varias semanas, recién publicado, nada del otro jueves. Pero eso fue hace más de dos meses, y desde entonces, nada. OCS es una banda que me gustan, que me gustan mucho, si a su material primigenio nos referimos, y que además, he visto en concierto en cuatro ocasiones, al menos. Sin embargo, de la última de esas ocasiones hace ya tres años.

Se ven viejuners...

Se ven viejuners…

En definitiva, que nada justificaba mi presencia onírica en un show de OCS, pero allí estaba, en algo que se suponía era Razzmatazz, pero que realmente no se parecía nada al Razzmatazz que conocemos. Era un local mucho más pequeño, con una suerte de gradería, de tres o cuatro escalones donde el público se sentaba, frente al escenario. De alguna manera me recordaba a la pista del mítico local barcelonés Bóveda. Pero no era el Bóveda.

Otra curiosidad está en que me acompañaba un amigo, alguien que conozco desde el parvulario, pero desde luego jamás iría a un concierto de OCS. En el supuesto que conociera quién son los OCS.

Estamos los dos sentados en esa gradería, y la banda está tocando. Canta, claro, Simon Fowler, que luce una de esas gorras de ferroviario o de obrero de principios del siglo XX que gustaban de lucir los brit-poperos que tiraban más hacia lo mod. Steve Cradock a la guitarra, claro que sí. Del resto, no tengo memoria. Pero sí recuerdo que había mucha más gente en el escenario. Llevaban a un pianista, un negro gordo que ya había tocado en alguna ocasión con ellos en una de sus últimas giras. También tenían un teclista, otro guitarrista, y un bajista. Total, una multitud de gente para interpretar la música del cuarteto.

Portada de su último disco...

Portada de su último disco…

Cerca nuestro, diviso que se sientan dos chicas. A una de ellas la conozco vagamente, como si hubiéramos sido amigos en el pasado. Sé que la conozco, pero ahora mismo, si me preguntas a mí, no al fulano que hacía de mí mismo en el sueño, no sabría decirte quién es. El del sueño sí que lo sabe, desde luego. O como mínimo cree saberlo, y por eso está dudando entre saludarla o no. Por alguna razón, decido no hacerlo. Pero, qué rabia, no sé quien es esa chica ni por qué razón, pese a conocerla, no quiero saludarla…

Y así se acabó el sueño. Dejándome con las ganas de saber quién era esa misteriosa muchacha y por qué, en su momento, consideré que mejor hacerme el loco y no saber nada de ella. ¿Qué me habría pasado con ella para decidir que mejor simular que ni la he visto? ¿Quién sería?

 

Canciones:

Jimmy Reed: «The Moon Is Rising»

Ray Charles: «Night Time is the Right Time»

Blondie: «Heart Of Glass»

 

20
Ago
13

Bunker Hill

Hablábamos el otro día de “Pregúntale Al Polvo”, la novela de John Fante. Sé que se ha rodado una película, pero la protagonizan Colin Farrell y Salma Hayek, por lo que no es que me muera de ganas de verla. En esa novela, el aspirante a escritor, Arturo Bandini, se traslada a Los Angeles, y vive en una pensión de Bunker Hill. Bunker Hill es una zona de lo que ahora se calificaría de Downtown Los Angeles. Pero a principios de siglo se trató de un área peculiar, por su condición de residencial, con habitantes que manejaban viruta y vivían en casas de estilo victoriano. Al poco de finalizar la Primera Guerra Mundial, y con el crecimiento de la ciudad, y su distribución de trazado para la circulación de automóviles, poco a poco, sus ciudadanos de solera fueron abandonando la zona, que se fue degradando, y sus grandes casas se dividieron para ir alojando a realquilados. O para, como en el caso del lugar donde habitaba Arturo Bandini, ser reconvertidos en pensiones.

Todo aquello duró unos años más, hasta que a mediados de los 50s, toda la barriada fue derruida para construir el Downtown LA y desarrollarse más o menos como lo conocemos ahora: un distrito financiero y hotelero, lleno de edificios altísimos de oficinas, una verdadera jungla de cristal. Y de todo aquello que era Bunker Hill no queda más que el recuerdo y alguna placa conmemorativa.

Asi era el Bunker Hill de John Fante

Asi era el Bunker Hill de John Fante

La última vez que estuve en Los Angeles, me alojé en un hotel de Downtown LA, en pleno Bunker Hill, lo cual, a un mitómano como yo, me hizo gracia. Aunque ya no quedara nada de lo que Bandini, como alter-ego de John Fante, conoció.

El downtown de Los Angeles es, por la noche, una zona de aceras vacías. Lo cual no quiere decir que no haya vida nocturna, desde luego no es eso. Lo que ocurre es que, como siempre en esta ciudad, todo el mundo se desplaza en coche. Si bien, aunque ha locales, bares y clubes, no están concentrados en un espacio pequeño, y como del local X al local Y hay un buen trecho, los gringos no van andando de uno al otro, alternando. Todo lo que se ve es algunos homeless, algunos tipos que presentan cierto desequilibrio, algunos otros que son una combinación de las dos clases mencionadas, y paseantes nocturnos que parecen estar de paso, patinadores, y algún que otro despistado. Sólo se ven las luces de los 7-Eleven y, a lo alto en los rascacielos, la luz de algún despacho, conspirando.

Así luce Bunker Hill actualmente...

Así luce Bunker Hill actualmente…

No es el lugar más divertido del mundo, aunque como siempre, en esta ciudad, si buscas, encuentras. Hay locales pijos en las azoteas de los edificios de oficinas, lugares extraños como el Salvage del que ya hablé, y algunas sorpresas agradables, como un bar al que fui, donde tocaba en un minúsculo escenario una banda de blues. El año pasado, una noche, salí por ahí. Estaba con un par de compañeros, era nuestra primera noche en la ciudad, y no teníamos el cuerpo para ir muy lejos del hotel. Callejeando, encontramos una discoteca, un club de techno. Entramos, y la pista estaba atestada de jovenzuelos flipadísimos con una DJ muy guapa que pinchaba en un escenario. La electrónica no es una música que me guste particularmente, tampoco es que cumpla el cliché rockero de odiar esa música electrónica de baile. Aquella DJ en particular pinchaba algo de bases demasiado duras para mi gusto, que me quedé, en esa disciplina, en el house suavecito de con mucha influencia del disco-funk que se puso de moda a primeros de los 00s. La parroquia allí congregada, sin embargo, parecía disfrutar entregada, a la música, y a tenor de ciertas caras, también a la química.

Lo curioso del asunto fue que TODO el mundo era oriental. Chinos, coreanos, japoneses, vietnamitas… lo que sea, perdón, pero no soy capaz de diferenciarlos. Ok, no todo el mundo, pero sí en un 80%. Cierto es que en Los Angeles hay una población con origen del este de Asia muy significativa. ¿Qué hacía que se congregaran en ese lugar? Pues en realidad, no tengo ni la menor idea. Sí sé que me pareció estar en Hong Kong o en Hanoi. Al final, tampoco duramos mucho allí dentro.

Canciones:

Muddy Waters: “Got My Mojo Working”

Iggy Pop: “Besides You”

Primal Scream: “Velocity Girl”

18
Ago
13

libro del mes (agosto): “pregúntale al polvo”, john fante

No puedo negar mi debilidad por John Fante, a quien descubrí, o me descubrieron, hace relativamente poco. Por John Fante y por su alter-ego, Arturo Bandini, protagonista de sus novelas más famosas. Lo curioso del asunto es que no se trata de un autor particularmente popular, pese a ser el estandarte del movimiento que dio en llamarse Realismo Sucio. Realismo Sucio… no me digáis que no suena bien.

Seguramente si Charles Bukowski no hubiera declarado su fanatismo absoluto por la obra de Fante, éste hubiera pasado bastante desapercibido. Afortunadamente, no fue así, y Bukowski, que como en el mismo prólogo a este “Pregúntale Al Polvo” confiesa, que fue el toparse con ese libro lo que le reconcilió con la literatura, y de paso, con la escritura, fue quien puso de nuevo en el mapa a John Fante.

John Fante en blanco y negro

John Fante en blanco y negro

Arturo Bandini, el protagonista del cuarteto de novelas más celebrado de John Fante, es un chaval italoamericano de orígenes muy humildes, con demasiadas ínfulas de ser escritor. Son los años 30, y Bandini, un crío, no más que un adolescente, deja su hogar en Colorado, convencido de que es ya un gran escritor, porque una revista de poca monta le ha publicado un cuento. Y viaja a Los Angeles, donde trata de sobrevivir, y de aprender lo suficiente de la vida como para poder dedicarse a la escritura.

No puedo más que identificarme con ese Bandini, jovencísimo, gritando a los cuatro vientos que es un genio de la literatura, egoísta y creído, pero tierno e inocente hasta la tontería. Sin ninguna picardía, carne de arrabal, arribista irremediable. Actitud.

No hay que olvidar, claro, que se trata de una novela que se escribió hace más de 70 años. Y sí, si no se hace el ejercicio de contextualizar, pudiera parecer algo desfasada, en algunos aspectos.

Podría recomendar cualquiera de las cuatro novelas que llevo leídas, hasta el momento, de John Fante, a saber, las pertenecientes al cuarteto de Bandini, “Espera a la primavera, Bandini”, “Camino de Los Angeles” y la presente “Pregúntale Al Polvo”, así como “Llenos de Vida”, que ya no tiene al alter-ego Arturo Bandini como protagonista, si bien hay nexos en común. Si he de quedarme con una, destacaría “Camino de Los Angeles”, su obra póstuma, aunque aquí se mezclan elementos de mi substrato personal, de un momento, de un lugar, que no vienen a cuento.

En fin, aprendices de modernetes que adoráis la obra de los popes de la Generación Beat, rockerío que tenéis a Charles Bukowski como referente, escritores en la sombra, adolescentes… todos deberíais leer las andanzas de Arturo Bandini. No os arrepentiréis.

Canciones:

Ghost: “Elisabeth”

The Cure: “In Between Days”

Willy DeVille: “Still”

16
Ago
13

jitazos fugaces. hoy… echobelly

A mediados de los 90’s, una muchacha con unos pantalones anchos (militares, por ejemplo) y una camiseta o top que dejara a la vista su ombligo, era lo más. No admito discusiones al respecto. Gwen Stefani basó su vestuario en ese estándar durante años. De hecho, no hace mucho pillé, por casualidad, un concierto de No Doubt por la MTV, cosas del zapping. Resultaba ser un show de su gira de reunión, y qué puedo decir, parecía como si por la Stefani no hubieran pasado los años. Los 17 años. Lo cual es mucho, considerando que se trata de una mujer de cuarenta y pocos años y que ha tenido dos hijos. No lo digo yo, lo dice Wikipedia.

No sé por qué el Jitazo al que dedico estas líneas se cristaliza en mi memoria, tan solo con sonar los tres acordes iniciales, con la imagen de una muchacha alternativa (qué lejos queda ya ese término) vestida de tal guisa, pantalones militares anchotes y camiseta corta. Tal vez llevando unas Adidas Gazelle o, por qué no, unas bambas Avia… ¿alguien recuerda lo populares que eran las Avia en esa época?

Probablemente mi memoria, que es una hijaputa de cuidado, me devuelve la imagen de la vocalista de Echobelly, pero distorsionada, como si me hubiera tomado el número de copas suficiente como para que toda la gente te parezca guapa. Porque no, Sonya Madan no era ninguna belleza, si bien seguramente vestiría de esa guisa, tal y como describía anteriormente, en varias ocasiones.

Ya lo hemos comentado en varias ocasiones, en el mundo de los Jitazos Fugaces, algunos tienen un encanto kistch, otros son, directamente, una mierda. Y otros, unos pocos, son buenas canciones, temas que aguantan el paso del tiempo y sobreviven a carreras, generalmente, paupérrimas. Pues bien, el Jitazo de hoy, “Great Things” de Echobelly, pertenece a este último grupo.

Se trata de una cancioncilla de pop saltarín, que bebe más de Blondie que de los Pixies, y personalmente, me transmite un buen rollo de esos de dejar la copa en la barra y saltar, en el sentido más literal que no figurado, a la pista. Es un brit pop menos británico, menos de mirarse el ombligo, digno de colarse en los festivales de moda de la época y tener al público aguantando el repertorio hasta que suena LA canción.

“Great Things” está incluida en su disco de 1995, “On”. En esa época pareció que lo iban a conseguir. Madonna, por ejemplo, quiso ficharlos para su nueva discográfica, Maverick, que resultaba ser una supuesta plataforma de apoyo a nuevos artistas que no estaban absorbidos por la industria. Cosas de una Madonna que quería, como siempre, ser la más moderna del pueblo. Incluso R.E.M. se los llevaron de teloneros, al igual que hicieran con los olvidadísimos (y me temo que no sin razón) Grant Lee Buffalo. Volviendo a Echobelly, sí, su carrera siguió y grabaron varios albums más, pero, realmente, ¿a quién le importa?

En fin, no puedo sino dejaros con el video de “Great Things” y espero que os guste la canción tanto como me gusta a mí. Pensad que muy pronto, la moda volverá a traer los 90’s de la misma manera que ha traído de nuevo los 80’s, y entonces, tal vez, podáis volver a recuperar vuestras Avia.

PD: por alguna razón que no acierto a comprender, no he encontrado un videoclip oficial de este tema… acaso nunca existió?

06
Ago
13

SOUTHERN CALIFORNIA SUMMER’13 – Y FINAL

Bueno, hace ya varios días que volví de California. Ocurre que, como por varias circunstancias no he podido, retomo el capítulo final que cierra esta serie americana. Y lo retomo situando la acción en el sábado. Acabados los quehaceres laborales, tenía un día de asueto, que se levantó gris y con esa neblina tan característica que se levanta temprano por la mañana en el sur de California. Incluso con cuatro gotas.

Abandonaba mi hotel, camino de Los Angeles, pero antes tenía una parada planeada, Carlsbad Premium Outlets. Ya lo he explicado muchas veces, el tema de los centros comerciales en este país es demasiado tentador. Y como quiera que Carlsbad está en dirección a Los Angeles, pues ya me fue bien hacer una parada para comer y hacer unas compras. No serían las últimas, y comienzo a pensar que últimamente, mis visitas a USA me salen demasiado caras: demasiado consumismo!

El problema vino después. De Carlsbad a LA hay unos 140km , lo que en condiciones normales no serían más de 90 minutos de conducción. Pues bien, a mí me llevó tres horas y cuarto. Y es que si hay algo odioso de conducir hacia el norte desde San Diego, son las caravanas constantes. Cuando es viernes por la tarde, porque es viernes. Cuando es sábado, porque es sábado. Y al final, haciendo memoria, siempre acabo cogiendo retenciones. Pero la del sábado fue de antología. Aunque el destino bien valía la pena: Amoeba Records!!

Otro clásico en mis viajes a USA, mi visita a Amoeba Records. Hacía un año que no iba por ahí, y esta vez fui con tiempo y ganas de remenar cubetas de CD’s y gastarme los cuartos. La tienda es enorme, y se vende de todo, en CD y en vinilo. Pero yo me suelo dirigir a la sección de ofertas, con multitud de CD’s de entre 2 y 4 dólares, y una promoción de 4 al precio de 3… y allí es donde pierdo la cabeza… 40 CD’s acabaron en mis manos, y os juro que hice criba antes de pasar por caja. Pero amigos, 67 miserables euros fue lo que pagué. Y no me arrepiento.

En esa sección suelo coger 4 tipos de discos:

1.- Discos que tenía grabados, no originales, para completar. Por ejemplo, y en esta ocasión, el “By Your Side” de los Black Crowes.

2.- Discos que a priori (y digo, a priori, que luego hay sorpresas) tampoco es que me interesen mucho, pero por lo que valen, caen a la saca. Por ejemplo, “Avalon” de Roxy Music.

3.- Discos con los que, sencillamente, pruebo, a ver qué tal. A ese precio, me puedo arriesgar. Por ejemplo, “Whip It On” de The Raveonettes.

4.- Pequeñas joyas inesperadas… y esos discos, amigos, son los que más me satisfacen… por ejemplo, compré el debut de D-Generation o el de Ocean Colour Scene, ambos descatalogados y defenestrados por las propias bandas, a 2 dólares cada uno!!!

Satisfecho con mis compras, me dirigí a mi hotel, en downtown. Por esas casualidades de la vida, y supongo que al hacer mi entrada bastante tarde, casi a las 9PM, no había habitaciones libres y se vieron obligados a darme una suite… ay, amigos, ¿sabéis lo que es tener una habitación de hotel que era solo un poco más pequeña que mi piso? Ser rico tiene que ser una cosa estupenda… lástima que a la mañana siguiente me tocara un madrugón infernal (4AM para maitines) y en definitiva, no pude sacarle mucho provecho a mi suite. Pero sí se lo saqué a mi último día en USA!

Canciones:

Cactus: “Long Tall Sally”

David Bowie: “What’s Really Happening?”

Héroes del Silencio: “Bendecida”




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