Hay que reconocer que Stallone ha sido valiente, porque recuperar a sus años un personaje tan clásico, pero que había estado arrastrado por el fango en las últimas secuelas, era un riesgo. Y también que ha sido inteligente y ha sabido dotar a la película de una serie de virtudes que le hacen salir airoso. En primer lugar, va al grano, recuperando el personaje sin ahondar en subtramas estúpidas. En segundo lugar, la escena del entrenamiento recupera, no sin humor, la escena mítica de la primera secuela. En tercer lugar, el combate no ocupa más tiempo en pantalla del necesario, por lo que no llega a agobiar, al contrario, resulta trepidante. Y finalmente, es un acierto que la peli dure sólo 100 minutos, tiempo más que suficiente para contar esa historia, sin dar pie al aburrimiento.
Si antes reivindicaba mayor duración en los conciertos, ahora reivindico películas más cortas. Me da la sensación que últimamente cualquier película dura un mínimo de dos horas, aún cuando se trate de historias que no requieren, ni de largo, tanto minutaje. Para mi gusto, cualquier película que dure más de dos horas, o se trata de una obra maestra, o es que está mal rodada, y acaba aburriendo por momentos. Minipunto, pues, para Stallone, un tío que, todo sea dicho, no rodaba nada mínimamente decente desde aquella lejana Copland. Así que más que recomendable para una tarde de domingo.
Canciones:
R.E.M.: «Crush with eyeliner»
Jeff Beck Group: «You shoock me»
Backyard Babies: «U.F.O. Romeo»