Esta es mi primera colaboración con los amigos de #FFVinilo:
A veces los discos llegan a ti de la manera más inesperada. Conseguí este vinilo de mis adorados R.E.M. hace más de una década. Paseaba por una de las calles del barrio de Sants en Barcelona, tal vez sería la calle Vallespir. No lo recuerdo bien. Pasé por delante de una tienda que parecía ser un anticuario, eso siendo benevolente, aunque el término trapero tampoco desentonaría. El caso es que en la misma puerta, apilotonados en una caja de naranjas, había diversos discos. Hasta ahí, nada nuevo. En anticuarios, tiendas de viejo o cualquiera de las múltiples tiendas de segunda mano que proliferan últimamente, es sencillo encontrar LPs amontonados de cualquier manera. El problema es que habitualmente hay mucha basura (lo cual da una muestra de qué clase de música se escucha por estos lares) y, en general, en unos estados de conservación pésimos.
Mmmmmm, ¡vinilos! Después de los conciertos de rock y las salas de cine con pantalla enorme, lo que más echo de menos del hemisferio norte: escuchar discos. El formato mp3 será muy práctico, pero no mola. Estoy por comprarme un tocata en Navidades y traerlo como equipaje de mano.
Ya te echaba de menos! Sí, supongo que en tu caso, debes bendecir la existencia del mp3, aunque como tú dices, no mola. Pero seguro que te saca de apuros, no me imagino a mis pobres vinilos a manos de los cabrones despiadados del handling de los aeropuertos.
Cuídate, querida.