Archivo de 9 de julio de 2007

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Diario de un rebelde

Hoy he vuelto a ver “Diario de un Rebelde” o “The Basketball Diaries”. Se trata de una película basada en el libro autobiográfico del poeta Jim Carroll, que se estrenó en 1996 y que protagonizaban Leonardo DiCaprio y Mark Whalberg, entre otros. No es una gran película, ni mucho menos. Pero guardo un buen recuerdo de ella. Porque la vi en su estreno, y escribí una suerte de reseña en el primer diario que tuve, el primer “blog” en papel, y desde entonces, durante muchos años me dedicaba, no sin cierta intermitencia, a garabatear cuadernos con textos, dibujos, y varias cosas más. Incluso algún que otro sonrojante poema. Un poco como hacía DiCaprio/Carroll en esa cinta. Así que ni que fuese por ello, forzosamente le tenía que guardar un cariño especial a la película. No hace mucho recuperé aquellos cuadernos de casa de mis padres. Y sabéis qué? Al contrario de lo que la memoria, traicionera ella, parece querer reflejar, me muestran hoy que aquello que me parecen años de felicidad absoluta, también eran años de dudas, de angustia adolescente, de ansiedad. Pero no es de eso de lo que quería hablar. Tal vez en otra ocasión traslade alguna de esas páginas aquí.

Hoy releo aquella reseña, y no puedo evitar ruborizarme:

“Diario de un Rebelde comienza según las expectativas que uno se hace, es decir, una historia juvenil (…) En este sentido, la primera media hora de la película es un buen entretenimiento y un ejercicio de identificación con el joven rebelde, deportista y literato Jim Carroll. Pero una vez desarrollada la presentación, el film se transforma en un drama de jóvenes drogadictos en Nueva York, con un estilo muy parecido al de los telefilmes de Antena 3, con muchos puntos de coincidencia. (…)”

Eso lo escribí aquella noche, la del viernes 5 de abril de 1996, viernes santo, concretamente. Llegaba eufórico de una tarde divertida con mi amigo Fluiss, en la que nos dedicamos, después de ver la película en el cine Pelayo, a comer frankfurts en un día en el que nuestras madres no preparaban carne en la comida. Con el paso del tiempo, es evidente que esa película me influenció, a la hora de plasmar lo que se me pasaba por la cabeza en un papel. Bueno, antes era papel. La película no me convenció mucho entonces, pese a la influencia del personaje. Y no me ha convencido hoy, pese a que ya conozco quién es Jim Carroll.

Y si embargo, algunos detalles son interesantes. Como ese Riders on the Storm que suena por ahí. Como ese Carroll haciendo lo que se relata en la canción de sus coetáneos Ramones “52nd & 3rd”. Como esa cachonda escena con las gemelas esas que luego protagonizarían una cutre serie que cada verano repetían, por las mañanas. Como ese papel de Michael Imperioli, que más tarde sería Chris Montisalti en Los Soprano.

Y sobretodo por la escena por la que la película adquiriría un cierto renombre, y que ya en 1996 me impactó. Me refiero a aquél viaje drogota en la que Carroll se ve a sí mismo, vestido de un negro paramilitar con abrigo largo, irrumpiendo en su escuela y disparando a sus compañeros de clase que se metían con él, y también a su profesor cura cabronazo. Os suena?? Los tarados que irrumpieron en el instituto de Columbine parecían intentar imitar tal escena. Y aunque por supuesto no es justificable en absoluto, no me extraña que les impactase la secuencia, como también me impactó a mí. Los desequilibrios mentales de cada uno son otro asunto. Y para que no se opine de algo que se desconoce, me he preocupado, en una búsqueda perpetua de la rigurosidad, de recortar la secuencia y colgarla en youtube… no creo que dure mucho antes de que cualquier mojigato la censure… en fin:

Canciones:

Daft Punk: «One more time»
AC/DC: «Girls got rythm»
Tesla: «All the young dudes»
09
Jul
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Madrugada de lunes

Ya es lunes de madrugada, y me siento cansado. Hacía bastante que no me iba de fiesta con los amigotes. Y el hecho de quedarme a dormir en Barcelona, en casa de mis padres, por no coger el coche de vuelta después de salir, y así poder tomarme unas copas, me ha proporcionado una extraña sensación de déja vú. Me veía a las seis buscando un taxi con un amigo para volver al barrio y me parecía haber retrocedido unos años, cuando ésa era la constante de los domingos a las seis de la mañana. Aunque una vez en casa de mis padres, en mi ex-cuarto, me hubiera gustado haber cogido el coche y haber vuelto a mi casa. Pero claro, los cinco cubatas de ron que me había bebido me recordaban que casi mejor dormir en la que ahora me parece una cama diminuta. Pero lo he pasado bien. Fuimos a la sala Bikini de Barcelona, donde he podido disfrutar de algunos conciertos tremendos. Como discoteca, es un sitio pijete, pero la música me ha gustado. Toda música de baile, pero sin reaggetones, ni españoladas. Lo cuál no está mal.
Al contrario que muchos amantes del rock, yo no odio la música de baile, música dance, o como quiera que se defina. No es un tipo de música que escucharía en casa, y definitivamente, si yo tuviera que pinchar música para una pista de baile, se me ocurren muchas opciones también dentro del rock. Es igual. Me gustan Chemical Brothers, New Order, Daft Punk o Depeche Mode, y soy capaz de disfrutar de algunos hits dance, como el remix de “Four to the Floor” de Starsailor. Aunque la verdad es que el alcohol y los amigos influyen. La mayoría de mis amigos no son capaces de disfrutar con la música que me gusta. Y no es algo que me agobie en absoluto. Hay noches que prefiero escuchar guitarrazos en un bar humeante y otras en las que me apetece irme a bailar a una discoteca. Así que rock y discotecas no tienen por qué ser incompatibles. Y si no, que se lo digan a Mick Jagger, Lou Reed, Paul Stanley o el difunto Michael Hutchence.

Bikini se suele llenar, y ayer estaba lleno, desde luego. Había un montón de chicas, lo cual siempre es más agradable. No se trata de un sitio como para emborracharse, ya que la copa vale diez eurazos. Así que conviene haber llenado el depósito antes. Y esta mañana me he despertado ralentizado, después de haber salido viernes y sábado. He dormido hasta tarde y después de una comida frugal, me he vuelto a dormir unas tres horas. Ahora, claro, poquito sueño tengo. ¿Cuánto falta para el fin de semana que viene?

Canciones:

The Rolling Stones: “As tears go by”
Tina Turner: “Whole Lotta Love”
New Order: “Blue Monday”




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