Sin embargo, una moda asola nuestra geografía y amenaza nuestros bolsillos. Se trata de los festivales de música. Lo que al principio parecía una idea guapa, hoy en día, por multitud, se está convirtiendo en un coñazo. Un, dos, tres, responda otra vez: FIB, Bilbao Live, Summercase, Primavera Sound, Rock in Rio, Kobetasonik, Azkena, Doctor Loft, … Total, que ahora la cuestión recae en traerse al grupete de turno para tu festival. Lo demás, nada, un descampado, un puesto de cerveza rancia y cuatro desarrapados que toquen antes y ale, ya tenemos festival. Eso sí, a 60 euracos mínimo. El caso del Kobetasonik es flagrante, festival creado por y para Kiss, para justificar una visita de los cuatro maquillados (bueno, que sean dos). Lo cual es ridículo cuando con una diferencia de menos de un mes se lleva a cabo en el mismo recindo (o debería decir “prado”) el Bilbao Live. Y claro, a pagar el dineral como mínimo de la entrada de un día. Para ver a Kiss y a 10 teloneros. No se crean, lo mismo ocurre con R.E.M.: se lo llevan la promotora Doctor Music y se montan un festival ex-profeso. Afortunadamente me pilla más cerca de casa, Castelló d’Ampúries. Otras opciones? Bilbao, one more time. O Madrid en ese horror que es el Rock In Rio. Pues nada, a l’Empordà, que la tramontana va bien para el cutis.

Me retrato para Kiss y los de Athens. Y cuando tengo tomada la decisión, me entero de que en el Summercase tocan nada más y nada menos que los Sex Pistols. Por si alguien no lo sabe, el Summercase es un festival de una jornada donde se juntan un puñado de grupetes de esos que molan tanto en el Mondosonoro o el Rockdelux. Y tienen los huevos de acoger la que es única fecha de los Pistols. 60 euracos me separan de ellos. Filthy Lucre Tour. Me niego. Pero claro, los Sex Pistols vienen a mi ciudad y no voy a ir. Está claro que no son los Pistols del 77, ni siquiera los del 96. Pero quieras que no, me jode.