NOTAS DE KAR

Mira que lo dije, y al final, ayer no hubo entrada. Tengo justificción, faltaría más. Sigue leyendo y verás el porqué. Y es que ayer fue un día muy largo. Y como sé que os gusta leer las desventuras de Travellin’ Kar por estos mundos de dios, que sois malas personas y disfrutáis viéndome sufrir situaciones kafkianas, ahí va un capítulo nuevo.Pues resulta que ayer me tocaba viaje, otra vez, San Diego era el destino final. La cosa parecía sencilla: Barcelona – Londres, Londres – Los Angeles , Los Angeles – San Diego. Pues os voy a decir una cosa, y haced caso del consejo del bueno de Kar: para conexiones entre vuelos, siempre, cuanto más largas, mejor. Que hoy en día en los aeropuertos son muy pesados y que el tiempo en un aeropuerto se relativiza y adquiere una extraña condición menguante de repente. Ni que decir tiene, perdí una conexión. No me preguntéis cómo, yo salí en London Heathrow, un poco tarde, pero nada me hacía pensar en una situación de peligro. No me preguntéis cómo, pero yo iba siguiendo las señales de «connecting flights» y de repente, éstas desaparecieron. Y cuando me vi en la zona de recogida de equipajes, todo me olió muy raro. Y luego, el tren para cambiar de terminal, que tardara 14 minutos… no sé. Total, que el operario de British Airways me dijo, no sé si con flema o con sorna, que llegaba tarde, y me emplazó a la zona H. Perfecto, pensé yo, me manda a una zona de emerencia para los que van justos. Pues no. La zona H albergaba los mostradores de compra de billetes de British. Tras una cola indecente, otra operaria me pregunta si me he perdido porque algún empleado me dio que siguiera ese camino. Le digo que no, y me dice… «te lo vuelvo a preguntar, porque si es que no, entonces British Airways no asume el cambio de billete gratuito al no ser su culpa»… ok, captado. Sí, por supuesto, seguí claramente las instrucciones del personal de tierra.

Ok, veamos lo que hay. Me comenta que el siguiente vuelo a L.A. está completo. Vaya. De repente, comienza a teclear como una posesa y me dice «rápido, el pasaporte, que hay una opción pero tengo que activarla ya antes de que me quiten la plaza». Me hice ilusiones en vano… esa fantástica opción era volar de Londres a Miami, luego coger un Miami – Dallas, que llegaba por la noche a Dallas (noche hora local) y a la mañana siguiente, coger un Dallas – San Diego. Menuda opción… gracias, Dios, estamos salvados. Probablemente me dejé llevar por la agonía, pero acepé, y en cinco minutos estaba corriendo terminal abajo para coger el vuelo de Miami. Y pidiendo un hotel en Dallas como el que pide una pizza, mientras hago la cola del embarque.

Consejo número 2: no seáis nunca amables. Tengo asignado un asiento de pasillo en la columna centrl. Una chica me dice que su pareja y ella tienen asientos separados, y que si no me importa cambiarme con el chico. Éste tiene otro asiento de pasillo en columna central, así que acepto sin más. Uno no puede evitar ir haciendo el bien. Craso error. Los tres asientos de mi lado están ocupados por dos críos y su madre, que lleva a un tercer bebé en brazos. Podéis imaginar, críos en un vuelo de 9 horas, me dieron el viaje. La perraca de su madre se supone estaba inmunizada a sus retoños, pero yo no. Cojonudo.

El paso por la aduana en Miami se hace de un modo más rápido y sencillo de lo que pudiera parecer, pero para esas alturas llevo 20 horas despierto y estoy ya arrastrándome. Mi llegada a Dallas es penosa, estoy arrastrándome y todavía me sorprendo de haber podido coger un taxi y llegar al hotel. Dallas, once de la noche, y Kar en un zombie style en busca de una cama donde descansar (en paz).

Y esta mañana, prontito, vuelo a San Diego sin mayor incidencia que la de acabr llegando a la oficina 5 horas más tarde de la hora prevista y hecho polvo. Así que tenía excusa para saltarme la entrada de ayer, ¿no?

Canciones:

White Stripes: «Seven nation army»
Bob Dylan: «Don’t tink twice»
Velvet Revolver: ·Do it for thw kids»