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Dic
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El peor trabajo del mundo

Tal vez tú te creas que tu trabajo es una mierda… sí, te hablo a ti, lector quejumbroso de NDK, que te regodeas en tus miserias personales mientras piensas con odio en ese jefe que te ningunea, en esos compañeros que no colaboran, en esa, sí, esa que te gustaría tirarte pero que no te hace ni puñetero caso, y en la faena aburrida y monótona en la que gastas ocho horas de tu vida, día tras día, sin permitirte demostrar la valía que sabes que tienes y que sin duda merecería mejor aplicación. Tal vez creas eso, pero no es así. Y para ello está el tío Kar, para explicarte, cual abuelo cascarrabias, que lo que ocurre es que vuestra generación está demasiado acostumbrada a atar los perros con longanizas, expresión que, dicho sea de paso, es absurda, porque si así fuera, en primer lugar, vaya una mierda de longaniza blandurria que permite hacer un nudo y, por otra parte, diablos, el chucho se la comería.

Pero antes, permitidme que os explique una historieta. Es una de esas historias que abundan en este blog, de viajes y situaciones absurdas, con un cierto componente de autocompasión por parte de quien suscribe, que consejos vendo pero para mí no tengo, y, claro está, ese ego ingente que ahora mismo pugna por salir de la habitación donde me encuentro y estallar destrozándolo todo, como el muñeco de los marshmallows de Cazafantasmas. Y para variar, algo de escatología, que siempre le da al asunto una pátina de humor y resulta una muestra de mi bajo nivel intelectual, que me hace reír como un idiota con el caca, culo, pedo, pis.

Pues resulta que el mes pasado viajé a Malasia, concretamente a la capital, Kuala Lumpur. Es ahora cuando a ti, lector, te toca pensar “joder, qué chulo, qué vidorra se pega éste, cómo debe molar ese país” y todas esas cosas que me toca sufrir y que asumo estoico como un ecce homo  pero en la versión guapa, no la versión graffittera que dio efímera fama a esa abuela beatilla de Borja. En fin, para quien se crea que todo el sudeste asiático es como un publirreportaje de Turismo en Tailandia, con playas paradisíacas, delicias gastronómicas, bellezas asiáticas, templos budistas en cada esquina y diversión a tutiplén, le recordaré que Malasia es un país eminentemente musulmán, siendo ésta la religión oficial, luego, es un coñazo de sitio donde no te sirven cerdo para comer y done suena la dichosa llamada a la oración desde las mezquitas cinco (cinco!) veces al día. Lo cual contrasta con Kuala Lumpur, una urbe de apariencia ultramoderna, al menos en el centro económico, con rascacielos espectaculares y las torres Petronas reinando. Que no engañen las apariencias, más allá de la alargada sombra de esas torres Petronas, el resto de la ciudad es bastante cutre.

petronas

Torres Petronas, desde arriba. Un bonito día… (photo by @carloskarmolina)

Pero amigos, las torres Petronas es la atracción principal, y aprovechando mi última mañana en el país, dado que la faena había acabado y mi vuelo era por la tarde, decidí hacer de turista y sí, subir a las torres, que tenía, por otra parte, muy cerca de mi hotel. Para subir se compran unos tickets que distribuyen las visitas por franjas horarias. 15:15 era mi hora. Y llegué con veinte minutos de antelación. Pero tal cual iba llegando, notaba una llamada de la naturaleza, que es una forma fina de decir que me estaba cagando vivo y que el maldito bocadillo de Subway no me había sentado todo lo bien que debiera. Y como no era plan de subir 86 plantas con semejante carga en mis tripas, y bajo posibilidad de sufrir un ridículo accidente, decidí ir en busca de un baño. Anexo a las torres hay un centro comercial, y, claro, lavabos. Di con unos cercanos, con un letrerito que indicaba algo como “lavabos de pago, los hay gratuitos en la siguiente planta”. Como quiera que en estas situaciones límite uno no debe ser rata, decidí pagar. Nada, el equivalente a 50 céntimos de euro y te daban una suerte de toallitas de bebé. Eso era todo, pensaba. Pues no.

Al entrar en el baño en cuestión había un tipo. Pensaba que estaba, sencillamente, haciendo cola. Pero no era así. Al verme entrar, me saludó, servicial, abrió la puerta de un cubículo y se puso a limpiar la taza del wáter, dando un repaso rapidito. Sorprendido, entré y cerré. Yo, que soy un alma sensible, no me sentía muy cómodo con lo que iba a hacer, y teniendo a ese pobre señor al otro lado de la puerta, y sin embargo, ¿qué otra opción me quedaba? Desde luego, ninguna. Así que me puse a la faena, que para eso habíamos llegado hasta allí. Una vez finalizada, allí estaba ese caballero, sonriente, activando el grifo del lavamanos para mí, de un servicial que resultaba ridículo. Mojé mis manos, claro, y automáticamente mi recién estrenado vasallo le daba al pulsador del jabón para que pusiera mis manos debajo. Finiquitada la higiene, me acercó unos trozos de papel para secarme, y me puso una suerte de colonia o loción para las manos. Abrumado, le di las gracias y me marché.

¿Y ahora, qué? Imaginemos la rutina laboral de ese individuo, ocho horas limpiando wáteres que van a ser automáticamente utilizados, ocho horas de olores y ruidos poco agradables, ocho horas de asistir en la compleja labor del lavado de manos a tarados como yo. Entonces, ¿ahora, qué? ¿Verdad, lector, que te sientes un poco mejor con tu trabajo? De nada.

Canciones:

Nouvelle Vague: “Ever Fallen In Love”

The Faces: “Ooh La La”

R.E.M. : The Wake-Up Bomb


4 Respuestas to “El peor trabajo del mundo”


  1. 1 Barón de la Birra
    21/12/2015 a las 19:30

    Soy el único que ve cierta analogía entre su historia (narrada una vez más con su salerosa prosa) y el capítulo del World Trade Center de los Simpson? cuando Homer viaja a NY para recuperar su coche mal aparcado y siente la llamada de la naturaleza? Seguro que no.

    Hehehehehehehe, he dicho «anal»-ogía.

    Abrazo y feliz Navidad desde Burgos Town, camarada!

    • 24/12/2015 a las 18:41

      Es que, mi querido Barón, TODO está en Los Simpson. Disfrute de la navidaZ burgalesa, póngase fino a morcillas y dele recuerdos a todas las chicas del interneC que acaban siendo señores de Burgos y estarán cenando esta nochebuena con sus mamás.

      Fuerrrrte el abrazo.

  2. 3 Yolanda
    24/12/2015 a las 18:31

    Buen post para la nochebuena. Felices fiestas.

  3. 24/12/2015 a las 18:42

    Felices fiestas, querida. Siempre un placer amenizar las entrañables navidades de la parroquia NDK.


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