Tardà era el alma mater y responsable de la feria del disco de Barcelona, desde finales de los 80’s hasta el nuevo siglo. También es curioso que un tío que tenía problemas para pronunciar la «r», fuera el responsable de tal evento, que en su voz sonaba como la «figga del disc». Pero tonterías aparte, se trataba de una feria que adquirió gran importancia. Eran otros tiempos, claro.
Cuando me empecé a interesar por el ruock y comencé a tener cuatro perrillas para poder comprarme discos, un buen día me hablaron de esa feria, y por supuesto, acudí, con un grupete de amigos del instituto. Yo tendría unos 15 años, o algo así. No deja de resultarme entre curioso y triste que hace como una década que no sé nada de ninguna de las personas que me acompañaron aquella tarde. En fin, la excitación era muy grande, la de encontrarme en un evento que reunía a los rockeros de BCN, en un pabellón de la Fira de Mostres de Montjuïc. Especialmente cuando en esa época, el ir a mirar discos (lo de comprar estaba más chungo) se había convertido en uno de mis pasatiempos más habituales. Todavía recuerdo qué me compré aquella tarde: el disco de debut de Radiohead, el gran Pablo Honey y un disco pirata que recogía un concierto de R.E.M. de su gira Monster, al que no pude acudir. Sí, amigos, entonces, tal y como cuenta Manurhill, había eso tan maravilloso que se llamaban «discos pirata», y tenían su sentido. Por aquél entonces pagué lo que me parecía una pasta, era el primer disco pirata que compraba en mi vida… y se oía como tener a la banda tocando el el wáter de mi casa. Pero esa es otra historia.
En fin, no hace falta extenderme mucho para dar a entender que fue una tarde emocionante, y desde aquella primera vez, acudí religiosamente, año tras año. Era de esos eventos que esperaba durante el año. Solía realizarse la primera semana de noviembre, de manera que en cuanto acababa el verano, ya me ponía a ahorrar. Visto hoy parece de una ingenuidad y de una inocencia entrañable. Pero diablos, lo que me costaba juntar unas ocho mil pelillas, o algo así, que gastarme en discos. Hagamos todos un ejercicio de memoria de cuando éramos estudiantes. Benditas clases de repaso que daba a niños agobiantes pero que me reportaban manutención para el bono-bus, las juerguecillas de los fines de semana y los discos.
Y la de discos fantásticos que conseguí allí!! Se trataba de una feria de disco de coleccionista, pero qué hostias iba a coleccionar yo, si apenas conocía nada!! Así que me lo tomaba como una oportunidad para comprarme discos que seguramente podía conseguir en una tienda, pero que los compraba como parte del ritual de la Fira. También caían algunos piratas, aunque jamás he sido muy consumidor de piratas. Tal vez la experiencia inicial fuera mala, sin embargo, para qué iba a comprarme un pirata de Soundgarden si todavía no tenía todos los discos de R.E.M.? o si todavía no había escuchado jamás a ese tal Jeff Buckley del que tanto hablaban? y por qué no dejar ese guarruno CD de demos de R.E.M. y hacerme con el disco de los Sex Pistols? Y era de ver, claro, la sonrisa resplandeciente con la que salía de allí con siete u ocho CD’s, y después de remenar cientos de cubetas, de curiosear discos, revistas, memorabilia… incluso de ver algún conciertillo, generalmente de bandas tributo, me vienen a la cabeza las de los Stones o una de Kiss.
Al principio sólo compraba CD. Pero un año recibí todo un regalazo: un plato de discos de vinilo. Y mi mundo se amplió… ya no sólo compraba CD’s, sino también vinilos. Mi mecánica era, disco nuevo en CD, disco clásico, en vinilo de segunda mano. Aunque de eso hablaré otro día. Año tras año se sucedían las ferias, al principio en Montjuïc, recuerdo también un año que se les ocurrió hacerlo en el andén de la vieja Estació de França, nada extraño si no fuera porque esa semana fue una de las pocas en aquél lustro que nevó en BCN, y hacía un frío del carajo. Pero diablos, allí estaba, fichando.
Con el tiempo, las cosas fueron cambiando. Seguramente sería que al ponerme a trabajar, ya tenía dinero para hacer un exceso discográfico cuando quisiera, sin tener que esperar a un evento. Seguramente la llegada a mi vida de la grabadora de CD’s (primero) y de Internet (más tarde) calmaron mi ansia discográfica. Aunque de eso, una vez más, hablaré en otra ocasión. En definitiva, por lo que fuera, dejé de ir. Tardà también abandonó el tema de la feria un buen día, no sé exactamente el por qué. Desde hace unos años hay otra promotora que lleva a cabo ferias del disco en Barcelona, pero a una escala menor, supongo que también es cosa de los tiempos que vive la música actual. El año pasado fui a una de ellas, literalmente me topé con ella, por casualidad, y aproveché para darme una vuelta y comprar alguna cosilla. Ya sin la emoción que me provocaba entonces.
Lo que está claro es que la Fira del Disc es uno de los recuerdos alegres que guardo, y me ha encantando que de repente algo (alguien, en este caso) me hiciera venir a mi memoria todo aquello.
Canciones:
Dee D Jackson: «Automatic Lover»
Janis Joplin: «Mercedes Benz»
Queen: «I’m going slightly mad»