El caso es que bueno, más avanzada la noche, se fue llenando, pero la sensación, sobretodo al principio, era que eramos los padres del local. Algo parecido me había pasado en Benidorm este verano, si es que la culpa es mía, por meterme donde no me llaman. Y es que cuando antes de entrar te vacila una niñata con la que te chocas cuando ella va a esconder los restos de su botellón bajo un coche aparcado, te das cuenta de que nada es lo que era.
Durante un ratito, en ese sitio se dedicaron a pinchar éxitos noventeros, como el celebérrimo Mr. Jones, que fue coreado por mi parroquia conmigo a la cabeza, pero que la niña que lucía una camiseta de The Baby Shambles de al lado parecía no entender gran cosa. Y mal que nos pese, el jodido Pete Doherty parece representar lo que antes había representado Nikky Sixx, Johnny Rotten o Layne Staley: el lado salvaje del rock. Pincharon la versión del «Video killed the radio star» de los Presidents Of The USA. Lo más probable es que ese mismo grupito de al lado no conociera no ya a los viejos The Buggles, sino siquiera a los Presidents.
Lo chocante para mí fue el ver a un grupito de tres chicas, que apenas llegarían a los 20 años. Se dedicaban a hacerse fotos de las tetas, enseñando los pezones a la cámara, bromeando pícaras, en medio de la pista atestada de gente. Y fue chocante porque reconozco que me escandalicé. Me avergüenza decirlo, pero lo primero que sentí fue que me escandalizaba. Pero fue sólo al principio. Después me reconfortó: sin duda esas niñatas rockeaban, rockeaban más que yo con todos mis discos y mis conciertos. No está todo perdido.
Canciones:
Héroes del Silencio: «Bendecida»
The Who: «Young’s man blues»
Morrissey: «First of the gang to die»