Archive for the 'Joe Cocker' Category

10
Ene
13

DISCOS QUE OLVIDÉ QUE TENÍA Hoy: “New Earth Mud”, Chris Robinson (2002)

Cuando uno comienza a acumular discos, al cabo de unos años nota el peso de un cierto complejo de Diógenes. No me entiendan mal, no haré la aberración de apartar mis discos para pasarme a consumir mp3, sin embargo, puedo comprender los problemas de espacio. Los discos son objetos físicos que nos acompañan, a veces, durante una temporada, y luego, por diferentes razones, quedan arrinconados, hasta que, sin nadie realmente pretenderlo, vuelven a salir a la luz. En esta nueva sección repasaré discos que tenía cogiendo polvo en una estantería, pero que si en alguna ocasión compré, fue por algo. Vete a saber el qué. Discos que hacía mucho que no escuchaba, tanto, que los había olvidado. Con todo el riesgo que ello conlleva, amigos, porque sabemos que la música va asociada a vivencias y recuerdos, y a veces, el subconsciente es sabio, y si nos lleva a enterrar algunos discos, por algo será. De modo que un respeto, que el artista se juega la vida.

Como soy un tipo poco original, pero de buen fondo, diré que esta idea de los discos arrinconados que saco a rescate no es mía, sino que se la estoy copiando a Kiko Amat, de su blog. Como quiera que no creo que lea estas líneas y con la autoridad moral de haber comprado y leído todas sus novelas (que recomiendo), me permito tomarme esta libertad.

Este año que se ha hablado tanto de los discos en solitario de Chris Robinson, con su nueva banda, Chris Robinson Brotherhood, me permito recordarles que el cuervo (lo siento, para mí será SIEMPRE el cantante de los Black Crowes) ya publicó un LP él solito, hace una década. Y allí estaba vuestro buen amigo Kar, dispuesto a rendir pleitesía, y a gastarse los cuartos en este trabajo en cuestión. No en vano, era 2002, los Black Crowes habían publicado esa maravilla que fue “Lions”, para mi gusto, el último gran disco de los de Atlanta, el año anterior… ¿cómo no iba a comprar ese trabajo en solitario del vocalista?

Portada del disco

Portada del disco

Y por lo que veo, invertí mis buenos cuartos, copia en CD, estuche de cartón, en una edición cuidada que incluye un DVD con algunas tomas en directo. Aunque reconoceré una cosa: nunca he visto ese DVD…. Por dos razones, primero, que no suelo hacer mucho caso de estos extras, y sobretodo, que en su momento, el disco me decepcionó un poco. Como dije, lo compré a los pocos meses de su lanzamiento, por lo que me gastaría unos dinerillos, nada de series medias u ofertas. Si la memoria no me falla, lo compré en Discos Revolver, la verde, de la calle Tallers de Barcelona. Al día siguiente tenía un viaje de trabajo que me apetecía más bien poco, y me decidí a darme ese capricho.

Qué llevaría este DVD?

Qué llevaría este DVD?

Cuando leí lo que se decía de este trabajo de Robinson en Popular 1, revista que por aquél entonces seguía siendo un referente claro para mí, lo cierto es que me asustó un poco. Luego escuché el disco, y  lo entendí: poquito Rock tiene este “New Earth Mud”. Y mucho menos, aires de Black Crowes. Ni psicodelia, ni rock sureño, ni The Faces…

Sin embargo, considero que el tiempo se ha comportado con él… lo escucho ahora y me está gustando más que entonces, a pesar de que tampoco lanzaría cohetes. Corría, recordemos, el año 2002, y Chris Robinson era entonces un tipo enamorado de su joven y flamante mujer, la guapita de cara Kate Hudson, y este disco rezuma amor (titula una canción “Katie Dear”, ojo) y un cierto espíritu, digamos, adulto. Lejos del rollo festivo de “By Your Side” o de la psicodelia de “Lions”, quizás sí que recupera un poquito de soul. Pero poco, mucha guitarra acústica, teclados, medios tiempos… un cierto sonido de rock suavecito de FM tipo M80. Los primeros nombres que me vienen a la cabeza son un Billy Joel sin tanto pianazo, o de un Stevie Wonder de finales de los 70s o primeros de los 80s. O incluso de un Joe Cocker ochentero. Para que se vayan haciendo una idea. Normal que entonces me causara decepción, y acabara cogiendo polvo en la estantería.

El artwork es bonito, eso sí...

El artwork es bonito, eso sí…

No  lo destacaría especialmente, ni recomendaría fervientemente su escucha, especialmente si uno es fan de los cuervos. Entiendo que en su momento tenía que comprarlo. Y sin embargo, ahora veo algunas melodías bonitas, algunos arreglos majos, algunas canciones que valen la pena. Especialmente aquellas en las que se acerca al soul y otras negritudes, en su vertiente más elegante. Un no está mal en toda regla.

Canciones:

Chris Robinson: «Untangle My Mind»

Chris Robinson: «Better Than The Sun»

Chris Robinson: «Silver Car»

07
May
12

Joe Cocker… Live

Por alguna extraña razón Joe Cocker me recuerda a mi padre. No es que me recuerde físicamente, lo suyo es más un rollo Phil Collins (lo siento, papa…). Cuando llegué a la pubertad, esa edad en la que los humanos, especialmente los machos, tenemos que bromear y chotearnos del semejante, como una manera de marcar el territorio, mis amigos me lo decían. Qué bonita es la adolescencia. En fin, esa es una realidad, como también lo es que cuando uno es adolescente, sigue viendo la amistad como un lazo irrompible entre personas, hermanos de sangre, de ese modo novelesco. Dura poco, no obstante. Pronto averiguamos que esos lazos, como todos, también se pueden romper. No es mi cometido, sin embargo, el teorizar sobre la adolescencia. Y sí, mi padre tenía un cierto aire al jodido Phil Collins. Y Joe Cocker, qué pinta en todo esto? De niño veía en Joe Cocker un estilo de hombre similar al de mi padre, que ni tiene el pelo claro, ni los ojos claros, ni barba, pero sí esa presencia de Hombre. Ya sabéis, de esos de pelo por todo el cuerpo, afeitado diario, frases tipo “a lo hecho, pecho”, paquete de Marlboro, ropa sencilla, nada de complementos (anillos, cadenas, pañuelos,…), un ejemplar de El Periódico De Catalunya bajo el brazo, nada de ir a bares, trabajo de sol a sol. A día de hoy soy todavía incapaz de entender qué relacionaba en mi mente infantil a dos personajes aparentemente tan distintos como Joe Cocker y mi viejales.
Vinilamen de los que hacen afición … (sí, al final, me lo agencié)
Sí que recuerdo, eso sí, que a mi padre le gustaba Joe Cocker. No era mi progenitor hombre de muchos discos, él era más de escuchar música en la radio. Cuando sonaba alguna canción del británico, la disfrutaba. Solía decir comentarios como que se trataba de “el cantante blanco con la voz más negra”, que recordada ahora mismo, suena un poco cutre, como a nota de prensa baratilla o a apostilla de locutor de Radio 80 Serie Oro. 

A Joe Cocker se le reconocen 2 etapas claramente diferenciadas. La primera se engloba desde 1969 hasta mediados de los 70’s. Entonces era un cantante británico de largas melenas, altote, delgado, patillas de esas de cubrir toda la cara, y, eso sí, una capacidad para hacer versiones de temas ajenos realmente acongojante. Fue una de las caras reconocibles del Festival de Woodstock, se rodeó de músicos tremebundos y grabó algunas canciones memorables.
Anunciado en TV!!! acabáramos… garantía de calidad…
La etapa final de los 70’s fue más complicada. Con el cambio de década y su querencia por el alpiste, que menos lejía, llegó a beberse de todo, acabó dejando el bebercio y volvió a las primeras líneas de la industria musical, pero con un estilo mucho más cercano al AOR, al rock de adultos con toquecitos soul, de ese que sonaba bien en los anuncios de la tele. La chavalería había pasado por el punk, por la new age, por la disco music, por el revival rockabilly, por el heavy metal… seamos sinceros, en realidad se trató de un movimiento inteligente. Difícilmente iba a conquistar al público, digamos, “joven”. Cocker tenía 38 años y le llegó una oportunidad de esas que te resuelven una vida, pero te marcan por el resto de la misma: Cantar el tema principal de “Oficial Y Caballero”. Era 1982. A partir de ese momento, el Cocker de la melena, las patillas, la camiseta multicolor jipiosa y los gritos en escena habían dejado paso a un señor maduro, calvete, gordete y con barba. No se le puede culpar, esos primeros ochenta fueron muy duros para los grandes del rock de los 60’s y 70’s. Y bueno, era otro estilo, y aún así, mantuvo una clase y una dignidad que para sí la hubieran querido muchos otros coetáneos. Luego le cayó la grabación del tema central de “9 Semanas Y Media” y su popularidad creció como la espuma.
Y vaya si aprovechó su tirón. En la segunda mitad de los 80’s se hizo francamente popular, y acertó con su mezcla de rock adulto y soul. Tuvo hits de incontestables hechuras, o a ver, si alguien me puede decir qué tienen de malo interpretaciones como las de “Unchain My Heart” o “When The Night Comes”. Sí, pura carne de FM hispánica, cierto. Pero bien grabadas, bien interpretadas… y diablos, grandes canciones.
Joe Cocker no dejaba las manos quietas ni para posar en las fotos…
Recuerdo claramente, siendo un niño, ver algunas actuaciones de Cocker para la televisión de la Celtiberia, con esa pose y esos movimientos de manos tan característicos. Alguien dijo “Angel Casas Show”? Por si fuera poco, en esos últimos 80’s y primerísimos 90’s se emitía en España la serie “Aquellos Maravillosos Años”, con tema inicial de nuestro hombre, como mi padre se encargó de comunicarme.
En 1994 se conmemoraban los 25 años del Festival de Woodstock, y recordarán que en esa época había una corriente importante de revival del hippismo, que me pilló en pleno descubrimiento del rock de los 60’s y 70’s. Fue divertido mientras duró. El caso es que emitieron una vez en el Canal 33, creo, la película de Woodstock, y claro, ver a ese Joe Cocker jovencísimo, rockeando duro, me noqueó. No olviden esa imagen casi paternal que yo tenía de Cocker. Para mí era un señor gordete, calvete y con barba. Encontrarme con su aspecto de 1969 me sorprendió.
Fue poco después cuando descubrí que mi tío, el hermano de mi padre, tenía un disco de Joe Cocker en casa, “Live”, un directo que publicó en 1990 y que bajo ese originalísimo título escondía un verdadero discazo. Obviaré preguntarme si lo de mi familia por parte paterna con Joe Cocker respondía a algo en concreto. Y nos centraremos en ese “Live”, en doble vinilo, como mandan los cánones. No era el primer disco en directo del británico, pero sí el primero en el que podía recoger sus años de gloria en los 70’s y también su exitosa etapa en los 80’s.
2000 pesetazas que costó en El Corte Inglés… diablos, eso en 1990 era una buena pasta… luego se pregunta la Industria por qué se piratearon los discos en cuanto hubo ocasión!
La banda carecía del carisma de los Mad Dogs & Englishmen de los 70’s, en esta ocasión había solamente un divo y protagonista. Sin embargo, contaba con una sección de viento potente, unas guitarras afiladas y coristas por las que Axl Rose hubiera matado. Y el repertorio, bien escogido, sin duda… un disco que se abre con un clásico que invita al buen rollo como “Feelin’ Allright” y sigue con ese hit AOR de guitarra hardrockera como es “Shelter Me” no puede fallar.
A partir de ahí, hit tras hit. No faltan sus números uno de los 80’s, a saber, los temas de las películas, “When The Night Comes” o “Unchain My Heart”. Pero no se olvida de “The Letter”, de esa maravillosa “She Came In Through The Bathroom Window”, “With a Little help…”, en definitiva, de su material pretérito. Mención aparte merecen las interpretaciones de “Guilty” y esa delicada “You Are So Beautiful”, casi desnuda, sólo con el piano. A destacar que se trata de una grabación de un concierto entero, nada de retales de una gira, tomados de aquí y de allá. Al viejo estilo, vamos.
Cerraban el trabajo dos canciones de estudio nuevas, nada del otro jueves, pero que sí daban un poco la sensación de que la fórmula se estaba agotando. Aún publicaría un par de álbumes más que todavía mantenían un poco el nivel, pero su estilo había perdido chispa. Las piezas que componían para él no eran tan interesantes y en lo que a versiones se refiere, la última realmente buena fue esa cover del “Summer In The City” de 1994. A partir de ahí, sus discos perdieron interés. Se había acomodado, no acertaba en la elección de los inéditos ni tampoco arriesgaba en las versiones. Pero que nada de esto les lleve a engaño. Sí, recomiendo fervientemente este“Live” de 1990, es más, les recomiendo que se hagan con él, y de un plumazo, pueden obviar su discografía posterior a 1973. Este “Live” resume su cénit ochentero, y sinceramente, en lo referido a sus discos posteriores, podrán vivir sin ellos, se lo aseguro.
No quisiera cerrar este texto sin decir una frase que hay que pronuncio mientras me llevo el puño derecho al corazón: Joe Cocker… respeto!
Canciones:
Joe Cocker: “Guilty”
Joe Cocker: “Summer In The City”
Joe Cocker: “She Came In Through The Bathroom Window”



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