The Police hicieron un show con altibajos. Para mí, que no soy fan a muerte del trío, algunos de sus momentos más místicos, que tal vez en un club funcionen, pero no en un estadio con 50000 almas, me aburrieron. Aunque se ha de agradecer el mantenimiento del formato trío, sin ningún músico adicional. The Police son enormes en su protopunk enérgico, especialmente el de sus dos primeros discos. Ahí no tienen rival, ni siquiera con los desvaríos guitarrísticos de un Andy Summers que buscó convertirse en guitar hero en unos temas que pedían a gritos inmediatez. De Stewart Copeland poco se puede decir, es un genio a la batería, y es una pena que tras su vida policíaca, de solo 7 años, no hubiera recalado en una gran banda en la que poder aportar su buen hacer a los parches. En cuanto a Sting, es obvio que se encuentra en un estado de forma insultantemente bueno. De voz todavía aguanta. El gran misterio era cómo iba a estar de carisma, tras 15 años ofreciendo obras de un nivel vergonzoso y convirtiéndose en un miembro cutre de la jet set. Vamos, que de su último disco interesante (Ten Summoner’s Tales) ha pasado demasiado tiempo. Y bien, se puede decir que cómo mínimo, mantuvo el tipo sin hacer sonrojar a los fans del tío que salía en Quadrophenia (la película).
Los tics de estadio eran a veces incluso algo pueriles (tanto ioioio) aunque efectivos. A fin de cuentas, el rock de estadio como se conocía en los 80’s ha cambiado, y ahora es propiedad de, precisamente quienes ya ocupaban ese trono en los 80’s, amén de los Stones, que siempre han estarán ahí. En definitiva, que fue una noche bonita y de buena música, pero ¿mágica? No, ese adjetivo no les corresponde.
El retorno a casa sería complicado, definitivamente esta ciudad sigue sin estar preparada para que se reúnan 50000 personas en un concierto. Pero lo peor venía entonces. El cuerpo me pedía cama, sin embargo, me tocaba el preparar las maletas. Era una tarea que me reservé para la noche, la intención era dormir poco para poder entonces dormir en el avión. Eso suena a plan perfecto, a priori. Pero cuando llegas a casa, después de un buen concierto, después de todo el día, lo último que apetece es ponerse a hacer maletas. Así que maldiciendo mi ocurrencia, me acosté a las 2’30, a sabiendas que en dos horas sonaría el despertador para ir hacia el aeropuerto.
Canciones:
Amy Winehouse: «Tears dry on their own»
The Police: «The bed’s too big without you»
Chris Isaak: «Diddley Daddy»
Ese es mi chico!!!! veo que has vuelto con ganas de contarnos tus peripecias de USA!!!!!!!!!!Un beso, espero tus crónicas!!!!!!GUAPO!:)))))))))))))))))))))
Esperamos saber que aventuras deparo América del Norte, y me alegra ver que has incluido entre esos temas del post la canción más alegre de Amy Winehouse, un disco que no creo agrade a demasiados rockeros, pero que es muy bueno para ser británica.
Espero que pudieras dormir en el avión. A mí nunca me ha funcionado, así que ahora simplemente me dedico a leer o ver una peli.
carambas… en calle aragón aparcastes?? que palazo luego volver a recoger el coche desde el estadi olimpic no??
bueno, me dediqué a tomar notas acerca del viaje, a diario… de modo que hay viaje para rato… intentaré colgar un texto cada día o cada dos días, para mantener una secuencia. Siento un poco la presión (si es que en el fondo, soy un perfeccionista), pues mi viaje no ha sido especialmente espectacular, ya os digo, no cené con Axl Rose ni pude ver un combate de Mike Tyson, pero desde luego, lo que veréis es lo que hay!Muchas gracias a todos por mantener el blog con un buen ritmo de visitas, en mi ausencia. Finalmente, Amy Winehouse… me bajé el disco sin darle mucha importancia, y lo escuché ayer por primera vez y… hacía meses que un disco no me impactaba tanto a la primera escucha. Tengo que hacerme con una copia original!Un saludo a tod@s, jerid@s.
Por el título de la entrada me imaginaba una tangana con la policía nada más llegar a los Lluesei.Amy Winehouse candidata a disco del año, hay que decirlo más!!