Está claro que para el europeíto del sur, uno de los alicientes de viajar a USA es el poder sentirse, por una vez ni que sea, como un ciudadano de lujo con una moneda fuerte. Partiendo de la base que NYC, y el país en general no es caro (tampoco lo eran LA o San Francisco), de un estilo a Barcelona, y mucho más barato que Londres, París y ya no digamos Copenhague u Oslo, es posible vivir dignamente en la ciudad (comer, tomar una cerveza o un café) sin arruinarte. Y uno de los alicientes importantes son las compras. La devaluación del dólar (forzada por la banca americana para incrementar las exportaciones) permite una comparación favorable. Y marcas americanas (de ropa, de tecnología, de calzado,…) resultan sorprendentemente más baratas. Hablo de marcas como Converse, como Levi’s, como Apple, etc. Y mi recomendación para todo turista que vaya a USA es acudir a realizar sus compras a un centro comercial outlet. Y el de NYC se llama Woodbury Commons.
Cada 20 minutos sale de la estación de Port Authority un autobús que se llena de turistas hacia este centro inmenso, a una distancia considerable de la ciudad. De camino me permite observar cómo no sólo se conduce mal en Manhattan: juro que ví un camión saltarse la mediana de una autovía para ahorrarse la caravana que había frente a él. En fin, Woodbury Commons es una delicia para cualquier consumista, a la devaluación del dólar y a los precios más baratos de marcas americanas, hay que sumarle rebajas de entre 20% y 40%. Total, que puedes comprar a precios que para cualquier europeo nos pueden resultar casi increíbles. Ojo, que es fácil perder el control, y recordad que el señor VISA no entiende de excusas!! De modo que allí estaba vuestro amigo Kar, en un arrebato de capitalismo aplicado, rodeado de turistas japoneses, de españolitos que te los encontrabas por doquier, de familias judías ortodoxas, de negras que podrían competir en un campeonato de sumo… el resultado lo vería el día de la vuelta, con esa puerta de embarque del NYC-BCN llena de compatriotas con bambas nike nuevecitas, con portátiles mac, con gafas de sol Ray-Ban… si es que es realmente fácil perder la conciencia de clase, los ideales izquierdistas y hasta la decencia!
Por la noche la cosa iba de subir al Empire State Building, que estaba realmente al lado de mi hotel. Lo alto del rascacielos estaba iluminado con las luces en los colores rojo, blanco y azul de la bandera americana, señal de que algo había. Generalmente se ilumina en algún tipo de fiesta (como el 4 de julio), o se ilumina de verde el día de St. Patrick. No acertaba a saber qué se celebraba. El caso es que para ese edificio no hay que reservar tickets de antemano, aunque la cola es bastante antológica. Y qué quereis que os diga, el pasarte tanto tiempo de cola por las interioridades de un edificio, le resta algo de romanticismo. Las vistas son, claro que sí, espectaculares. Y, fetichista que es uno, no puedo dejar de pensar en King Kong agarrado a la cúspide. De noche pierde el factor mirador pero gana en encanto. Arriba hace frío y un viento atroz. Normal, supongo. Es viernes noche, la ciudad se prepara para el golferío, a un lado David Lee Roth celebra su fiesta post-concierto, en otra punta tal vez Huey Morgan de Fun Lovin’ Criminals está con una bella dama y hacia el sur los punkies beben en el Lower East Side, mientras que Lou Reed debe estar en una lectura de poesía y los espíritus de Johnny Ramone, de Andy Warhol y de Truman Capote rondan por ahí.
Canciones:
Keith Richards: «You don’t Move Me»
The Strokes: «NYC Cops»
The Sonics: «The Witch»