La de esta noche (aquí son las 22:08h del domingo 14) será una entrada corta. Leed, leed, y entenderéis el porqué de esta brevedad. En fin, una vez más, vuelvo a la carretera, a los hoteles, a estar más allí que aquí. Y como sé que os gusta, mangurrianes, saber de mí cuando estoy pasando penas por esos mundos de dios, aquí tenéis una nueva entrega. Aparcaremos por unos días los Jitazos Fugaces, los libros del mes y el rock n’ roll. Y vayamos a California.
En esta ocasión, el destino es bueno, no lo negaré, San Diego es siempre un buen lugar al que volver. Y esta vez, sí, pude coger el vuelo Londres-San Diego que tantos problemas me dio el año pasado, casualmente hace casi justo un año de mi odisea con mi pasaporte. En esta ocasión, más allá de un transfer demasiado justo en Heathrow, que provocó alguna carrera por la terminal, llegué, sin mayores problemas que dos palmos de lengua fuera, a mi vuelo.
La llegada fue lo jodido. Más allá de las incomodidades de un aeropuerto mucho más pequeño y menos adaptado al vuelo internacional como es el de San Diego, si lo comparamos, al menos, con LAX, ciertas estructuras eran vergonzosas, y de haberse encontrado en un aeropuerto español, las críticas hubieran sido crueles. Pero ah, sorpresa, al llegar a la cinta de equipajes, mi maleta no está. Se ha quedado en Londres.
Hacía tiempo que no me pasaba algo así. Y en prevención, suelo tratar de embarcar la maleta conmigo, pero pensando en hacer unas compras esta semana, llevé una maleta algo más grande, y decidí, inocente de mí, facturarla. El personal de British Airways, diligente, me comunica que mañana me la traerán al hotel, pero para mí, supone un problema. A pesar de ello, algo sí que hay que reconocerle a British Airways, y es el hecho de que me hayan dado 200USD para comprar algo de ropa y enseres. ¿El problema? Domingo, 20h. Aquí las tiendas abren los domingos, pero no hasta muy tarde.
Al lado de mi hotel hay un centro comercial, y decido darme brío, y probar suerte. Cojo mi coche de alquiler, es ya de noche y encima, está lloviendo. El resultado es que, a pesar del GPS, tomo mal una salida, y me desvío. Cuando me doy cuenta, estoy en una zona residencial, y tratando de hacer una maniobra a demasiada velocidad, me como una isleta, de manera que estreno el tapacubos de mi coche. En ese momento, me doy cuenta de que no voy a llegar. ¿Sabéis ese punto en el que te das cuenta de que no va más y te has de rendir? Pues ése fue mi momento.
Y no os creáis, acabé llegando al centro comercial, pero como sospechaba, todas las tiendas habían cerrado hacia las 19h. Así que aparte de los elementos básicos de higiene, que me han dado en el hotel, mi aspecto para mañana no será muy elegante. Por suerte, esto es Southern California, y las normas de etiqueta son francamente laxas, aquí casi todo el mundo viste “casual” en el trabajo. Lo cual no hace que llevar la misma ropa con la que me he pegado 15 horas de viaje el día anterior sea agradable. En fin…
Canciones:
Crazy Town: “Butterfly”
Soundgarden: “Powertrip”
R.E.M.: “Orange Crush”
me sorprendes cuando me dices que te vas una semana por ahí y no facturas! Yo siempre facturo XD
A poco que pueda, no facturo. Es más coñazo, sí, pero te evitas cosas como ésta. Por supuesto depende del destino y el número de días de viaje. Aunque insisto, especialmente si debo hacer escala, trato de evitar facturar maleta siempre.
Me encantan tus relatos de viaje.
Me alegro de ello. Aunque a veces más que relatos de viaje son reflexiones cuando estoy de viaje. Pero en eso estamos, así que se agradece el elogio!
Golfa, menos llorar que te trinkas 200 pavos para porquerias by the face!
Qué atrevida es la ignorancia, ay…