Hay dos cosas de las que no me gusta que se haga mofa, y esas son las gafas y la calvicie. Ahora todo el mundo pensará: claro, el amigo Kar es un calvo con gafas. Pues no. O por lo menos no, de momento. Pero me parecen dos putadas de la naturaleza. Sí, alguien podría pensar que peor es hacer burla de, no sé, cualquier tipo de minusvalía física o psíquica. Puede ser. Pero no me molesta. Yo soy así.
Lo dicho, en cuanto pude, me puse lentillas, que mejoran el asunto, claro, pero definitivamente, mi operación de miopía en cuanto llegué a la edad necesaria fue la pasta mejor invertida de mi vida. Por supuesto, ahora pensaréis que si soy un exagerado, que si no es para tanto. Ahora es incluso guay llevar unas gafas (preferentemente de pasta negra) rollo bohemio intelectualoide en determinadas situaciones. Mis traumas son míos y hago con ellos lo que quiero.
El tema de la calvicie hubo un tiempo que me obsesionó. Lo cierto es que la genética me precedía, y desde que estudié en ciencias naturales las leyes de Mendel, me comencé a preocupar. Y desde que tuve 16, y durante unos años, edad en la que el pelo comienza a caerse, me comencé a emparanoiar con ser un veinteañero calvo… sí, todos conocemos alguno. No voy a explicar mis miserias al respecto, sólo remarcar que fue un tema que me puteaba mucho por entonces. Lo paradójico, y extraño, es que hoy, con 27, mantengo una mata de pelo considerable, lo cual no quita que en unos años desaparezca, pero viendo a muchos de los integrantes de mi quinta (o incluso menores), me puedo dar más que por satisfecho. La estúpida superstición Murphyniana me hace temer que será darle al botón de «publicar» el texto y comenzar a sufrir una caída brutal que me transforme en Phil Collins. Pero como ya soy mayorcito, creo que sería hora de afrontarlo… rapándome al cero, claro.
Canciones:
Kiss: «Strutter»
Danzing: «Mother»
Gram Parsons: «She»
y como no mencionar el trauma que suponía para los padres unas gafas rotas o perdidas (pq te las quitabas para jugar y olvidabas recogerlas), amen de la gran bronca que te metían… y ahora, me paso el día oyendo a mis padres «donde estan mis gafas, tu las has visto?», o tengo que ver como se les caen constantemente o las rompen, paradojas del destino. como ves yo tb tengo un trauma.Lae
ese momento bronca era un buen momento para ponerse trascendetal y decir «la propiedad privada es un bien efímero»
Yo si me quedo calva, y con todo el pelo que se me cae por el estrés no es dificil, no me voy a rapar, pienso dejarme un peinado molón a lo Juan Tamariz, si es posible. Si no, me peinaré a lo Anasagasti que también me parece una solución dignísima.En cuanto a las gafas, me operé hace unos meses y soy feliz.
la felicidad está en el laser…fmdo.Asociación de ex-miopes