Hoy tenemos un problema: acabo de llegar al hotel y resulta que esta noche la conexión a Internet no funciona, de modo que desafortunadamente, la edición de hoy de las crónicas australianas llega con unas horas de retraso… con un poco de suerte. No negaré que me molesta, los hoteles por aquí no son baratos, y ya me parece indignante que un servicio como Internet te lo cobren aparte, como el que se casca un par de whiskys del minibar. Llamo a recepción para preguntar por el tema, y me dicen que no saben, que el proveedor de internet es una compañía ajena… ok, no me digas… y a mi qué? ¿no estoy pagando igual el dichoso servicio? En fin, pataletas aparte, como mínimo tengo excusa para no ponerme a trabajar tampoco. Si no hay NDK, no hay trabajo.
Un buen plan sería irme a dormir temprano, porque esta mañana me he despertado a las cinco y media. No por propia voluntad, no. Es que en esta parte del mundo el sol sale muy pronto, un poco más allá de las cuatro de la mañana. Si combinamos eso con el hecho de que el concepto persianas lo desconocen, y sólo tienen unas tristes cortinas, para las cinco hay una claridad en la habitación, que yo, que para estos asuntos soy una florecilla, no puedo mantenerme dormido, y acabo despertándome, como una gallinica. Así que quizás no sería mala idea dormir pronto aprovechando la oscuridad, y mañana, ya me derpertaré, y esperemos que Internet funcione para entonces. Además, mañana hay un eclipse solar que se podrá ver en Queensland, estado del que Brisbane es capital. Ok, decir Queensland es hablar de un territorio más grande que Francia, pero igual lo puedo ver.
La cosa hoy va de gastronomía. Hemos comido en el Breakfast Creek Hotel, un hotel restaurante de finales del siglo XIX que resulta ser un emblema de Australia y de la ciudad de Brisbane en particular, que tiene casi tantos años como ese lugar. Esta noche, también, me han invitado a cenar a casa de una pareja. Han cocinado canguro, una carne que si no está correctamente hecha, es como una suela de zapato. Ya la había probado hace unos años, la primera vez que estuve por aquí, y no me convenció, por dura. Pero la verdad es que tenían razón, bien cocinada, es muy buena. Como me decían, jocosos, “ayer dabas de comer a Skippy, y hoy te lo comes”. Es como el ciclo de la vida, como si fuera el maldito Rey León. Afortunadamente, no tengo esos escrúpulos. Adoro a los animales, y no quiero que nadie les dañe, pero a su vez, considero que la naturaleza humana está en ser omnívoros, del mismo modo que un lobo se comería gustoso mi carne y no habría por qué pensar que ese lobo es un hijoputa por ello.
Luego hemos tenido una conversación curiosa, ellos son neozelandeses, residentes en Brisbane, y han comenzado a rajar de lo racistas que son los australianos, en general. Creo que eso ya lo había comentado hace unos días. El caso es que una cosa lleva a la otra, y han comenzado a hablar de los maoríes, los indígenas autóctonos de Nueva Zelanda. Resulta que ella trabaja en un hospital, y ha comenzado a decir que en los hospitales, cuando hay un paciente maorí, se arma la gorda, con docenas de familiares por los pasillos, en la habitación, durmiendo en el suelo, haciendo ruido… vamos, lo que aquí se dice, y no sin razón, de los gitanos. Extrapolando, los maoríes son los gitanos de Nueva Zelanda. Siguiendo con el hilo de la conversación, se han empezado a quejar de la brutal discriminación positiva (siempre según su punto de vista) de los maoríes en Nueva Zelanda, que reciben, por el hecho de ser maoríes, una pequeña pensión gubernamental, así como ciertos beneficios sociales, como por ejemplo, en unas oposiciones, hay una serie de plazas que están reservadas para ellos. Han acabado diciendo que la mayoría son una suerte de parásitos sociales que nada más saben que pedir ayudas al gobierno y que les gusta más el alpiste que a un tonto un lápiz. Curioso, como una conversación acerca del racismo australiano acaba en esa consideración tan negativa (que no digo que falsa, algo tendrá de verídica) de la población maorí. Curiosamente, además, ese mismo discurso, igualito, lo había escuchado un par de años atrás en Melbourne, cambiando el gobierno neozelandés por el gobierno australiano y los maoríes por los aborígenes. Qué cosas, ¿no?
Canciones:
Billy Preston. “That’s The Way God Planned It”
Foo Fighters: “My Hero”
R.E.M.: “These Days”
Es el problema de la discriminación positiva, da igual que sea por motivos de sexo, raza o nacionalidad… Suele tener el efecto contrario al deseado a largo plazo.
Supongo que como en todo, habrán exageraciones, pero es un discurso bastante generalizado, el del trato a favor de los aborígenes/maoríes, así que algo de verdad sí que habrá.
a-ha .. sabía que pronto aparecería el postulado maorí . Curioso el tema de los hospitales .. aun así , no es de extrañar , menor pero similar problema con los MAPUCHES en Chile , por ejemplo. Las culturas expoliadoras , los británicos y los españoles son asi en algunos momentos , no ? Se extienden tanto y tan bien que lo natural se hace antinatural , llega la organización y esto es lo de siempre ..
Será una cultura expoliadora y todo lo que tú quieras, pero si yo tengo un familiar en un hospital y en la habitación de al lado tengo a un fulano (sea maorí, mapuche, WASP o del espacio exterior) con toda su parentela haciendo ruido, pensaría en el genocidio de ese grupo en concreto.
Em , no me habré explicado bien .
no sé… bueno, sin polémicas, y puedes explicarte y extenderte todo que quieras, si te apetece, ok? saludos