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25
Feb
16

De premios Oscar, películas antiguas, cuadernos garabateados y Leonardo Di Caprio

Ahora que todo el mundo espera que Leonardo Di Caprio gane su ansiado Oscar y medio mundo suspire un por fin quizás demasiado forzado, tal vez el tema que nos ocupa venga un poco más a cuenta. Hubo un tiempo, finales de los 90s y primeros de los 00s (década que me resulta francamente difícil de nombrar), en que había un sector que odiaba a DiCaprio. Eran los auténticos, esos que repartían lecciones de integridad y que la tomaron con el actor por su participación en la horrorosa “Titanic” y su automática conversión en poster para adolescentes (¿alguien dijo Popular 1?). Y todavía quedan bastantes de esos. Pues no, señores. Igual soy poco auténtico, igual soy demasiado mainstream, pero considero que Leonardo DiCaprio no es sólo un gran actor sino que además ha tenido la capacidad de escoger muy bien sus proyectos, dando pocos, muy pocos pasos en falso desde que se hundió en aquél barco. Cosa que no se puede decir de, por ejemplo, Johnny Depp, y créanme que lo digo con pena: el que suscribe era fan de Depp y ha ido viendo como su estrella se iba apagando, a base de encadenar mierda tras mierda y rodar sus películas con el piloto automático puesto, muy lejos de lo que había llegado a ser.

Pero antes de ser el eterno oscarizable, incluso antes de ser la víctima del naufragio más largo del celuloide, Leonardo Di Caprio protagonizó una película que tiene un gran significado para mí. Ya hablé de ella por aquí, pero fue hace muchos años, y no me importa volver a hacerlo, incluso no me importa repetirme. Me refiero a “Diario De Un Rebelde”, película de 1996 basada en la novela autobiográfica del poeta Jim Carrol, y auspiciada por él mismo, quien llega incluso a realizar un cameo.

Comenzando por el título, ya vamos mal. El original en inglés es “The Basketball Diaries”, lo cual tiene mucho más sentido, si nos atenemos al argumento. Y para continuar, puedo decir que es una basura de película, que pasea a trompicones por demasiados lugares comunes y tiene algunos buenos momentos, qué duda cabe, pero en general, muy mal resuelta. Afortunadamente dura apenas 90 minutos, lo que es de agradecer, y no me refiero exclusivamente a esta película. Ignoro qué lleva a los cineastas actuales a requerir de dos horas y cuarto para contar cualquier idiotez de historia. Lo he dicho en otras ocasiones, pero como la frase es mía y me gusta, no puedo evitar repetirla: si una película necesita más de 120 minutos, o es una obra de arte o está mal rodada (o montada, o guionizada).

tunel

Mi vida era así hasta que comencé a exponer mis miserias en Internet (by @carloskarmolina)

La historia es más o menos tópica, ambientada en la Nueva York de los 70s, Jim es un muchacho de barrio humilde amante del baloncesto y que suele, constantemente, garabatear cuadernos. Poco a poco, y como suele ocurrir en estos casos, comienza a darle al alpiste y cuando se da cuenta, es ya un yonqui de cuidado, que si la peli estuviera rodada en mi barrio, llevaría un chándal y pediría 20 duros para el autobús. Al final, claro, se acaba rehabilitando, Musiquita final, plano de un texto explicando qué fue del bueno de Jimmy y the end. La banda sonora está bastante bien, muy rockera, qué menos viniendo de un poeta (y músico) que formó parte del movimiento punk de Nueva York, coetáneo de Patty Smith, Johnny Thunders o The Ramones. Y como curiosidad, aparecen en pantalla 3 futuros Los Soprano: Lorraine Bracco (Dra. Melphi), Michael Imperioli (Chris Montisalti) y Vincent Pastore (Pussy Bonpensiero). Ah, y las Gemelas de Sweet Valley, los que hayan sido adolescentes en los 90s lo recordarán. La nota negativa es tener que soportar a ese desastre de actor que es Mark Walhberg durante casi todo el metraje.

Por si fuera poco, hay una secuencia que marca un hito en la cultura popular más reciente. Se trata de la escena onírica en la que Jim irrumpe, vestido de negro con un abrigo de cuero y con una recortada en mano, en el aula del su instituto. Sin mediar palabra, comienza a disparar contra los compañeros cabrones de clase y se dirige también al profesor. Dura menos de dos minutos, pero seguro que os suena… ¿aún no? ¿Y si os digo la palabra Columbine? Efectivamente, esos tarados de Columbine parece ser que se tomaron aquella secuencia demasiado en serio. Podemos echarle la culpa a la película, a Marilyn Manson o al boogie. Eso es lo fácil. Pero no.

Dicho todo esto, ¿queréis saber por qué es importante para mí “Diario de un Rebelde”? Pues porque es la responsable de que estéis leyendo estas líneas. Vi esta película con 16 años, y me encantó. Mis criterios eran cuanto menos particulares, pero estaremos de acuerdo en que para un chavalín podía ser relativamente fácil identificarse. Porque a mí también me gustaba escribir. Así que decidí hacerlo más en serio, y comencé a garabatear, yo también, cuadernos, tal y como hacía el personaje de Di Caprio en la película. Y lo hice durante años, de modo que no puedo sino estar agradecido al resorte que significó para mí. De ahí a exponer mis miserias en este blog de ciber exhibicionismo sólo hubo un paso, el puramente tecnológico. Los cuadernos siguen guardados, claro.

 

Canciones:

Alex Cooper: «El Asiento de Atrás»

David Bowie: “And I say to myself”

The Dahlmanns: “Girl Band”

04
Sep
15

Correos cruzados

Espero no haber decepcionado al sector más cerdete de lectores de NDK, ya que nada tiene que ver esta entrada con eyaculaciones, orgasmos ni parafilias. Pues resulta que he descubierto un bug en Gmail. O eso quiero creer. Os cuento: desde hace varios meses, recibo e-mails dirigidos a una persona que no soy yo. Parecen ser e-mails de una escuela o universidad de algún país latinoamericano. Al principio les contestaba explicando que yo no era la persona que querían escribir, soy un tipo muy amable, en realidad. La cosa se puso más graciosa cuando quien me escribía era no ya esa escuela sino una empresa reclamando una deuda de más de 200.000 pesos, bolívares, soles o lo que sea. En los países americanos habitualmente utilizan el símbolo que asociamos al dólar americano ($) para referirse también a la moneda local. También les contesté, indicándoles que con esa descoordinación a la hora de tomar datos, no me extraña que tengan problemas de cobro. Obviamente, ni mi amabilidad ni mi sorna obtuvieron respuesta ni reacción alguna. Vivimos en un mundo cruel y ajeno a los sentimientos.

Batman! (by @carloskarmolina)

Batman! (by @carloskarmolina)

Pero me he dado cuenta de que no es que la escuela en cuestión, o el cobrador del frac versión cono sur, en su defecto, tengan la dirección de correo errónea y por eso sus mensajes me llegan a mí, pobre mortal, que ni me va ni me viene. No. La cosa va más o menos de este modo. Supongamos que yo me llamo Max Power Guy. Y que mi correo electrónico es mpowerg@gmail.com … algo normal, ¿cierto? Pues bien, supongamos ahora que en Latinoamérica hay un fulano llamado Martín Power Giménez, y que su correo electrónico es m.powerg@gmail.com … queda claro el matiz del punto, supongo. Pues resulta que si envías un e-mail a m.powerg@gmail.com , yo lo recibo en mi buzón de correo, accediendo como mpowerg@gmail.com … He hecho la prueba hoy mismo, desde mi dirección de correo de trabajo he escrito un mensaje a m.powerg@gmail.com y lo he recibido en mi inbox habitual mpowerg@gmail.com … curioso… y un punto inquietante, la verdad. Por supuesto, podría ser peor, parece un pobre diablo que no paga a su centro de estudios, pero podría ser un yihadista y tener a la C.I.A. (hello, guys!) espiándome. Y por otra parte, si yo recibo sus correos, ¿acaso él recibe los míos? ¿Tal vez sea un alter-ego? ¿Tal vez sea mi Bruce Wayne? ¿mi Clark Kent?

Si alguien puede aportar algo de luz a todo esto, se lo agradeceré…

Canciones:

David Bowie: “Strangers when we meet”

Royal Headache: “Another World”

Surfin’ Bichos: “Fuerte!”

28
Jul
15

Aniversario

Tu mente extiende cheques que tu cuerpo no puede pagar. Así comenzaba la primera entrada que tuvo NDK. La frase no es mía, sino del director Óscar Aibar. En realidad llego unas semanas tarde, pero resulta que esta entrada no es una entrada cualquiera. Y no lo es porque esta entrada es la que conmemora el décimo aniversario de NDK. Llego unas semanas tarde porque la fecha en concreto para la celebración debería haber sido el 2 de julio. ¿Qué más da? La cuestión es que son diez añazos los que cumplo, cosa que pocos blogs, al menos que yo conozca, pueden decir, y sí, la frecuencia de publicación ha sido irregular en los últimos dos o tres años, e incluso reconozco que me planteé el matar a NDK hace un tiempo. Y sin embargo, llamémosle síndrome de Estocolmo, por aquí ando. De nuevo. Y me alegro de ello.

La cosa comenzó cuando los blogs, o bitácoras, como todavía se llamaban entonces, comenzaron a ponerse de moda. Por no haber, no había ni Facebook. Zuckerberg había fundado la empresa en 2004 pero todavía tardaría unos tres años en extenderse. Twitter era ciencia ficción y bueno, no me las voy a dar de moderno, no entré en esto de los blogs hasta que no leí al respecto en “El País de las Tentaciones” o algo por el estilo. Claro que yo llevaba otros diez años escribiendo cuadernos y diarios, así que no era nada especialmente nuevo para mí, si bien de la privacidad e intimidad de mis cuadernos, pasaba a una etapa de exhibicionismo puro. Porque no nos engañemos, quien escribe un blog es porque tiene esa necesidad exhibicionista y narcisista: los bloggeros queremos que nos lean.

Considero que fue precisamente la popularización de las redes sociales lo que acabó con la popularidad de los blogs. No es que ya no haya, pero desde luego, no tantos. Medio mundo parece preferir expresar opiniones en los muros de Facebook, o lo que es peor, comprimirlas en los 140 caracteres de Twitter, mi red social favorita, aunque no es comparable a tener un blog. Complementaria, supongo. En fin, blogs y foros murieron a manos de esos patios de vecinas virtuales, esas cyber-barras de bar chusquero que son las dichosas redes sociales.

In the shadows

In the shadows

“Tu mente extiende cheques que tu cuerpo no puede pagar”. Y qué razón tenía Óscar Aibar en ello. Echo la vista atrás y no puedo sino suscribir letra por letra la veracidad de esa sentencia. NDK soy más yo mismo que una mera proyección. Y al final, mis filias y fobias acaban siendo más o menos las mismas: el rock and roll, las películas, la mitomanía, los viajes… Y pasado tanto tiempo, os puedo reconocer que hace mucho que no me gusta el nombre de “Notas de Kar” y casi prefiero el uso de NDK. Tampoco es cuestión de mortificarse. Esto de los nombres, a veces te pilla a contrapié. Has de firmar algo, aunque sea un triste nick para un foro o para un chat. Y usas la primera tontería que se te pasa por la cabeza, sin darle mayor importancia. Sin considerar si volverás a usar esa web. Pero luego resulta que sí, que la sigues usando, y que ya es tarde para cambiar de nombre, y bueno, bonito o feo, te quedas con el que usaste, para mantener tu personalidad. O tu cyberpersonalidad. Os lo dice un tipo que lleva años firmando como KAR. En fin…

Estoy de vuelta, eso ya lo dije, aunque hiciera varias semanas que no publicaba. Y de momento, para quedarme, porque me gusta la sensación de ser un superviviente, un viejo rockero, el jodido Keith Richards de la blogoesfera. Una cosa sí que he podido apreciar en mi vuelta, y es la baja presencia de comentarios, que no dejan de ser parte de la gracia, y una prueba fehaciente de que, sí, efectivamente, hay alguien al otro lado. En su lugar a menudo hay comentarios en Twitter o incluso en Facebook, que los agradezco, claro que sí, pero que no son lo mismo. Así que me gustaría cerrar agradeciendo a todos aquellos que en algún momento de la vida de NDK formaron parte de ello, con su lectura y sus comentarios. Gracias, Loren, DumDumBoy y Anxl (Los Secuestradores de Iones!!), Belén, Javi, Toi, Manurhill, Cris Carmona, Barón de la Birra, Karlam, Moebius, Agus, Wen, Yolanda (la chica de Madagascar!), Sammy Tylerose, Jim Garry, Blue Monday, Il Cavaliere, Aitor, Eric, Cristina, Kike, Chino, Padawan, Eric Waits… no están todos los que son pero sí son todos los que están.

¡Difundid la palabra! Siempre vuestro,

Kar

23
Sep
13

DISCOS 7 PULGADAS – RELOADED

Por si alguien no lo sabía, yo tenía antes un alojamiento de Blogspot para este, vuestro blog favorito. Luego, se hizo mayor, y me monté el chiringuito por mi cuenta, este www.notasdekar.com aunque el sitio de blogspot sigue abierto. Más que nada porque nunca me he preocupado en cerrarlo. Y es que, amigos, mi blog es ya un vejestorio de la blogosfera, desde julio de 2005. Cuidado.

El logo tenía su gracia...

El logo tenía su gracia…

El caso es que de vez en cuando lo reviso, ya que todavía hay gente que comenta. Porque amigos, mi blog es ya un vejestorio de la blogosfera, desde julio de 2005. Cuidado. En esta ocasión había un par de sorpresas. La primera venía de otro comentario en la que podríamos calificar como mi entrada más popular, la dedicada al Señor Lobo, demostrando que a la parroquia de NDK le va más el rollo nostálgico que a un tonto un yo-yo. Lo interesante del asunto es que era alguien que me recordaba el Pop Festival de Badalona de… 1995!!! ¿Lo recordáis? Era de los primeros tinglados “alternativos” más o menos grandes, tocaron Paul Weller, Sonic Youth, Yo La Tengo o Beck, y unos Australian Blonde que eran, por entonces, la gran esperanza blanca del indie hispánico. Yo quería ir, y como siempre, no fui. Era muy pipiolo, mis amigos no estaban por la labor, y bueno, me lo perdí. Con la perspectiva del tiempo, no ver a los dichosos Australian Blonde o a Beck no me parece una tragedia. Pero en aquél momento, me hubiera gustado,  más por el ambiente de festival que por el cartel.

Cartel del Pop Festival de Badalona 1995 (la imagen es de http://xavigorro.blogspot.ch/2013/01/afraid-to-speak-in-public.html)

Cartel del Pop Festival de Badalona 1995 (la imagen es de http://xavigorro.blogspot.com)

Había, sin embargo, un segundo comentario en otra entrada, que me ha parecido mucho más entrañable. Resulta que hace unos años escribí una entrada sobre la mítica tienda de discos de Barcelona Discos 7 Pulgadas, ya desaparecida. Sí, haciendo click en el nombre, accedéis al texto. De nada. Pues bien, resulta que hace unas semanas me escribió un comentario el que había sido dueño de la tienda:

Hola!!! 
Un amigo acaba de enviarme este enlace. Soy el propietario de lo que fue 7 Pulgadas. Gracias primero por el pequeño homenaje.
Y añadir una explicación: las muescas de los CD’S se hacían en origen. Eran discos descatalogados y las compañías discográficas les hacían esas marcas al venderlos a bajo precio. Más que nada para evitar impuestos a pagar. Esos discos recibían en origen otro tratamiento fiscal. Nosotros acabábamos pagando los mismos impuestos, pero los fabricantes no.
En fin, espero haber aclarado el asunto.
Hasta otra

Qué queréis que os diga… lo bueno de escribir en Internet es precisamente esto… quiero decir, me encanta saber que alguien lee estas líneas. Y me gusta interactuar con mis lectores, y recibir vuestros comentarios. Pero además, esta sensación de “el mundo es un pañuelo” que proporciona la red hace que los otros muchos inconvenientes que tiene (SPAM, trolls, idiotas sueltos, …) se queden diluidos.

Canciones:

Gram Parsons: “In My Hours Of Darkness”

The Answer: “Pride”

QOTSA: “Kalopsia”

29
Ago
13

All my friends and lovers

¿Sabéis cuando, de repente, y sin saber muy bien por qué, una canción os pasa por la cabeza? Y no, no me refiero a que escuchéis, por casualidad, un tema que no recordábais, porque alguien lo ha pinchado, o porque ha sonado en una película o en un spot publicitario. No, me refiero a esas veces que efectivamente, esa canción, inesperadamente, se aposenta en tu mente, sin haberte rondado antes. Sin ninguna razón aparente. Simplemente, llega.

¿No os pasa? A mí me ocurre a menudo. Lo curioso es que me suele ocurrir con trozos de canciones, estribillos, puentes, un par de versos. Lo cual hace más difícil su identificación. Menuda rabia da ir canturreando un cachito de canción y haciendo un esfuerzo mental de identificar título o intérprete.

Hoy me ha ocurrido. Andaba yo canturreando eso de “all my friends and lovers…” y luego continuaba con tres o cuatro versos más que no recordaba, pero sí su melodía. Nada que un na-na-ná no resuelva. Afortunadamente, también recordaba al grupo, en este caso, eran los Counting Crows. De modo que, ventajas de las tecnologías, sólo he tenido que hacer una búsqueda en Google para salir de esa tremenda duda que no me dejaba continuar con mis quehaceres diarios. “counting crows lyrics all my friends and lovers”. Eso es todo lo que he tenido que escribir. Y la magia del Internet ha hecho el resto.

Automáticamente, ya tenía el corte identificado, “All My Friends”, que pertenece al disco “This Desert Life”, tercero de los Crows y que supuso un bajón cualitativo, si bien reconozco que hace años que ni lo escucho. Que en su momento, me gustaban mucho los Counting Crows. Mucho. Pero es inevitable reconocer que perdieron su, y me perdonaréis la cursilada, magia. Siguen sacando discos, y ninguno de ellos es un mal trabajo. Nada que ver, sin embargo, con aquellos dos primeros LPs que me alucinaron.

Canciones:

George Thorogood  & The Destroyers: «Bad To The Bone»

Tom Petty & The Heartbreakers: «The Waiting»

Johnny Burnette: «Train kept a rollin'»




mayo 2023
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