Mi condición de ser mezquino y envidioso (pero de la envidia rancia, nada de esa patraña de envidia sana) me hace plantearme cómo un fulano que tiene dos años menos que yo, ha publicado ya un libro, con un cierto éxito. En esa especie de triste carrera por los éxitos literarios, el tal Cantero ya me saca varias cabezas. Es esa triste competición en lo que convierte por momentos mi vida, cuando me doy cuenta de que me acerco peligrosamente a la treintena y me topo con escritores, músicos, actores, por no hablar de los dichosos futbolistas, que llegan arriba mucho antes que yo. Mejor dicho, que llegan arriba. Así, a secas.
Prefiero dejarlo en este punto, para no ponerme de mala leche, y retomar el hilo del libro en cuestión. El título, no lo negaremos, es sugerente. O por lo menos lo es para todos aquellos que vivimos adolescencia en los 90’s, época del reinado de la musa grunchi, Winona Ryder. Pero no, no os creáis que la cosa va de libro generacional post-grunge. No, en un ejercicio de supuesta influencia autobiográfica, el protagonista (¿Cantero?) desmitifica la devoción de una imagen de la actriz que, reconozcámoslo, queda muy lejos. Su devoción es otra. Y el protagonista, joven recién titulado en Humanidades con ínfulas de juntaletras (¿Cantero?) se lanza en una aparentemente estúpida búsqueda de la Ryder, influenciado por sus fantasías oníricas y por una novela de Borges, que solía citar pero que jamás escribió, El Acercamiento a Almotásim.
El resultado acaba siendo una buena mezcla de road movie, novela de búsqueda personal y referencias a la cultura pop más contemporánea. Quizás demasiado cercana, quizás demasiado pendiente de la identificación con los personajes y las situaciones, ese es su peor defecto y también su mayor virtud.
Y finalmente, no puedo evitar hablar de Winona, la musa de la Generación X, mítica novia de otro icono de la época, Johnny Depp, estrella caída por obra y gracia de las cámaras de seguridad de una tienda de ropa. Un repaso a su filmografía da lugar a ver títulos muy diferentes, y a poder considerarla una actriz que, con pelis de mayor o menor interés (por no decir mierdacas), no se ha plegado jamás al éxito fácil de Hollywood. Y eso sin ser un arquetipo de belleza, de esas que quedan bien en las pantallas. Sí, no era un bellezón, pero diantre, ninguna lució tan bien en ese look desaliñado y de supuesto desencanto propio de la década pasada.
Canciones:
Arrogance: «Southside Girl»
R.E.M.: «Let Me In»
Screaming Trees: «Sworn & Broken»